Tras 54 años de gobierno conservador
El centro-izquierda logra la victoria en Japón
Actualizado el 31/8/2009
Horas después de conocerse los primeros sondeos que prácticamente certifican la victoria aplastante del Partido Democrático (PD) en las elecciones parlamentarias japonesas, las diversas fuerzas políticas de Japón han comenzado a actuar en consecuencia, empezando por el histórico (PLD), que anunció cambios en su cúpula de poder para afrontar, desde su poco acostumbrado papel de la oposición, el final del sistema político de posguerra y el comienzo, según los expertos, de una nueva era de incertidumbre.
Yukio Hatoyama será el nuevo primer ministro de Japón. Ingeniero de 62 años de edad, su carrera política alcanza su cénit a costa del mismo partido en el que comenzó su andadura. Irónicamente, su abuelo fue el primer ministro de Japón tras la fundación, en 1955, del PLD. Poseedor de una importante fortuna personal --su abuelo materno fue el fundador de la compañía de neumáticos Bridgestone, la más grande del mundo--, Hatoyama comenzó en las filas del PLD, pero su discrepancia con las tesis del partido le llevó a abandonar la formación en 1993.
Hatoyama asume el poder en un escenario sin precedentes: esta es la primera vez, tras la II Guerra Mundial, que un partido de oposición obtiene la mayoría absoluta en unas elecciones legislativas. Por ello, las negociaciones para facilitar la transición de poder comenzarán esta misma noche, cuando Hatoyama solicitará, según todas las previsiones, la ayuda del Partido Socialdemócrata y del Nuevo Partido Popular para formar un gobierno de coalición con el PD como socio mayoritario.
Por la parte que corresponde a los derrotados, tendrá lugar un proceso de renovación inmediato: el primer ministro saliente y líder del Partido Liberal Democrático de Japón, Taro Aso, anunció que dejará su posición al frente del PLD con la mayor brevedad posible tras la histórica derrota. Minutos antes, la propia dirección del PLD informaba del inicio de los procedimientos para sustituir a Aso como líder del partido. "Lo sentimos mucho", se disculpó el secretario general del PDL, Hiroyuki Hosoda.
"DESEOS HECHOS REALIDAD"
En su discurso triunfal, Hatoyama agradecía el apoyo demostrado por los japoneses, que han acudido en masa a los colegios electorales. La agencia de noticias Kyodo News anticipa una participación final del 69,52 por ciento, dos puntos más que en los últimos comicios, y la más elevada desde 1996.
"Hemos llegado a una situación donde los deseos se han hecho realidad", declaraba Hatoyama en su primera conferencia de prensa tras la publicación de los primeros sondeos que concedían a su partido 315 de los 480 escaños de la Shugiin o Cámara de Representantes, la cámara baja de la Dieta.
Hatoyama mostró este domingo de nuevo su disposición a incluir a otros partidos en el futuro gobierno. "Si se conforma un gobierno liderado por el Partido Democrático, quiero formar coalición con el Partido Socialdemócrata y con el Nuevo Partido Popular", afirmó Hatoyama. "Lo he dicho antes y no hay cambios en ese sentido", sentenció.
Tras la negociación con sus futuros socios, clave para la estabilidad de la mayoría del PD en el Sangiin o Cámara de Consejeros, cámara alta de la Dieta, Hatoyama asumirá oficialmente su nuevo cargo la semana del 14 de septiembre, tras una sesión especial parlamentaria, según informaron fuentes del partido.
CAMBIO TRASCENDENTAL
"Es el fin del sistema político de posguerra en Japón", opina para Reuters el profesor de la Universidad de Columbia Gerry Curtis. "Es la única vez que otro partido además del PDL se ha hecho con la mayoría, es el fin de una larga era, y el principio de otra, sobre la que existe gran incertidumbre".
Incertidumbre porque pocos saben cómo conseguirá el PD hacer realidad las numerosas promesas efectuadas durante la campaña, siguiendo un programa político que busca reducir la burocracia, congelar los impuestos, incrementar el poder de los legisladores y, de cara al exterior, limitar hasta el mínimo posible la intervención de las Fuerzas Armadas en conflictos exteriores.
"Los demócratas están diciendo que pretenden escapar del dominio de la burocracia en la política, pero lo cierto es que están obligados a emplear a los burócratas para poner en marcha sus iniciativas", indicaba el profesor de la universidad de Surugadai, Norihiko Narita. La población, por su parte, se muestra optimista y prefiere dar un voto de confianza.
"Para los demócratas va a ser complicado distribuir correctamente el dinero", opinó el hostelero Yasuhiro Kumazawa. "Pero vamos a darles una oportunidad. Si no funciona, siempre podemos reelegir al PDL dentro de cuatro años", declara, validando así la opinión de los analistas que atribuyen la victoria del PD a un mecanismo psicológico realmente simple: el ferviente deseo de cambio.
La sociedad japonesa envejece rápidamente y el pueblo japonés está comenzando a experimentar cierta ansiedad por recuperar la relevancia perdida, aparentemente, frente a la emergencia de China, para convertirse en la "potencia mundial del siglo XXI". "Los votantes quieren que el país mejore. No es nada específico. Es una sensación. Son una masa que no es capaz de lidiar con detalles políticos; simplemente confían en que esta gente sepa lo que está haciendo", explica el profesor de la universidad de Chuo Steven Reed.
ESCASA REACCIÓN EXTERIOR
Mientras, fuera de las fronteras de este país, bastante autoreclusivo de por sí, las reacciones al inminente e histórico cambio político tardan en llegar. Uno de los primeros gobiernos en reaccionar ha sido el de Estados Unidos, que manifestó su voluntad de mantener con el nuevo gobierno nipón las excelentes relaciones mantenidas hasta ahora con los dirigentes del PLD.
"Confiamos en que la sólida alianza entre Estados Unidos y Japón y la estrecha sociedad entre nuestros dos países continúe floreciendo bajo el liderazgo del próximo gobierno de Tokio", afirmó el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
"El presidente (Barack) Obama espera colaborar estrechamente con el próximo primer ministro japonés en un amplio abanico de cuestiones globales, regionales y bilaterales", dijo.
Yukio Hatoyama será el nuevo primer ministro de Japón. Ingeniero de 62 años de edad, su carrera política alcanza su cénit a costa del mismo partido en el que comenzó su andadura. Irónicamente, su abuelo fue el primer ministro de Japón tras la fundación, en 1955, del PLD. Poseedor de una importante fortuna personal --su abuelo materno fue el fundador de la compañía de neumáticos Bridgestone, la más grande del mundo--, Hatoyama comenzó en las filas del PLD, pero su discrepancia con las tesis del partido le llevó a abandonar la formación en 1993.
Hatoyama asume el poder en un escenario sin precedentes: esta es la primera vez, tras la II Guerra Mundial, que un partido de oposición obtiene la mayoría absoluta en unas elecciones legislativas. Por ello, las negociaciones para facilitar la transición de poder comenzarán esta misma noche, cuando Hatoyama solicitará, según todas las previsiones, la ayuda del Partido Socialdemócrata y del Nuevo Partido Popular para formar un gobierno de coalición con el PD como socio mayoritario.
Por la parte que corresponde a los derrotados, tendrá lugar un proceso de renovación inmediato: el primer ministro saliente y líder del Partido Liberal Democrático de Japón, Taro Aso, anunció que dejará su posición al frente del PLD con la mayor brevedad posible tras la histórica derrota. Minutos antes, la propia dirección del PLD informaba del inicio de los procedimientos para sustituir a Aso como líder del partido. "Lo sentimos mucho", se disculpó el secretario general del PDL, Hiroyuki Hosoda.
"DESEOS HECHOS REALIDAD"
En su discurso triunfal, Hatoyama agradecía el apoyo demostrado por los japoneses, que han acudido en masa a los colegios electorales. La agencia de noticias Kyodo News anticipa una participación final del 69,52 por ciento, dos puntos más que en los últimos comicios, y la más elevada desde 1996.
"Hemos llegado a una situación donde los deseos se han hecho realidad", declaraba Hatoyama en su primera conferencia de prensa tras la publicación de los primeros sondeos que concedían a su partido 315 de los 480 escaños de la Shugiin o Cámara de Representantes, la cámara baja de la Dieta.
Hatoyama mostró este domingo de nuevo su disposición a incluir a otros partidos en el futuro gobierno. "Si se conforma un gobierno liderado por el Partido Democrático, quiero formar coalición con el Partido Socialdemócrata y con el Nuevo Partido Popular", afirmó Hatoyama. "Lo he dicho antes y no hay cambios en ese sentido", sentenció.
Tras la negociación con sus futuros socios, clave para la estabilidad de la mayoría del PD en el Sangiin o Cámara de Consejeros, cámara alta de la Dieta, Hatoyama asumirá oficialmente su nuevo cargo la semana del 14 de septiembre, tras una sesión especial parlamentaria, según informaron fuentes del partido.
CAMBIO TRASCENDENTAL
"Es el fin del sistema político de posguerra en Japón", opina para Reuters el profesor de la Universidad de Columbia Gerry Curtis. "Es la única vez que otro partido además del PDL se ha hecho con la mayoría, es el fin de una larga era, y el principio de otra, sobre la que existe gran incertidumbre".
Incertidumbre porque pocos saben cómo conseguirá el PD hacer realidad las numerosas promesas efectuadas durante la campaña, siguiendo un programa político que busca reducir la burocracia, congelar los impuestos, incrementar el poder de los legisladores y, de cara al exterior, limitar hasta el mínimo posible la intervención de las Fuerzas Armadas en conflictos exteriores.
"Los demócratas están diciendo que pretenden escapar del dominio de la burocracia en la política, pero lo cierto es que están obligados a emplear a los burócratas para poner en marcha sus iniciativas", indicaba el profesor de la universidad de Surugadai, Norihiko Narita. La población, por su parte, se muestra optimista y prefiere dar un voto de confianza.
"Para los demócratas va a ser complicado distribuir correctamente el dinero", opinó el hostelero Yasuhiro Kumazawa. "Pero vamos a darles una oportunidad. Si no funciona, siempre podemos reelegir al PDL dentro de cuatro años", declara, validando así la opinión de los analistas que atribuyen la victoria del PD a un mecanismo psicológico realmente simple: el ferviente deseo de cambio.
La sociedad japonesa envejece rápidamente y el pueblo japonés está comenzando a experimentar cierta ansiedad por recuperar la relevancia perdida, aparentemente, frente a la emergencia de China, para convertirse en la "potencia mundial del siglo XXI". "Los votantes quieren que el país mejore. No es nada específico. Es una sensación. Son una masa que no es capaz de lidiar con detalles políticos; simplemente confían en que esta gente sepa lo que está haciendo", explica el profesor de la universidad de Chuo Steven Reed.
ESCASA REACCIÓN EXTERIOR
Mientras, fuera de las fronteras de este país, bastante autoreclusivo de por sí, las reacciones al inminente e histórico cambio político tardan en llegar. Uno de los primeros gobiernos en reaccionar ha sido el de Estados Unidos, que manifestó su voluntad de mantener con el nuevo gobierno nipón las excelentes relaciones mantenidas hasta ahora con los dirigentes del PLD.
"Confiamos en que la sólida alianza entre Estados Unidos y Japón y la estrecha sociedad entre nuestros dos países continúe floreciendo bajo el liderazgo del próximo gobierno de Tokio", afirmó el secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
"El presidente (Barack) Obama espera colaborar estrechamente con el próximo primer ministro japonés en un amplio abanico de cuestiones globales, regionales y bilaterales", dijo.
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