sábado, 12 de febrero de 2011

Murio Norbrto Bobbio, un pensador esencial del siglo XX - Clarin - 2004

FUE UN INTELECTUAL CRITICO ERA SOCIALISTA LIBERAL: CREIA QUE NO HAY JUSTICIA SOCIAL SIN LIBERTAD NI LIBERTAD SIN JUSTICIA SOCIALMurió Norberto Bobbio, un pensador esencial del siglo XXTenía 94 años y era considerado "la conciencia crítica de la izquierda italiana". Creía que los intelectuales debían ser "clérigos de la duda". En 1984 entró al Congreso como senador vitalicio.
Norberto Bobbio, uno de los más grandes filósofos contemporáneos de la política, senador vitalicio desde hace veinte años, murió ayer en Turín, de vejez, a los 94 años. Toda Italia, sin distinción de banderías, elogió a este "maestro de la libertad", como lo llamó su amigo Carlo Azeglio Ciampi, presidente de la República. Bobbio, un socialista liberal, era considerado la conciencia crítica de la izquierda italiana.Encabezados por el presidente Ciampi, políticos e intelectuales rendirán hoy homenaje al "pensador ilustre", como lo llamaron las tres centrales obreras, en la capilla ardiente levantada en la Universidad de Turín, donde enseñó durante medio siglo.Ningún otro intelectual influyó tanto en el pensamiento político de los últimos cincuenta años de la Italia republicana como este gentil académico que en los últimos años eligió el retiro y escribió un libro (De Senectute) sobre la vejez "como sensación irreversible, en la que todos los peldaños son hacia abajo y no sabes cuántos te quedan por bajar", como dijo en una entrevista.Entre libros, ensayos, lecciones, artículos, conferencias, reseñas y entrevistas, Bobbio escribió más de 1.300 títulos. Derecha e izquierda, de 1994, vendió más de 300 mil ejemplares, pero el meollo de su concepción lo estampó en La edad de los derechos, que resume sus ideas sobre el socialismo y la libertad, en defensa de los derechos de los más débiles.Bobbio creía que el intelectual debía ser un clérigo de la duda y se sentía más cómodo como filósofo que como político. Hijo de un famoso cirujano, crecido en ambiente de la burguesía culta turinesa, Bobbio fue amigo del comunista Antonio Gramsci y del liberal Pietro Gobetti (ambos víctimas del fascismo), a quienes consideró su faro intelectual.Cinco universidades le concedieron el doctorado honoris causa por sus méritos, entre ellas las de París y Buenos Aires.Bobbio fue uno de los fundadores del grupo antifascista Justicia y Libertad, y su amigo, el socialista Sandro Pertini, elegido presidente de Italia, lo nombró senador vitalicio en 1984, con la aprobación de amigos y adversarios.En 1955 Bobbio escribió Política y Cultura. Afirmó en sus páginas que el intelectual debe ser un estimulador de ideas y de confrontaciones, más allá de dogmatismos e ideologismos.A comienzos de los años 80, cuando el socialismo real fue puesto en el centro del debate, el papel de Norberto Bobbio se hizo esencial. Escribió sobre la hegemonía de la cultura marxista en los años 50 y en defensa de la libertad de la cultura. Compartía con Pertini la fórmula: "No hay libertad sin justicia social ni justicia social sin libertad".Escribió también Ni con Marx ni contra Marx y declaró que se consideraba "un sobreviviente de un período histórico que está llegando a su fin". Fue adversario de la nueva derecha del actual jefe del gobierno, Silvio Berlusconi, quien ayer le rindió homenaje a través de un vocero, celebrando sus ideas liberales y de socialismo no marxista. En el Senado integró la bancada del Olivo, la oposición de centroizquierda.De sus obras hay que recordar también Estudios sobre la teoría general del derecho, Teoría del ordenamiento jurídico, Ciencia del derecho y análisis del lenguaje, De Hobbes a Marx, Perfil ideológico del Novecientos, Estudios para una teoría general del derecho, La cultura y el fascismo, Teoría general de la política y, en 1999, su Autobiografía.

Muere el filosofo Norberto Bobbio - El País - 2004

Muere el filósofo Norberto Bobbio
10/01/2004

Norberto Bobbio, el gran filósofo italiano, murió ayer en Turín a los 94 años. Durante su larga vida fue uno de los pensadores más sensibles a los cambios históricos que padeció el siglo XX, y su obra refleja la lucidez y la valentía con que analizó los movimientos políticos de una época convulsa. Fueron, sin embargo, sus trabajos jurídicos los que le dieron fama por el rigor y la profundidad de sus aportaciones. Catedrático de Filosofía del Derecho, su obra académica sigue siendo un referente indiscutible. Apasionado defensor de la democracia, su postura antifascista le causó problemas: fue encarcelado en 1943. Su Autobiografía, llena de ironía, resume la trayectoria de un hombre que defendió por igual la justicia y la libertad.
Norberto Bobbio, uno de los pensadores italianos más influyentes del siglo XX, falleció ayer en Turín, donde se hallaba ingresado en un centro hospitalario desde el pasado 27 de diciembre, tras haber sufrido un proceso agudo de insuficiencia respiratoria. Bobbio había nacido en Turín el 18 de octubre de 1909, era senador vitalicio y profesor emérito de la Universidad de Turín, donde fue catedrático de Filosofía del Derecho y de Filosofía Política entre 1948 y 1979, año en el que se jubiló.


La obra de Bobbio se ha situado siempre a medio camino entre el pensamiento estrictamente filosófico y el jurídico-político. Empezó estudiando el ámbito legal y sus fundamentos filosóficos. Y fruto de estas primeras investigaciones son obras como La filosofía del decadentismo (1994), Ciencia del Derecho y análisis del lenguaje (1950) y Teoría de la ciencia jurídica (1950).
Entre los autores que influyeron de forma notable en su obra están Hans Kelsen, Benedetto Croce, Max Weber, Carl Schmitt y Thomas Hobbes, al que dedicó una de sus obras más conocidas: De Marx a Hobbes (1965).
La obra de Bobbio llegó pronto a los lectores españoles. En 1949 se publicó la traducción de El existencialismo. Un ensayo de interpretación (Fondo de Cultura Económica), un texto que, pese a su brevedad, aborda tantas cuestiones que va más allá de lo que el título sugiere. Bobbio mantuvo una prolongada relación epistolar con Carl Schmitt, un potente pensador católico alemán, postergado y apartado de la docencia tras la derrota del nazismo.
Norberto Bobbio hilvanó su actividad docente y de ensayista con una actitud claramente antifascista que le llevó a la cárcel en 1943, cuando era profesor en Padua. Antes había estado en las universidades de Camerino y Siena. Cuando este diario le encargó un artículo conmemorativo del nacimiento de Thomas Hobbes, su respuesta fue muy clara: "Enviaré un artículo sobre el estado de naturaleza, que es ahora el Líbano", dijo. Y así lo hizo, mostrando cómo el gran valor de los autores clásicos es arrojar luz y capacidad de comprensión sobre el presente.
Tras la Segunda Guerra Mundial y hasta anteayer mismo, Bobbio mantuvo una presencia pública constante, participando en las polémicas políticas italianas e internacionales. Su pensamiento ha sido definido como "liberal-socialista", porque defiende la preeminencia del individuo frente a los aparatos del Estado. Sus simpatías estuvieron, en general, con el Partido Socialista Italiano, al que perteneció en diversos momentos de su vida. No obstante, en 1992 fueron los ex comunistas del Partido Democrático de la Izquierda quienes propusieron su nombre como presidente de la República, cargo que finalmente recayó en Oscar Luigi Scalfaro. Se definía a sí mismo como heredero del pensamiento ilustrado y defensor de los derechos humanos. Y entre los valores propagados por la Ilustración consideraba que hay dos que no pueden darse de forma separada: la justicia y la libertad. Al mismo tiempo defendía que la democracia no se agota en el mero parlamentarismo. En 1985 fue investido doctor honoris causa por la Universidad Complutense de Madrid y en 1990 recibió el Premio Pablo Iglesias que otorgan varias organizaciones socialistas madrileñas.
Su obra ha ido ganando prestigio con el tiempo y en los últimos años sus libros han sido traducido al castellano de forma casi simultánea a su aparición en Italia. Así, han visto la luz Elogio de la templanza (Temas de Hoy, 1997), La duda y la elección: intelectuales y poder en la sociedad contemporánea (Paidós,
1997), De senectute (Taurus, 1997), Estado, gobierno, sociedad (Plaza & Janés, 1987), El positivismo jurídico (Debate, 1993), El futuro de la democracia (Planeta De Agostini, 1985), Thomas Hobbes (Plaza & Janés, 1991) y Derecha e Izquierda (Taurus, 1995). En el año 2002 aparecieron las traducciones de Diálogo en torno a la República (Tusquets) y Teoría general de la política (Trotta).
En 1998 apareció casi simultáneamente en Italia y España su Autobiografía (Taurus), escrita en colaboración con el periodista de La Stampa Alberto Papuzzi. Son los años en los que Bobbio manifiesta ya preocupaciones relacionadas directamente con los conflictos supranacionales, al tiempo que reflexiona sobre el papel del desarrollo tecnológico en la convivencia. Un asunto lanzado a la palestra por el pensamiento existencialista al que dedicó sus primeros trabajos.

Maurice Allais, el economista "liberal y socialista" - El Mundo - 2010


Maurice Allais, el único premio Nobel de Economía francés, ha fallecido este sábado a los 99 años. El parisino, al que muchos lectores consideraban "un campeón del proteccionismo", consiguió el Nobel en 1988.
Autor de un centenar de obras, Allais -hijo de comerciantes- se consideraba a sí mismo como un "liberal socialista". Apasionado de la Historia y brillante estudiante, los profesores de Allais le convencieron para elegir otro camino.
Formado en la escuela de economía neoclásica, Allais es autor de la formulación de la denominada "Teoría del riesgo", que trata de las decisiones que se toman en situaciones de incertidumbre económica.
A partir de dicha teoría formuló la llamada "Paradoja Allais" que es visible en los problemas que impliquen decidir entre el riesgo y la prudencia, desde apostar en la ruleta de un casino a invertir en una empresa. Según la teoría del economista francés, la decisión final varía según es planteado el problema.
En una ruleta ficticia hay dos opciones: A, en la que todos los números (hay 37) están premiados con 1.000 euros menos uno, con el que se pierde todo, o B, en la que siempre se gana, incluido ese número, pero sólo se obtienen 800 euros. Casi todo el mundo elige la opción B, la más prudente, pese a que se puede ganar algo más con la otra.
Sin embargo, si se plantea el problema así, la decisión cambia: C, los números del 1 al 5 están premiados con 1.000 euros y del 6 al 37 no se gana nada; o D, los números del 1 al 6 están premiados con 800 euros, pero en el resto no se gana nada. Lo normal es decidirse por la opción C por poder ganar algo más pese a que implica más riesgo de perder .
Gracias a sus estudios sobre la crisis del 29, Allais, que se definía como "liberal socialista", fue uno de los pocos economistas que predijo el "crack" de las bolsas en 1987.
De ingeniero de minas a economista
Su orientación hacia la economía se produjo tras un viaje a Estados Unidos en 1932, en plena depresión tras el "crack" de 1929, a raíz de la visión de la miseria que contempló, lo que le motivó para conocer su causa e intentar buscar una solución.
Su formación superior empezó en la Escuela Politécnica de la capital francesa, de 1931 a 1933, donde obtuvo el título de Ingeniero de Minas, con la calificación de matrícula de honor de su promoción. Más tarde ingresó en la Escuela Superior de Minas, donde finalizó sus estudios en 1936, antes de doctorarse por la Universidad de París.
Entre otros cargos, a lo largo de su carrera fue jefe de la sección económica de la Escuela Nacional Superior de Minas de París y profesor de Economía Teórica en el Instituto de Estadística de la Universidad de París, además de director de investigaciones del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS), y director del Centro de Análisis Económico de Francia.
Los restos de Allais recibirán sepultura en el cementerio de los Inválidos de París el próximo día 16. Este lunes, el Gobierno francés rendirá homenaje a su figura. según informa el rotativo 'Le Figaro'.

viernes, 11 de febrero de 2011

Un testamento socialdemocrata - Perfíl - 2010

tony judt
Un testamento socialdemócrata
Por Tomas Abraham 30.10.2010 00:18
Tony Judt escribió Ill fares the land durante los últimos meses de su vida. Ha sido traducido en España con el título de Algo va mal. Extraña reposición en la lengua castellana de una evocación del poeta irlandés del siglo XVIII Oliver Goldsmith. Mientras padecía la esclerosis lateral amiotrófica (la misma que padeció Fontanarrosa) termina este libro y nos deja otro, The memory chalet –la compilación de recuerdos publicados desde enero último por la New York Review of Books– que saldrá a la venta en pocas semanas.
En una entrevista, dice Judt de sí mismo: “Hoy en día me consideran fuera de la Universidad de Nueva York como un izquierdoso lunático comunista judío que se odia a sí mismo; dentro de la universidad, me ven como un típico macho liberal elitista pasado de moda. Me gusta. Debo sostenerme entre estos dos personajes, me siento cómodo así”. Mejor tomar con humor el odio de los otros. Judt quiere en este libro rescatar el legado de la socialdemocracia. Considera que es en esta tradición que se ha forjado el último vocabulario moral universalista. Aun sin que haya empleado esta palabra, piensa que se trata del último ideal humanista conocido. La idea de socialismo evoca un fantasma burocrático, ineficiente, policial y represivo. Frente a él, la ideología del mercado corporativo dominó el panorama político de los últimos cuarenta años y ha dejado una tierra devastada. La crisis actual derrumba el optimismo de un modelo que sólo sirvió para crear una enorme brecha entre ricos y pobres. Las cifras que Judt da y que son conocidas muestra la diferencia entre los extremos de la escala social si comparamos el capitalismo fordista hasta 1970, y la evolución que llevó al actual sistema. Afirma que en nuestro presente, el nudo del conflicto se expresa en los niveles de desigualdad.
Hoy quien nace pobre muere pobre. En los fundamentos del llamado modo de vida norteamericano estaba la posibilidad de la movilidad social así como la de disidencia. Entre ambos materializaban en la realidad las ideas de libertad y progreso. La socialdemocracia es para Judt un concepto que apunta al factor distributivo. Lo enmarca en la tradición republicana. Parlamentarismo, democracia de partidos y distribución de la riqueza, vía una política fiscal progresiva, conformaban al movimiento socialdemócrata. Esta tradición se ha desdibujado. Ha desaparecido no sólo por el avance de la ola de privatizaciones sino porque ha sido incorporado a la lengua oficial de la política. Los ideales de equidad y libertad, la combinación de la tradición liberal y las metas socialistas que se desarrollaron en el siglo XIX constituyen la prosa del mundo de la política occidental. “Hoy somos todos demócratas”, nos dice Judt. Pero hay algo falso en esta cuestión. No hay visión colectiva ni existe el sentido de comunidad. Para que lo haya, los hombres deben tener “confianza” en sus instituciones. Esta palabra ha sido usada y abusada. Es un emblema de los ideólogos del mercado. Se agregaron los teóricos alarmados por la anomia de la sociedad norteamericana, fragmentada por las reinvindicaciones de las minorías y sin capital cultural colectivo.
Judt se hace eco de esta preocupación por la confianza en las sociedades modernas. La interpreta de dos modos. Por un lado, la confianza tiene que ver con el sentido del deber fiscal. Nadie quiere pagar impuestos por mero decoro y cumplimento de la ley. Aunque se lo acepta si se sabe que el Estado lo devuelve en servicios y presenta una contabilidad que no deja lugar a dudas sobre la honestidad de su cobro y empleo. El funcionamiento del Estado y la confianza en sus instituciones están ligados al control republicano de quienes están a cargo de la renta colectiva. De no ser así, el Estado es una nave pirateada por corsarios asociados que se hacen de un botín en pocos años, acompañados por bucaneros de ocasión. Una vez que se van, dejan a la deriva un buque fantasma abandonado. Judt, por otro lado, dice que la confianza tiene que ver con un ideal colectivo, y adjudica al Estado la potestad de crear los espacios públicos en que pueda ser ejercido.
La salud, la educación, la seguridad, los transportes, las garantías para expresarse y reunirse necesitan de una entidad unificadora legitimada por las leyes. Judt dice que durante el siglo XX, la acción de los sindicatos y una cultura de aspiraciones colectivas nivelaron las disimetrías producidas por la dinámica capitalista. La visión de J.M. Keynes, Jean Monnet, el New Deal, The Great Society, la acción del laborismo británico en la posguerra, el plan Beveridge son el testimonio de un acuerdo global acerca de la necesidad de un Estado fuerte que fue conocido como Benefactor. Fue la alternativa a la otra figura del Estado concentrador y concentracionario de los fascismos y stalinismos del siglo XX. La corriente privatizadora posterior no sólo demuele estructuras colectivas sino que debilita el sentido de la ley. Para Judt, no hay respeto por la ley si no hay un sentido de lo social como un todo. La privatización es correlativa a la aceptación de la fuerza como motor del poder. Y quien dice fuerza dice violencia.
Para Judt, la contracultura a partir de la década del sesenta que conformó la Nueva Izquierda fue una aliada objetiva del resurgimiento de la Nueva Derecha que dominó la escena política y económica años después. La cultura del narcisismo y del individualismo y la lucha por el derecho de las minorías fragmentó a la sociedad sin reunificarla en un ideal comunitario. La cultura de las diferencias coexistió con una cultura de la indiferencia. De ahí que Judt reúna en un mismo dispositivo político a la cultura popular de los sesenta con la reacción conservadora.
En el capítulo llamado “La venganza de los austríacos”, nos habla del protagonismo de los economistas y filósofos formados en el Imperio Austrohúngaro, que marginados media centuria vuelven a ser actores teóricos de la demonización del Estado. Se refiere a Joseph Schumpeter, Friedrich Hayek, Peter Drucker, Ludwig von Mises, Karl Popper. Que estos hombres vayan de la mano de Janis Joplin, Allen Guinsberg, Malcom X, Ronald Laing y Cohn Bendit, entre otros cientos, es llamativo. Este tipo de análisis recurrentes de las coincidencias objetivas que Judt bautiza como “una ironía de la historia” parece provenir del laboratorio del doctor Insólito. Judt no cree en las bondades del resurgimiento del capitalismo moderno en el llamado BRIC. Nos dice que en la India de una fuerza laboral de cuatrocientos millones de individuos, en la economía moderna participan sólo un millón trescientos mil trabajadores. Señala que el capitalismo chino, lejos de liberar a las masas, no hace más que acentuar la represión. Por su lado, Rusia sustituyó con su cleptocapitalismo al viejo socialismo de Estado. Nada dice sobre Brasil.
Con la frase “no podemos seguir viviendo así”, comienza su libro. Es necesario repensar el Estado para tener un sentimiento de comunidad, es la tarea que cree urgente para el futuro. Considera imprescindible hacerlo para reconstruir una lengua moral ausente en nuestros días, en que expresamos en tablas numéricas los debates sobre aborto, eutanasia, guerras, torturas, salud y educación. *Filósofo (www.tomasabraham.com.ar).

El testameno político de Tony Judt - Josep Ramoneda - El País - 2010

CRÍTICA: PENSAMIENTO
El testamento político de Tony Judt
JOSEP RAMONEDA 23/10/2010

El escritor apuesta en el que se puede considerar su testamento político por la socialdemocracia
La socialdemocracia no representa un futuro ideal, ni siquiera representa el pasado ideal. Pero entre las opciones disponibles hoy, es mejor que cualquier otra que tengamos a mano". Estas palabras son de Tony Judt, en Algo va mal, escrito en la fase final de la esclerosis lateral amitriófica que le llevaría a la muerte el pasado agosto. Dos años de postración que Judt, con la ayuda de familiares y amigos, convirtió en un tiempo de creatividad. Este libro es, de algún modo, su testamento político. Lo demás queda para las memorias que dejó escritas.
El gran problema para Tony Judt es el vacío moral. No podemos seguir evaluando nuestro mundo y decidiendo las opciones necesarias sin referentes y juicios morales
En Algo va mal, Judt formula su apuesta por la socialdemocracia después de un interesante trabajo de síntesis de los malestares contemporáneos y sus raíces. En el punto de partida, la perplejidad ante una sociedad que ha hecho del dinero su único criterio moral: "Ha convertido en virtud la búsqueda del interés material". Hasta el extremo de que es lo único que queda como sentido de voluntad colectiva. Y así asistimos a crecimientos salvajes de la desigualdad interior en nuestros países, a la humillación sistemática de los más débiles, a los abusos de poderes no democráticos -empezando por el poder económico- frente a los cuales el Estado es impotente, sin que ello cause el menor revuelo o indignación. La reducción de la experiencia humana a la vida económica se ha convertido en algo natural. Una naturalidad que surge del mundo construido en los años ochenta sin alternativa, fundado "en la admiración acrítica por los mercados sin restricciones, el desprecio del sector público y la ilusión falsa del crecimiento infinito".
Tony Judt cita a Adam Smith para reafirmar el carácter destructivo de la cultura de admiración acrítica de la riqueza: "La causa más grande y más universal de corrupción de nuestros sentimientos morales". Y describe la ceguera del mundo en que vivimos: en que un aumento global de la riqueza disimula las disparidades distributivas que colapsan la movilidad social y destruyen la confianza mutua indispensable para dar sentido a la vida en sociedad. La tríada inseguridad, miedo, desconfianza como base de un sistema de dominación que encuentra en la indiferencia la clave de su éxito. La pregunta que recorre el libro de Judt es: ¿por qué es tan difícil encontrar una alternativa? Y nos conduce a los efectos combinados de la hegemonía ideológica conservadora y la globalización: la economía se ha globalizado, la política sigue siendo local y nacional. En este punto la política debería encontrar empatía en una ciudadanía que en su inmensa mayoría vive su experiencia en el ámbito local y nacional. En vez de reforzar este vínculo, la política se ha ido desdibujando en la resignada aceptación de los límites de lo posible fijada por los mercados.
El gran problema para Tony Judt es el vacío moral. No podemos seguir evaluando nuestro mundo y decidiendo las opciones necesarias sin referentes y juicios morales. Solo sobre ellos se puede reconstruir la confianza. Y la confianza es necesaria para el buen funcionamiento de todo, incluso de los mercados. El autor se apoya en otra figura señera de la gran tradición liberal, John Stuart Mill, para marcar una posición inequívoca: "La idea de una sociedad en la que los únicos vínculos son las relaciones y los sentimientos que surgen del interés pecuniario es esencialmente repulsiva".
De la crítica de la construcción de la hegemonía, que data de los años ochenta, no surge un discurso melancólico del pasado. Es evidente que en los treinta años posteriores a la II Guerra Mundial los ciudadanos de Estados Unidos y de la Europa democrática vivieron en las mejores condiciones sociales que se han conocido. Pero era un privilegio de un restringido grupo de países que habían encontrado el equilibrio "entre innovación social y conservadurismo cultural".
Las revueltas que a finales de los sesenta rompieron los parámetros morales y culturales de aquellos años abrieron, inconscientemente, el camino a la radicalización del individualismo que daría paso a la revolución conservadora de los ochenta. Después viene la fatua reacción occidental sobre la caída de los regímenes de tipo soviético. La historia ha terminado, decían, como si la promesa de Marx de sustituir la política por la administración de las cosas hubiera llegado de la propia derrota del comunismo.
La izquierda se fue quedando muda, mientras la derecha se esforzaba en el desprestigio del Estado. Y así seguimos, sin alternativa. ¿La democracia puede sobrevivir mucho tiempo a la cultura de la indiferencia? "La participación en el Gobierno no solo aumenta el sentido colectivo de la responsabilidad por todo lo que hace el Gobierno, también preserva la honestidad de los que mandan y mantiene a raya los excesos autoritarios". Por el camino hemos perdido la idea de igualdad. Sin ella el discurso socialdemócrata se desdibuja. ¿Qué hay que hacer? Repensar el Estado, reestructurar el debate público, rechazar la tramposa idea de que todos queremos lo mismo, y replantearnos la vieja cuestión de William Beveridge: "Bajo qué condiciones es posible y valioso vivir, para los hombres en general".
Mientras los políticos de izquierda defienden la socialdemocracia con la boca pequeña, para Tony Judt es la única apuesta adecuada porque la desigualdad es hoy el problema capital. Para ello la socialdemocracia necesita trabajar por el prestigio del Estado, reconstruir un lenguaje propio y encontrar un relato moral. Injusticia, desigualdad, deslealtad, inmoralidad, la socialdemocracia tenía un lenguaje para hablar de ellas y ha renunciado a él. Venimos de dos décadas perdidas, dice Judt, entre el amoralismo egoísta de Thatcher y Reagan y la autosuficiencia atlántica de Clinton y Blair. Y nada garantiza que no sigamos así. Judt se apoya en Tolstói para advertirnos de que "no hay condiciones de vida a las que un hombre no pueda acostumbrarse, especialmente si ve que a su alrededor todos las aceptan".
Algo va mal. Tony Judt. Traducción de Belén Urrutia. Taurus. Madrid, 2010. 256 páginas. 19 euros. El món no se'n surt. Un tractat sobre els malestars del present. Traducción de Miquel Izquierdo. La Magrana. Barcelona, 2010. 192 páginas. 20 euros.

Fallece Tony Judt, historiador y experto en cuestiones europeas - El País - 2010

OBITUARIO
Tony Judt, historiador y experto en cuestiones europeas
Su crónica 'Posguerra' es un análisis monumental del continente desde 1945
DAVID ALANDETE 08/08/2010
Tony Judt, uno de los historiadores e investigadores de la Europa de finales del siglo XX más respetados en su profesión, falleció este viernes en su residencia de Nueva York, según confirmó la Universidad de Nueva York, para la que trabajaba como profesor. Tenía 62 años y había padecido, durante casi dos años, los devastadores efectos de la enfermedad de Lou Gehrig, o esclerosis lateral amiotrófica.
Judt nació en el seno de una familia judía de Reino Unido en 1948. En su juventud vivió en un kibutz en Israel. La experiencia en la granja colectiva constituyó una etapa importante de su formación y le marcó como sionista de izquierdas durante algunos años. Llegó a servir como conductor voluntario en la Guerra de los Seis Días que enfrentó a Israel con la coalición de países árabes en 1967.
Aquel fervor sionista de juventud, sin embargo, no le duró mucho. Pronto cambió su izquierdismo con toques radicales por unas posturas más socialdemócratas. Y en sus textos criticó no solo el poder y la prominencia internacional de Estados Unidos, sino el peso de las instituciones judías dentro de la arquitectura política norteamericana.
Su obra más famosa, publicada en 2005, es Posguerra: Una historia de Europa desde 1945, una crónica monumental del continente en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. En su análisis, Judt afirma que la cooperación de los países europeos en los 30 años posteriores a la caída de Adolf Hitler da muestra de que el pacifismo y el multilateralismo pueden engendrar una estabilidad y una prosperidad duraderas. Con Posguerra quedó finalista al Premio Pulitzer en 2006.
"América tendría el mayor Ejército y China crearía más productos, y más baratos", escribe en la conclusión del libro. "Pero ni América ni China disponían de un modelo útil que sirviera para la emulación universal. A pesar de los horrores de su reciente pasado, y en gran medida gracias a ellos, eran los europeos los que ahora estaban genuinamente posicionados para ofrecerle al mundo algún modesto consejo sobre cómo evitar repetir los errores del pasado. Pocos lo habrían dicho hace 60 años, pero puede que el siglo XXI pertenezca aún a los europeos".
Era profesor de la Universidad de Nueva York desde 1987. En esa institución ayudó a fundar el Instituto Remarque, donde investigaba y enseñaba historia reciente de Europa. Judt cuenta nueve libros, sobre todo análisis respetados en ese campo. Aparte, colaboraba con la revista New York Review of Books, en la que consagró su cambio de ideas sobre el conflicto árabe-israelí . En un polémico análisis de 2003, proclamó que Israel era un "anacronismo" y pidió la creación de un estado binacional repartido entre árabes y judíos. Uno de sus últimos artículos defendía que las críticas a los actos de fuerza del Ejecutivo de Israel no están motivadas por el antisemitismo y que, además, el abuso de este calificativo es peligroso para la memoria del Holocausto.
En otoño de 2008 se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica (ELA), que provoca una progresiva parálisis de los músculos. Se trata de la misma enfermedad degenerativa que padece el científico Stephen Hawking. Judt estaba paralizado de cuello para abajo. Le costaba tragar, hablar, incluso sujetar la mandíbula. Necesitaba ayuda para prácticamente todo.
A lo largo de sus últimos meses, escribió acerca de su enfermedad y sobre sus impresiones de la vida, lo que supuso un giro a su carrera y la inauguración de una nueva etapa de reflexiones muchos más personales. En cuestión de meses, Tony Judt se convirtió en cuadripléjico, necesitado de un tubo de oxígeno para respirar. Su mente, sin embargo, estaba intacta, y siguió produciendo sus lúcidos análisis sin mella alguna, casi hasta su último día de vida.

Obama bendice la Alianza de Civilizaciones - El País - 2009

Obama bendice la Alianza de las Civilizaciones
El presidente norteamericano asistirá a la segunda reunión del foro internacional el próximo mes en Turquía
MIGUEL GONZÁLEZ Madrid 09/03/2009
El presidente norteamericano, Barack Obama, asistirá a la segunda reunión del Foro de la Alianza de las Civilizaciones, que se celebrará el próximo 6 y 7 de abril en la ciudad turca de Estambul. El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, recibe así un fuerte espaldarazo a su principal iniciativa en materia de política exterior.
La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ya había avanzado que Obama visitaría Turquía antes de un mes como última etapa de su primera gira europea. Ayer, Washington confirmó a Madrid que el viaje coincidiría con la cita. Zapatero ha asegurado esta mañana en una rueda de prensa en La Moncloa que la reunión tendrá "una gran relevancia", sin aludir en ningún momento a la presencia de Obama.
Fundada bajo los auspicios de Naciones Unidas, gracias a la iniciativa de España y Turquía, la Alianza cuenta hoy con más de 80 miembros, entre países y organizaciones internacionales. El objetivo es reafirmar el repesto mutuo entre pueblos de tradiciones culturales y religiosas distintas, e instar a una actuación coordinada para lograrlo. Con la Alianza se pretende un rechazo conjunto al extremismo y la defensa de la diversidad cultural y religiosa. En enero de 2008, Madrid fue sede del I Foro de la Alianza de Civilizaciones.
En este II Foro que se desarrollará en Turquía, participarán el primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan, el jefe del Gobierno español, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, y el Alto Representante de la ONU para la Alianza de Civilizaciones , el presidente Jorge Sampaio.

Zapatero propone 57 medidas para impulsar el diálogo entre civilizacones - El Mundo - 2008

APERTURA DEL FORO DE LA ALIANZA
Zapatero propone 57 medidas para impulsar el diálogo entre civilizaciones
Al foro asisten unos 350 participantes, representantes de 63 países
Destaca la ausencia de líderes de los gobiernos francés o alemán
Las medidas que ha anunciado Zapatero van en paralelo a las que promueva la ONU
Zapatero nombrará un coordinador nacional para que ponga en práctica las medidas MARISA CRUZ
MADRID.- El impulsor de la Alianza de Civilizaciones, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha abierto su I Foro acompañado y apoyado por decenas de países. En el discurso de apertura, Zapatero ha propuesto 57 medidas para impulsar el diálogo entre civilizaciones.
Entre esas medidas se incluyen 18 para favorecer el conocimiento mutuo, 11 para impulsar los valores cívicos, 17 para mejorar la integración de los inmigrantes, y 11 para promover las iniciativas de la propia Alianza.
A este respecto, Zapatero ha anunciado que nombrará un coordinador nacional para que ponga en práctica las medidas proyectadas para desarrollar la Alianza de Civilizaciones. Aunque el presidente no ha dado ningún nombre, todo apunta a que podría tratarse de Máximo Cajal, ya que ha sido uno de los máximos representantes de la Alianza a nivel internacional, así como uno de los encargados de elaborar el 'plan de las 57 medidas'
Por otra parte, el presidente, además de destacar los objetivos de la Alianza, como por ejemplo "ayudar, acompañar y movilizar a las mayorías que creen en la paz", ha hecho un llamamiento para que todos los países incluyan la Alianza de Civilizaciones como "una política de estado".
"Aspira a tender puentes para gestionar las diferencias ligadas a cuestiones religiosas o culturales"
Zapatero ha asegurado que su propuesta busca "contrarrestar la utilización política de la diversidad" y que quiere ayudar "a aislar" los discursos extremistas e intolerantes.
"La Alianza de Civilizaciones aspira a tender puentes para gestionar las diferencias, particularmente las ligadas a cuestiones religiosas o culturales", añadió Zapatero.
"Y ¿cómo se va a llevar a cabo", se ha preguntado. Con distintas iniciativas en cuatro ámbitos: juventud, educación, medios de comunicación y migraciones.
Además de España, el primer ministro de Turquía y copatrocinador de la iniciativa, Recep Tayip Erdogan, también dará ejemplo y dará a conocer en el acto inaugural el plan que impulsará su Gobierno.
Apoyo político de 78 países y financiación de 11
También cuenta con el respaldo unánime de los Estados miembros de la ONU y el apoyo político de un Grupo de Amigos informal en el seno de Naciones Unidas formado por 78 países y organizaciones internacionales que se reúnen periódicamente para plantear sugerencias.
De entre ellos, tan sólo 11 han hecho contribuciones financieras durante 2007 por un valor total de 6,9 millones de euros, de los que uno lo ha aportado España, que en la actualidad es el mayor contribuyente a la Alianza. El Grupo de Amigos está abierto a nuevas incorporaciones. De hecho, el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación envió una carta al Departamento de Estado estadounidense invitándole a entrar en el grupo.
"La Alianza busca ayudar, acompañar y movilizar a las mayorías que creen en la paz"
Washington ha manifestado su interés en la iniciativa, pero hasta la fecha ha limitado su participación en el proyecto mostrando su disposición a financiar algunos proyectos concretos que la Alianza presente.
Entre los participantes en las sesiones de trabajo, figuran, aparte de Zapatero y Erdogan, cinco jefes de Estado y de Gobierno: el primer ministro de Malasia, Abdullah Ahmad Badawi; el presidente de Eslovenia, Danilo Türk, cuyo país asume este semestre la presidencia de turno de la UE; el primer ministro de Argelia, Abdelaziz Belkhadem; la presidenta de Finlandia, Tarja Halonen, cuyo país preside este año la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el presidente de Senegal, Abdoulaye Wade.
La sesión de clausura correrá el miércoles a cargo de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Louise Arbour; el ministro turco de Exteriores, Ali Babacan y la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Sampaio anunciará después los compromisos alcanzados durante el foro.

La Alianza de Civilizaciones da sus primeros pasos en Madrid - El País - 2008

Diálogo de culturas en Madrid
La Alianza de Civilizaciones da sus primeros pasos en Madrid
Una princesa de Qatar y la reina Noor anuncian proyectos de cooperación
M. GONZÁLEZ / J. C. SANZ - Madrid - 16/01/2008
La Alianza de Civilizaciones, la iniciativa lanzada en noviembre de 2004 por el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, para intentar achicar el foso abierto entre Occidente y gran parte del mundo islámico tras los atentados del 11-S y el 11-M, dio ayer sus primeros pasos.
Rajoy se burla del escaso peso político de los mandatarios asistentes a la cita
Fueron titubeantes y confusos, como la organización del foro que, con más de 350 invitados de 63 países, se inauguró en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid, o como el propio alcance de la cita, a mitad de camino entre un seminario académico y una cumbre internacional.
En palabras del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, "es fácil hablar de construir puentes de confianza, promover la tolerancia o avanzar en la amistad entre culturas, pero es mucho más difícil traducir estas bellas palabras en acciones".
A la espera de que el Alto Representante de la ONU para la Alianza de Civilizaciones, el ex presidente portugués Jorge Sampaio, detalle hoy los compromisos adquiridos por los 82 Estados y organizaciones internacionales del denominado Grupo de Amigos -que ayer mantuvo una reunión a puerta cerrada- la intervención más aplaudida fue la de la princesa de Qatar Mozah Bint Nasser Al Missned, quien anunció una inversión de 100 millones de dólares (67,4 millones de euros) para formar a jóvenes del Magreb y Oriente Próximo en nuevas tecnologías y gestión de negocios. Tras recordar que 1.200 millones de jóvenes se incorporarán al mercado de trabajo en los países en desarrollo durante la próxima década, justificó la adscripción a la Alianza de Civilizaciones de este proyecto, sin aparente relación con el diálogo intercultural, recordando que son estas generaciones de jóvenes sin trabajo ni esperanza las que alimentan las filas del fanatismo.
Los perfiles imprecisos de la Aliaza permiten poner bajo su paraguas propuestas heterogéneas, tanto multilaterales como estrictamente bilaterales, como ha hecho EE UU con un proyecto educativo en Marruecos.
Una de las propuestas de mayor alcance la presentó la reina Noor de Jordania: la creación de un fondo para financiar la producción y distribución de películas que refuercen los vínculos entre diferentes culturas. Con una partida inicial de 10 millones de dólares (6,7 millones de euros), que se quiere ampliar hasta 100 millones, cuenta como socios a distribuidores de Hollywood, el portal de Internet YouTube o la productora de Una verdad incómoda, que catapultó a Al Gore al Premio Nobel.
También Zapatero reconoció: "[La Alianza] sólo será perdurable si conseguimos darle un contenido, articularla en acciones concretas". Para ello, presentó la Estrategia Nacional, que incluye 57 acciones distintas en los cuatro ámbitos recomendados en el informe del Grupo de Alto de Nivel de la ONU. Zapatero también anunció que nombrará a un "coordinador nacional" de dicho plan, dependiente de Presidencia del Gobierno, lo que requerirá aprobar un decreto antes de las elecciones. Esta función la ha venido desempañando el diplomático Máximo Cajal.
El Gobierno no ha ofrecido datos sobre el coste del plan de acción. Hasta ahora, España ha donado dos millones de euros a la Alianza, a los que hay que sumar los 2,6 que ha costado el foro que se clausura hoy, lo que la convierte en el primer donante.
Zapatero se entrevistó con los mandatarios asistentes a la reunión: el secretario general de la ONU, los presidentes de Eslovenia (presidente de turno de la UE), Finlandia y Senegal y los primeros ministros de Malaisia y Argelia.
El líder del PP, Mariano Rajoy, se burló ayer, en un desayuno con periodistas, del peso político de dichos mandatarios. "Hoy hay una reunión en Madrid a la que asisten mandatarios importantes: los presidentes de Finlandia, de Eslovenia, de Malasia, de Argelia y el propio señor Rodríguez Zapatero", afirmó, provocando carcajadas.
Rajoy no citó al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, con quien se reunió horas más tarde. Erdogan, copatrocinador con Zapatero de la Alianza, aseguró que la prueba de fuego del éxito de esta iniciativa será la entrada de su país en la UE. "Cualquier obstáculo en el camino de Turquía [hacia la UE] será un obstáculo para la paz en el mundo", advirtió.
La dificultad del diálogo entre culturas quedó patente en el forcejeo que miembros del séquito de Erdogan mantuvieron con agentes de seguridad españoles a la entrada del recinto del foro.

Digna indignación - La Vanguardia - 2011

Digna indignación
Entre la ira continua y la tolerancia estéril hay espacio para defender los valores humanos
Artículos 09/01/2011 - 12:28h
Stéphane Hessel es, a sus 93 años, el autor de moda en Francia. Su librito Indignez vous! –32 páginas, 3 euros– fue publicado a finales de octubre con una discreta tirada de 8.000 copias. Dos meses y múltiples reediciones después, lleva vendidos más de 600.000 ejemplares y reina en las listas de superventas. Hessel, en su día miembro de la Resistencia y luego superviviente de los campos de concentración de Buchenwald y Dora, afirma que la indignación fue el resorte que le impulsó a combatir a los nazis. Y añade, dirigiéndose a una sociedad que considera aplatanada, resignada y dimisionaria, que siguen existiendo numerosos motivos para la indignación: desde el desigual reparto de la riqueza hasta la frágil salud del planeta, pasando por el trato dispensado a los inmigrantes y a los gitanos.

Nuestro autor nonagenario ha escrito su obra indignado, en buena medida, por la deriva del Gobierno Sarkozy. Pero no hace falta ser francés para suscribir su irritación y su consiguiente enfado. Basta con ser ciudadano del mundo. ¿Acaso no resulta indignante que los grandes especuladores transnacionales manden sobre los gobiernos democráticamente elegidos? ¿O que los estados rescaten con ingentes fondos públicos a bancos cuya incorregible pasión por el riesgo nos han abocado a la crisis económica? ¿O que la banca y los operadores económicos norteamericanos estrangulen financieramente a Wikileaks, cuando ni siquiera hay cargos judiciales contra esta web? ¿O que Berlusconi conserve la poltrona de primer ministro, la inmunidad judicial y la impunidad a base de reclutar tránsfugas? ¿O que el presidente de Sudán atesore cientos de millones de dólares en bancos británicos, y que estos se los guarden de mil amores? ¿Es o no es, todo eso, indignante?

Desde luego que sí. Otra cosa es que la indignación sea un estado apetecible, en tanto que expresión de enojo, ira o enfado vehemente. No lo es. A nadie le apetece desempeñar el papel de cascarrabias. Y menos teniendo en cuenta que la distancia entre lo digno y lo indigno (e indignante) parece muy superior a la que separa, habitualmente, a los conceptos opuestos. La dignidad se emparenta con la excelencia, el decoro, el honor, el merecimiento. La indignidad, en cambio, está unida a la bajeza, la decepción, lo reprobable... Y, bien mirado, debe ser precisamente ese hondo abismo lo que nos mueve a la indignación e incluso la redobla.

En fin, quizás no sea aconsejable pasarse el día enrabiado, con un humor de mil demonios. Pero entre la ira continua y la tolerancia estéril, entre el gruñido colérico y la resignación propia de quienes ya creen vivir en un mundo sin tiranos, asesinos y codiciosos con piel de filántropo, queda un amplio espacio para defender los valores humanos.Osea, para practicar la digna indignación que pregona Hessel. ¡Feliz año indignado!

miércoles, 2 de febrero de 2011

El premio Nobel de economia James Tobin fallece a los 84 años - El País - 2002

OBITUARIO
El premio Nobel de economía James Tobin fallece a los 84 años
Desarrolló en EE UU las teorías de Keynes
RICARDO M. DE RITUERTO - Chicago - 13/03/2002
James Tobin, premio Nobel en 1981 y uno de los más influyentes economistas del siglo XX, falleció el lunes en New Haven (Connecticut), sede de la Universidad de Yale, recién cumplidos los 84 años. Tobin desarrolló en Estados Unidos las teorías de Keynes, cuya vigencia seguía defendiendo. Una preocupación constante de su trabajo fue estudiar cómo la economía afectaba a la vida del ciudadano de a pie. Su propuesta de crear un impuesto sobre los intercambios monetarios internacionales, conocido como tasa Tobin, le hizo popular entre los movimientos antiglobalización.
James Tobin nació en Champaign (Illinois) en una familia de clase media en la que la madre era una trabajadora social y el padre llegó a ser jefe de prensa de deportes de la universidad. Era un entorno con el sentido común que el estereotipo atribuye al Medio Oeste de Estados Unidos y el hecho de crecer en los años de la Depresión influyó decisivamente en la orientación e ideas económicas del joven Tobin. 'Era muy fácil interesarse por la economía', declaró hace unos años al periódico The New York Times, 'porque estaba claro que las cosas que estaban mal en el mundo tenían mucho que ver con la economía'.
La aparición de la Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero en los años en que estudiaba economía becado en Harvard fue como un fogonazo para el brillante estudiante. Su talento intelectual fue reflejado años después en El motín del Caine, donde el novelista Herman Wouk, que conoció a Tobin en un programa de formación de oficiales de la Navy, introduce a un personaje, el cadete Tobit, 'con el cerebro como una esponja... muy por delante de los demás en su campo'.
La intervención de los poderes públicos en la economía por la que abogaba el británico Keynes en los años treinta fue desarrollada a lo largo del tiempo por Tobin hasta alcanzar su máxima expresión política en la presidencia de Kennedy. Al presidente le intrigaban las ideas del economista y le llamó a formar parte de su Consejo de Asesores Económicos. El ya entonces profesor de Yale se resistió. 'Yo soy un economista de torre de marfil', alegó infructuosamente ante un presidente que le respondió: 'Yo soy lo que usted podría llamar un presidente de torre de marfil'. Tobin permaneció año y medio trabajando para la Casa Blanca, tiempo suficiente para producir un estudio junto otros dos economistas que iba a marcar el debate políticoeconómico durante décadas, debate que sobrevive a su autor.
Pleno empleo
Tobin recomendaba la puesta en práctica de políticas orientadas al pleno empleo, una mayor competencia, estrictos controles de las tensiones monopolistas y la fuerte inversión en educación, ciencia, tecnología e infraestructura. Recientemente, dijo: 'Creo que sigue valiendo, pero puede que esté prejuiciado'.
Tras dejar los aledaños del ejecutivo en 1962, Tobin volvió a la universidad, donde sus ideas siguieron afectando a la política. En aquella misma década elaboró su teoría a favor de la reducción de los impuestos como método favorecer la redistribución de la renta al tiempo que se mantenían los incentivos para el trabajo, una teoría explotada en la actualidad con objetivos políticos discutidos por su creador.
El economista siempre tuvo su corazón en la izquierda y criticó la candidatura presidencial del ultraconservador Barry Goldwater, a quien tuvo la satisfacción de ver derrotado aplastantemente por Lindon Johnson. Aquella satisfacción política se vio empañada años mas tarde por la derrota del demócrata George McGovern, a quien aconsejaba en economía, ante Richard Nixon.
Tobin recibió el Nobel de Economía en 1981 'por su creativo y extenso trabajo en el análisis de los mercados financieros y su relación con las decisones de gastos, empleo, producción y precios', según la Academia, que también subrayó 'cómo se puede decir hoy de pocos economistas que hayan conseguido tantos seguidores y ejercido tal influencia' como Tobin. La Academia desatacó así mismo la importancia de la teoría de la cartera elaborada por Tobin, que él explicaba con un modismo que tiene dramática trascendencia a la luz de la quiebra de Enron: 'No pongas todos los huevos en la misma cesta'.
Tobin, definido por otro Nobel, Paul Samuelson, como 'el arquetipo del profesor americano de finales del siglo XX', siguió trabajando y escribiendo después de jubilarse en 1988. Dinero, crédito y capital, su último libro, fue publicado en 1997.

Londres, otros tiempos dificiles - El País - 2005

TRIBUNA: FERNANDO ÁLVAREZ-URÍA
Londres: otros tiempos difíciles
FERNANDO ÁLVAREZ-URÍA 27/07/2005
Bombas, fuego, explosiones en los transportes públicos, sangre, dolor y muerte, han clavado sus siniestras garras sobre la población de Londres, al igual que ocurrió con la población de Madrid y la de Nueva York, y, al igual que ocurrió también con Londres hace hoy más de sesenta años, durante la Segunda Guerra Mundial. Merry England, la Dulce Inglaterra, ha vuelto a ser objeto del fanatismo y la barbarie desplegados por los enemigos de la civilización. Un fundamentalismo de nuevo cuño amenaza de nuevo las libertades en Europa sembrando el terror y la desmoralización. Cuando cunde el miedo, cuando el desánimo y la perplejidad atenazan a poblaciones indefensas, se abre ante nosotros un futuro amenazador, por lo que conviene no desechar el recurso a rememorar el pasado. Cuando la perspectiva de futuro se ve bloqueada conviene avivar la memoria colectiva, es decir, salir al encuentro de la historia.
Durante el año 1942, John Maynard Keynes y William Beveridge compartieron en Londres, bajo la permanente amenaza entonces de los bombardeos de la aviación nazi sobre la población civil, sucesivas reuniones de trabajo. ¿Cuál era el motivo de sus discusiones y de sus desvelos? No se trataba de ningún secreto de Estado, aunque entonces la Segunda Guerra Mundial marcaba la agenda de los Gobiernos, y especialmente la del británico, pues Inglaterra, prácticamente en solitario, había dado un paso decisivo para hacer frente al totalitarismo del Tercer Reich en defensa de la libertad y de la democracia. Los papeles que se intercambiaban Keynes y Beveridge, envueltos en sirenas de alarma y el ir y venir de las ambulancias y de los coches de bomberos, no eran otra cosa que propuestas y análisis relacionados con el famoso Informe Beveridge, que fue presentado al Parlamento a finales de noviembre de 1942.
La guerra contra el totalitarismo nazi obligaba a orquestar los esfuerzos de toda la sociedad, y para simbolizar esta situación de emergencia, el propio Winston Churchill no dudó en invitar a los socialistas a formar parte de un Gobierno de coalición. En mayo de 1940, Attlee, Bevin, Greenwood, Dalton y otras figuras emblemáticas del laborismo inglés habían asumido sin pestañear importantes responsabilidades de gobierno. Bevin pasó a desempeñar el Ministerio de Trabajo, y Arthur Greenwood, que había llevado la cartera de Sanidad durante el segundo Gobierno laborista, es decir, coincidiendo con la Gran Depresión, era uno de los miembros del Gabinete de Guerra y el encargado de planificar medidas sociales propias de una sociedad civilizada.
El 10 de junio de 1941, Arthur Greenwood anunció en el Parlamento la creación de una comisión para supervisar los seguros sociales, el Comité Interdepartamental para la Seguridad Social y Servicios Aliados, que él mismo pasó a presidir y al que muy pronto se incorporó como coordinador William Beveridge. Beveridge, desde hacía algunos años, había dejado la dirección de la prestigiosa London School of Economics, en donde acogió a intelectuales exilados que huían de la barbarie totalitaria instalada en Alemania, para incorporarse como profesor de la Universidad de Oxford, y asumió las funciones de coordinación que le encomendó el Gobierno con la seriedad y dedicación acostumbradas. Los tres principales pilares del plan eran el pleno empleo, la creación del Servicio Nacional de Salud y la universalización de las ayudas familiares.
En marzo de 1942, Beveridge envió a Keynes el primer borrador del plan, pues le preocupaba especialmente el problema de la financiación, que requería el parecer de un economista experimentado. El 24 de marzo, en el lunch que ambos compartieron en el Athenaeum and Gargoyle Club, J. M. Keynes mostró su entusiasmo por el planteamiento general de la reforma social emprendida, que consideraba acorde con sus propias propuestas económicas formuladas en la Teoría general. Ambos economistas optaron por impulsar el proyecto mediante la creación de un comité que estudiase las implicaciones económicas de la propuesta de Beveridge. El comité estaría formado por el propio Keynes, el catedrático de Economía Lionel Robbins y por sir George Epps en representación del Gobierno. Al incorporar a Robbins, Keynes no sólo ganaba un aliado para las políticas sociales: rompía a la vez la estrecha alianza de hierro que durante años habían mantenido Lionel Robbins y Friedrich Hayek, los dos grandes economistas abanderados en Inglaterra del laissez-faire. El comité se reunió tres veces con Beveridge en agosto de 1942, y en el mes de octubre la redacción del Informe estaba prácticamente finalizada. "El esquema propuesto", escribía Beveridge en el Informe, "es en cierto sentido una revolución, pero en otro sentido más importante aún constituye un desarrollo que emana del pasado. Es una revolución inglesa".
No era fácil poner de acuerdo a conservadores y socialistas con un proyecto de solidaridad de esta envergadura y era necesario hacer equilibrios para contentar a todos. El radical socialista Harold Laski reclamaba para los laboristas the road to power, mientras que la prensa conservadora definió el Informe como the road to moral ruin. El león conservador Winston Churchill comparaba la propuesta con un cuento de hadas. Sin embargo, la población inglesa recibió el Informe Beveridge con un encendido entusiasmo que resultó contagioso y hasta cierto punto imparable. El Gobierno imprimió 650.000 copias, que circularon suscitando animados debates y la conciencia de los ciudadanos de estar luchando por un mundo mejor dio ánimos a una población asediada por la muerte, los incendios y la devastación provocados por las bombas alemanas. El Estado social y democrático de derecho, avalado por la ciudadanía, asumía un compromiso inequívoco con la justicia social que encendió de nuevo el fuego sagrado de los ideales democráticos. En noviembre de 1942 los aliados habían desembarcado en África y en enero de 1943 se rendía en Stalingrado el Sexto Ejército alemán. La derrota del nacionalsocialismo estaba ahora más cerca. Los pilares para el Estado social keynesiano se levantaron en tiempos difíciles de sufrimiento y dolor, tiempos en los que proliferaban, como en la actualidad, los crímenes contra la humanidad.
En 1944 se hizo público el Libro Blanco de la política de empleo, también apoyado por Key-nes, quien en unas observaciones dirigidas al canciller del Tesoro escribía: "Una política progresista de empleo es no sólo perfectamente compatible con el equilibrio presupuestario; aún más, es de hecho el mejor modo de asegurar el equilibrio presupuestario". En ese mismo año Beveridge escribió Pleno empleo en una sociedad libre, que se publicó en diciembre de 1944. Cuando, contra todo pronóstico, la victoria laborista de las elecciones que tuvieron lugar en 1945 se aproximaba, un economista austriaco nacionalizado en Inglaterra, Friedrich Hayek, publicaba el programa electoral del Partido Conservador: Camino de servidumbre. El libro se convirtió entonces, hasta la actualidad, en la vulgata del individualismo egoísta, en el manifiesto por excelencia del neoliberalismo. En una carta de Keynes a Hayek (28 de junio de 1944) le escribía: "Una planificación moderada se mantendrá si aquellos encargados de desarrollarla mantienen su mente y sus corazones correctamente orientados en función de su propia posición moral. De lo que yo te acuso es de que muy posiblemente confundes un poco la moral con los negocios". Hayek nunca asumió la observación de Keynes. Sin embargo, tanto entonces como en nuestro tiempo, para todos los partidarios de la reforma social, la cuestión palpitante fue, y sigue siendo, la de cómo lograr supeditar en nuestras sociedades europeas, pero también a escala mundial, el libre juego de los negocios privados a los dictados de la moral y de la justicia.
Libertad, trabajo, igualdad, planificación concertada, cooperación y solidaridad internacional, institucionalización a escala mundial de un derecho universal de humanidad, tales son algunos de los antídotos contra la barbarie desplegada por las variadas sectas de fanáticos sembradores de la muerte que instrumentalizan las libertades para atentar a la vez contra la vida y contra las propias libertades. Hace ahora sesenta años, en un escenario geoestratégico muy distinto al nuestro, y en sociedades menos complejas, Londres nos señaló, sin embargo, el camino a seguir, un camino que no debemos abandonar: luchar con determinación por la defensa y el desarrollo de sociedades más justas.
Fernando Álvarez-Uría es profesor de Sociología en la Universidad Complutense y coautor, con Julia Varela, de Sociología, capitalismo y democracia.

Keynes ¿un hombre actual? - Walden Bello - La Jornada - 2010

Keynes, ¿un hombre actual?
Walden Bello*
U
na de las consecuencias más significativas del colapso de la economía neoliberal, con su culto al mercado autorregulador”, ha sido el resurgimiento del gran economista inglés John Maynard Keynes.
No son solamente sus escritos lo que hace a Keynes muy actual. Es, además, el espíritu que los impregna, que evoca la pérdida de fe en lo viejo y el anhelo de algo que todavía está por nacer. Aparte de su clarividencia, sus reflexiones sobre la condición de Europa después de la Primera Guerra Mundial resuenan con nuestra mezcla habitual de desilusión y esperanza:
Inmersos en nuestra actual confusión de objetivos ¿queda algo de lucidez pública para preservar la equilibrada y compleja organización gracias a la que vivimos? El comunismo está desacreditado por los acontecimientos; el socialismo, en su anticuada interpretación, ya no interesa al mundo; el capitalismo ha perdido su confianza en sí mismo. A menos que los seres humanos se unan para un objetivo común o se muevan por principios objetivos, cada mano irá por su lado, y la búsqueda no regulada de los intereses individuales puede rápidamente destruir el conjunto.
El gobierno del mercado
El gobierno debe intervenir para remediar los fallos del mercado. Ésta es naturalmente la gran lección de Keynes, derivada de su forcejeo con el problema de cómo sacar al mundo de la Gran Depresión de 1930. Keynes argumentaba que el mercado por sí solo lograría el equilibrio entre oferta y demanda muy por debajo del pleno empleo y podría permanecer allí indefinidamente. Para impulsar la economía hacia un proceso dinámico que lleve al pleno empleo, el gobierno tiene que actuar como un deus ex machina, invirtiendo masivamente para crear la “demanda efectiva” que reanude y sostenga la maquinaria de la acumulación de capital.
Como medidas preferentes para evitar una depresión, el paquete de estímulos de 787 mil millones de dólares del presidente Barack Obama, así como los estímulos públicos ofrecidos en Europa y China son clásicamente keynesianos. La medida del triunfo de Keynes, después de casi 30 años en la oscuridad, se puede ver en el impacto punto menos que marginal del discurso público de gentes como el republicano Russ Limbaugh, el Instituto Cato y otras especies de dinosaurios neoliberales, con sus jeremiadas sobre la “gran deuda que se pasa a las generaciones futuras”.
Sin embargo, el resurgimiento de Keynes no es solamente una cuestión política. El presupuesto teórico del individuo que maximiza racionalmente sus intereses ha sido desplazado del centro del análisis económico por dos ideas. Una de ellas, que centra el pensamiento actual, es la penetración de la incertidumbre en la toma de decisiones, una incertidumbre con la que tratan de lidiar los inversionistas asumiendo –de forma harto implausible– que el futuro será como el presente e ideando técnicas para predecir y gestionar el futuro basándose en ese supuesto. La idea keynesiana al respecto es que la economía no se rige por cálculos racionales, sino que los agentes económicos están regidos por “espíritus animales”, es decir, movidos por su “necesidad espontánea de actuar”.
Entre esos espíritus animales, la confianza es crucial, y la presencia o ausencia de la misma está en el centro de la acción colectiva que dirige las expansiones y contracciones económicas. Lo que predomina no es el cálculo racional, sino los factores de conducta y psicológicos. Desde este punto de vista, la economía es como un maniaco depresivo llevado de un extremo a otro por los desequilibrios químicos, con la intervención y la regulación gubernamental jugando un papel semejante al de los estabilizadores farmacológicos del humor. La inversión no es un asunto de cálculo racional, sino un proceso maniaco que Keynes describe como “un juego de sillas musical, como un juego de descarte de naipes en el que se trata de librarse de la sota –la deuda tóxica– y pasarla a tu vecino antes de que la música se pare”. “Aquí, señala el biógrafo de Keynes, Robert Skidelsky, reside la anatomía reconocible de la ‘exuberancia irracional’ seguida de pánico que ha presidido la crisis actual”.
Los inversores desbocados y los sumisos reguladores no son los únicos protagonistas de la tragedia reciente. La hybris de los economistas neoliberales también jugó su parte. Y Keynes tuvo al respecto intuiciones muy relevantes para nuestro tiempo. Consideró a la teoría económica como “una de estas bonitas y cómodas técnicas que intentan tratar el presente haciendo abstracción del hecho de que conocemos muy poco del futuro”. Como señala Skidelsky, fue verdaderamente “famoso por su escepticismo respecto de la econometría”, y para él, los números eran “simples indicaciones, estimulantes para la imaginación”, antes que expresiones de certidumbre o de probabilidades de acontecimientos pasados y futuros.
Con su modelo de homo economicus racional hecho añicos y una econometría que ha perdido crédito a ojos vista, los economistas contemporáneos harían bien en prestar atención al consejo de Keynes, de acuerdo con el cual “sería espléndido que los economistas fueran capaces de considerarse a sí mismos como gente humilde y competente, al mismo nivel que los dentistas”. Sin embargo, aun si muchos dan la bienvenida a la resurrección de Keynes, otros dudan de su relevancia respecto del periodo actual. Y estas dudas no se limitan a los reaccionarios.
Limitaciones del keynesianismo
Entre otras cosas, el keynesianismo es principalmente un instrumento para reavivar las economías nacionales, y la globalización ha complicado enormemente este problema. En las décadas de 1930 y 1940 reavivar la capacidad industrial en economías capitalistas relativamente integradas era cosa que tenía que ver sobre todo con el mercado interior. Actualmente, con tantas industrias y servicios transferidos o deslocalizados hacia zonas de bajos salarios, los programas de estímulo de tipo keynesiano que ponen dinero en manos de los consumidores para que los gasten en bienes tienen un impacto mucho menor como mecanismos de recuperación sostenible. Puede que las corporaciones trasnacionales y las ubicadas en China obtengan beneficios, pero el “efecto multiplicador” en economías desindustrializadas como Estados Unidos y Gran Bretaña puede ser muy limitado.

John Maynard Keynes">Foto Tomada de la página de Ludwig von Mises Institute
En segundo lugar, el mayor lastre de la economía mundial es el hiato abismal –en términos de distribución de renta, penetración de la pobreza y nivel de desarrollo económico– entre Norte y Sur. Un programa keynesiano “globalizado” de estímulo del gasto, financiado con ayuda y préstamos del Norte es una respuesta muy limitada a este problema. El gasto keynesiano puede evitar el colapso económico e incluso inducir algún crecimiento. Pero el crecimiento sostenido exige una reforma estructural radical: el tipo de reforma que implica una desestructuración fundamental de las relaciones económicas entre las economías capitalistas centrales y la periferia global. Ni que decir tiene: el destino de la periferia –las “colonias”, en tiempos de Keynes– no despertaba demasiado interés en su pensamiento.
Tercero, el modelo de Keynes de capitalismo gestionado simplemente pospone, más bien que ofrece, una solución a una de las contradicciones centrales del capitalismo. La causa subyacente de la crisis económica actual es la sobreproducción, en que la capacidad productiva sobrepasa el crecimiento de la demanda efectiva y presiona a la baja los salarios. El Estado capitalista activo inspirado en Keynes y surgido en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial pareció durante un tiempo superar las crisis de la sobreproducción con su régimen de salarios relativamente altos y su gestión tecnocrática de las relaciones capital-trabajo. Sin embargo, con la adición masiva de nueva capacidad por parte de Japón, Alemania y los nuevos países en vías de industrialización en las décadas de los 60 y los 70, su capacidad para hacerlo empezó a fallar. La estanflación resultante –la coincidencia de estancamiento e inflación– se extendió por el mundo industrializado a finales de la década de los 70.
El consenso keynesiano se desmoronó cuando el capitalismo intentó reanimar su rentabilidad y superar la crisis de sobreacumulación rompiendo el compromiso capital-trabajo con la liberalización, la desregulación, la globalización y la financiarización. Esas políticas neoliberales –así hay que entenderlo– constituyeron una vía de escape a los problemas de sobreproducción que estaban en la base del Estado de bienestar. Como sabemos ahora, no lograron regresar a los “años dorados” del capitalismo de la posguerra. En cambio, trajeron consigo el colapso económico actual. Sin embargo, es harto improbable que un retorno al keynesianismo pre-1980 vaya a ser la solución de las persistentes crisis de sobreproducción del capitalismo.
La Gran Laguna
Tal vez el mayor obstáculo para un resurgimiento del keynesianismo sea su prescripción clave de revitalizar el capitalismo con la aceleración del consumo y la demanda global en un contexto de crisis climática como el presente. Mientras que el primer Keynes tenía un aspecto maltusiano, sus trabajos posteriores apenas se refieren a lo que actualmente se ha convertido en relación problemática entre el capitalismo y el medio ambiente. El desafío de la economía en el momento actual es aumentar el consumo de los pobres del planeta con un el menor impacto posible sobre medio ambiente, tratando al mismo tiempo de reducir drásticamente el consumo ecológicamente dañino –sobreconsumo– en el Norte. Toda la retórica sobre la necesidad de reemplazar al consumidor estadunidense en bancarrota por un campesino chino inducido a un estilo estadunidense de consumo como motor de la demanda global es tan necia como irresponsable.
Dado que el impulso primordial del beneficio como objetivo es transformar la naturaleza viva en mercancías muertas, hay pocas probabilidades de reconciliar la ecología con la economía –incluso bajo el capitalismo tecnocrático gestionado por el Estado que preconizaba Keynes.
“¿Volvemos a ser todos keynesianos?”
En otras palabras, el keynesianismo proporciona algunas respuestas a la situación actual, pero no proporciona la clave para superarla. El capitalismo global ha enfermado debido a sus contradicciones inherentes, pero lo que se precisa no es una segunda ronda de keynesianismo. La profunda crisis internacional exige severos controles de la libertad de movimiento de los capitales, regulaciones estrictas de los mercados, tanto financieros como de mercancías, y un gasto público ciclópeo. Sin embargo, las necesidades de la época van más allá de estas medidas keynesianas: se necesita una redistribución masiva de la renta, atacar sin treguas ni compases de espera, directamente, el problema de la pobreza, una transformación radical de las relaciones de clase, la desglobalización y, acaso, la superación del capitalismo mismo, si hay que atender a las amenazas de cataclismo medioambiental.
“Todos volvemos a ser keynesianos” –parafraseando, ligeramente modificada, la famosa frase de Richard Nixon– es el tema que une a Barack Obama, Paul Krugman, Joseph Stiglitz, George Soros, Gordon Brown y Nicholas Sarkozy, por muchas diferencias que pueda haber entre ellos en la puesta en obra de las prescripciones del maestro. Pero un resurgimiento acrítico de Keynes podría terminar no siendo más que la enésima confirmación de la celebérrima sentencia de Marx, según la cual la historia se repite dos veces: la primera como tragedia; la segunda, como farsa. Para resolver nuestros problemas presentes no precisamos sólo de Keynes. Necesitamos nuestro propio Keynes.
*Walden Bello, profesor de ciencias políticas y sociales en la Universidad de Filipinas (Manila), es miembro del Transnational Institute de Amsterdam y presidente de Freedom from Debt Coalition, así como analista sénior en Focus on the Global South.
Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Maria Garriga

Relectura de Keynes - Ojos de Papel - 2010

Relectura de Keynes: El modelo económico y social de la Europa Occidental (y II)
Autor: Juan Antonio González Fuentes - Lecturas[2268] Comentarios[0]
Ciencias sociales en Blog personal por Historia
Los rasgos del crecimiento económico europeo tras la II Guerra Mundial fueron: crecimiento uniforme del PIB, crecimiento rápido del PIB per cápita, cambios significativos en la estructura económica, escasas interrupciones del proceso de crecimiento, constante presión inflacionista, niveles de desempleo reducido, rápido crecimiento del volumen de comercio y cambio drástico del papel gubernamental en la economía, a través del intervencionismo, con la extensión de la responsabilidad pública en el empleo y el crecimiento
De esta manera, desde la posguerra el Estado amplió sus funciones significativamente hasta convertir su presencia en permanente, necesario para el mejor funcionamiento del sistema capitalis­ta. Las funciones económicas se articulan en torno a dos ejes: la actuación inversora y la actuación consumidora. A través del primer conjunto de medidas, la intervención estatal reduce los costes del capital privado: la inversión pública beneficia a la empresa privada en la medida en que con la financiación estatal se eluden desembolsos que de otro modo recaerían sobre el capital privado: 1) participación estatal en la creación de infraestructuras de comunicación y servicios públicos de suministros básicos; 2) financiación de la investigación científica y tecnológica, sobre todo la básica, más costosa y menos rentable; 3) nacionalización de empresas no rentables que suministran bienes necesarios; 4) gratuidad de la enseñanza básica y profesional; 5) cobertura pública de servicios y dotaciones sociales (se cubren necesidades básicas que de otro modo debían ser cubiertas con el salario); 6) control de la política laboral y salarial; 7) concesión de ayudas a las empresas privadas para reducir los costes de capital (primas a la exportación o el empleo, créditos privilegiados, precios favorables). La actuación sobre el consumo se dirige a agregar demanda efectiva: los problemas derivados de la insuficiencia de la demanda privada son paliados con el consumo relacionado con el Estado: pedidos militares; pedidos vinculados a las infraestructuras, equipamientos colectivos y servicios sociales; sostenimiento del poder adquisitivo del personal público; cobertura social de los sectores de desempleados, enfermos y jubilados. Este modelo económico aparece estrechamente unido al modelo social que se ha llamado del Estado del Bienestar (Welfare State), vigente desde la posguerra en las democra­cias occidentales. Este sistema implica la responsabilidad estatal para asegurar unos mínimos básicos de bienestar para sus ciudadanos, mediante la protección social. Los tres elementos básicos del EB son la interven­ción estatal en la economía para mantener un alto nivel de empleo, la provisión pública de una serie de servicios sociales de carácter uni­versal (educación, sanidad, pensiones, ayudas familiares, vivienda) y la asistencia social (servicios asistenciales para aliviar la pobreza y casos de necesidad excepcional). El EB supone la institucionaliza­ción del papel del gobierno en la contención de las desigualdades, en la prevención y alivio de la pobreza. En su evolución existen tres períodos diferentes: 1) 1950-1975, en que el consenso sobre el capitalismo de bienestar en los países occidentales permite la consolidación del Estado del Bienestar como modelo dominante del desarrollo social del mundo occidental; 2) 1975-1980, en que la crisis económica lleva a una crisis de confianza en el EB, debilitándose el consenso anterior; 3) 1980-2005, el período de poscrisis, marcado por la ruptura ideológica y la relativización del Estado del Bienestar (surgen planteamientos alternativos como respuesta a la crisis: neoconservadores y socialcorporativos).William Beveridge hacia 1910 (foto wikipedia)La intervención estatal en la economía se fundó en las teorías económicas de inspiración keynesiana. No así el Estado del Bienestar, que nació de una extensión de esa interven­ción traducida en la hacienda redistributiva y asignativa, en la intervención pública en la distribución de la renta y en la asignación de recursos. Se trata de un tipo de política fiscal expansiva orientada al fin concreto y primordial del gasto social, de la educación y la sanidad, acabando por dominar la orientación social sobre la econó­mica en la concepción del EB. La orientación social del keynesianismo obedeció a la nueva consideración que en la posguerra alcanzó la política social. Particularmente la seguridad social, que defendió en su obra el liberal inglés William Beveridge (1879-1963): se trataba de ampliar la protec­ción tradicio­nal de los seguros a un sistema de seguridad preventiva y fomentar así el bienestar general de todos los ciudada­nos. La seguridad social persi­gue librar al hombre de la necesidad me­diante la garantía de una renta regular en caso de riesgo social (en­fermedad, accidente de trabajo, muerte, vejez, maternidad, desempleo). Para ello, Beveridge propuso un sistema global y coherente con cuatro caracterís­ticas: universal, unificado y sencillo (igual cotización para todos los riesgos y personas), uniforme, y centralizado (un único seguro público). Mediante una financiación fis­cal complemen­taria de las cotizaciones, la política debía contri­buir a otras finali­dades como la concesión de prestaciones familiares y el man­teni­miento del empleo. El consenso sobre el paradigma Keynes-Beveridge informó la política socioeconómica llevada a la práctica en muchos países occidentales por los partidos tanto de la derecha moderada como del centro-izquierda, si bien sus más fervientes defensores fueron los socialdemó­cratas. Su éxito aseguró el nivel de vida, el empleo, los servicios sociales básicos, al tiempo que incentivaba la producción y el mercado. El éxito se basó en que bajo tal sistema el sistema capi­ta­lista prosiguió su avance mejorando sus resultados y consagró la integración en la democracia liberal de las fuerzas obreras, satisfechas en la medida en que el sistema bajo esas pautas tendía a una transformación gradual de la sociedad. Constituía una forma de tener muy en cuenta por parte del capitalismo las reivindicaciones de la clase obrera, produciéndose un pacto entre capital y trabajo, que recibía seguridad y protección a cambio de aceptar la lógica de benefi­cios y mercado como principal sistema de asignación de recursos. El EB presenta muy diversas variedades en virtud de su alcance y orientación. En la posguerra mundial hubo muy diversos estados o del bienestar, con estados más comprometidos o menos con el bienestar (nivel de gasto social); también hubo diferencias por el grado de desmercantilización de los derechos sociales y el sistema de estratificación que genera el EB, diferenciándose entre un modelo socialdemócrata o escandinavo (donde se alcanzó la mayor extensión del principio de universalismo y desmercantilización de los derechos sociales), otro conservador o europeo y un modelo liberal o americano (que algunos autores excluyen del EB).

Zapateo y las cartas que Keynes escribió a Roosevelt - Público - 2010

Zapatero y las cartas que Keynes envió a Roosevelt
La recuperación es lo primero; las reformas, más tarde
ERNESTO EKAIZER 10/02/2010 07:00

John Maynard Keynes tenía una gran simpatía por el presidente Roosevelt. Poco después de sus primeros cien días en la Casa Blanca y en plena Gran Depresión, Roose-velt recibió una carta de Keynes (la primera de ellas se puede encontrar en Breve Tratado de la Reforma Monetaria, Escritos 1910-1944, publicado por la Fundación ICO) con sus reflexiones. La recuperación, venía a decir el economista británico, es lo primero; las reformas, después.
"Usted está embarcado en una doble tarea, la recuperación y la reforma: la recuperación de la depresión y la aprobación de las reformas económicas y sociales que hace tiempo deberían haberse hecho. Por lo que se refiere a la primera, el ritmo y la obtención de rápidos resultados son esenciales. La segunda también puede ser urgente, pero las prisas serían perjudiciales y es más necesario acertar en la fijación de los objetivos a largo plazo que obtener resultados inmediatos. Será aumentando el prestigio de su Administración gracias al éxito de la recuperación a corto plazo como conseguirá el impulso necesario para llevar a cabo la reforma a largo plazo", escribe el 30 de diciembre de 1933.
Según Keynes, "el objetivo de la recuperación es aumentar el producto nacional y el empleo". Recuerda que "en el sistema económico del mundo moderno, se produce principalmente para la venta; y el volumen de producción depende de la cantidad de poder adquisitivo, en comparación con el coste directo de producción, que se espera llegue al mercado". ¿Cuál es el camino? Según Keynes la depresión se caracteriza por el hecho de que ni las familias ni las empresas pueden empujar.
El Gobierno apuesta por un aumento de la demanda vía exportaciones
"Como medida principal en la primera fase de la técnica de recuperación, pongo enorme énfasis en el aumento del poder adquisitivo nacional incrementando el gasto público financiado mediante préstamos y no meramente mediante impuestos Para mí, lo primero es la realización de un gran volumen de gasto público financiado mediante préstamos Lo segundo es el mantenimiento de crédito barato y abundante, especialmente la reducción del tipo de interés a largo plazo".
Los guiones para salir de una crisis pueden ser buenos, malos o regulares, tal como suelen serlo los políticos que intentan aplicarlos. Puede darse el caso de que haya un guión razonable y que los actores encargados de él no sean buenos. O que, incluso, no estén a la altura del guión. Y también puede ocurrir que en la ejecución las debilidades de la interpretación sean transmitidas y percibidas como fallos del guión.
Crisis autóctona
Zapatero reaccionó tardíamente frente a una crisis estructural autóctona agravada por la crisis financiera mundial. España tenía a su favor un superávit fiscal y un endeudamiento público bajo. Hizo menos de lo que debió de haber hecho en materia fiscal para frenar una recesión de balance, que contiene elementos más propios de una depresión que de una caída cíclica. El cataclismo de 4,3 millones de parados ha sido el resultado.
Y para calmar preventivamente a los mercados y a la Comisión Europea, hizo el gambito de la subida de impuestos a fin de reducir el creciente déficit fiscal. Un gambito que no eliminó de un plumazo el estímulo fiscal sino que proyectó su extinción progresiva (la prórro-ga de los 426 euros por otros seis meses anunciada ayer es un ejemplo), lo mismo que la subida del IVA, hasta mediados de 2010, cuando el Gobierno prevé que la recuperación comience a dejarse sentir. Al giro fiscal Zapatero ha unido ahora las reformas de pensiones y mercado laboral, pensadas más a medio y largo plazo.
La consolidación a la baja de los costes laborales favorecerá las ventas al exterior
Si Keynes tenía en la mira la demanda doméstica como palanca, este Gobierno sabe que, después de la orgía de endeudamiento, la demanda de los españoles lo hará a paso de tortuga. Si el estímulo fiscal se extingue y el consumo sigue plano, ¿de dónde vendrá la demanda necesaria? El Gobierno cree que de las exportaciones. Schröder lo hizo después de la unificación alemana. Obama lo quiere para EEUU ahora. Y están, claro, China, que ayer confirmaba su primer lugar en el ránking exportador mundial, e India.
La colosal destrucción de puestos de trabajo provocada por una caída de la actividad en España, menor a la registrada en la eurozona, ya ha provocado aumentos de productividad sin precedentes, reforzados a su vez por la competitividad derivada del fuerte ajuste de precios, y last but not least, una consolidación a la baja de los costes laborales (el acuerdo marco a tres años entre patronal y sindicatos firmado ayer ya lo anticipa) permitiría a medio plazo emular el modelo alemán de potencia exportadora. Claro que se necesitará una recuperación sólida, lo que está lejos de estar confirmado.
¿Y la carta de 1937? Keynes volvió a escribir a Roosevelt precisamente cuando la economía norteamericana experimentó, por una nueva política de reducción del déficit, una recesión dentro de la depresión. Otra vez recomendó el gasto público. Pero fue finalmente la entrada de EEUU en la Segunda Guerra Mundial lo que constituyó el mayor estímulo fiscal que acabó con la Gran Depresión.

La huella de Tierno en las calles de Madrid - El País - 2011

REPORTAJE
La huella de Tierno en las calles de Madrid
Varios de los proyectos llevados a cabo por el alcalde socialista siguen vigentes 25 años después
VÍCTOR LÓPEZ - Madrid - 20/01/2011
"Rockeros: el que no esté colocado que se coloque, y al loro". Resulta fácil tirar de tópico cuando se recuerda la figura de Enrique Tierno Galván. Lo más socorrido es recurrir a aquella célebre frase pronunciada en un concierto en 1984, en pleno auge de la movida. Era el alcalde enrollao, el que conectaba con los nuevos tiempos a pesar de ser llamado Viejo Profesor.
En 1980 limitó el tráfico en varios barrios de la almendra central
El regidor aprobó un ambicioso Plan de Saneamiento Integral
Quedan otros momentos que todos recuerdan, o han visto en decenas de ocasiones: la célebre fotografía con Susana Estrada, en la que la actriz, una de las musas del destape, aparece enseñando un pecho (el profesor, que todavía no era alcalde, se limitó a pronunciar: "No vaya usted a enfriarse"); el recibimiento a Juan Pablo II, en 1982, y su conversación en latín; los patos que soltó por primera vez (fueron 25, y el alcalde no se fiaba de que alguno no acabara muerto a pedradas o en la olla de algún avispado); su entierro, en fin, casi la última demostración multitudinaria de cariño a un político que se ha vivido en Madrid.
Más allá de la anécdota facilona, hay que recordar que Enrique Tierno Galván fue alcalde de Madrid de 1979 a 1986. Y que contribuyó con sus proyectos a renovar una ciudad que en algunos aspectos continuaba siendo un poblachón manchego, según sus detractores.
Casi por lo que más se le recuerda es por lo que quitó. En 1985 empezó a retirarse el scalextric de Atocha, inaugurado por Carlos Arias Navarro, cuando este era alcalde de Madrid, en 1968, para reducir los atascos en la glorieta de Carlos V. La supresión de la mole de cemento se encuadró en una operación que incluyó la remodelación de la estación de Atocha, encargada al arquitecto Rafael Moneo y que duró varios años.
La mayoría de la gente ya no se acordará, pero el estacionamiento regulado en las calles de Madrid también llegó con el Viejo Profesor. Como afirmaba Tierno en uno de sus bandos ("si consideramos el descuido, si no malicia, con que muchos vecinos dejan coches y carricoches en el lugar que mejor les peta"), la solución al caos de aparcamiento en la almendra central de la ciudad solo podía llegar con una Operación de Regulación de Aparcamiento (ORA), que empezó a aplicarse en 1982. Un recurso de un conductor logró que la Audiencia de Madrid la declarara ilegal, aunque más tarde el Supremo dio la razón al Ayuntamiento. Casi 30 años más tarde, con otro nombre (SER) y varias protestas de por medio, los madrileños siguen apoquinando por aparcar en varias zonas de la capital.
También relacionado con el tráfico y la movilidad, el Consistorio aprobó en 1980 la absorción, por parte de la EMT, de 21 líneas de autobuses que estaban en manos de empresas privadas. La primera que volvió a manos municipales, seguro que más de uno la recordará, fue la P-17, que cubría el trayecto entre Embajadores y el centro de la ciudad.
El bonobus, que permite montar en metro y autobús con un solo billete, fue un invento que se puso en marcha en 1979, ya con Tierno como regidor, aunque por entonces las tarifas de los transportes públicos en Madrid las marcaba el Gobierno Civil. Entonces 10 viajes salían por 120 pesetas.
El alcalde socialista también se atrevió a limitar el tráfico en el centro de la ciudad. En noviembre de 1980 limitó el aparcamiento de vehículos en los barrios de Justicia, Universidad, Palacio, Sol, Recoletos, Goya, Arapiles y Trafalgar a los residentes, que debían tener visible una tarjeta justificativa, y a aquellos que pagaran 15 pesetas por cada media hora de estacionamiento, hasta un máximo de una hora y media.
Tierno consiguió asimismo la recuperación del Manzanares. En realidad, la suelta de patos en el río fue la cara visible de un ambicioso Plan de Saneamiento Integral que incluía la construcción de cientos de kilómetros de colectores bajo tierra para recoger las aguas residuales y tratarlas en siete plantas depuradoras de nueva construcción. Entonces, el Manzanares ("una verdadera cloaca", según dijo un directivo del Instituto Nacional del Agua en 1984) vertía, tras su paso por Madrid, 16 metros cúbicos por segundo de aguas fétidas al Tajo. La intención, nunca conseguida, del entonces alcalde es que el Manzanares y el Jarama fueran navegables hasta Aranjuez "en barca de fondo plano". Quizá para el próximo milenio.
El 3 de febrero de 1984, el alcalde inauguraba el Tanatorio de la M-30, definido entonces como una construcción vanguardista "para desdramatizar el dramático hecho de la muerte". El complejo fue diseñado por Antonio Fernández Alba, premio Nacional de Arquitectura. En sus instalaciones se ofertaba una gama de 11 modelos de féretros que costaban entre 55.000 y 200.000 pesetas.
Más amable fue la inauguración, en noviembre de 1982, de Mercamadrid, un proyecto que contaba con 10 años de estudios pero que le tocó presentar al Viejo Profesor. El macrocentro se abrió con el mercado de pescados. Un par de meses más tarde llegaría el de frutas y hortalizas, que traería como consecuencia el cierre del mercado de Legazpi.
Tierno también reformó durante su mandato varios mercados municipales, como los de Barceló, Vallehermoso, Chamartín, Canillas y Tirso de Molina.
Los recintos feriales de Ifema, inaugurados en diciembre de 1991 con José María Álvarez del Manzano como regidor, partieron de un proyecto desarrollado en gran medida por Tierno, como se encargó de recordar, en presencia del Rey, que asistió a la apertura oficial, el entonces presidente de la Comunidad de Madrid, Joaquín Legina.
El 15 de febrero de 1980, tras un paréntesis de 44 años, volvían a Madrid los carnavales, tras un acuerdo entre el entonces Gobierno Civil y el Ayuntamiento ya presidido por Tierno. Julio Caro Baroja fue el encargado de leer el pregón. Como curiosidad, durante estos primeros carnavales estuvo prohibido utilizar objetos que cubrieran la cara. El alcalde también potenció las fiestas de San Isidro y la Paloma, y fue el promotor de la cita cultural de los Veranos de la Villa, que ya va por su 25ª edición.
En el haber de Tierno Galván figura la construcción de la plaza de Dalí (así conocida por mucha gente, aunque el nombre oficial sea de Felipe II). Se terminó con el alcalde ya fallecido, pero el proyecto tomó forma definitiva en 1985. El diseño de la nueva plaza contó con la aprobación del propio pintor, que estampó su firma en el boceto que le presentó el Ayuntamiento. Parece que la relación entre el genio de Figueras y el Viejo Profesor fue excelente. En la inauguración de la campaña Viva Gala, en mayo de ese mismo año, Dalí agradeció la presencia de Tierno y le regaló un bastón que había pertenecido a Víctor Hugo.
Durante el mandato de Tierno Galván también se produjo una recuperación parcial del cuartel del Conde Duque, que recibió la biblioteca y la hemeroteca municipales. La intención del Consistorio socialista era convertir el Conde Duque en el centro cultural más importante de la ciudad.
Quedan en la ciudad otros proyectos desarrollados durante los años en que gobernó el Viejo Profesor. Uno de ellos, el parque que lleva su nombre, en el que está instalado también el Planetario, inaugurado tras su muerte, aunque la idea de un edificio para ver las estrellas se la trajo Tierno de una visita a Alemania. También otros parques permanecen desde su mandato: el de Pradolongo, el de Roma, la Quinta de los Molinos.
La Puerta del Sol fue igualmente remodelada siendo Tierno Galván alcalde (todavía debía sufrir más cambios con posterioridad, y los que le quedan). El regidor también estrenó bulevares en las calles de Juan Bravo y Ferrocarril.
Aunque no todo fueron promesas cumplidas. Sirve como ejemplo La Vaguada, en el barrio del Pilar. Durante la primera campaña de Tierno Galván al Ayuntamiento, el PSOE prometió que La Vaguada se convertiría en una zona verde. La adjudicación luego de parte de los terrenos para crear un centro comercial, que allí sigue, tuvo como respuesta una amplia protesta de los vecinos.
Hubo además logros de otro tipo. El alcalde que le sustituyó, el ahora senador socialista Juan Barranco, recordaba esta semana el interés de Tierno Galván por acercar a los madrileños a la política municipal. Por eso alentó a la participación de los vecinos en las juntas de distrito, e incluso les dio voz en los solemnes plenos municipales en los que hasta entonces solo hablaban los políticos.

Diccionario urbano
Enrique Tierno Galván vertió su espíritu más cultivado y socarrón en una veintena de bandos que escribió a pluma para afear a los madrileños "su falta de civismo" o solicitarles, con ocasión de citas internacionales como Fitur o el Mundial de fútbol de 1982, que se esforzaran "en el acrecentamiento, belleza y pulcritud urbana". Sus bandos rococó crearon un estilo singular que él achacaba a los campesinos castellanos: "Más que buscar la sonrisa, lo que yo hago es pedagogía. Eludo los galicismos y anglicismos tan frecuentes y procuro utilizar un buen castellano, sin arcaísmos. A mí me gusta el sabor rústico del idioma y por eso el lenguaje de mis bandos es el de los labradores sorianos", explicó en alguna ocasión.
Tierno dedicó el grueso de sus bandos a reivindicar las buenas maneras ciudadanas -"una de las mayores preocupaciones que atosigan a esta alcaldía es la educación cívica", decía-. Quería vecinos limpios, cuidadosos, poco estruendosos, atentos con el visitante y cultos -también les exhortaba a ir al teatro-. Y todo ello a sabiendas de que "es notorio y de común conocimiento que los vecinos de esta Villa suelen hacer oídos de mercader a las advertencias y admoniciones del Alcalde".
Extrayendo algunas frases de los textos de sus bandos, se puede confeccionar un diccionario urbano que resume su visión de la ciudad.
- Atasco. Desmedido número de carruajes en movimiento.
- Calles peatonales. Calles de solo andar donde los vecinos en honesta ociosidad disfrutan de tertulias, corros y mentideros.
- Carteles. Anuncian establecimientos y mercancías de diferentes clases, así como espectáculos jocosos o de otra índole o intención. Se fijan de modo arbitrario y sin respeto a la ley, tanto individuos como colectividades, para propagar sus actos o anunciar sus intenciones.
- Coche. Señal de valer, pompa y boato, grandísimo sustento para el orgullo y pavoneo de sus propietarios.
- Cortesía. Merced a la cual conservamos viejas amistades, ganamos nuevas, hacemos de los extraños propios y no pocas veces de los hostiles enemigos amigos de apego y fiar.
- Fútbol. Once diestros y aventajados atletas compiten en el esfuerzo de impulsar con los pies y la cabeza una bola elástica, con el afán, a veces desmesurado, de introducirla en el lugar solícitamente guardado por otra cuadrilla de once atletas, y viceversa.
- Gasolina. Líquido energético cada día más costoso cuyo gasto inmoderado y superfluo hay que disminuir.
- Grúa. Sagaz industria que permite transportar un coche a cuestas de otro. Con aplicación de este ingenioso método que los madrileños odian, se retirarán de la vía pública, con implacable rigor, cuantos medios mecánicos de traslación y transporte estorben el ordenado transcurrir.
- Madrileño. Son ciudadanos simpáticos y alegres, aficionados al buen vivir y al poco preocuparse, y si no fuera por las multas no habría forma de que dejaran de ensuciar las paredes o de tirar papeles. Es dado al descuido y a la holganza.
- Motocicleta. Máquinas de correr que jóvenes sin escrúpulos, que gustan de ostentar prepotencia y mostrarse ante sí mismos y los demás superiores a cualquier norma y acatamiento, vociferan con estruendo.
JUAN A. CARBAJO

El PSM creará la Fundación Enrique Tierno Galván - ABC - 2011

Madrid, 28 ene (EFE).- El secretario general del Partido Socialista de Madrid (PSM), Tomás Gómez, ha anunciado hoy la inminente creación de una Fundación de Estudios Municipalistas vinculada a su partido, que llevará el nombre de Enrique Tierno Galván y que estará presidida por Juan Barranco.
Tomás Gómez, que ha hecho este anuncio en la inauguración de la exposición "El Madrid Socialista de Tierno Galván", ha explicado que la nueva fundación va a tener como objetivo efectuar "estudios municipales para profundizar en la incidencia que tiene el municipio y los ayuntamientos en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos".
"La vamos a constituir de manera inmediata y va a tener como referente también lo que supuso la figura de nuestro primer alcalde democrático en Madrid, Enrique Tierno Galván", ha dicho Gómez.
La fundación tendrá como ámbito territorial la Comunidad de Madrid y estará "al servicio" de los 179 ayuntamientos que la configuran.
Además de tener en depósito la exposición que se ha inaugurado hoy, se encargará de organizar todos los años los actos de conmemoración del aniversario de la muerte de Tierno y de difundir lo que supuso la década de gestión socialista en la capital (1979-1989).
Gómez ha hecho hincapié en que fue la década en que "se reinventaron los ayuntamientos" a partir de la "referencia que supuso el Ayuntamiento de Madrid para todo el país" y la transformación que experimentó esta ciudad.
El que fuera miembro del gobierno de Tierno y alcalde tras su fallecimiento en 1986, Juan Barranco, encabezará el proyecto, porque es la persona que más conoció al "viejo profesor" y porque fue "coautor de aquella transformación".
Así lo ha señalado Gómez, que se ha deshecho en elogios con Barranco, que concurre como número tres en la lista a la Asamblea de Madrid: "en 1999, cuando me presenté a primarias en Parla, la primera persona a la que llamé, pedí consejo y me apoyó es él.
Barranco es mi referente", ha aseverado.
La exposición, que puede visitarse en el Palacio de la Prensa de Madrid, sede del PSM, hasta el 24 de febrero, consta de textos e imágenes que reflejan la gestión municipal de Tierno y sus equipos, y los sentimientos que todavía suscita.
Barranco ha afirmado que Enrique Tierno Galván demostró que un "cargo público se puede asentar sobre el corazón de los ciudadanos, además de hacer una buena gestión" y que los dos requisitos para "hacer bien las cosas" son "tener ideas" y "trabajar".
Tras explicar que esta exposición no está dirigida sólo a los socialistas madrileños, ha invitado a "todos" los ciudadanos a visitarla, "con independencia de su edad, ideología y creencias", sobre todo a los jóvenes.EFE

La extrema derecha ha sometido al Tribunal Supremo - Carlos Jiménez Villarejo - El País - 2010

ENTREVISTA: El cerco a Baltasar Garzón CARLOS JIMÉNEZ VILLAREJO Ex fiscal Anticorrupción
"La extrema derecha ha sometido al Tribunal Supremo"
PERE RÍOS - Barcelona - 09/03/2010
Carlos Jiménez Villarejo, fiscal Anticorrupción de 1995 a 2003, cuando el PP forzó su relevo, participa activamente en el movimiento ciudadano de apoyo a Baltasar Garzón. El sábado viajó a Jaén para tomar parte en un acto de respaldo al juez.
"La querella por Gürtel es la alianza de los tribunales y los corruptos"
"Jueces y fiscales han estado 25 años comiendo en la mano de la banca"
Pregunta. ¿Cree que existe una cacería contra el juez Garzón, como se ha dicho en algunos sectores?
Respuesta. Las intenciones me son indiferentes. Yo me atengo a los hechos objetivos de las resoluciones judiciales y de los escritos de las partes. Y de ellos se desprende que hay un acoso organizado y sistemático contra el juez, sobre todo si se estudia cómo se han producido las querellas, perfectamente calculadas y estudiadas. Me preocupa porque supone la persecución de un juez que es un ejemplo.
P. ¿Qué le parece que el Tribunal Supremo permita ejercer la acusación a Francisco Correa, el jefe de la trama Gürtel?
R. Me parece un atropello desde el punto de vista del derecho procesal. No es posible que una persona que está siendo perseguida por la justicia penal por delitos graves, como el blanqueo de capitales, se pueda constituir como parte para perseguir al juez que acordó las intervenciones telefónicas que son uno de los fundamentos probatorios contra él. ¿Por qué ha sido ofendido este señor para que se le permita acusar? Es él quien está siendo investigado.
P. Pese a ello, ha logrado que se admita una querella contra Garzón.
R. La admisión de esa querella constituye la forma más grave producida hasta ahora en España de alianza objetiva de los tribunales y los corruptos, porque transmite un mensaje evidente de amparo de sus conductas y de posible impunidad. Si la respuesta a la actuación judicial es la persecución del juez, consentida y tolerada por el Tribunal Supremo, incluso por magistrados progresistas, aún se pone más de relieve que la persecución de la corrupción sigue siendo una asignatura pendiente.
P. ¿Cree que la ciudadanía entiende que se admitan las querellas contra el juez por actuaciones tan diversas como el caso de las fosas, la trama Gürtel y los cursos subvencionados por el Banco Santander?
R. Lo que ha acordado el Supremo no se puede sostener ni jurídica, ni social, ni moralmente. No es admisible y socava los cimientos del Estado democrático, porque es poner al poder judicial bajo los pies de los caballos de los corruptos. Y eso significa que los corruptos han conseguido ya una victoria al someter a un proceso penal por prevaricación al juez que se ha atrevido a investigarlos. Eso significa para el Estado de derecho una inmensa derrota jurídica y moral.
P. Lo ha acordado el Tribunal Supremo, la cúspide del sistema judicial español.
R. El Tribunal Supremo no está libre del error, que nadie crea que son más inmunes. Son tres querellas admitidas y tres errores que demuestran el poder que tiene la extrema derecha en España, capaz de someter objetivamente al Tribunal Supremo a sus dictados. En los tres casos ha sido menospreciada la postura de la fiscalía, y las decisiones del Supremo se sostienen únicamente sobre los argumentos de la extrema derecha y del Partido Popular. Y esto es dramático para un país, porque están aflorando las sombras del pasado.
P. ¿Es delictivo participar en unos cursos subvencionados por un banco y que luego se archive una causa contra directivos de ese banco?
R. Llevamos 25 años en que las asociaciones de jueces y fiscales, conservadoras y progresistas, han celebrado congresos comiendo en la mano de los bancos y cajas de ahorros, que han aportado cantidades importantes, han pagado gastos de alojamiento y seguramente algo más. ¿Por qué no se preguntan los jueces y fiscales cómo encaja esto en el ejercicio libre e independiente de su función si cualquiera de ellos ha tenido algún asunto con las entidades que les han subvencionado tan generosamente?