sábado, 21 de enero de 2012

Un programa para el siglo XXI - Público - 2011

"Ahí están los mimbres", afirma el coordinador de la ponencia marco del 38º Congreso Federal del PSOE, Jesús Caldera, al referirse al programa electoral con el que concurrieron los socialistas el 20-N. Un documento que no gozó del respaldo de la mayoría de los ciudadanos y que varios expertos califican de "bueno", pero que, a su juicio, contiene las bases para volver a conectar con el electorado. Hace falta "profundizar en el proyecto", remarca, poniendo de relieve que hay que "recomponer el marco de alianzas sociales y explicar que hay un modelo alternativo al fundamentalismo del capitalismo financiero".

Caldera aboga por un reparto de los recursos con más justicia social, mejorando "la provisión de bienes públicos y explicando a la ciudadanía que la teoría de que lo mejor es reducir impuestos está empobreciendo a las sociedades". También anticipa que el partido está revisando el modelo productivo y el modelo fiscal "con valentía" y trabajando sobre la profundización de la democracia.

Con estos pasos, sostiene el vicepresidente de la Fundación Ideas, los socialistas estarán en disposición de encarar la nueva etapa. El profesor de Sociología de la UCM Ignacio Urquizu sostiene que la música del programa electoral le gusta. Pero "hay que tocar un poco la letra". Sobre todo en el capítulo de "la capacidad redistributiva del Estado. El objetivo de la izquierda es generar igualdad de oportunidades", remacha, advirtiendo de que hay que afinar mucho más en cómo nos gastamos el dinero.

Otros expertos, sin embargo, son mucho más cautos y fían la recuperación a una reflexión más profunda. "Hay que hacer la adaptación del PSOE al siglo XXI, que es de mucha envergadura", señala José Félix Tezanos, recordando que "el conflicto principal hoy no es en las fábricas sino en la calle con los jóvenes y los empleos precarios".

Para recuperar la confianza, Tezanos cree que el proyecto socialista debería responder a cuestiones sobre "cómo tiene que organizarse el trabajo, el sistema económico, qué papel tienen que desempeñar los ancianos o cómo distribuir la riqueza, entre otros temas". Todo ello acompañado de nuevas fórmulas de participación. "Aquí está todo muy anquilosado", sentencia.

Renovación absoluta

Este proceso ha de hacerse, estiman expertos consultados, sin precipitación. En este sentido, Fernando Vallespín aboga por "crear una especie de gestora que podía estar presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón que ponga en marcha una reflexión profunda y sin prisa". En su opinión, el partido necesita una "renovación absoluta, que tenga una visión más europeista, más cosmopolita y menos localista".

Con el objetivo de recuperar credibilidad, Vallespín plantea la necesidad de que en el Congreso se hable con claridad. Por su parte, Julián Santamaría asegura que el cónclave "no resolverá todo", pero debe servir de punto de arranque del cambio, en el que haya varias propuestas alternativas. Pero, advierte, el debate político no debe confundirse con enfrentamientos personales.


Alcaldes del PSOE quieren cuota de poder en el partido - El País - 2011

Alcaldes del PSOE quieren cuota de poder en el partido

La mayoría de los regidores socialistas montan una plataforma para influir en el congreso socialista

Anabel Díez

En el PSOE no hay otro poder institucional que las alcaldías, y muy pocas, apenas media docena de capitales de provincia. El poder autonómico pasó masivamente a manos del PP en las elecciones del pasado 20 de junio por lo que los socialistas solo mantienen los Gobiernos de Andalucía y País Vasco, y en ambos con expectativas pesimistas. Los alcaldes socialistas tienen el reconocimiento ciudadano, pero no el del partido.

Esta situación es la que ha movido a la mayoría de los regidores socialistas a organizarse en una plataforma destinada a influir y exigir en el congreso del PSOE, que se celebrará la primera semana de febrero, lugar, espacio y representación en todos los órganos de dirección del partido.

Los primeros pasos los dieron ayer en una reunión de una veintena de alcaldes en la que aunaron puntos de vista. La mayoría de ellos no tiene individualmente poder orgánico alguno, pero ahora prefieren tener representación como colectivo. “Tenemos liderazgo social, hemos ganado elecciones y, sin embargo, no tenemos presencia en los órganos de dirección del partido, reservados para quienes no tienen apoyo social, o, al menos contrastado”. Esta reflexión de un alcalde asistente a la reunión recoge el sentir de sus compañeros con un trasfondo de cierto malestar.

Informe de reflexión

En efecto, los únicos que han “salvado los muebles” en las elecciones de mayo se ven relegados, por ejemplo, a hablar los últimos en el comité federal del PSOE, ya que la preeminencia la tienen los secretarios generales, es decir, “todos los que perdieron las elecciones en mayo”, remachan. Su objetivo es tener representación, como colectivo de alcaldes, en la próxima ejecutiva federal, al igual que tienen silla los portavoces parlamentarios y del Consejo Político Territorial, que reúne a los barones. También en este órgano aspiran a tener espacio y otro específico en el comité federal, al margen de que haya alcaldes que puedan estar en ese órgano. De momento, ayer acordaron que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, elabore un documento de reflexión sobre estas cuestiones orgánicas, pero también con las necesidades de los Ayuntamientos, en especial, de financiación.

Como primer paso, los alcaldes pidieron celebrar la reunión en la sede federal del PSOE y se les facilitó el paso. Esta plataforma no apoyará a ningún candidato. Cada alcalde tendrá libertad de opción.


Plasmar el nuevo Egipto lleva tiempo - Samer Soleiman - Pagina 12 - 2011

ENTREVISTA CON SAMER SOLEIMAN, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD NORTEAMERICANA DE EL CAIRO

“Plasmar el nuevo Egipto lleva tiempo”

El destacado académico sitúa el futuro de Egipto en una perspectiva en la cual la revolución que derrocó la dictadura de Hosni Mubarak no perdió su dinámica. Dice que el electorado fue coherente al apoyar a las fuerzas confesionales.

Por Eduardo Febbro

Desde El Cairo

La revolución egipcia salió de las urnas envuelta en el color verde, doblemente: el de los Hermanos Musulmanes y el de los salafistas. La fase inicial de las primeras elecciones libres celebradas en Egipto después de más de medio siglo de dictadura terminó con la victoria del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), el brazo político de los Hermanos Musulmanes, y de la corriente más radical, los salafistas del partido El Nur. En tercer lugar aparece la alianza entre laicos liberales y la izquierda del Bloque Egipcio, sin que, hasta el momento, ninguno de los partidos políticos que surgieron con la revolución hayan conseguido el reconocimiento de los electores. ¿Cómo puede interpretarse este resultado que deja con escasa influencia parlamentaria a quienes desempeñaron un papel central en la revolución? Con todo, el juego político se ha transformado. A pesar de que, juntos, los Hermanos Musulmanes y los salafistas de El Nur tienen una sólida mayoría, la hermandad ya descartó toda alianza con los salafistas. A su vez, el poderoso Movimiento Seis de Abril –fue decisivo en las huelgas del 2008 y en la revolución de 2011– advirtió que “ya nadie debe preocuparse por la victoria de una u otra lista. La democracia de nuestra nación no permitirá que nadie la explote de nuevo”.

El profesor Samer Soleiman ve en estos porcentajes una respuesta coherente por parte del electorado. Coherente no quiere decir justa. Hoy, las dos principales fuerzas políticas del país son confesionales. Ensayista de renombre internacional, autor de varios libros, responsable del Comité de Coordinación política del Partido Socialdemócrata, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Norteamericana de El Cairo, Samer Soleiman analiza en esta entrevista el resultado de las elecciones al tiempo que sitúa el futuro de Egipto en una perspectiva en la cual la revolución que derrocó la dictadura de Hosni Mubarak no perdió su dinámica.

–¿Qué análisis hace usted de esta fase a la vez controvertida, violenta y llena de esperanzas de la revolución egipcia teniendo en cuenta que los resultados de las elecciones les dan una mayoría a los Hermanos Musulmanes y al movimiento radical de los salafistas?

–Son las primeras elecciones libres que se celebran en Egipto desde hace 60 años. Es un paso muy importante hacia la democracia. Sin embargo, es lícito reconocer que luego del régimen dictatorial que conocimos, la corriente fundamentalista está en posición de fuerza. Los resultados preliminares le dan una holgada victoria a esta corriente. Creo que es demasiado, pero también es posible apostar por los sectores más moderados de esta corriente. Los demás partidos políticos tienen que trabajar mucho más en la calle. De hecho, estos resultados son un dato parcial. La política electoral sólo es el reflejo de una parte de la política egipcia. Hay que recordar que una buena parte de la clase política egipcia no está representada en este sistema electoral, que es muy partidista.

–¿Cómo explica usted el hecho de que los partidos políticos y los movimientos que fueron los grandes protagonistas de la revolución no hayan obtenido el reconocimiento en las urnas?

–Creo que eso es normal. La política electoral es una cosa y la movilización revolucionaria en la calle es otra. Hace falta mucho más tiempo para que el sistema electoral sea el reflejo de la calle. No debe olvidarse tampoco que la corriente islamista tiene una experiencia muy antigua en lo que se refiere al sistema y a la política electoral, saben lo que es una elección y estaban por consiguiente muy organizados. Frente a esta eficacia estaba el movimiento revolucionario, que recién acaba de ingresar en el escenario político. Por los resultados, no son tampoco tan malos. Por ejemplo, el Bloque Egipcio, donde se aunaron los movimientos de izquierda y los partidos liberales como Tagamu y el Partido Socialdemócrata egipcio, sacó 20 por ciento de los votos. Eso no está nada mal para partidos que se fundaron hace apenas unos meses y en cuyo seno hay algunos líderes de la revolución.

–¿No le llama la atención que sea el partido salafista El Nur el que llega en segunda posición? ¿Con este resultado tan alto no persiste acaso un alto riesgo de enfrentamientos con los coptos, con algunos sectores de los Hermanos Musulmanes o con los laicos?

–Los salafistas son un movimiento radical, en cambio, los Hermanos Musulmanes son un movimiento con mucha experiencia en el trabajo colectivo. Por consiguiente, son mucho más moderados y están igualmente mucho más politizados. Sin embargo, creo que los salafistas podrán volverse tan moderados como los Hermanos Musulmanes. Esto tomará tiempo, pero hay que dejar que las fuerzas laicas empiecen a pesar en el juego político. Pero claro, no se puede tampoco tolerar que los salafistas no paguen por los crímenes que cometieron, hicieron muchas cosas feas y eso debe dar lugar a juicios. Creo que podemos considerar a los salafistas como la extrema derecha de la política egipcia.

–Usted parece creer que el sistema político egipcio tal y como se plasmó hoy es capaz de absorber, de integrar y apaciguar al lado más radical de los salafistas.

–Hay que hacer presión sobre ellos para que se adapten a las reglas de la política y de la democracia. No es aceptable que vehiculen un discurso fanático y de odio. Creo que con presión y mucha pedagogía pueden transformarse.

–El ejército conservó, no obstante, mucho poder: su estatuto lo pone por encima del gobierno, puede vetar leyes y hasta artículos de la Constitución que no le convienen. ¿Cómo se organizarán las relaciones entre el ejército y e el nuevo Parlamento?

–Sin dudas habrá una fuerte pulseada entre ambos sectores. El ejército se quedó con mucho poder, de alguna manera funciona con el estatuto de un Presidente. Pero dentro de algunas semanas tendremos el nuevo Parlamento y ese Parlamento será el primer terreno de lucha después de la revolución. Los parlamentarios tienen margen para tratar de negociar con el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Pero todo dependerá de las coaliciones dentro del Parlamento y, sobre todo, de lo que hará la mayoría, que hoy está en manos de los islamistas. Hay que ver si quieren o no poner en tela de juicio los privilegios políticos y económicos del ejército.

–Los analistas locales e internacionales no se ponen de acuerdo: algunos argumentan que la revolución egipcia fracasó, que se hizo recuperar por el ejército. Otros, al contrario, alegan que triunfó. ¿Usted cree que ese fenómeno extraordinario que fue la revolución egipcia conserva todas sus posibilidades de ir hasta el final y de transformar al país?

–La dinámica sigue vigente. El ejército hizo todo lo que pudo para contener la revolución, pero ahora entran a jugar muchos otros factores. Están los islamistas, que constituyen un desafío porque, justamente, quieren detener la dinámica revolucionaria, aminorar la velocidad de los cambios. Creo que la cuestión central de la revolución depende de en qué medida la izquierda egipcia es capaz de movilizar a la gente en base a las cuestiones sociales. Ese es el tema principal del país. Aquí hay mucha gente pobre. Para mí, el único medio de que la revolución prosiga radica en que tiene que tomar inmediatamente una dimensión social. La clase obrera también jugará su papel una vez que el control que el régimen anterior ejercía sobre los sindicatos se vaya debilitando. Creo que tendremos sindicatos obreros fuertes. En este contexto podremos hablar de otra fase de la revolución.

–Para usted no hay entonces ninguna duda: un nuevo Egipto ha surgido con este proceso revolucionario.

–Sí, desde luego, pero de todas maneras tomará cierto tiempo que ese nuevo Egipto se plasme por completo, no es una cosa ya adquirida. Tenemos por delante una lucha de varios años. La dinámica de la renovación, del renacimiento, no se ha roto. Las elecciones libres que celebramos y que continuarán en los meses que vienen forman parte del renacimiento de Egipto.


La socialdemocracia europea se hunde - Benoit Hamon - Pagina 12 - 2011

BENOÎT HAMON, LIDER DEL ALA MAS RADICAL DEL PS FRANCES

“La socialdemocracia europea se hunde”

Recuperar la marcha del progreso social es la consigna del libro Dar vuelta la página, cuyo autor señala críticamente los años en que la socialdemocracia era aliada del liberalismo.

Por Eduardo Febbro

Desde París

No hay nada mejor que una travesía por la verdad y la responsabilidad para entender el colapso mundial que desembocó en la crisis actual y la parte de responsabilidad que le incumbe a la izquierda europea en ese desastre. Benoît Hamon ofrece ese doble componente. Este dirigente socialista de la nueva generación, hoy portavoz del PS, líder de la corriente más radical del Partido Socialista francés, hizo una síntesis lúcida y responsable no sólo de los estragos del librecambismo liberal sin freno sino, sobre todo, de la forma en que la izquierda europea renunció a sus valores históricos y colaboró con el mercado. “Recuperemos la marcha del progreso social” es la consigna del libro que Benoît Hamon acaba de publicar, Tourner la page (Dar vuelta la página), y cuyo eje es precisamente la idea de dejar atrás los años en que la socialdemocracia fue aliada del liberalismo para construir ahora otra sociedad. Benoît Hamon constata el abismo a donde los mercados financieros arrojaron a la humanidad, la forma en que el neoliberalismo paraliza el progreso social, el consenso que impera en las elites para que sean los pueblos los que paguen la cuenta y la manera en que se pone en tela de juicio el sufragio universal en beneficio de una tecnocracia impune. Tourner la page es una suerte de hoja de ruta, una estrategia hacia la recuperación del progreso social y, sobre todo, una lúcida radiografía de la socialdemocracia y sus años de estrecha colaboración con su enemigo histórico. Frente a una ideología basada en la depredación, el socialismo no fue capaz de defender sus propias alternativas. Hoy, asegura Benoît Hamon, ha llegado la hora de romper el consenso y salir de un sistema económico, social y monetario que sólo acarrea pobreza, destruye empleos y extrae del presente las conquistas sociales obtenidas a lo largo de décadas de lucha.

–Usted apunta en su libro una de las novedades más emblemáticas de la crisis actual: la pérdida de soberanía de los pueblos. El liberalismo tiene miedo del voto, es decir, de la columna vertebral de la democracia.

–Durante mucho tiempo el liberalismo vivió mediante un compromiso entre liberales y socialdemócratas. Pero en el antagonismo entre los socialdemócratas y liberales lo que hoy está claro es que, para los liberales, el sufragio universal es un obstáculo a la idea que estos últimos se hacen de un mundo perfecto, sin trabas, gobernado por los mercados y en el cual los instrumentos de regulación deben estar en manos de agencias independientes, supervisores supranacionales y de aparatos tecnocráticos. Los liberales rehúsan la supervisión política porque tienen la íntima convicción de que el sufragio universal es la dictadura del débil sobre los fuertes, la dictadura de los indigentes cuyas condiciones de vida no les permiten entender la complejidad de las cosas. Yo estoy convencido de que hay que actuar de una forma radicalmente opuesta. Debemos recuperar las bases y los fundamentos de la democracia en las sociedades occidentales y europeas. Esos fundamentos están hoy ampliamente amenazados por 30 años de liberalismo.

–Hoy, en Europa, hay un intento claro de transferir la soberanía nacional, o sea, las políticas decididas por mayorías electas, a instancias tecnocráticas, supranacionales.

–En efecto, entre otras cosas están defendiendo la idea de someter los presupuestos de los Estados europeos a un régimen de sanciones decididas por una instancia tecnocrática como la Comisión Europea o la Corte de Justicia Europea. No. Si yo decido que en mi presupuesto nacional haya diez mil millones de dólares destinados a la educación porque mi pueblo lo necesita y después viene la Corte de Justicia Europea a decirme que no, esto es un absurdo.

–¿Acaso el liberalismo no perdió el miedo a la revolución?

–En este momento, en Europa se están plasmando características revolucionarias: crisis económica, desconexión de las elites, enriquecimiento de los más ricos, sentimiento de una suerte de fatalidad según la cual existe sólo una política posible que se traduce en más esfuerzos para las clases medias y populares, corrupción de las elites y un clima contrario a las mismas. Todo esto crea un contexto muy favorable para la extrema derecha. Para la izquierda, no hay nada peor que el debate se focalice entre, por un lado, la derecha garante de la perpetuación del sistema y, del otro, la extrema derecha que aparece como la única capaz de encarnar la transformación del sistema. La izquierda aparece en este contexto como una mezcla de todo, un poco de sal, un poco de aceite, un poco de pimienta. Estoy muy de acuerdo con el análisis que hace el filósofo Slavoj Zizek cuando dice que las diferencias entre la izquierda y la derecha se resumen en lo esencial a las cuestiones de sociedad, pero las cuestiones sociales y económicas aparecen como sustraídas del debate. La síntesis es que, poco a poco, la socialdemocracia se hunde y desaparece del paisaje político.

–Hay una lógica en ello: la socialdemocracia europea se alió con el capital, formó parte de la arquitectura del mundo actual y no como oposición, sino como socia del modelo actual.

–Así es. Pero la socialdemocracia es la gran perdedora de este pacto. A partir del momento en que el liberalismo económico y el liberalismo político se imponen, el acuerdo entre liberales y socialdemócratas se vuelve mortífero. Eso es lo que está por precipitar la caída de la socialdemocracia europea. Por eso mi libro se llama Dar vuelta la página. Si queremos que la gente vuelva a creer en nosotros, si queremos que se nos escuche cuando decimos que este modelo de desarrollo es un modelo agotado, que el modelo liberal ha fracasado, todo eso pasa por la voluntad de dar vuelta la página y también, sobre todo, por el reconocimiento de que nosotros estamos dentro de esa página que debemos dar vuelta. Cuando hagamos eso, cuando demos vuelta la página, con ello dejaremos atrás una página de nuestra historia marcada por la corresponsabilidad con el sistema actual. No creo que seamos tan responsables como los conservadores o los liberales, no. Nuestra responsabilidad no es equivalente. Ellos son hoy los arquitectos del desmantelamiento del Estado providencia en Europa, cosa que nosotros no queremos. Ello, no obstante, no nos exime del hecho de que, en un momento, creímos que podíamos construir un modelo con los liberales. Por consiguiente, los socialdemócratas europeos tienen una gran responsabilidad con la crisis actual.

–Para usted, entonces, dar vuelta la página significa qué exactamente. ¿Cuál es la dirección?

–Creo que hoy existen los medios de emprender una política radicalmente distinta, aunque más no sea por el hecho de que ya se pueden evocar temas de los que hace diez años no se podía hablar. Sin dudas, la rapidez de la crisis contribuye a ello. Los temas centrales de la transformación son los siguientes: el tema del libre cambio es esencial, o sea, la necesidad de ponerle límites al libre cambio, de regularlo. El segundo tema consiste en saber en qué condiciones se financia el Estado providencia, es decir, la política fiscal. Se trata de saber de qué medios se dispone para financiar la educación, la salud, los servicios públicos, la protección social, la jubilación. Evidentemente, el tema de la política económica y monetaria es central. Sin una política monetaria y económica constante nada se podrá cambiar. Es imposible decir que uno es de izquierda si no se cambia la política fiscal, la política monetaria, la política comercial y la doctrina de la política económica que hoy apuesta por el holocausto, es decir, por la competitividad a través del descenso del costo de la mano de obra, o sea, el trabajo. Hay que cambiar las tres doctrinas: la doctrina monetaria que apuesta por un euro fuerte para controlar la inflación, la doctrina comercial ultra librecambista y la doctrina económica que fundamenta el crecimiento sobre el bajo costo de la mano de obra.

–Usted ha expresado varias veces su reconocimiento ante los cambios que la socialdemocracia supo hacer tangibles en América latina, sobre todo en Brasil, Argentina y, en otro contexto ideológico, Venezuela.

–Lo que me asombró e interpeló en América latina, y digo esto sin negar la dureza del combate, es el hecho de que las cosas se pueden cambiar. Desde luego, la relación de fuerzas que hubo que enfrentar fue poderosa: Lula, Chávez, Evo Morales, Correa, Kirchner, todos se enfrentaron a ello. No es fácil hacer política. Observo que, en lo que atañe a varias cuestiones, por ejemplo la movilización de instrumentos económicos independientes de las instituciones de Breton Woods, o la cuestión de las nacionalizaciones, o la cuestión de la reapropiación de los útiles de producción, en especial cuando se trata de recursos naturales, en todas esas cuestiones América latina demostró que en una economía globalizada es posible reapropiarse de los útiles de producción, redistribuir la riqueza, sin que ello arruine un país. En América latina está la última juventud de la izquierda mundial. Hubo un momento en que esa facultad estuvo en la izquierda europea, ahora no. La izquierda latinoamericana tiene una capacidad de poner en tela de juicio el orden económico mundial que la socialdemocracia europea ya no tiene.


La socialdemócrata Portia Simpson Miller gana las elecciones en Jamaica - ABC - 2011

Kingston, 30 dic (EFE).- La socialdemócrata Portia Simpson Miller, la política más veterana de Jamaica y líder del opositor Partido Nacional Popular (PNP), resultó hoy elegida primera ministra de la isla, con lo que desbancó al que hasta ahora era el dirigente más joven en la historia del país caribeño, Andrew Holness.

"Quiero agradecer al pueblo jamaicano su cariño, su apoyo y que haya concedido al PNP y a su líder su propio mandato", dijo Simpson Miller a los seguidores reunidos ante la sede de su partido.

Con todos los escaños ya adjudicados, y tras unos comicios que transcurrieron sin incidentes violentos destacados y con una participación que no superó el 50 %, el PNP se hizo con 41 de los 63 escaños que estaban en juego, mientras que el partido hasta ahora en el poder, el Partido Laborista de Jamaica (JLP), logró los 22 restantes.

Aunque el recuento oficial de todos los votos no se espera que esté disponible hasta el fin de semana, los resultados ya difundidos permiten afirmar que Simpson Miller volverá a ser la primera ministra de Jamaica (ya lo fue entre 2006 y 2007). Esta será la primera vez que ocupa ese cargo tras ser elegida en las urnas.

La única mujer que hasta el momento ha dirigido Jamaica, aunque tan solo ocupó ese cargo entre marzo de 2006 y septiembre de 2007, es licenciada en administraciones públicas y comenzó en política en 1974, lo que la convierte en la más veterana de su país.

Además, ha liderado su partido desde 2006, cuando dimitió su antecesor, Noel James Patterson.

En estos comicios, a los que estaban llamados a participar 1,64 millones de jamaicanos, estaban en juego 63 escaños (frente a los 60 de antes) y concurrían 150 candidatos, de los que sólo 24 eran independientes o de partidos minoritarios.

Ninguno de ellos logró hacerse con un solo escaño, algo habitual en un país en el que, desde su independencia en 1962, el poder siempre ha estado ejercido por uno de los dos partidos mayoritarios.

En estos comicios, los decimosextos de la historia de la isla, es la primera vez que un partido jamaicano pierde el poder sin encadenar dos mandatos consecutivos.

Con el resultado de hoy, el líder del JLP y actual primer ministro, Andrew Holness, queda como el mandatario que menos tiempo ha estado en el poder en la historia de Jamaica, sólo superado por Donald Sangster, quien no llegó a estar ni dos meses en el poder, al morir por una enfermedad en 1967 poco después de haber sido proclamado primer ministro.

"El pueblo de Jamaica ha hablado. Le deseo lo mejor al nuevo Gobierno. Tiene retos que afrontar, de los que estamos muy al corriente, y esperamos que, por el bien del país, haga un buen trabajo", dijo Holness tras darse a conocer los resultados.

Holness, el primer ministro más joven de la historia de Jamaica a sus 39 años, accedió al poder el pasado octubre, después de la dimisión de su predecesor, Bruce Golding, quien alegó que con su retirada quería abrir el camino a las nuevas generaciones.

Conservador y de centroderecha, Holness, que hasta entonces era ministro de Educación, decidió adelantar las elecciones casi un año respecto al calendario previsto con el ánimo de legitimar su presencia en el cargo y ante el empeoramiento de la economía.

Simpson Miller tomará las riendas de un país cuya deuda ronda el 130 % del producto interior bruto, que tiene un desempleo del 12,9 % y que depende enormemente del turismo, una fuente de ingresos que se ve mermada también por su índice de violencia, uno de los más altos del mundo.

El año pasado, Jamaica ya solicitó un préstamo de 1.270 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) y durante la campaña electoral la futura primera ministra se ha comprometido a continuar las negociaciones con ese organismo para flexibilizar los plazos de devolución de sus deudas.

Su objetivo es impulsar así la ahogada economía de un país con un nivel de pobreza que ha caído un 66 % en los últimos cuatro años, pero que aún se sitúa en el 19 %.

La líder del PNP, una agrupación que gobernó Jamaica entre 1989 y 2007, asegura que también impulsará la inversión extranjera en la nación e incorporará un programa de empleo de urgencia. EFE


La nueva campaña Roosevelt de Obama - Diario Siglo XXI - 2011

La nueva campaña Roosevelt de Obama


El Presidente Obama ha tomado la decisión de que tiene más probabilidades de ganar si las elecciones dependen de cosas importantes en lugar de minucias
E.J.Dionne

WASHINGTON -- Espera convertir la campaña de las presidenciales de plebiscito en torno a la actual situación de la economía a referendo en torno a la tradición progresista más generalizada que nos convirtió en un país de clase media. Por segunda vez, pretende atar su destino a una batalla por el futuro.

Esta elección tiene beneficios políticos evidentes para un presidente en ejercicio con una economía todavía en horas bajas, y confirma el cambio de Obama del enfoque defensivo de principios de este año a un ataque filosófico agresivo a un Partido Republicano que se ha escorado de forma acusada hacia la derecha. También es la maniobra más audaz que ha realizado el presidente desde que decidió sacar adelante a cualquier precio la reforma sanitaria después incluso de que los Demócratas perdieran su mayoría a prueba de vetos en el Senado a principios de 2010.

El discurso del presidente el martes en Osawatomie, Kansas, lugar del discurso legendario de Theodore Roosevelt "Nuevo Nacionalismo" hace 101 años, fue el discurso de investidura que Obama nunca pronunció. Fue excusa filosófica clara de su presidencia, narrativa evidente que explica las causas de la tesitura de la nación al mismo tiempo, y plan coherente de batalla contra un conservadurismo radicalizado que ahora define al Partido Republicano y que ha marcado el tono de su búsqueda de candidato presidencial.

Al apoyarse en Roosevelt, Obama se vincula sin paliativos a una defensa de la larga tradición progresista e izquierdista de América. El Republicano Roosevelt, después de todo, sacó su inspiración del escritor Herbert Croly, cuya obra "La promesa vital estadounidense" se puede considerar con justicia como manifiesto original del progresismo moderno. El radicalismo del movimiento de protesta fiscal tea party alentó así a un político muy diestro a ocuparse de una tarea que los Demócratas han sido reacios a desempeñar desde la llegada de Ronald Reagan.

Obama ha sido notablemente franco al afirmar que las ideas centrales del progresismo avanzado por Theodore y Franklin Roosevelt eran acertadas, y que los compromisos de la era Reagan con la teoría económica del reparto espontáneo de beneficios económicos entre la sociedad son erróneos directamente. Elogió a Roosevelt por saber que "el libre mercado nunca ha sido una carta blanca para coger lo que quieras de quien quieras" y por entender que "el libre mercado sólo funciona cuando hay reglamentos que garantizan que la competencia es justa y abierta y honesta".

También desmontó la teoría económica de Reagan, teoría que promete que "si eliminamos los reglamentos suficientes y bajamos más impuestos -- a las rentas altas en especial -- nuestra economía será más fuerte".

"Pero el problema es éste", anunciaba Obama. "No funciona. Nunca ha funcionado. No funcionó cuando se intentó una década antes de la Gran Depresión. No es lo que condujo al increíble crecimiento de posguerra de las décadas de los 50 y los 60. Y no funcionó cuando se intentó durante la última década".

Una Casa Blanca que hace unos meses estaba obsesionada con el centro político no toma ahora ninguna precaución, en palabras de un asesor, al pregonar las virtudes de "una visión que a este país le ha funcionado". Pero este asesor también destaca que Obama compara de forma implícita la flexibilidad del progresismo de Roosevelt con la rigidez de la variante actual de conservadurismo. El funcionario apunta los compromisos firmes de Obama con la reforma de la educación, incluyendo su crítica en Osawatomie a "destinar dinero a la educación simplemente".

"Puede usted suscribir la tradición progresista si puede defender la idea de que las filosofías y las teorías políticas pueden evolucionar a medida que cambia la realidad sobre el terreno", decía el asesor. El progresismo defendido por Obama contiene así un núcleo de moderación que la ideología del movimiento fiscal tea party no tiene. Por último, Obama se ha dado cuenta de que el camino a la puerta del votante moderado pasa por una crítica integral a la falta de moderación de la derecha.

Durante meses, los progresistas han preguntado a Obama por el motivo de que no invocara el lenguaje populista de Franklin D. Roosevelt y sus ataques a "la realeza económica" y "los príncipes con privilegios" de "las nuevas dinastías económicas". Lo que los progresistas olvidan a menudo es que Roosevelt ofreció estas palabras una vez estuvo a punto de concluir su primera legislatura, en su discurso de aceptación de la candidatura en la Convención Demócrata Nacional de 1936. Roosevelt no se convirtió en un populista económico expreso hasta que las elecciones estaban encima -- y una vez se vio presionado por la izquierda y por un movimiento sindical que le exigía más.

Abocado a su propia reelección y presionado por un movimiento Occupy Wall Street que ha convertido la desigualdad en un motor de nuestra política, Barack Obama descubre sus dos Roosevelt interiores.

© 2011, The Washington Post Writers Group


López Aguilar: Negrín vivió con altura de miras el escarnio - La Provincia - 2011

López Aguilar: ´Negrín vivió con altura de miras el escarnio´

El eurodiputado da una conferencia sobre el político y científico grancanario, organizada por la Fundación Pablo Iglesias

CIRA MOROTE MEDINA
LAS PALMAS DE GRAN CANARIA Lo primero que quiso reconocer Juan Fernando López Aguilar ayer en la mesa del Club La Provincia es que "la figura de Juan Negrín es inabarcable por su carácter poliédrico". Aun así, el eurodiputado socialista, invitado por la Fundación Pablo Iglesias a impartir una conferencia sobre el que fuera presidente del gobierno en la II República, hizo un recorrido por la vida y el ejemplo del político y científico grancanario, del que aseguró que "vivió con altura de miras el escarnio al que fue sometido".

López Aguilar estuvo arropado por una destacada asistencia de público y por Salvador Clotas, director de la Fundación Pablo Iglesias; y Ángel Tristán Pimienta, director del Club La Provincia. El portavoz del PSOE en el Parlamento Europeo destacó, precisamente, la universalidad de Negrín, que demostró ser un adelantado a su tiempo al dominar el difícil arte de "ser de España en Europa". Para el conferenciante, el fisiólogo fue un "hombre conectado con el mundo en todas las lenguas".

El también catedrático de Derecho Constitucional reconoció que celebra que en los últimos años se haya restituido la figura de Negrín, "tras décadas de ignominia. Durante mis años de formación, el nombre de Negrín fue orillado, el orgullo por su trayectoria no existía", agregó. Comenzando por Gabriel Jackson, y siguiendo por otros historiadores como Santos Juliá, Moradiellos o Ricardo Miralles, López Aguilar hizo un recorrido por los investigadores que han entrado de lleno en la vida y obra de Juan Negrín para aportar nuevos datos y documentación que han puesto, al fin, los puntos sobre las íes.

Para ordenar su intervención, el jurista hizo un recorrido cronológico por la vida de su admirado colega de partido, deteniéndose en las tres facetas que cultivó. "Fue médico, fisiólogo, un científico pionero, pero también un socialista reformista y comprometido con los humildes, además de un hombre de Estado y un político con visión".

López Aguilar recordó que la familia del personaje protagonista de la conferencia hizo fortuna en el negocio inmobiliario, "que era muy rentable a principios del siglo XX... y también en el XXI", bromeó el ponente. "Su madre era profundamente religiosa, de hecho dos de sus hermanos lo fueron". Pero Negrín fue enviado pronto a estudiar fuera, "como muchos vástagos de las familias de la época con recursos en Gran Canaria", apostilló el conferenciante.

Alemania

Fue en Alemania donde Juan Negrín se hizo europeo, según López Aguilar. "Aprendió con voracidad varios idiomas". Allí se casó con su primera esposa y se formó como científico, pero a los ocho años de su estancia en Leipzig estalla la I Guerra Mundial y se ve obligado a volver a España. "Es entonces cuando crea su laboratorio de Fisiología, en la Residencia de Estudiantes, donde tiene como discípulos a nombres tan respetados después como Severo Ochoa", señaló.

Tras obtener la Cátedra de Fisiología, en 1922, con tan solo 30 años, comienza a interesarse por la política y la oposición a la monarquía de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera. "Se acercó a la política desde el republicanismo beligerante y eso quedó impregnado en su actitud posterior". Negrín fue elegido diputado por Las Palmas y por Madrid en distintas elecciones y su entrada en el Gobierno de Largo Caballero, con la cartera de Hacienda, coincidió con el Golpe de Estado de 1936. "Según Juan Marichal, en esta legislatura de signo trágico se hizo un hombre de Estado", añadió el catedrático.

De la Guerra Civil y el exilio, quizá habría que destacar tres aspectos que enunció López Aguilar en su ponencia. Por un lado, su decidida estrategia de la resistencia. "Resistir, resistir y resistir", dijo Aguilar citando al médico. Ese empeño le enfrentó a compañeros de partido y Gobierno como Indalecio Prieto. El segundo aspecto es el famoso oro de Moscú, "del que no quedó ni una sola onza en la URSS y que sirvió para costear la guerra al maltrecho bando republicano". El tercer tema fue el hecho de que defendiera, por ejemplo, el Plan Marshall para España, ya en el exilio, porque, según recordó el eurodiputado, "él dejó claro que, para el caudillismo, nada, pero para España, todo".

En la lápida de Negrín sólo figuran sus iniciales. Él quería que estuviera en blanco. Juan Fernando López asegura que "ya es hora de hablar de Negrín".