sábado, 15 de octubre de 2011

Alfredo Palacios, el primer legislador socialista de América - La Nación - 2004

Alfredo Palacios: el primer legislador socialista de América
Hace cien años, un joven político de apenas 25 años era elegido como diputado por La Boca y se convertía así en el primer congresista de izquierda de América latina

El 13 de marzo de 1904, los obreros del barrio La Boca elegían al primer diputado socialista de América: Alfredo Lorenzo Palacios, por entonces de 25 años de edad. La Argentina, por esos tiempos, crecía vigorosamente, había encontrado el rumbo del mundo de la época. Y con su historia reciente, iluminada por los hombres de Mayo, por los Constituyentes de Santa Fe, por la generación del 80, ofrecía un panorama sumamente alentador para la inmigración.

Los nuevos métodos de producción, que dieron origen a la Revolución Industrial, ya habían llegado a estas tierras, y con ellos la necesidad imperiosa de la mano del hombre para hacer posible la división manufacturera del trabajo y la producción a gran escala.

La inmigración, proveniente de los más diversos confines del mundo, cambió decididamente el perfil social de Argentina. Es que los inmigrantes no venían solos, sino que traían sus propias experiencias de socialización de la producción, de manejar sus manos y su mente, y tenían conocimiento de sus derechos.

En ese marco se inscribió la brillante iniciativa del doctor Juan B. Justo de fundar el Partido Socialista, síntesis entre las necesidades asociativas de los trabajadores para defender sus derechos y los ideales de justicia social que encarna el socialismo. Precisamente a ocho años de esa fundación se concretó el acontecimiento que estamos recordando. Fue por demás elocuente el escritor y periodista Florencio Sánchez cuando, al entrar a la redacción de La Opinión una vez finalizada la elección, sentenció: "La Boca ya tiene dientes".

No es casual que el primer proyecto de ley del joven diputado Palacios haya sido la derogación de la ley 4144, conocida como Ley de Extrañamiento de Extranjeros, norma brutal y represiva que los conservadores habían sancionado para que los "revoltosos" regresaran a sus países de origen. "Borremos pues, señores diputados, la ley de extrañamiento --fundamentó Palacios-- y empecemos pronto a tratar la ley de trabajo".

Alfredo Palacios desarrolló su prolífica labor en la mitad del siglo XX. Seguramente será difícil tarea encontrar algún tema vinculado al quehacer nacional que no haya merecido su estudio profundo, minucioso, consecuente, con la propuesta acertada para su tratamiento. Y no era solamente un estudioso de biblioteca, sino que avanzaba en la constatación práctica de los problemas para concluir proponiendo leyes que mejorarían la vida de los argentinos. En su visita a la Argentina, el célebre dirigente socialista francés Jean Jaurès declaró: "Palacios ha podido probar que con la fuerza del pensamiento y la inspiración socialista algunas leyes de progreso social podían ser arrancadas a la inercia, el egoísmo y a la ignorancia de las oligarquías".

Así, Palacios estudió el trabajo en un barco en La Boca y sus consecuencias psicofísicas, y demostró gráficamente (en tambores de Marey) el agotamiento físico de los trabajadores y las consecuencias sobre ellos mismos y sus familias. Transcribió las conclusiones de ese estudio en el libro La fatiga y sus consecuencias sociales, hasta hoy lectura obligada para iniciar el estudio de la medicina del trabajo. Surgieron desde entonces numerosas leyes que tenían como objetivo mejorar la calidad de vida de los trabajadores y sus familias. Particularmente merecieron la preocupación de Palacios la defensa de los derechos civiles, humanos y laborales de la mujer.

También el concepto de Nación está presente en toda la obra de Palacios; en defensa de las islas Malvinas retomó el trabajo de Paul Groussac y sostuvo que la Argentina representaba un nuevo orden jurídico en el mundo, que había encarado en sus actos y en su historia una orientación solidarista, de repudio al principio de la fuerza, e inauguraba la era de la justicia en el Derecho Internacional.

En sus repetidos viajes por el interior del país recogió y relató las miserias y las esperanzas de los argentinos que allí vivían, reflejándolas en numerosos proyectos de ley. En el libro Pueblos desamparados, que escribió junto con el médico sanitarista Juan Maurín Navarro, contó: "En el medio del monte he descubierto escuelitas donde los alumnos no conocen ni la bandera ni el himno nacional". La juventud era además otro de sus grandes desvelos. De allí sus periódicas charlas informales con los jóvenes, a quienes atraía por su impronta juvenil y en quienes encendía una llama de esperanza con su participación solidaria por los derechos sociales. Así lo recordamos quienes lo conocimos en Rosario en 1964. Como decano de la Facultad de Derecho de La Plata fue impulsor decidido de la Reforma Universitaria.

Su defensa del territorio y la cultura latinoamericana, su posición sobre Cuba, son hechos que lo sitúan junto a otras grandes figuras como José Ingenieros, Manuel Ugarte, José Martí, Manuel González Prada y Víctor Raúl Haya de la Torre .

La trayectoria de Alfredo Palacios se convierte en un verdadero ejemplo para los argentinos. Por eso, en estos tiempos en que la política está tan devaluada, es apropiado recordar su pensamiento con sus propias palabras: "La política para mí es una disciplina moral, tiene un contenido ético y si no es una cosa despreciable".

Hoy, nuestro país necesita nuevas propuestas y mujeres y hombres capaces de sumar a más argentinos para derrotar la oprobiosa y escandalosa situación de pobreza en la que vive más de la mitad de nuestros compatriotas.

Argentina tiene muchos ejemplos para salir adelante, y entre ellos se encuentra el de Alfredo Palacios; debemos recordarlos y, como ellos, estudiar los problemas nacionales para organizarnos con el objetivo de superarlos. .

El autor es ex intendente de Rosario y miembro del Partido Socialista. Por Hermes Binner

Alfredo Palacios ¿una visión cristiana del socialismo? - Revista Criterio - 2004

Nº 2291 » Marzo 2004
Alfredo Palacios, ¿una visión cristiana del socialismo?
por De Vita, Pablo ·
El 13 de marzo se cumplirán 100 años de la incorporación al Congreso de la Nación del primer diputado socialista de toda América latina. Alfredo Palacios será recordado por esta particularidad, una de las tantas del eminente tribuno, que lo distinguiera del conjunto de la clase política de su tiempo y trascendiera así una visión partidaria. Constructor del nuevo derecho de los trabajadores en la Argentina y legítimo autor de muchas iniciativas aplicadas (con suerte e intenciones dispares) después de 1945, orientó su idealismo militante a la conformación de un socialismo distinto, de carácter nacional, que nunca abandonó, al igual que su primera formación cristiana y su decidido interés por el estudio y análisis de las religiones. Resistido en más de una oportunidad por el partido donde desarrolló su carrera política (el socialismo lo expulsó de sus filas en 1915; se reincorporó en el 30), fue el intelectual agudo que supo interpretar la amplitud del tópico “socialista” en un sentido también histórico, no vinculado necesariamente con el marxismo. Ya Hans Müller, en su estudio sobre la palabra socialismo, destaca el año 1753 cuando un fraile benedictino llamado Anselm Desing estableció la diferencia entre las teorías cristianas y aquellas llamadas por él “sociales” o “socialistae”. Quedaba así dividida la escuela “naturalistae”, con Hobbes como ejemplo, y la “socialistae” como las dos de derecho natural dentro del campo de aquellos que no partían de la Revelación cristiana.

Los pequeños artesanos, campesinos y habitantes pobres de Jerusalén fueron los primeros entre los cuales Jesús las palabras de encontraron eco. Se dice de los primeros cristianos que practicaban un sistema comunitario de bienes. La crítica a la riqueza, uno de los pilares del cristianismo primitivo, se evidencia con indudable claridad en el Sermón de la Montaña, en el Evangelio de Lucas, donde dice: “¡Felices ustedes, los pobres, porque el Reino de Dios les pertenece! ¡Felices ustedes, los que ahora tienen hambre, porque serán saciados! ¡Felices ustedes, los que ahora lloran, porque reirán! (…) Pero, ¡Ay de ustedes los ricos, porque ya tienen su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que ahora están satisfechos, porque tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ahora ríen, porque conocerán la aflicción y las lágrimas!” (Lucas 6, 20-25).

La vida de niño de Alfredo Palacios transcurrirá entre las Sagradas Escrituras (“Desde los profetas al socialismo” enuncia uno de sus biógrafos, Víctor García Costa) y la asistencia al Centro Pedro Goyena, vinculado al Círculo de Obreros Católicos (1892) del padre Federico Grote, donde encontrará los primeros canales de expresión en el periódico La Juventud, tabloide del que fue director a los 14 años, y cuya redacción “está en la calle Paraguay 1271, frente a la sede de la Sociedad Damas de Caridad de San Vicente de Paul, fundada en 1866 y cuya presidencia ha sido ejercida en el período 1880-1882 por su tía, Felicia Ramón de Palacios, esposa de Pedro Palacios” 2.

En el prólogo a La Máquina y el Evangelio de Antonio Herrero anota Palacios: “Es indudable que los ideales de justicia y de fraternidad, proceden de Jesús. Él ha sido un revolucionario abnegado y profundo. Y toda secta o doctrina que autorice a esclavizar al hombre, despojándole de su dignidad, de su soberanía, o envenenando su alma con el odio, es una doctrina anticristiana”.

Elementos para una polémica

En 1925, Palacios es invitado por Samuel Guy Inman al Congreso de las Iglesias Cristianas que, con sede en Montevideo, se ocupará del problema educativo en América. Al declinar la invitación señala: “La propaganda y la obra religiosa y moral de las Iglesias neutraliza el mal efecto que produce la acción invasora y absorbente del capitalismo yanqui, que ratifica sus avances y le prepara el terreno a nuevas expansiones. Sabe usted que los conquistadores españoles venían también acompañados de misioneros, quienes lejos de impedir el dominio de aquéllos eran sus mejores auxiliares y consolidaban con la prédica del Evangelio la conquista realizada por la espada. No quiero suponer, naturalmente, que sea el mismo caso, pero tampoco es posible desconocer que existen ciertas analogías”. Si bien señala a Inman como uno de los nombres gratos a la causa de Hispanoamérica, el documento declina con dureza la participación. La carta genera una interesante polémica epistolar que comienza Gabriela Mistral: “Ellos forman la porción más pura de Estados Unidos, la parte verdaderamente viva de su conciencia nacional. Son funcionarios pobres, no pertenecen a la burguesía intelectual de su opulenta patria. Recorren Europa anualmente, recogiendo en todas partes lo mejor que tienen las instituciones de cultura. (…) Uno de estos hombres, don Samuel G. Inman, es el organizador del ‘Congreso Uruguayo’ ”. Y añade: “Usted amigo, concede que la idea religiosa es una fuerza para mudar ‘al hombre interior’; su mente laica engloba a todas las religiones en el juicio. No pretendo, por cierto, traerlo hasta el campo de mi convicción católica; pero llamo su atención hacia este hecho indubitable: el cristianismo es la fe que domina absolutamente en América, y hay que trabajar con este instrumento, los del Norte con la rama protestante, los del Sur con la católica”. Gabriela Mistral, antes de despedirse con profundo afecto de Palacios 3, anota la semilla de un debate que repercutirá de manera decisiva en la Argentina en los años de Perón y de Frondizi: “Hemos formado esa semicultura vanidosa, incapaz de dar aquella formación moral que tuvieron, a pesar de su racionalismo, los ateos ilustres como Reclús y Romain Rolland, y hemos expulsado de la educación la idea religiosa que puede dar al hombre más humilde la perfección interna”. Pocos días más tarde Alfredo Palacios le responde a Gabriela Mistral: “Si admitimos como verdadera la afirmación de Lorenzo de Médicis de que aquellos que no esperan otra vida están ya muertos en ésta, deberemos asimismo reconocer que hay más sentimiento altruista y más vitalidad espiritual en los que se esfuerzan y se sacrifican por alcanzar el mejoramiento de la humanidad futura, a la que ellos no conocerán, que en quienes se abstienen de obrar mal por temor a los castigos de ultratumba, o realizan buenas obras para obtener recompensas personales en un cielo reservado para ellos (…) Hubo un tiempo en que el catolicismo fue un ideal revolucionario, como lo siguen siendo hoy, a pesar de todo, las doctrinas de Jesús, el rebelde más audaz y más universalista que ha existido. El mismo nombre católico significa universal (…) Ahora el catolicismo es parte integrante y principal de esta sociedad sensualizada y comparte el dominio y las riquezas con los señores del oro. Tiene más intereses que conservar que ideales y renovaciones para promover…”. En su carta, el tribuno evoca las figuras de Romain Rolland y de José Vasconcelos, casi invitándolos a la polémica: “Nuestro Dios es el porvenir” señala Rolland, en tanto que Vasconcelos va aún más allá: “Veo en Gabriela y en usted dos grandes cristianos prácticos, cristianos de verdad que por lo mismo no pueden ser católicos. Usted procedió como verdadero cristiano cuando obtuvo del Congreso argentino una ley protectora de los trabajadores explotados por terratenientes que, por lo general, son excelentes, irreprochables católicos, pero viven de violar a diario la ley de Cristo. (…) Los que absuelven a los terratenientes a la hora de la muerte a cambio de una dotación para el culto son católicos, pero no cristianos”.
En el intercambio epistolar también se evidencian claves de la temprana formación cristiana de Palacios, cuando a Gabriela Mistral le responde: “Usted, mi querida amiga, ha recibido seguramente, como casi todo iberoamericano, la fe en el catolicismo como herencia familiar, tradición doméstica, santificada con el fervor de las enseñanzas maternales”. De hecho su madre, Ana Ramón, es quien pone en sus manos el Nuevo Testamento, con el Sermón de la Montaña. Jovencísimo (a los 16), Palacios habla en el sepelio de José Manuel Estrada y su exposición queda reflejada en los diarios La Prensa y La Nación. En 1942, como presidente de la Universidad Nacional de La Plata, dicta la resolución de homenaje al cumplirse el centenario de su nacimiento y en los considerandos anotará: “La vida de Estrada es un ejemplo de inquebrantable idealismo y de noble austeridad, tanto por la limpieza de su conducta, como por la elevación de su criterio, la grandeza de sus convicciones, la intransigente severidad de su civismo y la unidad permanente de su pensamiento y carácter”. Por esa resolución, aquel 13 de julio se dispuso dedicar una lección en todas las cátedras de la Universidad junto a la celebración de un acto público en homenaje, la solicitud de un aula en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales para que lleve su nombre y la edición de una selección de sus obras.
¿Cuándo abandonó Palacios el redil del Nazareno?

¡Ten cuidado, no hay que exagerar!

Mario Salomone en el prólogo de Alfredo Palacios, legislador social e idealista militante escribe: “no es de extrañar que (Palacios), ya adolescente, comenzara a frecuentar centros católicos, entre ellos, el Círculo de Estudiantes fundado por el redentorista Federico Grote, llegado poco antes de Alemania, quien, con la anuencia de la Iglesia, había comenzado a desarrollar una acción de contenido social a través de sus Círculos de Obreros Católicos. El sacerdote no tardaría en reparar en el jovencito”. De la viva impresión que le causó brinda elocuente testimonio la siguiente transcripción, extraída del libro Vida del Padre Grote de Alfredo Sánchez Gamarra 4 en el cual se recogen sus memorias: “En ese Círculo conocí, entre otros muchachos que llegaron a distinguirse más tarde, a Alfredo Palacios. El primer discurso que pronunció en su vida lo consagró, por orden mía, a una reunión de los Círculos de Obreros. Por cierto que adiviné, ya desde entonces, el destino de aquel muchacho fogoso y entusiasta que con voz casi infantil, hizo vibrar de emoción las almas de sus oyentes. Cuando después nos abandonó para convertirse en el líder socialista más popular, lamenté entrañablemente su pérdida; pero siempre he tenido simpatía hacia su persona, y nunca he dejado de pedir a Dios en mis oraciones por su regreso al redil de Aquel cuya figura exaltó tan bella y emocionalmente en el primer discurso de su vida”.

“¡Ten cuidado, no hay que exagerar!” fueron las palabras del padre Grote que precipitaron la desvinculación de Palacios del mundo católico. Luego del discurso en el sepelio de Estrada, expone ante los obreros católicos sobre la justicia social; el Libro de los Jueces, el Libro de Job y el Libro de Isaías bullen en su sangre “criolla y castellana” (como gustaba decir) y la advertencia del reverendo genera tal conmoción en su espíritu que al volver al hogar, en ese mismo instante, señala a su madre que no retornará nunca más al Círculo de Obreros Católicos. Éste, “nacido bajo la inspiración de la encíclica Rerum novarum del papa León XIII (1891), estaba destinado a contrarrestar la influencia de las ideas socialistas y anarquistas entre los trabajadores. Era el primer intento de la Santa Sede para esbozar una doctrina social. En 1912, los círculos ya eran 77. Ese año el padre Grote fue reemplazado por monseñor Miguel De Andrea, entonces secretario del arzobispo de Buenos Aires. Los círculos fueron absorbidos por la Acción Católica Argentina” 5. Imbuido de los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, Grote funda la Liga Democrática Cristiana (1902) que luego se transforma en la Unión Democrática Cristiana (1911) que existió hasta fines de esa década. Esos grupos sumados al pensamiento de Jacques Maritain se opondrán al nacionalismo católico de inspiración fascista.. Lucas Ayarragaray, una de las figuras del Partido Demócrata Cristiano, al realizarse la Convención Constituyente de 1957, señaló a Palacios como profundo conocedor de la Biblia. No fue el único elogio que recibiera en tal sentido. Miguel Fernando Punta, amigo dilecto del líder socialista, recordaba: “El padre Franceschi, entonces director de la revista Criterio, publicó un artículo donde decía que mientras los diputados nacionalistas y católicos se han olvidado de las mujeres argentinas, un socialista había presentado una ley que prohibía a las empresas dejar cesantes a las señoritas que contraen matrimonio. Esa es una ley de Palacios, y es Franceschi quien critica a los diputados católicos y conservadores” 6. A ello puede añadirse el juicio de Pedro Larralde en el programa “La Gente” de Canal 7 cuando, el 3 de febrero de 1961, a poco de clausurar la campaña que lo convertiría en senador por la Capital tan sólo 2 días mas tarde. Palacios es entrevistado no sobre política, sino acerca de otros aspectos de su vida. “Todos sabemos que, entre muchas de sus erudiciones, esta su erudición bíblica. Sabemos que es un lector asiduo de la Biblia y uno de los hombres que mejor la conoce”, dirá Larralde. Y Palacios responde: “Sí señor, y uno de mis sueños fue llegar algún día a Jerusalén, siendo niño, y el sueño se realizó porque cuando se instauró el Estado de Israel tuve el honor de que su gobierno me invitara y llegué a Israel eufórico. Después visité, además de seguir el camino de los profetas… que eso me emocionó profundamente porque he sostenido en mi libro La justicia social que los fundadores de la justicia social han sido los profetas de Israel, las tierras del Nuevo Testamento (…) En el Evangelio está vibrando la ética. Jesús siente la moral, pero la moral viva. Esa es la diferencia que hay entre Séneca y Jesús: Séneca fue un magnífico moralista, pero era una moral muerta porque no se adaptaba a lo que él hacía. Siendo un hombre tan maravilloso fue cortesano de Nerón. En cambio, la moral del Evangelio de Jesús es una moral viva, es el ejemplo de él. Yo siento el socialismo ético y me he definido como socialista diciendo que lo soy con un sentido ético, con un sentimiento limpio de nacionalismo y con un idealismo militante”.

Casi 60 años después de la conferencia pronunciada, el Jueves Santo de 1903, en el Salón Unione e Benevolenza encontramos a Alfredo Palacios manteniendo vivo el fuego de aquellas palabras. “Y Jesús fue el precursor de las doctrinas modernas que hoy inundan, con el empuje del torrente, los pueblos civilizados”. No ahorra en sus palabras criticas a la Iglesia: “En nombre de Jesús anatematiza a los hombres nuevos y pretende creer que fraterniza con la democracia”, en rebelión contra la Encíclica y el Syllabus del papa Pío IX: “La Encíclica, obra de los déspotas, condena la civilización moderna y declara que es opinión perniciosa e insana creer que todo hombre tiene derecho a la libertad de conciencia y de culto y que este derecho en un país bien gobernado debe ser proclamado y apoyado por la ley…”. La amistad con eminentes hombres de la Iglesia como monseñor De Andrea, las lecturas subrayadas y comentadas de Jacques Maritain (ilustre filósofo francés que colaboró con Criterio) y el amor por Figuras de la Pasión del Señor de Gabriel Miró (oportunamente prohibido en su lectura para los católicos) no modificaron un ápice la independencia de pensamiento que Palacios manifiesta con hidalguía hasta su muerte. También allí el duro debate estuvo presente, dado que el sacerdote Amancio González Paz aseguró entonces que el político socialista “murió en la fe”, aunque Gregorio Selser (que integró el círculo íntimo en esos momentos) negó rotundamente tal afirmación. Por cierto, la duda quedó instalada para siempre aunque a la hora de velar sus restos, amigos y correligionarios retiraron un crucifijo colocado en la capilla ardiente aludiendo a las convicciones laicas de Palacios. “No podría decir si Palacios practicaba el catolicismo a escondidas de su partido, pero es cierto que en su casa tenía en la biblioteca un cuadro de Cristo. Sin embargo, no era la imagen tradicional de Cristo, sino un Cristo espiritista”, declaró Rodríguez Molas 7. La frase: “Son cosas de Palacios”, trataba de resumir el genio vital, el idealismo militante y el gesto romántico impregnado de sabia independencia de espíritu hacia el más alto ideal de justicia. Por eso, y otras razones, Manuel Gálvez lo incorporó a su Mundo de seres ficticios como “uno de los grandes argentinos de este tiempo”.


Alfredo Lorenzo Palacios (Buenos Aires, 10 de agosto de 1878 - 20 de abril de1965). Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires donde se recibió de abogado. Diputado (electo en 1904, 1912 y 1963) y senador nacional (electo en 1932, 1935 y 1961) (en total por seis períodos legislativos). Convencional constituyente (1957), embajador en la República Oriental del Uruguay, profesor y decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, decano y presidente de la Universidad Nacional de La Plata (y posteriormente profesor emérito de ambas). Creó la cátedra de legislación del trabajo en la Facultad de Ciencias Económicas de Buenos Aires y del Instituto de Orientación Vocacional. Recibió en 1923 el premio nacional a la Producción Científica. Fue uno de los fundadores y primer presidente de la Unión Latinoamericana. Figura relevante de la Reforma Universitaria. Doctor honoris causa de las Universidades de Montevideo, San Marcos de Lima, Asunción, Cuzco, Arequipa, México, Bolivia y Río de Janeiro. Figura eminente del Partido Socialista al que también representó como candidato a la presidencia de la Nación.



1. Palacios, Alfredo: Débora y Golda: madres de Israel, cuadernillo que reproduce el artículo aparecido en la revista Comentario, Nº 24, Buenos Aires.
2. García Costa, Víctor: Alfredo Palacios, entre el clavel y la espada, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1997, segunda edición.
3. “Perdone, mi querido doctor, esta carta extensa, rica de réplica a su juicio, y, sin embargo, llena de mi vieja estimación por usted y mi leal cariño”. Carta de Gabriela Mistral publicada en El País de Montevideo el 1º de abril de 1925.
4. Stvdiuvm de Cultura, Madrid, 1949.
5. Varios autores: Enciclopedia Visual de la Argentina. Buenos Aires, Clarín, 2002.
6. Entrevista con el autor, grabada el lunes 27 de febrero de 1995.
7. En “El Principio de Identidad” de Viviana Gorbato, publicado en Página/12, domingo 13 de febrero de 1994. Asimismo fueron consultados los sitios web del Círculo de Obreros Católicos, del Partido Demócrata Cristiano. El autor agradece a la Sra. Raquel Iribarne de Traine, de la Fundación Alfredo L. Palacios, por la valiosa colaboración prestada.

Alfredo Palacios, el humanismo socialista - Clarín - 2005

A CUARENTA AÑOS DE LA MUERTE DEL LEGISLADOR DEL SOCIALISMO
Alfredo Palacios, el humanismo socialista
María Seoane.
Su moustache era algo más que un bigote exuberante a la francesa, al estilo D'Artagnan. Era su espada de justiciero. La imagen más familiar que trascendió de Alfredo Lorenzo Palacios lo muestra con el pelo lacio, largo, peinado con raya al costado, en una pose inolvidable: la barbilla levantada en señal de desafío. Es la imagen de un hombre de convicciones antiguas pero modernas, nacido en 1878. Palacios debió lidiar en tiempos de la república conservadora, con el estigma de haber nacido hijo natural de padres uruguayos. Su padre —don Aurelio— fue abogado; su madre, Ana Ramón, una maestra que le enseñó el socialismo: "Cuando tenía once años, ella puso en mis manos el Nuevo Testamento, con el sermón de la Montaña y me apasioné con Jesús", confesaría años después el "viejo" Palacios. El socialismo fue su marca política pero el humanismo la verdadera esencia de sus prédicas.Se entreveró con los próceres del Partido Socialista recién fundado (1896), con Juan B. Justo, José Ingenieros, Enrique Dickman, Roberto Payró y Leopoldo Lugones. En 1904, los genoveses del barrio de La Boca lo postularon y luego salió electo como el primer diputado socialista de la Argentina y de América. "La Boca ya tiene dientes", dijo el gran dramaturgo Florencio Sánchez de esa proeza. La carrera de Palacios no se interrumpió. Fue diputado y senador por varios períodos. Cuando murió, ocupaba aún una banca de diputado.Pero Palacios fue Palacios no sólo por una verba inflamada, certera, apasionada, que convocaba multitudes. No sólo porque increpó a todos los autoritarismos cuarteleros desde el golpe de 1930 en adelante. No sólo porque fue un presidente inolvidable de la Universidad de la Plata, un reformista universitario decidido, sino porque fue un reformador de las leyes. Leyes que serían sancionadas con la fuerza política del peronismo que, curiosamente, Palacios combatió, con el mismo encono que tuvo la izquierda socialista y comunista con el surgimiento del movimiento de masas más destacado de la Argentina moderna. Perón le debió a las batallas de este socialista, las leyes laborales más avanzadas del mundo occidental en su momento. En 1906, casi cuatro décadas antes del surgimiento del peronismo, Palacios peleó por las leyes que reglamentarían el trabajo de mujeres y niños. Establecía el descanso obligatorio antes y después del parto; se prohibía el trabajo de menores; se creaban casas cuna donde las madres obreras depositaran a sus niños para poder amamantarlos; se batallaba por la jornada de ocho horas; se establecía el domingo como descanso obligatorio. El día que Palacios murió, el 20 de abril de 1965, miles de jóvenes llevaron en andas su féretro. Era una juventud rebelde que oscilaría, poco después, entre el discurso y el fusil.Una parte de esa juventud le endilgó con encono su antiperonismo, sus servicios como embajador de la Revolución Libertadora. Lo que queda de Palacios no fueron sus convicciones coyunturales. Quedan las leyes que impuso, las convicciones de paz y progreso: fueron las que libraron a miles de niños, de mujeres y de obreros argentinos de la más dolorosa explotación. Y la que los hizo, también, más libres.

Un amigo del pueblo - Cesar Antonio de Molina - El País - 2011

TRIBUNA: CÉSAR ANTONIO MOLINA
Un amigo del pueblo
Una gran exposición en Gijón conmemora el bicentenario de la muerte de Jovellanos, un patriota que amó a España porque no le gustaba. Este es un aniversario que injustamente está pasando inadvertido
CÉSAR ANTONIO MOLINA 20/07/2011

Quiénes son más patriotas, ¿los que aman a la patria porque no les gusta, o los que aman a la patria porque les gusta?". Mientras veo en Gijón la exposición dedicada a Jovellanos, con motivo del bicentenario de su muerte, recuerdo estas palabras de Larra. Una magnífica muestra sobre la vida y obra del ministro de Carlos IV que, por cierto, está pasando desapercibida, lo mismo que la efeméride de quien, según Clarín, fue patriota, sabio, algo poeta, pedagogo, estadista, escritor en prosa de los mejores y mil cosas más. Jovellanos fue, sin lugar a dudas, un patriota que amó a España porque no le gustaba. No le gustaba su clase dirigente (el absolutismo de reyes incapaces y la villanía de validos como Godoy); no le gustaban instituciones como la Inquisición; no le gustaba el atraso cultural, educativo, científico y económico, entre otras muchas cosas. Jovellanos no era un liberal como Quintana, Blanco White, Toreno, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano o Argüelles (por quienes siempre fue muy respetado), sino un ilustrado reformista del antiguo régimen. Un intelectual independiente y progresista que buscó, sin conseguirlo, un cambio desde dentro de las estructuras del poder. Convencido de sus principios y de lo que había que hacer, lo intentó infructuosamente. Combatió a la Inquisición y se adentró en el proyecto de una reforma universitaria, antecedente del krausismo y la Institución Libre de Enseñanza, indispensable para la modernización del país.
Fue un ilustrado reformista del antiguo régimen. Buscó un cambio desde dentro
Era una persona tan recta que llegó a enfrentarse a la Reina y al inmoral Godoy
Blanco White, en la tercera de sus Cartas de España, escribía que hasta 1770 las universidades españolas habían continuado en una situación digna del siglo XIII. Jovellanos y Blanco White pensaban que pocas ventajas tenía un joven universitario en España, pues la Inquisición estaba constantemente al acecho y le impedía formarse con la suficiente libertad. Leer y escribir en nuestro país era algo sumamente peligroso. Blanco White, por estos motivos, hace una defensa encendida del autodidactismo frente a la tiranía intelectual. Blanco White incide en aspectos tan devastadores como la ignorancia, el fanatismo y la superstición. El informe de Jovellanos sobre la ley agraria, deudor de las tesis liberales de Adam Smith, traducido al francés, inglés, italiano y alemán, y ensalzado por Marx en uno de los artículos publicados en el año 1854, en The New York Daily Tribune, estuvo en el índice de libros prohibidos. Por cierto, el filósofo alemán, en estos artículos sobre la España revolucionaria, se refería a Jovellanos como "un amigo del pueblo". El mismo Blanco White, en la misma carta tercera, comentaba su necesidad de leer para ser feliz y las pocas oportunidades que había en España de "tropezarse con un libro bueno".
En la exposición titulada La luz de Jovellanos hay una importante reconstrucción de la biblioteca y hemeroteca del escritor que nos da una clara idea de su amplia cultura. Libros de autores clásicos y contemporáneos suyos, literarios y científicos, así como de autores extranjeros en su propio idioma, por ejemplo, David Hume. Tradujo textos del inglés y, entre otros, la Iphigenia de Racine del francés. Godoy había nombrado a Jovellanos ministro (en aquella época se denominaba secretario) de Gracia y Justicia en el año 1797 y, nueve meses después, lo cesó. No se equivocó cuando, en su Diario, Jovellanos anota lo siguiente: "Voy a entrar en una carrera difícil, turbulenta, peligrosa, mi consuelo es la esperanza de comprar con ella la restauración del dulce retiro, en que escribo esto. Haré el bien, evitaré el mal que pueda. ¡Dichoso si conservo el amor y opinión del público que pude ganar en la vida oscura y privada!". Honrado, desinteresado, repleto de ideas, pero fracasó. ¿Por qué lo cesaron? Aunque sus enemigos más reaccionarios lo acusaron de ateísta, hereje, enemigo -y lo era- de la Inquisición, probablemente influyeron más asuntos ridículos relacionados con el libertinaje de la Corte, algo semejante a lo que le sucedió en la antigüedad a Ovidio. Siguió el mismo destino de persecución, arresto y destierro que otros políticos e intelectuales como, por ejemplo, Meléndez Valdés. Es decir, el "ideal poético" de Blanco White, desterrado en Zamora y Salamanca y muerto en Montpellier en 1817, del que su discípulo Manuel José Quintana había dicho que pertenecía a esa clase de hombres que espera del adelantamiento de la razón la mejora de la especie humana. Un triste destino compartido también por Floridablanca, Aranda, Malaspina o, entre otros, Francisco Arias de Saavedra, ministro de Hacienda en la época de Jovellanos e íntimo amigo suyo. Curiosamente, de ambos, como ministros, no habla demasiado bien Blanco White. El escritor sevillano se desvivió siempre en alabar la obra y la personalidad del asturiano, pero, en la carta décima, al lado de esas exaltaciones, califica a Saavedra como incapaz de tomar una decisión y a Jovellanos como poco diestro en el trato con la Corte y, en algún sentido, poco atrevido a la hora de tomar resoluciones drásticas. Galdós lo reivindica en Los episodios nacionales, en La corte de Carlos IV, contraponiéndolo a Godoy. Lo describe, muy acertadamente, enredado en mil hilos. Era una persona tan recta que llegó a enfrentarse a la Reina y al inmoral Godoy. Estas virtudes, que contribuyeron a su desgracia, las subrayaba Blanco White en la carta décima ("su irreprochable conducta pública y privada en todas las etapas de su vida, la urbanidad de sus maneras y la clásica elegancia de su conversación lo convierten en un admirable ejemplo del antiguo caballero español"). Más adelante, el epistológrafo insistía en señalarlo como "hombre extraordinario y admirable". En su Diario, Jovellanos no dejó, desgraciadamente, referencias a esta época. En la exposición actual de Gijón hay una carta de Blanco White, escrita desde Londres, a M. Flórez de Méndez al saber la noticia de la muerte del polígrafo asturiano. "El amargo fin", dirá Blanco White, "de tan sabio y tan excelente hombre debe causar una impresión profunda en el corazón de todos los españoles; de desconsuelo en los que lo amaban, y de cruel remordimiento en los que causaron la infelicidad de sus últimos días". También se muestra un artículo suyo, "Fallecimiento del señor Jovellanos", publicado en El Español, en donde comenta: "Bien sabe Dios que no escribo sin lágrimas estos renglones. ¿A quién no las arrancará en este caso ya el dolor de la pérdida, ya la compasión, o ya el remordimiento? No hay un solo español que no las deba, por uno de estos títulos, al ilustre y desgraciado personaje que acaba de terminar sus días". Habiendo entrado las tropas francesas en Asturias, Jovellanos se embarcó y en Puerto de Vega, en Navia, en medio de una tormenta, falleció. Tenía 67 años y era el mes de noviembre del año 1811. Siete años de su vida, de 1801 a 1808, después de haber estado desterrado en Gijón, los pasó preso en el castillo de Bellver, en Mallorca, sin acusación alguna, hasta que otro monarca infausto como Fernando VII, nuevo rey de España después del Motín de Aranjuez, lo liberó. La Inquisición y el ministro Caballero fueron los ejecutores de aquel castigo y prisión cruel. Dicho ministro había enviado a las universidades españolas una orden prohibiendo el estudio de la filosofía moral porque "su Majestad no tiene necesidad de filósofos, sino de súbditos buenos y obedientes".
Como miembro de la Junta Central, creada para hacer frente a la invasión napoleónica, tuvo sus más y sus menos en la redacción de la Constitución de Cádiz, aunque él no la vio aprobada. Discrepancias, más que nada, sobre la soberanía nacional y la bicameralidad. Ante todo, Jovellanos fue un intelectual independiente, progresista, incapaz de traicionar sus principios éticos y morales en un ambiente de corrupción y desatino, en medio de una monarquía absolutista a la deriva en manos de un rufián apodado con el título de Príncipe de la Paz. A España, a lo largo de los siglos, le han sobrado siempre príncipes de la paz. Gobernantes incultos, soberbios y sumisos a todo lo que significara mantenerse en el poder a toda costa. Marañón entendió muy bien a este patriota que amó a su patria porque no le gustaba, y él mismo, otro intelectual en tiempos difíciles y muy semejantes a los de Jovellanos, se declaró jovellanista: "Yo no hubiera sido ni patriota absolutista, ni liberal de los de Cádiz, ni afrancesado, yo hubiera sido jovellanista", llegó a declarar.
Esta exposición debería ser visitada por todos los jóvenes españoles que no saben nada de Jovellanos, de Blanco White, de Larra, así como de tantos otros conciudadanos que sufrieron los horrores y abusos del poder, y gracias a los cuales hoy nuestro país es democrático.
César Antonio Molina es escritor y fue ministro de Cultura.

sábado, 8 de octubre de 2011

Stephane Hessel - Tengo una gran simpatía por Zapatero - El Mundo - 2011


Lo ves llegar, a lo lejos, con la bonhomía nonagenaria de quien ya ha vivido demasiado y no por eso pierde su calambre entusiasta. Trae una sonrisa colgando en el labio, las pupilas anchas, las manos lentas, la mirada viva. Regresa para impulsar un nuevo librito, que viene a acoplarse a aquel otro, '¡Indignaos!' (Destino), del que ha despachado en España más de 400.000 ejemplares. La nueva aventura viene con otro título exclamativo, '¡Comprometeos!' (también en Destino), y recoge una larga conversación con un joven activista francés de 25 años, Gilles Vanderpooten, donde Hessel traza en ocho aspectos su concepto de democracia, su idea del compromiso, de la rebeldía, de la protesta, del desacato, de la insurgencia siempre con las palabras en el punto exacto para que el alegato no sea un artefacto inflamable.
Mantiene la fe en la semilla del 15-M, pero ayer, atajado por los periodistas, el discurso ágil pero reservado de Hessel (candidato al Nobel de la Paz), dejó ver alguna fisura por la que se colaron propuestas, guiños y apuestas. Una de ellas tiene que ver con sus preferencias políticas: "En Francia simpatizo con el Partido Socialista. Aquí en España tengo una gran simpatía por Zapatero... Y creo que Rubalcaba puede ser también un gran español", explicó. Respecto a la posible victoria del PP en las próximas elecciones del 20N, un partido alejado de los propósitos del movimiento social en marcha, tiró de una ironía espolvoreada con cierta pimienta: "No conozco en profundidad la situación política de este país, pero si hay un partido contrario al espíritu del 15-M también habrá uno contrario a ese partido, así que cada cual reflexione qué va a votar". Dejó un breve silencio y amagó con lo que pudo entenderse como un paso atrás: "De todos modos, no he venido aquí a hacer campaña por nadie". Se hizo tarde.
Hessel no esquivó ninguna pregunta, cierto, pero sus respuestas se acogieron al salvoconducto de lo general.
-¿Debería confluir el movimiento 15-M en un partido político?
-En España hay que seguir indignándose y decir no a lo inaceptable. Pero también hay que decir sí a la acción y a la inovación constructiva. Ahora me preocupan las fuerzas con las que estamos obligados a trabajar, que no están equipadas para hacer frente al desorden en el que vivimos: la injusticia, la pobreza... Hay que inventar una nueva democracia y crear nuevas fuerzas políticas para lograr un nuevo panorama.
Una idea que también defendió el coautor de '¡Comprometeos!', Gilles Vanderpooten. "Hay que innovar, claro que sí, pero tampoco podemos olvidar a los políticos actuales... Me gusta esa frase de Antonio Machado: 'No hay camino, se hace camino al andar'"... Y quizá no fuera lo que más gustó a algunos miembros fundacionales de la chispa del 15-M, Fabio Gándara y Óscar Rivas, autores de otro libro de esta 'serie' en la misma editorial: 'Nosotros, los indignados'.

Hessel: La indignacion debe ir seguida de compromiso - El País - 2011

ENTREVISTA
Hessel: "La indignación debe ir seguida de compromiso"
Con 93 años, este diplomático francés, escritor y activista del progreso, ha inspirado a los jóvenes europeos, y con mucha fuerza a los españoles, bajo el lema de su libro: '¡Indignaos!'.
JESÚS RUIZ MANTILLA 29/05/2011


Con 93 años, este diplomático francés, escritor y activista del progreso, ha inspirado a los jóvenes europeos, y con mucha fuerza a los españoles, bajo el lema de su libro: '¡Indignaos!'.
Sobre la mesa de su salón parisiense, Stéphane Hessel guarda un ejemplar de EL PAÍS en el que aparece una foto con jóvenes españoles indignados. Pertenece a los primeros días de la convocatoria de una ola de manifestaciones bajo el título de su libro, que va camino de vender 400.000 ejemplares en España y que ha alcanzado los dos millones en Francia.
"Progreso no significa acelerarse, sino tender a un mundo mejor"
"El final del siglo XX fue prometedor. Luego se rompió el orden mundial"
Este chaval de 93 años apareció en el momento justo, con la palabra justa. Su único mérito ha sido recapitular. Colocar en alza valores que hoy están amenazados y que han costado años y décadas de lucha y sacrificio. Libertad, igualdad, justicia, legalidad, compromiso, derechos humanos. Palabras labradas a base de sangre y fuego, en su caso no con demagogia barata. Porque Hessel tiene sus razones para indignarse cuando vislumbra la amenaza de verlas desaparecer. No es un charlatán, ni un panfletario, aunque reivindique el género en el que Marx y Engels redactaron el Manifiesto comunista -él no comulga con ello- o Zola lanzara su Yo acuso sobre el caso Dreyfus.
Nacido en Berlín en 1917, se convirtió en francés después de que sus padres huyeran de la amenaza nazi y se instalaran en París. Se enroló en la Resistencia, fue condenado a muerte y torturado por la Gestapo, pasó temporadas en varios campos de concentración y fue testigo de excepción en la histórica redacción de la Declaración de Derechos Humanos. Una vida y una altura moral más que suficientes para sacudir conciencias a nivel global. Un héroe civil, un agitador pacífico y con las ideas claras.
Miles de personas manifestándose en España al grito de "¡Indignaos!". Estará satisfecho. Su mensaje ha calado. Ya lo he visto. Me alegro. Cuando empezamos con la idea de este pequeño libro teníamos a Francia en la cabeza. Ocurrió que en pocas semanas se produjeron varios acontecimientos. La popularidad de Sarkozy se fue hundiendo, lo mismo ocurrió en Italia con Berlusconi, e incluso en España con Zapatero, y en Portugal con Sócrates. Antes de que se produjeran las revueltas del norte de África, la idea de que los Gobiernos de varias partes del mundo rozaban comportamientos que provocaban la indignación de la gente era algo que raramente habíamos visto.
Y le dio por escribir este discurso y convertirlo en libro. No es un trabajo literario, en absoluto. Queríamos lanzar algo corto y estimulante. Puede que hasta tenga faltas de sintaxis. La editora se sentó justo donde está usted ahora, yo empecé a hablar, lo redactó, me lo dio, lo corregimos y lo lanzamos.
Como una entrevista. Una pena para mí, podía haberme tocado, ya que estamos. Exactamente, así ocurrió. Lo digo porque surgió de manera natural, como una conversación. Y una vez en la calle corrió como la pólvora.
Es que hay mucha gente esperando un discurso que aglutine ciertos sentimientos. La palabra justa, la expresión que todos tienen en la cabeza. Esa indignación. Lo he podido comprobar, efectivamente. Pero el libro está basado en dos textos: el programa de la Resistencia, no muy bueno, pero escrito en el momento y en el lugar justos; cuando los franceses se sentían acorralados por un enemigo como los nazis. El otro es la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
De la que usted fue testigo de excepción. Estuve allí cuando se redactó. Yo era demasiado joven para formar parte de ese grupo de 12 sabios, pero fui asistente. Les ayudé a organizar las reuniones, a redactar las actas. Los que estaban allí eran figuras de primer nivel en la esfera de la política y el derecho como la viuda del presidente Roosevelt, Eleanor. Se encontraban en Nueva York y en Ginebra y yo me encargaba de prepararles los papeles y asegurarme de que hacían el trabajo.
¿Vigilándoles? Como secretario. Yo era un joven diplomático, carecía de autoridad, pero me sobraba curiosidad. Tenía motivaciones muy profundas para que el trabajo saliera de la mejor manera. El hecho de haber acabado la guerra en tres campos de concentración era suficiente impulso para mí.
Estuvo usted en Buchenwald. Allí conocí a Jorge Semprún. Un gran amigo; guardo una anécdota de él importante. Cuando llegó al campo y le preguntaron a qué se dedicaba respondió: estudiante. "Si pongo eso", dijo el que tomaba el registro, "le matarán inmediatamente, voy a dejar las primeras letras y lo voy a transformar en estucador. Así, por lo menos, le asignarán trabajos manuales". Era lo único que buscaban. Pero volvamos a ¡Indignaos!
Me gustaría que contara el significado que para usted lleva ese término. Es una palabra que utiliza con un sentido positivo. Apela a aquellos que la sienten para contagiársela a quienes no la llevan dentro. Contiene su lado positivo, pero también sus partes oscuras.
Y si es así, ¿cómo cree que se puede contagiar su parte de luz? Le confieso que el título fue propuesto por la editora, Sylvie Crossman. Pero lo acepté inmediatamente.
¿Con su llamada imperativa? Sí, señor, y con su signo de exclamación. Es fuerte. Mucho más de lo que yo hubiera propuesto, porque no me considero un revolucionario, soy diplomático que cree en la no violencia. Busco poner a la gente de acuerdo, más que enfrentarla.
Eso es bastante radical para los tiempos que corren. Estamos rodeados de políticos que nos llevan a la guerra. ¿El diálogo es hoy revolucionario? Puede ser. Pero si nos atenemos a los significados, le diré que lo que más me convence de la palabra es que contiene otro término fundamental: dignidad. Por eso lo acepté. Cuando la dignidad se pone en cuestión es necesario reaccionar. La indignación viene del pisoteo de la dignidad que cada ser humano lleva consigo. Por eso siempre me remito a la Declaración de Derechos Humanos. En su artículo primero ya dice: Todos los seres humanos somos iguales en dignidad y en derechos.
Y ahora viene a apelar al compromiso. El nuevo libro se titula precisamente Comprometeos. Es el paso moral siguiente a la indignación. Nadie puede molestarse por que el prójimo se comprometa con algo. Puede molestarse si se rebela, si se remonta impulsivamente, eso es hacer el caldo a otros como Marine Le Pen [líder de la ultraderecha en Francia]. Lo que ella proclama es eso, pero yo apoyo la indignación en el sentido contrario. La que me sacude cuando los derechos básicos son atacados, perseguidos. Enfadarse y ya, para mí no tiene sentido. La ira no conduce a ninguna parte, debe ir seguida de compromiso.
Difícil. No propongo a la gente que se enfade sin más, sino que se pregunte cuáles son las razones que ponen en peligro esos valores fundamentales que hemos heredado y que ahora tiemblan. No es fácil, no.
Sobre todo, aclararnos en toda esta confusión. Un caldo de cultivo para diferentes indignaciones, para diferentes intereses. Al leer el libro quedan claros los valores, los peligros y los retos.
Son tres o cuatro. Empezando por los de la Revolución Francesa. Por algunos de ellos. Otros, insisto, la Declaración Universal de Derechos Humanos.
¿Los ve en la picota? Bastante, pero no olvidemos que en el tiempo en que fue redactada aquella declaración, el mundo todavía estaba amenazado por algunos totalitarismos. El fascismo había sido derrotado. Pero el comunismo pervivía. Luego se ha ido imponiendo otra ideología perversa basada en el mercado y nada más que en el mercado. Hoy, usted y yo, sufrimos sus consecuencias, las de un grupo privilegiado que busca sus beneficios a nuestras expensas. ¿Qué proponer como alternativa? La democracia real.
Bonita palabra. Confiar en depositar cada vez más poder en la gente común para que sus necesidades sean la prioridad a resolver por los Gobiernos, el primer deber. Los Gobiernos deben asegurar libertad, hermandad, igualdad y justicia social.
Y progreso. Otro concepto en crisis. Lo confundimos con progreso técnico, científico, pero no con bienestar. Absolutamente. Es algo muy sencillo, progresar significa tender a la mejoría. La palabra mejor es importante. ¿Cuál es la diferencia entre el bien y el mal? ¿Es mejor ganar dinero a cualquier precio o preservar la decencia y el honor? ¿Es mejor entrar en la espiral de un progreso científico a toda costa o guardarnos de descubrimientos que superen la dignidad del ser humano? Progreso no significa acelerarse, sino ser consciente de cuáles son los valores que ayudan a crear un mundo mejor y cuáles no. La democracia es exigente en sí. Demanda más a los políticos y logra tejer un sistema del que es difícil salir bien parado si actúas mal.
Volvamos a los claroscuros de la palabra indignación. Hubo un tiempo en que aquel sentimiento le llevó a un camino violento. ¿Qué sentía dentro, en sus tripas? No soy un tipo violento. Puedo entender qué lleva a la gente a la violencia. Pero a mí no me convence. Mi primera indignación tenía un nombre: los nazis. El fascismo de Franco y Mussolini, incluso Stalin, de quien ya tuvimos noticias de sus purgas en 1935. El totalitarismo. Además, teníamos el ejemplo de los republicanos españoles como contraposición a los comunistas más cerrados. Yo siempre me consideré demócrata, y cuando este sistema estaba en peligro me indignaba. Pero incluso dudé. Los estragos de la I Guerra Mundial nos hacían pensar a muchos que había que agotar todas las vías antes de entrar en otro conflicto. Negociar y dar la palabra a la gente de los diferentes países. Solo cuando vi claro que esta gente lo único que quería hacer era conquistar Europa con métodos violentos me convencí de que había que enfrentarse a ellos por las armas.
Pero esa indignación, físicamente, ¿era equiparable a la que siente ahora? No, entonces era joven y con ganas de luchar. Cuando llegó la hora, cuando vi que era necesario levantarme y enfrentarme a ellos, me invadió un deseo de lucha. Me enrolé en el ejército sin dudarlo. Y cuando se firmó el armisticio con los alemanes me volví a indignar. Sentí que era una deshonra y una deslealtad con los británicos. Me opuse; era inaceptable. ¿Qué podía hacer? ¿Luchar en Francia? ¿Unirme fuera a De Gaulle? Eso es lo que hice.
Y tuvo una relación intensa con él, han contado algunos. No. Yo era muy joven y un oficial de bajo rango. Pero tuve el privilegio al llegar a Londres de cenar con él en la intimidad. Me convocó. Quería saber qué pensaba de él un joven estudiante de la Escuela Normal Superior, muy prestigiosa entonces en Francia. Deseaba conocer lo que opinábamos de él los estudiantes de ese nivel.
Por lo menos, y gracias a la fortuna, también De Gaulle se indignó. Cosa que no ocurría entre una enorme parte de los franceses. Aquello fue tan extraño en un país que había levantado las banderas de la democracia en todo el mundo... ¿Qué ocurrió? Francia había sido tremendamente golpeada. Lo que había ocurrido entre mayo y junio de 1940 es algo muy raro en la historia. No solo fue una victoria militar. Fue una enorme derrota, humillante, en la que la gente tuvo que huir de sus casas hacia lugares insospechados. A muchos, el armisticio les supuso un respiro. La paz era tentadora para mucha gente, pero aquello no era paz.
¿Era una humillación? Además, había otros factores. La amenaza de los soviéticos aterrorizaba a la burguesía, mientras que los fascismos no tanto, creían que no atentaban tanto a su modo de vida. Además, los nazis garantizaban el freno a los comunistas más que nadie.
Luego, en su caso particular vino otra nueva indignación. ¡La Gestapo!
Ahí sufrió en sus propias carnes el peligro. ¿Cómo fue su detención? En el momento en que me arrestaron estaba seguro de que no sobreviviría. Me detuvieron bajo cargos de delitos criminales graves. Sabían que había llegado de Londres para reforzar la Resistencia.
Incluso, que usted era judío. Eso no lo sabían. Me conocían poco. Si se hubiesen enterado de que mi padre era un judío emigrado de Berlín, me habrían tratado de otra forma. Pero lo hicieron como a un espía de nivel. Y, ¿qué haces con un espía? Obviamente, sacarle información.
¿Bajo torturas? Efectivamente. En la bañera, ahogándome. Pero no consiguieron que delatara a nadie, y eso fue una satisfacción para mí. Después me condenaron a muerte. Afortunadamente, la justicia era lenta y me internaron en Buchenwald y la orden de ahorcarme llegó muy tarde. Ya entonces pude cambiar mi identidad con alguien que había fallecido sin que se dieran cuenta. Era una persona que no estaba condenada a muerte. Así me libré.
Me imagino que en aquellos días la indignación se había convertido en terror. No exactamente. Se transformó en algo que solo un joven patriota puede sentir. Ese convencimiento henchido en el que crees que has cumplido con tu deber y te has sacrificado por tu país.
¡Un héroe! [Risas] Le cuento algo Cuando me detuvieron cogí un trozo de papel y escribí un soneto de Shakespeare que sabía de memoria: "No longer morn for me when I am dead...". Como diciendo, si me fusilan mañana, que mi esposa sepa que no quiero luto, sino que sea feliz. Ridículo, esto siempre resulta ridículo.
Es una manera noble de enfrentarse a la muerte. La vida está llena de ironías.
Si le hubieran dicho entonces que cumpliría 93 años... ¡Y tanto! Mi siguiente indignación llegó en los campos de concentración. Yo sabía que la guerra era violenta. Pero lo que nunca pude sospechar es el grado de brutalidad al que podíamos llegar los seres humanos.
Pasó de sentirse un héroe a otro estado: el de víctima. No solo una víctima individual, sino parte de una colectividad. Porque yo, personalmente, tuve suerte. Me salvé entre un grupo de 36 condenados a muerte. Yo y dos personas más. Me enviaron a otro campo y me escapé. Cuando lo logré me volvieron a capturar y me internaron en Dora. Allí se debatían entre colgarme o darme 25 latigazos. Pero me libré de ambas cosas porque le dije al oficial que me interrogaba: Estoy seguro de que usted, que es valiente, como yo, habría intentado escapar. Lo hice, pero fallé, con lo que no les puedo causar daño. Todo eso se lo expliqué en alemán, que es mi idioma materno. Si no hubiese hablado su lengua, seguramente nadie me habría librado del castigo.
En su vida han existido también momentos de alegría. Como el de la Declaración de Derechos. Poner de acuerdo en una posición común a países tan distintos como Francia, EE UU, la URSS o Arabia Saudí sería un esfuerzo titánico. ¿Costó? Lo atestigüé de primera mano. Si no se hubiera conseguido en 1948, las tensiones posteriores lo habrían hecho imposible después. En ese momento histórico, los soviéticos se abstuvieron, Arabia, también, y así permitieron su aprobación. Fue el momento. Un texto ambicioso para la historia de la humanidad.
Supongo que en aquellos momentos su indignación dio paso a la esperanza. Pues sí. Ese momento fue de auténtica, de verdadera y gran esperanza en el entendimiento de las naciones tras la guerra. Estábamos convencidos de que aquel texto encarrilaría a buena parte del mundo en el camino de la libertad y la justicia. Pero aquello duró poco, porque después llegó otro sentimiento: la ansiedad que producía el peligro de una tercera guerra, que no sería como las otras, sino que traería consigo la catástrofe nuclear. El mundo había conocido dos horrores: el Holocausto e Hiroshima, y eso nos producía un enorme temor. Era un mundo complicado e inseguro. Sentíamos que si la ONU no conseguía éxitos en sus programas de desarrollo y respeto a los derechos humanos, todo se iría derrumbando.
¿Le queda algo del optimismo de entonces? Todavía creo que existen pequeños y lentos pasos adelante y que continuarán, con retrocesos y avances. La última década del siglo XX fue muy prometedora. Después de la caída del Muro estábamos convencidos de habernos adentrado en una nueva era. En 2000 se llegó a un acuerdo bajo la presidencia de Kofi Annan de los objetivos del milenio. Pero cayeron las Torres Gemelas... Y empezamos el siglo XXI muy mal.
Con la amenaza terrorista, pero también con la ruptura de las reglas internacionales por parte de Bush, Blair y Aznar. ¿Qué supuso aquello para el orden mundial? Aquello es parte de mi indignación presente. El hecho de que los ciudadanos sean conscientes de que estábamos dando grandes pasos adelante y esos líderes los frenaran en seco y nos colocaran en la dirección equivocada.
¿No fue aquello una especie de paripé de cruzados por la democracia que en realidad representaban una especie de fascismo travestido? Desde luego. Una de las reglas básicas a respetar en ese nuevo orden mundial que empezaba a configurarse a finales del siglo XX era el derecho internacional. Romperlo era adentrarse en lo peor.
Contra gobernantes de ignorancia supina, ¿qué se puede hacer? ¡Indignarse! Necesitamos otros gobernantes, y también, compromiso de la sociedad para aupar a los más decentes. No podemos caer en esa desazón de la juventud, ni en pensar que todos los políticos son iguales, porque no es cierto. La rabia y la indiferencia no nos llevan a ninguna parte.
En su vida ha existido otra indignación persistente: Palestina. De nuevo, la ruptura de las reglas internacionales, la brutalidad impuesta, la situación en Gaza y Cisjordania aúnan todo lo que más he detestado en mi vida. Parecida a la que sentí en los campos de concentración. Siento un gran aprecio por el Estado de Israel, pero cuando su Gobierno se comporta de una manera similar a los peores Gobiernos que yo he tenido que soportar en mi vida, no puedo admitirlo y me rebelo y denuncio esos abusos cometidos por ellos con el permiso de Estados Unidos, la Unión Europea y algunas empresas involucradas en la situación. Es lo mismo que siento respecto a la incapacidad para ponerse de acuerdo sobre el cambio climático. Espero que ahora Obama, tras haber acabado con Bin Laden y ganado popularidad, pueda avanzar en ciertas cosas.
Por cierto, ¿qué opina de ese episodio? Bueno, yo me alegro de que se haya acabado con él. Era un asesino capaz de cosas espantosas. Sobre todo, de haberle dado al islam una imagen siniestra en el mundo. Y no es así. La gente de los países árabes se ha encargado en pocos meses de hacernos saber que aspiran al sentido común con sus revueltas. Pero, volviendo a Bin Laden, hubiera sido deseable otro método: la detención, un juicio.
¿Dónde queda Europa con esas amenazas de políticas antiinmigración? Justo ese es el objetivo de mi libro. Concienciar a la gente para afrontar los nuevos retos con valores dignos. No son nuestras ínfimas naciones las que están en peligro, es nuestro mundo, cada vez más amenazado por corrientes como los neocons o quienes no se mentalizan en el trato al medio ambiente. La fe en el compromiso es clave. No estamos condenados al fracaso, pero para evitarlo hay que dar un paso adelante.

AUTORIDAD MORAL
Toda una vida de lucha por el progreso, de resistencia frente a los totalitarismos, de autoridad moral, y este francés nacido en Alemania en 1917 se ha ganado el éxito y el aplauso mundial con un pequeño libro panfleto, '¡Indignaos!' (Editorial Destino, con prólogo en español de José Luis Sampedro), que ha sacudido el descontento en los países desarrollados frente a un sistema económico-político lleno de goteras.
Este judío, muy crítico con la política de Israel hacia Palestina, participó en la resistencia francesa contra los nazis, estuvo preso en varios campos de concentración y participó en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

Hessel: Hay que inventar una nueva democracia - El País - 2011

Hessel: "Hay que inventar una nueva democracia"
En su visita a Madrid, el autor de '¡Indignaos!' anima a votar en las elecciones y a desobedecer las decisiones de los Gobiernos que no sean legítimas
TEREIXA CONSTENLA - Madrid - 01/09/2011

Este señor que está a punto de cumplir 94 años, que ha pasado por campos de concentración, que ha sido torturado y que ha combatido clandestinamente contra los nazis, cree en el futuro. Por la larga vida de Stéphane Hessel ha pasado la apisonadora de la historia del XX. Y ya sabemos que fue un siglo pródigo en espantos totalitarios. Quizá para compensarlo fue asimismo un siglo memorable por sus conquistas. Hessel, también aquí en primera fila, asistió a la gestación de algo extremadamente vital: la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Este señor al que le sobran razones para odiar o llorar ha decidido sonreír todo el rato, como reiteró de nuevo esta mañana en Madrid. "Lo que caracteriza mi vida es la suerte. He sido sumamente afortunado. He pasado por cosas que han salido mal y he logrado salir indemne". He aquí a un optimista irredento, que decidió abrazar la esperanza y no dejarse arrastrar por la oscuridad que acabó con un gran amigo de su padre y gran pensador europeo, Walter Benjamin, el filósofo que acabó suicidándose en 1940, mientras huía del nazismo, y que creía que el progreso era un huracán destructor.
Este señor que escribió un panfleto (¡Indignaos!), al que luego siguió otro (¡Comprometeos!) y al que sucederá un tercero en breve, al alimón con el filósofo Edgar Morin -publicados en España por Destino-, ha dado cauce teórico a un descontento que ya ha vivido alguna crecida. Le toman en serio porque antes de la teoría se dedicó a dar lecciones prácticas.
Este señor está hoy en Madrid para dar respuestas. No tiene todas las respuestas, claro. Hessel, doblemente sabio por diplomático y mayor, avisa que desconoce realidades con la concreción que se necesita para posicionarse. Pero en la expectante rueda de prensa que ha dado esta mañana en Círculo de Lectores no elude ninguna pregunta. Desgrana sus recetas universales: hay que despedirse de la era Reagan y Thatcher en la que vivimos, hay que apoyar nuevos movimientos democráticos y votar por los partidos que más se acerquen a la defensa de la democracia y la igualdad social. "Hay que empezar por usar las fuerzas que ya existen en las próximas elecciones en Francia, España y Alemania, no vale decir que todos son iguales y me abstengo, y luego hay que apoyar a los nuevos movimientos", apeló antes de explicar que, en su país, respalda al partido socialista. Tampoco tuvo empacho en confesar sus simpatías por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero -y por mostrar esperanza ante Alfredo Pérez Rubalcaba, "quizás sea otro gran líder"- y en recomendar que se combata activamente a los partidos que van en dirección contraria al refuerzo de la democracia y la solidaridad. ¿Cómo? Con el voto. Al 15-M, el movimiento español que enarboló su manifiesto como un estandarte, le augura larga vida. Dos de sus representantes, Óscar Rivas y Fabio Gándara, se sentaron hoy en primera fila para escucharle y preguntarle. Le veían por primera vez. Gándara leyó el texto recomendado en las redes sociales cuando ya se preparaba el 15-M: "Me sirvió para saber que había gente con un bagaje vital enorme, que ha vivido el siglo XX, y que defiende lo mismo que nosotros". Rivas lo hizo unos meses antes, asaltado por el panfleto en una librería: "No fue un libro de descubrimiento, pero sí de confirmación".
Este señor que ha pertenecido al status quo (fue diplomático) se atreve a decir cosas contra el sistema: "Hay que inventar una nueva democracia", "No podemos aceptar este FMI incapaz de resolver el problema de la deuda", "Cuando la legalidad democrática choca contra la legitimidad democrática es válido recurrir a la desobediencia civil", "La excesiva presión de los mercados y el poder financiero han hecho que los gobiernos actúen de espaldas a su pueblo".
Este señor de manos grandes y ojos diminutos no cree que merezca ser candidato al premio Nobel de la Paz, por mucho que le halague la propuesta. Probablemente se compare con Franklin D. Rooselvet, a quien le agradece cada vez que puede la Declaración de los Derechos Humanos, y piense que sus opúsculos son poca cosa.

Philip Pettit llama a los socialistas a defender los impuestos y los Gobiernos fuertes - Europapress - 2011

Conferencia de la fundación del PSOE
Philip Pettit llama a los socialistas a defender los impuestos y los Gobiernos fuertes
El catedrático Philip Pettit --a quien José Luis Rodríguez Zapatero identificó como uno de sus referentes ideológicos por su idea de Republicanismo Cívico-- ha llamado este viernes a los socialdemócratas europeos a hacer un discurso en favor de Gobiernos fuertes y a defender los impuestos para "proteger y mantener" los logros alcanzados desde la II Guerra Mundial en educación, sanidad y Seguridad Social.
En una conferencia organizada por la fundación del PSOE, IDEAS, y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Pettit ha advertido de que los partidos y movimientos conservadores tienen como estrategia presentar el pago de impuestos y tasas "como una especie de robo, de penalización, a las clases más dolidas y necesitadas", para así rebajar los presupuestos públicos y que no se pueda mantener el Estado del bienestar. "Eso llevará a éste primero al desprestigio y, una vez desprestigiado, será desmontado", ha subrayado.
El catedrático de Princeton ha puesto como ejemplo el intento de los republicanos estadounidenses de bloquear el presupuesto y ha opinado que esta pelea será la gran lucha ideológica que tendrá que librar la socialdemocracia al menos en los próximos 10 años.
Según su análisis, la derecha quiere presentarse ante los ciudadanos como un "Estado padre", "firme, que obliga y enseña al hijo, y quiere dejar a la izquierda una imagen de "estado madre", que mima y "malcría al hijo concediéndole ayudas y subsidios".
Pettit estuvo acompañado por Wolfgang Merkel, catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de Humboldt y Director del Centro de Estudios Políticos de Berlín, también miembro asesor del Comité Científico de la Fundación IDEAS. Merkel ha identificado cinco realidades que están dañando las expectativas electorales de los partidos socialdemócratas en Europa.
La caída de los partidos convencionales, el aumento del individualismo, especialmente entre los jóvenes --frustrados por un mercado laboral que no ofrece igualdad real de oportunidades--, la falta de regulación de los mercados, la fragmentación del voto de la izquierda y, por último, el hecho de que la socialdemocracia ha menospreciado los efectos negativos de la globalización y, por ello, los ciudadanos no perciben al Estado en una posición de poder frente a los mercados.
Por ello, les ha recomendado adaptar su discurso y aprovechar el potencial de la integración de la diversidad de culturas, la apuesta por la igualdad real de oportunidades, la democratización del acceso a la información a través de las nuevas tecnologías, y la mayor y mejor formación de las clases emergentes.
La charla-coloquio fue presentada por Carmen Navarro, directora del Departamento de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Madrid, y por el director de IDEAS, Carlos Mulas.
Mulas ha hechoa una reflexión instando a los Estados a jugar un papel más duro ante los mercados en los próximos años, reclamó apostar por un tipo de prosperidad no ligada exclusivamente al consumo, y animó a construir una narrativa amable con la que la ciudadanía se sienta atraída e identificada.

Despues de la Tercera Vía ¿que? - Javier Valenzuela - El País - 2011

TRIBUNA: JAVIER VALENZUELA
Después de la Tercera Vía, ¿qué?
JAVIER VALENZUELA 16/04/2011

Antes de celebrar las primarias que elegirán a su candidato en las elecciones presidenciales de 2012, los socialistas franceses se acaban de reunir para acordar el programa que este, sea cual sea, propondrá a la ciudadanía en nombre de todos. Desmintiendo por una vez la imagen desastrosa que de ellos tienen sus compañeros europeos, han comenzado las obras por los cimientos y no el tejado. Además, el programa que han aprobado es digno de debate: creación de una banca pública, reforma fiscal para que paguen más las grandes empresas y las grandes fortunas y menos los asalariados, promoción de las energías verdes y seguras, propuesta para que la Unión Europea imponga tasas adicionales a las importaciones procedentes de países con lagunas evidentes en materia de derechos laborales y protección del medio ambiente, creación de 300.000 empleos públicos para los jóvenes... Como escribe Laurent Joffrin en Le Nouvel Observateur, se trata de "toda una ruptura con el social-liberalismo" dominante en los últimos lustros en el centro-izquierda europeo.
¿Creen los socialistas españoles que también deberían distinguirse de la derecha en su política económica?
Tras el activismo estatal en la economía que marcó los comienzos de la presidencia de Mitterrand, Felipe González fue, en cierto modo, un precursor en los años ochenta del pasado siglo de las políticas impulsadas una década después por Tony Blair bajo la denominación de Tercera Vía. Se trataba de intervenir lo menos posible en los asuntos económicos con el argumento de que, dejado a su libre albedrío, el mercado sería fuente constante tanto de riqueza y empleo como de ingresos fiscales con los que sufragar las políticas sociales.
Zapatero adoptó esa visión. Su primera legislatura se caracterizó por el exiguo protagonismo económico del Gobierno. Como la economía española vivía un periodo de vacas gordas, sus ingresos fiscales permitían financiar la ampliación del Estado de bienestar. A Zapatero le reprochaba entonces la derecha que no hiciera las reformas neoliberales que tuvo que terminar impulsando a partir de 2008. Pero no es menos cierto que tampoco abordó reformas socialdemócratas: ni hizo lo suficiente por desinflar paulatinamente la burbuja inmobiliaria, ni combatió el enorme fraude a Hacienda, ni promovió una reforma fiscal progresista y ni se le pasó por la cabeza recrear en España algún tipo de banca o de empresa energética pública.
Cuando llegó la crisis y los ingresos fiscales encogieron dramáticamente, Zapatero se encontró a merced de los mercados financieros internacionales y tuvo que ponerse a aplicar su ideario, el neoliberal. Lo pasmoso fue que, con tal de oponerse a todo, el PP no aplaudiera a rabiar la materialización de su propio programa.
Hoy, con el giro a la izquierda que Ed Miliband encarna en el laborismo y que también acaban de aprobar los socialistas franceses, y con el anuncio de que Zapatero, el último de sus representantes en un gran gobierno europeo, no se presentará de nuevo, la Tercera Vía puede darse por muerta.
Esta crisis ha enseñado un par de cosas a los socialdemócratas menos aburguesados intelectual y políticamente. La primera es que no se pueden hacer políticas sociales progresistas sostenibles sin impulsar a la par políticas económicas progresistas. Es lo que decían Matt Browne y Carlos Mulas en un artículo recién publicado en EL PAÍS al plantear "una nueva agenda" en la que el Estado tenga mayor protagonismo económico. La segunda es que, a la hora de aplicar el recetario neoliberal, los electores europeos prefieren el original del centro-derecha a la mala copia del centro-izquierda.
Los socialistas españoles también se aprestan a celebrar unas primarias que elijan a su candidato en 2012, lo que supone un saludable ejercicio de democracia. Pero, a diferencia de los franceses, poco hablan de cuáles serán sus novedades en materia de programa y propuestas. Muchos de ellos, no obstante, saben que estas deben girar en torno a la economía. En 2012 los electores querrán saber qué puede hacer un futuro Gobierno en tres frentes: promover el crecimiento y reducir el desempleo; construir un nuevo modelo productivo que reemplace al ladrillo, y garantizar los parcos niveles de protección de nuestro Estado de bienestar. Cómo salvaguardar, y hasta mejorar, ese Estado de bienestar por una vía que no contemple sólo el recorte de las prestaciones bien podría ser una gran bandera de la socialdemocracia española y europea post-blairista.
¿Debaten sobre estas cosas nuestros socialistas? ¿Alguno de sus potenciales candidatos en 2012 discrepa del dogma de que no hay políticas económicas alternativas a las hoy aplastantemente dominantes? ¿Piensa alguno que también -y sobre todo- en este terreno la socialdemocracia debe ser distinguible de la derecha? Aún no lo sabemos.
Probada históricamente su credibilidad en materia de libertad, la socialdemocracia tendría un amplio bulevar que recorrer si se convirtiera en la defensora de la seguridad de las clases populares y medias: seguridad frente al terrorismo y la delincuencia; frente al infortunio, la enfermedad y la vejez; frente a los atropellos de la banca, las empresas de servicios y la administración de Justicia; frente a la amenaza nuclear y el cambio climático... Los laboristas británicos y los socialistas franceses empiezan a apostar por ello. Intuyen que la idea de más Estado, a nivel nacional y a nivel global, de un Estado menos burocrático pero más eficaz y combativo frente a los poderosos, puede ser una oferta muy atractiva en estos tiempos inciertos.

Los socialistas franceses homenajean a Mitterrand - Clarín - 2011


En la plaza de la Bastilla bailaban con la rosa roja en la mano, el emblema socialista, como hace tres décadas, cuando llegaron al poder. Miles de socialistas nostálgicos celebraron ayer los 30 años del triunfo de François Mitterrand en las elecciones presidenciales de Francia, cuando su partido no consigue un candidato a su medida para los comicios de 2012.
La “Tonton-Mania” se apoderó de la izquierda en Francia en su homenaje pero con los ojos puestos en el futuro del PS.
Los sondeos privilegian a la “gauche” para reemplazar al actual presidente conservador, Nicolás Sarkozy, que sólo tiene el 21% de popularidad.
El Gotan Project, Yannick Noah, Alpha Blondi, fueron algunos de los grupos que trataron de recrear la fiesta que tuvieron los franceses el 10 de mayo de 1981, cuando Mitterrand y la izquierda unida consiguieron llegar al Elíseo. Un sueño que ahora se repite. El eslogan: “Aquí ayer. Mañana también”. Los financistas del concierto fueron Pierre Berge, el nuevo dueño del diario Le Monde y compañero de Yves St Laurent, y Mathieu Piggase, dos socialistas históricos.
Allí estaba la secretaria del partido, Martine Aubry, con Ségolène Royal. Las dos quieren llegar al Elíseo. Dominique Strauss Khan, el presidenciable y favorito de los sondeos, no apareció. Estaba dando una conferencia en Zurich, como director del FMI. El ex premier Michel Rocard eligió Groenlandia para estar lejos. Sus relaciones con Mitterrand fueron, como mínimo, turbulentas y luego congeladas.
Al menos 200 eventos se han organizado en el país para conmemorar al único presidente de izquierda de la V República . En la sede partidaria socialista en París se reunieron los tres ex primeros ministros, el octogenario Pierre Mauroy, Laurent Fabius y Lionel Jospin, en homenaje al “espíritu Mitterrand”. Un personaje que logró ser más controvertido en su muerte que durante su mandato .
Pocos quieren recordar su oscuro paso en Vichy, sus amistades con los colaboracionistas, las escuchas telefónicas del Elíseo, su hija escondida Mazarine viviendo a expensas del Estado y sus otros affaires. El homenaje a Mitterrand es un modo de crear una buena atmósfera entre la izquierda para elegir su heredero y no para analizar sus contradicciones.
“Este es uno de los legados de Mitterrand: la necesidad de la unidad política de la izquierda”, dijo Jospin, que dejó oficialmente la política tras ser expulsado de la primera ronda electoral en 2002.
En tanto, una encuesta de Harris califica a quienes la opinión pública considera sus herederos. El 15% cree que es François Hollande, frente al 14%, que estima que es Straus Khan. El 13% la ubica a Martine Aubry y el 8% a Ségolène Royal.

Mitterrand proyecta su sombra sobre las primarias francesas - Público - 2011

La figura del expresidente, elegido hace 30 años, es reivindicada por los aspirantes socialistas al Elíseo en 2012
A. PÉREZ PARÍS. CORRESPONSAL 11/05/2011 07:30


Hay aniversarios que duelen. Y la celebración ayer en Francia del trigésimo aniversario de la elección del último presidente de izquierdas de este país, François Mitterrand, en 1981, se convirtió en uno de ellos. A un año de unas presidenciales que todo el mundo ve perdidas por Nicolas Sarkozy, todos y cada uno de los aspirantes a la candidatura socialista reivin-dican la figura de Mitterrand, para capitalizar la simpatía que siempre tienen los políticos muertos. Pero esos mismos líderes socialistas de 2011 pasan bajo secreto el pasivo del legado de Mitterrand, aún presente en la sociedad.
El extenista y cantante Yannick Noah fue la principal estrella de la velada organizada anoche en la Plaza de la Bastilla. En el mismo lugar donde cientos de miles de franceses, la noche del 10 de mayo de 1981, festejaron hasta bien entrada la mañana al presidente que iba a "cambiar la vida", anoche lo que hubo fue una fiesta de diseño. Y, de los miles de franceses que se movían, pocos sabían que no lo hacían ni por Mitterrand ni por "cambiar la vida". La fiesta estaba financiado por los millonarios Pierre Bergé y MathieuPigasse, hombres que mueven hilos para algunos de los candidatos a las primarias socialistas de cara a las presidenciales de 2012.
Los aspirantes a la candidatura socialista se conocerán en junio
El símbolo ilustra bien lo que está pasando en el Partido Socialista (PS). En la inmensa feria de pujas en que se está convirtiendo la carrera hacia las primarias para la nominación del candidato presidencial, todo aquel que se precie debe reivindicar la figura de Mitterrand y pronunciar alguna frase ritual. Al mismo tiempo, todos renuncian a un análisis del balance mitterrandiano, cosa que equivale a un retroceso respecto a la actitud intelectual en la época del Gobierno de izquierda plural de Lionel Jospin (1997-2002), quien proclamó que la izquierda tenía un "derecho de inventario" sobre el mitterrandismo.
Sondeos de fidelidad
Es imposible establecer la lista de declaraciones de amor a Mitterrand. La estrella pujante del momento en la carrera de las primarias del PS, el ex primer secretario François Hollande, fue a Château-Chinon, la ciudad del centro de Francia donde Mitterrand fue alcalde, para decir que alaba "su tenacidad, su obstinación, su valentía y su compromiso de todos los días". Hubo nada menos que tres sondeos destinados a medir cuál de los líderes socialistas actuales representaría con más fidelidad la herencia de Mitterrand. Según esos sondeos, Hollande, Martine Aubry y Dominique Strauss-Kahn se encontrarían codo a codo.
El expresidente de Francia es recordado por sus avances sociales
Aubry celebró un encuentro en París para decir que Mitterrand era "un hombre que amaba la unión, amaba que Francia se reencuentrecon sí misma", por lo que "ese es el sentido de esta jornada: recuperar el espíritu de François Mitterrand".
Por su parte, las redes pro-Strauss-Kahn hablaron en lugar de su líder, que está obligado a mantener la reserva por su cargo de director general del FMI. También para elogiar la figura de Mitterrand, aunque insistiendo en que hace falta algo "más moderno".
La guerra de las primarias socialistas está ya muy avanzada, aunque en principio las candidaturas sólo pueden declararse oficialmente en junio y la votación tendrá lugar en otoño. La rigidez del calendario, en lugar de calmar los ánimos, ha disparado los golpes bajos y extraoficiales: debate político prohibido hasta la apertura de las primarias, pero guerra en el lodazal abierta.
El Porsche de Strauss-Kahn
El punto álgido de la cloaca tuvo lugar hace una semana. Irritados por la actitud de Strauss-Kahn que, sin declararse, multiplica las acciones ofensivas gracias a su red de contactos en la prensa y el mundo de los negocios, sus rivales soltaron a la prensa una foto: Strauss-Kahn y su esposa se desplazan en París a bordo de un Porsche. Por mucho que se explique el precandidato, es una imagen no muy buena para un líder de izquierda.
Martine Aubry llama a recuperar el espíritu de unión de Mitterrand
El clima de ñoñería tiene el defecto de desactivar un debate político que sí podría utilizar a Mitterrand como hilo conductor. El presidente entre 1981 y 1995 fue el hombre que en sus primeros años se opuso a las políticas de Thatcher y de Reagan, redujo la semana laboral, impuso la quinta semana de vacaciones anuales y elevó los salarios. Pero también fue el que más tarde acabó desmantelando el Estado del bienestar y renunciando a nacionalizar la banca, y el que colocó la construcción europea en la vía actual que favorece las deslocalizaciones.
En cuanto al actual presidente, Sarkozy, un rumor ha dado la vuelta del microcosmos político parisino en las últimas semanas: si el jefe de Estado está tan interesado por la guerra en Libia, es simplemente porque aterrizar en Bengasi, como prometió a los rebeldes, uno de estos días, en medio de los vítores y las aclamaciones, le permitiría emular lo que hizo el socialista François Mitterrand en junio de 1992 en Sarajevo asediado por los serbios. Sarkozy estimaría actualmente que esa es su única tabla de salvamento electoral.

La disputada herencia del presidente Mitterrand - El País - 2011

REPORTAJE
La disputada herencia de Mitterrand
La izquierda francesa celebra el 30º aniversario de la llegada del socialismo al poder, mientras los dirigentes del PS reivindican el legado del expresidente
ANTONIO JIMÉNEZ BARCA - París - 11/05/2011

El domingo 10 de mayo de 1981, a las 18.30, un colaborador de François Mitterrand le anunció que en unas horas iba a convertirse en el próximo presidente de la República Francesa. Mitterrand, por entonces de 65 años, imperturbable, dijo, casi para sí: "Vaya historia". Aquel día se proclamó por primera vez un socialista como jefe del Estado francés en la V República. Treinta años después, el socialismo francés ha convertido a Mitterrand en un icono de varias cosas (de la unión de la izquierda, del liderazgo indiscutido, del carisma político...), pero sobre todo de un triunfo que se ha vuelto cada vez más remoto. Porque Mitterrand fue el primero, pero también el último. En 1987 revalidó su mandato. Desde entonces, el Partido Socialista francés (PS) ha perdido todas las elecciones presidenciales: en 1995, en 2002 y en 2007.

Hollande: "No quiero reproducir un modelo; lo adapto a lo que soy"
Strauss-Kahn es el más alejado del estilo del desaparecido líder
Francia vive estos días una suerte de 'mitterandmanía'
Royal dice que aprendió de él a no rendirse pese al augurio del fracaso
Por eso, cuando falta un año para una nueva cita electoral, los dirigentes del aún descabezado socialismo francés conmemoran la victoria de Mitterrand sobre Giscard d'Estaing con cierta nostálgica inevitable, pero también con una suerte de ceremonia propiciatoria con un punto de optimismo basado en la bajísima popularidad de Sarkozy.
Francia entera parece vivir estos días bajo el efecto de una suerte de mitterrandmanía, que comenzó a percibirse en enero, cuando se celebraron los 15 años de su muerte. Ya entonces se evocó su estatura política, su personalidad contradictoria, su pasado tortuoso, su doble vida familiar y sus últimos días de enfermo terminal dando paseos espectrales por los Campos de Marte acompañado de su perro Báltico, su médico personal y un guardaespaldas portando una banquetita.
El fenómeno ha llegado al paroxismo estos días, al cumplirse el aniversario de su llegada al poder: hay documentales casi cada noche sobre su vida, sobre su capacidad dialéctica, sobre su relación con la televisión, sobre esa noche especial en que derrotó a Giscard d'Estaing; se estrenan obras de teatro que versan sobre él; se editan libros en los que amigos, colaboradores o exministros consignan sus conversaciones con el expresidente. Los periódicos lanzan ediciones especiales. Los lectores envían mensajes en los que explican qué significó esa victoria, dónde estaban, qué hacían esa tarde. Le Monde, incluso, encartó ayer una reproducción facsímil del número publicado al día siguiente del triunfo, que permite recordar, entre otras cosas, cuántas palabras cabían entonces en el titular de primera página: "La muy contundente victoria de François Mitterrand va más allá del reagrupamiento de toda la izquierda y agrava las divisiones del partido que deja el poder".
Hay algo más. Varios líderes socialistas con posibilidades de ganar las primarias de otoño se disputan la herencia del viejo Mitterrand a fin de ganarse adeptos. Ségolène Royal, excandidata presidencial derrotada por Sarkozy en 2007 y de nuevo aspirante a ser candidata socialista, reunió a 600 seguidores el domingo pasado y a varios exministros de Mitterrand. Ante ellos, la dirigente socialista, la menos valorada en las encuestas, recordó las 10 lecciones que aprendió del viejo presidente socialista y, sobre todo, "la de no rendirse a pesar de quienes le auguraban una derrota".
François Hollande, ex primer secretario del PS, otro de los postulantes, se desplazó ayer a Château-Chinon, localidad de la que Mitterrand fue alcalde durante 20 años. Allí, ante un busto del expresidente socialista, Hollande, que según muchos ha heredado (o imitado con mucho talento) ciertas poses muy de Mitterrand en sus discursos y que día a día progresa en las encuestas, recordó: "No quiero reproducir un modelo. Yo lo adapto a lo que yo soy".
Y mientras el ex primer secretario del PS decía esto, en París, en la sede del partido, la actual primera secretaria, Martine Aubry, inauguraba una jornada de puertas abiertas dedicada a la memoria de Mitterrand y a su victoria 30 años atrás.
El cuarto previsible candidato con opciones y el más mimado de los sondeos, Dominique Strauss-Kahn, director general del Fondo Monetario Internacional (FMI), se mantiene, como siempre, al margen. El reglamento de la institución que dirige le prohíbe acudir a este tipo de manifestaciones políticas de nivel nacional. Con todo, por temperamento e ideología, tal vez sea el candidato más alejado de la figura de Mitterrand, el que tiene menos cosas en común. El que menos reclama para sí su herencia, de cualquier forma, tal vez porque se sabe ya ganador. Un dirigente socialista lo explicaba ayer en el diario Libération: "El heredero de Mitterrand será el que le suceda".

Ollanta Humala, la transformación del Lula peruano - El País - 2011

PERFIL
Ollanta Humala, la transformación del Lula peruano
F. GUALDONI Lima 04/06/2011

El asesor brasileño de Ollanta Humala no pierde detalle mientras el candidato nacionalista concede entrevistas a la prensa extranjera en el lujoso Hotel Los Delfines de Lima. Alto, canoso, y buen conversador, Luis Favre es el hombre que el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula da Silva mandó a Perú para alejar a Humala de la izquierda radical que representa el presidente venezolano Hugo Chávez y situarlo en la órbita de la izquierda modera que los votantes identifican con el propio Lula o el presidente uruguayo Jose Mujica. La urnas juzgarán la credibilidad de Humala y el trabajo de Favre.
Álvaro Vargas Llosa, el hijo del Nobel Mario Vargas Llosa, aseguró el sábado en un programa de televisión que el viaje al centro de Humala no comenzó en estas elecciones sino cinco años atrás, cuando perdió la presidencia en segunda vuelta frente a Alan García. Vargas Llosa contó que tras la derrota, Humala llamó a su padre para confesarle que había cometido muchos errores. El más grave de todos había sido el de vincular su proyecto político al chavismo. Hoy Humala jura defender la democracia y respetar las libertades civiles y la propiedad privada. Su transformación ya convenció a los Vargas Llosa y a un montón de otros intelectuales, a una legión de analistas políticos y, sobre todo, al 50% de los votantes peruanos.
Casado con Nadine Heredia y padre de tres hijos, Humala ha aprendido a sus 48 años que el pasado no se borra de un plumazo. Aparte de cargar con una estrecha relación con Chávez en el pasado, sobre el candidato también pesa el legado de su padre Isaac, creador del movimiento etnocacerista, que proclama el poderío y la identidad inca de la época prehispánica sobre el hombre blanco. Desde su etapa como militar lo acompañan las sospechas de conductas autoritarias. Se le acusa de haber perpetrado abusos contra la población civil en la región andina de Huánuco en 1992, al final de la guerra contra Sendero Luminoso. Fue procesado y absuelto por falta de pruebas.
El 1 de octubre de 2000, el mismo día en que el siniestro ex asesor del presidente Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos, huía de Perú en un velero para escapar de la justicia, Humala encabezó un alzamiento junto a su hermano Antauro desde un regimiento en Locumba (en la región sureña de Moquegua) contra el régimen fujimorista. Tras la caída del gobierno, se entregó y fue amnistiado. En 2005, Antauro encabezó una nueva asonada tras el asalto a una comisaría en Andahuaylas. Hubo seis muertos y Antauro acabó condenado a 25 años de prisión. Muchos reprochan al candidato nacionalista no haber condenado el sangriento Andahuaylazo.

Ollanta Humala, el Lula peruano - El País - 2011

ANÁLISIS
Ollanta Humala, el Lula peruano
JUAN ARIAS - Río de Janeiro - 27/07/2011

Los analistas políticos brasileños consideran que el presidente peruano Ollanta Humala ha elegido ser el "Lula andino", como ha escrito Patricia Campos en Folha de São Paulo. Nadie duda de que Humala ha hecho su elección: ha preferido el camino seguido por Lula en Brasil al de su homólogo venezolano, Hugo Chávez.
Brasil tiene los ojos puestos en cada ficha de ajedrez que mueve Humala para observar si sus afirmaciones de que pretende seguir la trayectoria del expresidente brasileño son reales o fueron solo un subterfugio para ganar las elecciones peruanas, el pasado 5 de junio.
Sin embargo, ya casi nadie se atreve a calificar al presidente peruano de "lobo con piel de cordero". El lobo escondido en él sería Chávez y la piel de cordero con la que se habría cubierto sería la de Lula. Por otra parte, existe, incluso, cierto orgullo de que el nuevo mandatario de un país clave en América como es Perú, haya preferido convertirse, como se convirtió el curtido sindicalista Luiz Inácio Lula da Silva, que tuvo que postularse cuatro veces a las presidenciales hasta conquistar el poder y que lo hizo, como Humala, cuando escogió seguir no los caminos de la revolución económica sino la neoliberal, heredada de su antecesor el sociólogo Fernando Henrique Cardoso, e incluso optó por colocar a hombres suyos, moderados, al frente de Economía y del Banco Central.
Las primeras actuaciones de Humala confirman que ha abrazado el "lulismo" en lugar del "chavismo". Hoy se recuerdan las palabras que pronunció: "Reconocemos que existe un proceso exitoso en Brasil que promete crecimiento económico e inclusión social con respeto por el equilibrio macroeconómico", que fue la fórmula mágica que usó Lula para hacer crecer económicamente a Brasil, llevar a cerca de 40 millones de pobres a formar parte de la clase media y pasar casi inmune por la gran crisis económica mundial que comenzó en 2008.
El hecho de que también Humala escogiera el instrumento del "Compromiso con los peruanos", casi una copia de la "Carta a los brasileños" que firmó Lula en su campaña electoral en junio de 2002, en la que garantizaba que no habría ruptura de contratos, y con la que el exsindicalista espantó definitivamente los fantasmas que aún pesaban sobre él cuando fue elegido, confirma a los brasileños que Perú no va a ser una nueva Venezuela sino más bien un nuevo Brasil.
Los únicos miedos que algunos analistas, como Clovis Rossi, han apuntado, son que la victoria de Humala no fue tan contundente en Perú como la de Lula en Brasil y que Humala no tiene detrás la fuerza de un movimiento político como el Partido de los Trabajadores (PT), íntimamente ligado con todas las fuerzas sociales más progresistas, sin el cual y sin las cuales, Lula nunca habría sido elegido presidente de la República. Sin embargo, se apunta que Humala podría ser incluso "más cauto que Lula" precisamente porque no tiene detrás la fuerza popular que tenía el presidente brasileño.
En Brasil tranquilizan también las afirmaciones de los observadores norteamericanos y europeos que ya no dudan de que Humala está en proceso de profunda evolución y que "se mueve en la órbita del pragmatismo", como ha afirmado The New York Times. Fue el pragmatismo -que a veces chocó con las franjas más radicales de su partido- lo que caracterizó los ocho años del Gobierno de Lula y que siguen siendo visibles en el de su sucesora Dilma Rousseff, cada día más comprometida en su guerra contra la corrupción de lo que nunca estuvo el propio Lula.
Si Brasil pudiera dar un consejo a Humala sería que fuera capaz de realizar las grandes reformas, política y fiscal, que Lula no consiguió por la compleja configuración de la política partidaria brasileña, poco ideologizada y que se mueve con el motor de las prebendas concedidas por el Gobierno a sus respectivos partidos (lo que explica a veces la corrupción) más que a favor de un gran programa político nacional.

Los libros robados por los nazis regresan al SPD - Público - 2011

La Biblioteca Central de Berlín devolverá también El manifiesto comunista
PAULA CORROTO MADRID 25/08/2011 08:00 Actualizado: 25/08/2011 08:50

Cuando el Partido Nazi llego al gobierno alemán en 1933 comenzó uno de los mayores expolios culturales de la historia de Alemania. El Partido Socialdemócrata (SPD), que fue inmediatamente prohibido, sufrió en sus propias carnes el robo de decenas de libros, entre ellos, una edición de 1883 de El manifiesto comunista, que pertenecía a la biblioteca personal de Freiderich Engels. Además de los judíos, el SPD pronto se convirtió en una de las grandes bestias negras para los nazis y muchos de sus militantes fueron perseguidos y asesinados.
La Biblioteca Central y Regional de Berlín anunció ayer que el próximo 31 de agosto devolverá al SPD 70 ejemplares confiscados por los nazis, incluyendo también el libro de Engels. Esta compensación forma parte de un proyecto emprendido por la Biblioteca para reparar el desvalijamiento cultural del partido de Hitler: en abril ya devolvió diez libros y tres periódicos a la Comunidad Judía de Berlín.
"Estamos investigando 200.000 libros que tenemos en la Biblioteca para saber cuáles fueron robados por los nazis durante el Tercer Reich a los judíos y a otras instituciones como el Partido Socialdemócrata", anunció Annette Gerlach, de la Biblioteca Central. En los últimos diez años ya se han investigado cerca de 25.000 ejemplares, de los cuales se cree que unos 5.100 formaron parte del expolio nazi. Muchos de ellos fueron extraidos de sinagogas, casas, escuelas y tiendas. Los que no fueron quemados, acabaron en bibliotecas públicas alemanas entre los años 1945 y 1946. Como ya informó la Biblioteca Central el pasado mes de abril, en muchos de estos ejemplares se encontraron con sellos medio borrados en los que aún se podían leer "sala judía de lectura" o "Escuela berlinesa de varones de la comunidad judía".

El socialdemócrata Wowereit arrasa por tercera vez en Berlín - Público 2011

Los liberales, socios del Gobierno de Merkel, se hunden en las urnas y quedan fuera del Parlamento regional
PATRICIA BAELO Berlín 19/09/2011 08:00

"Si quieres a (Klaus) Wowereit, tienes que votar al SPD". Este mensaje ha calado entre los berlineses. Así, los socialdemócratas alemanes y su popular candidato se proclamaban ayer vencedores, por un 28,5% de los votos, en las elecciones de la capital alemana, según los resultados oficiales anunciados anoche por la comisión electoral con el 98% del voto escrutado. Ese porcentaje les valdrá 47 escaños del Parlamento regional.
Los cristianodemócratas (CDU) y los Verdes, en segundo y tercer puesto, se disputan ahora el convertirse en los socios del SPD, sustituyendo a La Izquierda, que salió debilitada. Aunque las grandes sorpresas de este último domingo electoral del 2011 fueron la debacle de los liberales, que dejan el Parlamento regional, y la entrada con fuerza de una formación hasta ahora inédita en Alemania: los Piratas. De acuerdo con los sondeos a pie de urna (al cierre de esta edición no había dato oficial de afluencia a las urnas), la participación en estas elecciones se elevó al 59%.
El Partido Pirata supera los mejores pronósticos y obtiene el 9,1% de los votos
"La lucha ha sido divertida. Hoy es un día para celebrar, y nuestra fiesta es la mejor". Con estas palabras festejaba Klaus Wowereit su tercer triunfo consecutivo en Berlín, donde gobierna desde hace casi una década. A pesar de haber perdido dos puntos con respecto a los últimos comicios, en 2006, los socialdemócratas ponen así el broche final a un gran año electoral, en el que se han hecho con el Gobierno de siete parlamentos regionales, incluyendo el del bastión cristianodemócrata de Baden-Wurttemberg.
Frank Henkel, el candidato de la CDU, se mostró también satisfecho: "Hoy es un día de éxitos para la CDU de Berlín", proclamaba. Pese a su puesto de segundón, con el 23,4% de los votos y 39 escaños, el partido de Ángela Merkel ha salido mucho mejor parado de lo que todos esperaban, e incluso sumó algo más de dos puntos con respecto a las anteriores elecciones en la capital. El resultado da un respiro a la canciller, que no ha dejado de recibir varapalos en las urnas, sobre todo por su política económica y fiscal.
Los protagonistas de la catástrofe fueron sus socios en el Gobierno de la coalición, los liberales, que perdieron casi seis puntos porcentuales y se quedaron en un flojísimo 1,8%. El resultado les deja sin representación en la Cámara regional al no superar el 5%. "Sabíamos ya que este año cargado de elecciones iba a ser complicado para nosotros, pero no tan dramático", apuntaba el secretario general del FDP, Christian Lindner.
El SPD debe elegir ahora si forma una coalición con los Verdes o la CDU
Y es que Berlín es el quinto Land donde la formación se queda sin representación. A nadie le cabe ya duda de que sufre una crisis profunda de popularidad y que se ha ganado por su falta de sello político y su empeño por defender al extremo el liberalismo económico. Asimismo, los liberales están pagando cara su postura euroescéptica en la crisis de la deuda que azota a Europa, y su caída libre presiona cada vez más a Merkel para que rompa la coalición bajo la que gobiernan.
La sensación de la campaña
Los pronósticos tampoco se equivocaron con la sensación de la campaña, el Partido Pirata. El 8,9% de los berlineses lo votaron, con lo que se cuela, con 15 escaños, en su primer Parlamento regional. Una entrada histórica para esta formación, que nació hace un lustro siguiendo el modelo de sus homólogos suecos.
Con un programa basado en el uso gratuito de los contenidos de internet, que luego extendieron a temas como la legalización de las drogas o la separación de Iglesia y Estado, los Piraten han conquistado a los jóvenes.
Su ideología es cercana a la izquierda tradicional, con el componente añadido de los movimientos europeos de indignados. Su candidato, el experto en electrónica Andreas Baum, dijo sentirse sorprendido por este éxito.
Los Verdes obtuvieron el 17,6% de los votos y 39 escaños. Pese a que suben casi cinco puntos con respecto a 2006, los ecologistas esperaban más, aseguró su candidata, RenateKünast. Más amargo es el saldo para La Izquierda, que ha de conformarse con un 11,7 % y 19 puestos en la Cámara. Ello no sólo le supone su segundo peor resultado desde la reunificación, sino que le arrebata la posibilidad de mantener la coalición con el SPD. Wowereit deberá elegir entre la CDU y los Verdes.