A. PÉREZ PARÍS. CORRESPONSAL 11/05/2011 07:30
Hay aniversarios que duelen. Y la celebración ayer en Francia del trigésimo aniversario de la elección del último presidente de izquierdas de este país, François Mitterrand, en 1981, se convirtió en uno de ellos. A un año de unas presidenciales que todo el mundo ve perdidas por Nicolas Sarkozy, todos y cada uno de los aspirantes a la candidatura socialista reivin-dican la figura de Mitterrand, para capitalizar la simpatía que siempre tienen los políticos muertos. Pero esos mismos líderes socialistas de 2011 pasan bajo secreto el pasivo del legado de Mitterrand, aún presente en la sociedad.
El extenista y cantante Yannick Noah fue la principal estrella de la velada organizada anoche en la Plaza de la Bastilla. En el mismo lugar donde cientos de miles de franceses, la noche del 10 de mayo de 1981, festejaron hasta bien entrada la mañana al presidente que iba a "cambiar la vida", anoche lo que hubo fue una fiesta de diseño. Y, de los miles de franceses que se movían, pocos sabían que no lo hacían ni por Mitterrand ni por "cambiar la vida". La fiesta estaba financiado por los millonarios Pierre Bergé y MathieuPigasse, hombres que mueven hilos para algunos de los candidatos a las primarias socialistas de cara a las presidenciales de 2012.
Los aspirantes a la candidatura socialista se conocerán en junio
El símbolo ilustra bien lo que está pasando en el Partido Socialista (PS). En la inmensa feria de pujas en que se está convirtiendo la carrera hacia las primarias para la nominación del candidato presidencial, todo aquel que se precie debe reivindicar la figura de Mitterrand y pronunciar alguna frase ritual. Al mismo tiempo, todos renuncian a un análisis del balance mitterrandiano, cosa que equivale a un retroceso respecto a la actitud intelectual en la época del Gobierno de izquierda plural de Lionel Jospin (1997-2002), quien proclamó que la izquierda tenía un "derecho de inventario" sobre el mitterrandismo.
Sondeos de fidelidad
Es imposible establecer la lista de declaraciones de amor a Mitterrand. La estrella pujante del momento en la carrera de las primarias del PS, el ex primer secretario François Hollande, fue a Château-Chinon, la ciudad del centro de Francia donde Mitterrand fue alcalde, para decir que alaba "su tenacidad, su obstinación, su valentía y su compromiso de todos los días". Hubo nada menos que tres sondeos destinados a medir cuál de los líderes socialistas actuales representaría con más fidelidad la herencia de Mitterrand. Según esos sondeos, Hollande, Martine Aubry y Dominique Strauss-Kahn se encontrarían codo a codo.
El expresidente de Francia es recordado por sus avances sociales
Aubry celebró un encuentro en París para decir que Mitterrand era "un hombre que amaba la unión, amaba que Francia se reencuentrecon sí misma", por lo que "ese es el sentido de esta jornada: recuperar el espíritu de François Mitterrand".
Por su parte, las redes pro-Strauss-Kahn hablaron en lugar de su líder, que está obligado a mantener la reserva por su cargo de director general del FMI. También para elogiar la figura de Mitterrand, aunque insistiendo en que hace falta algo "más moderno".
La guerra de las primarias socialistas está ya muy avanzada, aunque en principio las candidaturas sólo pueden declararse oficialmente en junio y la votación tendrá lugar en otoño. La rigidez del calendario, en lugar de calmar los ánimos, ha disparado los golpes bajos y extraoficiales: debate político prohibido hasta la apertura de las primarias, pero guerra en el lodazal abierta.
El Porsche de Strauss-Kahn
El punto álgido de la cloaca tuvo lugar hace una semana. Irritados por la actitud de Strauss-Kahn que, sin declararse, multiplica las acciones ofensivas gracias a su red de contactos en la prensa y el mundo de los negocios, sus rivales soltaron a la prensa una foto: Strauss-Kahn y su esposa se desplazan en París a bordo de un Porsche. Por mucho que se explique el precandidato, es una imagen no muy buena para un líder de izquierda.
Martine Aubry llama a recuperar el espíritu de unión de Mitterrand
El clima de ñoñería tiene el defecto de desactivar un debate político que sí podría utilizar a Mitterrand como hilo conductor. El presidente entre 1981 y 1995 fue el hombre que en sus primeros años se opuso a las políticas de Thatcher y de Reagan, redujo la semana laboral, impuso la quinta semana de vacaciones anuales y elevó los salarios. Pero también fue el que más tarde acabó desmantelando el Estado del bienestar y renunciando a nacionalizar la banca, y el que colocó la construcción europea en la vía actual que favorece las deslocalizaciones.
En cuanto al actual presidente, Sarkozy, un rumor ha dado la vuelta del microcosmos político parisino en las últimas semanas: si el jefe de Estado está tan interesado por la guerra en Libia, es simplemente porque aterrizar en Bengasi, como prometió a los rebeldes, uno de estos días, en medio de los vítores y las aclamaciones, le permitiría emular lo que hizo el socialista François Mitterrand en junio de 1992 en Sarajevo asediado por los serbios. Sarkozy estimaría actualmente que esa es su única tabla de salvamento electoral.
No hay comentarios:
Publicar un comentario