La victoria de la izquierda pone fin a 10 años de gobiernos de minoría formados por el bloque de centro-derecha
JUAN GÓMEZ - Berlín - 16/09/2011
La victoria electoral de ayer era la última oportunidad Helle Thorning-Schmidt. Sus seis años la frente de la socialdemocracia danesa ya comenzaron mal. Cuando la eligieron jefa del partido llevaba apenas cinco días como diputada en el parlamento de Copenhague. La vieja guardia socialdemócrata formada por sindicalistas y políticos de carrera miraban con desconfianza a la joven rubia de tacones altos y traje caro que no había pasado por los cauces normales de ascenso en el partido. Su discurso se centró en una idea: "puedo vencer a Anders Fogh". Rasmussen, que ahora es secretario general de la OTAN, había arrebatado el poder a los socialdemócratas en 2001. Cuando ascendió a la jefatura del partido, Helle Thorning-Schmidt tenía 38 años. A los 44 se va a convertir ahora en la primera mujer que presida un Gobierno en Dinamarca. Es una herencia difícil.
Con su victoria terminan 10 años de gobiernos de minoría formados por el bloque de centro-derecha, que se apoyaba en la derecha populista del Partido Popular Danés (DF) para aprobar las leyes. Tras dos lustros de debate político centrado en las obsesiones euroescépticas, xenófobas y antimusulmanas del DF, a los cuatro partidos del bloque de centro izquierda que van a elegir a Thorning-Schmidt les toca ahora lidiar con un déficit del 4,6% del Producto Interior Bruto y con un paro juvenil del 10%. Para Escandinavia, son cifras enormes.
El problema que arrastra la futura jefa del Gobierno es la debilidad palmaria de su partido. Pese a su victoria, los socialdemócratas encajaron ayer su peor resultado electoral desde 1906. Thorning-Schmidt tiene que apoyarse en tres partidos menores para formar su gobierno y desbancar a la derecha.
Ha dicho Thorning-Schmidt que sus comienzos políticos estuvieron "muy a la izquierda". No obstante, ingresó en el partido socialdemócrata en 1993. Después estudió ciencias políticas en la capital danesa y en Brujas, donde conoció al británico Stephen Kinnock. Es la nuera del dirigente laborista de Reino Unido Neil Kinnock. Su carrera ha sido meteórica: en 1999 era ya parlamentaria europea, seis años después diría su partido y ahora, presidirá el Gobierno de Dinamarca.
Ha sido poco concreta en asuntos de programa. Sin alejarse nunca mucho de las clásicas posiciones de la poderosa socialdemocracia danesa, ha hecho de cuando en cuando propuestas reformistas. La constante durante su campaña ha sido el rechazo a la derecha populista del DF y el regreso al centro político europeísta. Paralizará la construcción de puestos fronterizos emprendida por el Gobierno actual y ablandará las restrictivas políticas migratorias impuestas por la ultraderecha en estos diez años.
El caso de Thorning-Schmidt es uno de esos en los que el buen aspecto físico acarrea desventajas. Sus ropa siempre cara le valió (primero en su partido) el apodo de "Gucci-Helle". Tampoco han contribuido a su credibilidad de izquierda que envíe a su hija a un colegio privado, ni que su marido haya sido objeto de investigaciones fiscales.
Con su victoria terminan 10 años de gobiernos de minoría formados por el bloque de centro-derecha, que se apoyaba en la derecha populista del Partido Popular Danés (DF) para aprobar las leyes. Tras dos lustros de debate político centrado en las obsesiones euroescépticas, xenófobas y antimusulmanas del DF, a los cuatro partidos del bloque de centro izquierda que van a elegir a Thorning-Schmidt les toca ahora lidiar con un déficit del 4,6% del Producto Interior Bruto y con un paro juvenil del 10%. Para Escandinavia, son cifras enormes.
El problema que arrastra la futura jefa del Gobierno es la debilidad palmaria de su partido. Pese a su victoria, los socialdemócratas encajaron ayer su peor resultado electoral desde 1906. Thorning-Schmidt tiene que apoyarse en tres partidos menores para formar su gobierno y desbancar a la derecha.
Ha dicho Thorning-Schmidt que sus comienzos políticos estuvieron "muy a la izquierda". No obstante, ingresó en el partido socialdemócrata en 1993. Después estudió ciencias políticas en la capital danesa y en Brujas, donde conoció al británico Stephen Kinnock. Es la nuera del dirigente laborista de Reino Unido Neil Kinnock. Su carrera ha sido meteórica: en 1999 era ya parlamentaria europea, seis años después diría su partido y ahora, presidirá el Gobierno de Dinamarca.
Ha sido poco concreta en asuntos de programa. Sin alejarse nunca mucho de las clásicas posiciones de la poderosa socialdemocracia danesa, ha hecho de cuando en cuando propuestas reformistas. La constante durante su campaña ha sido el rechazo a la derecha populista del DF y el regreso al centro político europeísta. Paralizará la construcción de puestos fronterizos emprendida por el Gobierno actual y ablandará las restrictivas políticas migratorias impuestas por la ultraderecha en estos diez años.
El caso de Thorning-Schmidt es uno de esos en los que el buen aspecto físico acarrea desventajas. Sus ropa siempre cara le valió (primero en su partido) el apodo de "Gucci-Helle". Tampoco han contribuido a su credibilidad de izquierda que envíe a su hija a un colegio privado, ni que su marido haya sido objeto de investigaciones fiscales.
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