domingo, 24 de mayo de 2009

¿Existe la izquierda europea? de Enrique Curiel

DIARIO CRITICO

¿Existe la izquierda europea?
15-05-2009 - Enrique Curiel

El panorama no puede ser más desolador. En una aparente paradoja, que nos obliga a reflexionar sobre la incapacidad de reacción de la izquierda ante una crisis sin precedentes, las fuerzas críticas con el capitalismo ultraliberal, que deberían abanderar propuestas reformistas y aglutinar a electorados golpeados por la hecatombe económica, aparecen divididas, debilitadas, desideologizadas y abocadas en sus países y en Europa a una previsible derrota estratégica el 7 de junio. Desaparecidos en la práctica los viejos partidos comunistas, incapaces de un imprescindible “aggiornamento” político e ideológico, la socialdemocracia continental como referencia de la izquierda no atraviesa su mejor momento. No es casual el sentido de la reciente reunión, con la presencia diversos líderes de fuerzas socialdemócratas, celebrada en Atenas y que ha pretendido reinventar la izquierda europea para superar la crisis y preguntarse las razones de su debilidad. Mássimo D´Alema, Felipe González, Ségolène Royal, Enrique Barón, Tassos Giannitsis y Yorgos Papandreu, presidente del PASOK y de la Internacional Socialista, debatieron, con otros invitados, sobre la crisis y la respuesta de la izquierda. “La crisis económica demuestra la el fracaso del modelo neoliberal”, afirmo Giannitsis, y Ségoléne Royal señaló la contradicción: “Las ideas de la izquierda, del socialismo, son las dominantes en la actualidad. La intervención del Estado, la exigencia de reglas, la demanda de protección y justicia social, el compromiso con las inversiones éticas, la demanda de retornos fiscales….Pero la derecha es mayoría en Europa”. Entonces, ¿qué ocurre? ¿Por qué los socialistas europeos aparecen divididos sobre la permanencia de Durao Barroso en la Presidencia de la Comisión? Parece evidente que la socialdemocracia carece de un proyecto europeo, insiste Royal, y debe “situarse en vanguardia de iniciativas económicas y lanzar propuestas concretas para una gobernabilidad real de la Unión Europea”. Y yo pregunto, ¿para cuando una reflexión profunda y rigurosa sobre la situación? Los cuatro grandes partidos más influyentes de la izquierda europea ofrecen un espectáculo lamentable. En Italia, el dominio de Berlusconi, reconvertido en líder de un partido único de la derecha mas regresiva de Europa, se explica y retroalimenta por la autodestrucción de la izquierda europea más potente desde 1945 hasta los años 90. El viejo y sabio Partido Comunista Italiano, el Partido de Enrico Berlinguer y Antonio Gramsci, se ha mostrado incapaz de transformarse en una potente fuerza democrática, progresista y reformista, que sea capaz de orientar y resultar hegemónica frente a las rancias propuestas de la Liga Norte, la Alianza Nazionale de Fini y el populismo del corrupto Berlusconi. ¿Qué ha pasado en Italia? ¿Cómo se ha desvanecido la izquierda? ¿Por qué la pugna y la división interna del Partido Democrático? El enfermo no tiene mejor aspecto en Francia. La división del Partido Socialista en dos tendencias de similar potencia, su incapacidad para superar el cisma interno y la muerte referida del Partido Comunista, han dejado a la izquierda francesa al albur de las maniobras en la oscuridad ideológica de Sarkozy que pretende materializar una suerte de postmodernismo político proclamando el fin de las ideologías e incorporando a sus gobiernos a personajes de la izquierda social y cultural con al pretensión de desmoralizar a las fuerzas progresistas. “Sarko” o “Sarko”. Esa es la cuestión. En Gran Bretaña, el “nuevo laborismo” de Blair y su alianza incomprensible con Bush, arrastran al Labour Party a la oposición en las próximas elecciones generales a pesar de los esfuerzos del actual Prime Minister. Y, por fin, Alemania. El histórico S.P.D. (Partido Socialdemócrata Alemán), tras un Congreso y una renovación de liderazgo que generó una relativa fractura interna, intenta liberarse desesperadamente del “abrazo del oso” protagonizado por la C.D.U de la inteligente Angela Merkel ante las elecciones generales del mes de septiembre. La “grose koalition” entre los democristianos de la CDU y los socialdemócratas ha beneficiado a la canciller Merkel y, pese a la grave recesión económica, el partido conservador encabeza los sondeos. Ahora, Franz Müntefering, líder del SPD, se distancia de los democristianos proponiendo una nueva Constitución adaptada a los alemanes de ex Alemania del Este, o R.D.A., que desde la reunificación, tras la caída del Muro de Berlín, nunca se han sentido realmente partícipes de la Alemania unida. Les ha tocado pagar los platos rotos de los desequilibrios sociales y económicos y no es extraño que La Izquierda de Oscar Lafontaine tenga en la antigua Alemania comunista los mayores apoyos electorales. Así están las cosas. Es verdad que la izquierda gobierna en España y Portugal, aunque el futuro también resulta incierto. Por lo demás, si nos acercamos a la situación en Grecia u otros países con tradición progresista, tampoco la perspectiva resulta muy alentadora. La cuestión es, ¿dónde está la Internacional Socialista? ¿Por qué se ha producido este desastre económico y social de carácter global? ¿Por qué no se impulsan iniciativas políticas e ideológicas para explicar que la causa del citado desastre está en el ultraliberalismo y en el capitalismo “real”? Es preciso explicar lo ocurrido y disponer de un discurso coherente. La izquierda no puede ni debe olvidar la pedagogía política. Otra cosa es que no tengamos respuestas o estemos desorientados y desconcertados. Parálisis, desvanecimiento político, desideologización, incremento de la extrema derecha xenófoba, planes y directivas inadmisibles sobre la inmigración e impotencia frente a la crisis. Así no podemos seguir. Pero no parece que nadie atienda las demandas de unas clases sociales que soportan la crisis generada por la derecha liberal. La pregunta es, ¿hay alguien ahí que nos escuche?

Mario Benedetti

LA VOZ DE GALICIA
OBITUARIO Fallece a los 88 años Mario Benedetti, el uruguayo maestro de la ternura
El poeta murió en su casa tras varios ingresos en el hospital y se marcha sin ganar el Nobel ni el Cervantes.
Autor:
César Casal

El escritor uruguayo Mario Benedetti murió en Montevideo a la edad de 88 años, informaron fuentes próximas a su familia. Benedetti, que arrastraba un delicado estado de salud, se encontraba en su domicilio de la capital uruguaya en el momento de morir. El escritor había estado ingresado cuatro veces en el último año en Montevideo debido a diversos problemas físicos, tantos estomacales como respiratorios. Benedetti fue autor de más de 80 libros de poesía, novelas, dramas, cuentos y ensayos, así como de guiones de cine. Fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005).
Su última obra publicada, el poemario Testigo de uno mismo, fue presentada en agosto del año pasado. Antes de su último ingreso, Benedetti todavía tenía fuerzas para trabajar en un nuevo libro de poesía, cuyo título provisional es Biografía para encontrarme .
El escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti nació el 14 de septiembre de 1920, en Paso de los Toros (Uruguay) y estaba muy vinculado a nuestro país. Como se sabía de lo grave de su estado, se celebraron estos meses homenajes en España a este poeta profesional, a este maestro de la ternura para todos los públicos. Codiciado por cantautores, que soñaban con cantar sus letras, tan sencillas y cercanas a todos.
Mario Benedetti, que en realidad se llamaba Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno, se marcha sin recibir los grandes premios de la literatura. Se quedó sin Nobel, sin Cervantes y sin Príncipe de Asturias. Él, que fue eterno finalista. Benedetti tenía una facilidad pasmosa para la poesía. Pero curiosamente su primer éxito editorial fue un libro de prosa, La tregua , que aún hoy bate récords de ventas y cuya película fue finalista del Oscar en la edición que ganó Amarcord, de Fellini. Lo publicó cuando tenía 40 años y cuando creía que toda su vida sería la de un trabajador gris ante una mesa. Antes ya había publicado con buena acogida un libro de relatos Montevideanos y cuatro trabajos de poesía, entre ellos, Poemas de la oficina .
El exilio es otra de las llaves de la biografía de este hombre amable, que nunca tenía una palabra más alta que otra y que siempre estuvo apoyado por Luz López Alegre, su gran amor y compañera de vida. Al tener que abandonar Uruguay, en 1973, se marcha a Argentina, después a Perú y Cuba, para terminar en España, donde establece unos fuertes lazos con la cultura española que durarán para siempre. Su poesías de amor son célebres.

Carlos Castilla del Pino

EL PAÍS
XOSE MANUEL VILLANUEVA
Castilla del Pino y Torrente
XOSE MANUEL VILEl 15 de mayo falleció en Córdoba Carlos Castilla del Pino. Don Carlos, como con cariño le llamaban en su ciudad, es autor de una obra excepcional en la cultura española tanto por su originalidad y vigencia como por su amplitud y extensión. Quizás a ello no sea ajeno un proyecto infantil, narrado como propio de Onofre, personaje de un texto de Carlos que dice así: "Mi tiempo es mi vida, y no puedo adoptar una actitud frívola ante aquél porque me es imposible adoptarla frente al hecho de vivir yo. Al recordar cómo se expresaba esta preocupación en etapas anteriores de mi existencia, ha salido a escena un tipo de actividad que realicé en mi primera adolescencia. Se trataba de adiestrarme a hacer el mayor número de cosas simultáneamente, de forma que entonces la vida mía resultaría multiplicada por el número de cosas hechas: si había vivido setenta años, en realidad yo habría vivido setenta por seis, si es que llegaba a hacer seis cosas al mismo tiempo".
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Iniciaron su amistad en Ferrol en 1947, cuando el cordobés cumplió allí sus seis meses como alférez
Onofre fracasó en su intento, pero don Carlos no, porque en su obra es fácil reconocer, al menos, seis voces, seis Carlos Castilla. El primero es el psiquiatra, el clínico que en más de sesenta años de profesión ha tratado a unos doscientos mil pacientes. El segundo es el investigador, el teórico de la psiquiatría que ha construido una obra de extraordinario valor desde los estudios iniciales sobre la fisiología y la histología de la psique, hasta los grandes libros (Un estudio sobre la depresión, La culpa, El delirio, un error necesario, Introducción a la Psiquiatría, La hermenéutica del lenguaje, Teoría de los sentimientos) con su visión psico-social, es decir, cultural y antropológica, de la arquitectura del yo y, en consecuencia, de las manifestaciones patológicas de la personalidad.
El tercer Carlos Castilla es el escritor de una personalísima obra literaria, compuesta por una novela Una alacena tapiada, un texto pseudoficcional, el ya citado Discurso de Onofre, y dos tomos de una autobiografía paradigmática en el género: Pretérito Imperfecto, referido al periodo entre 1922 y 1949, y Casa del Olivo, al que media entre 1949 y 2004.
El cuarto don Carlos es el maestro en sentido académico. El profesor vocacional al que, tras serle usurpado por la iniquidad de la dictadura el puesto que le hubiera correspondido en la carrera universitaria, consiguió desarrollar su magisterio en el dispensario de psiquiatría de Córdoba y en los cursos de verano de San Roque.
Pero tras ese Carlos Castilla está el quinto, el maestro divulgador que ha ampliado el círculo del conocimiento social de la psiquiatría y de los problemas de la psico(pato)logía a través de conferencias y artículos que han llegado e interesado a amplias capas de la sociedad española.
Por último, hay un sexto don Carlos, al que podríamos calificar de maestro cívico, ése que, desde su autoridad, nos hizo reparar en cuestiones acuciantes que a todos nos comprometían. Como muestra, dos ejemplos: Enrique Ruano, aquel joven antifascista, suicidado por la policía en 1969, al que Carlos trataba y para cuya causa trabajó hasta el esclarecimiento de la verdad. Otro es un artículo de 1973, Apresúrese a ver Córdoba, que ya alertaba entonces de la acelerada e impune destrucción de nuestro patrimonio urbano.
El 29 de enero de este año, Carlos Castilla asistió en el cementerio de Serantes a la conmemoración del décimo aniversario de la muerte de Gonzalo Torrente Ballester. Carlos Castila inició su amistad con Gonzalo Torrente en Ferrol, en 1947, cuando lo destinaron a cumplir los seis meses como alférez que culminaban su servicio militar. Desde entonces, Carlos amaba Galicia. Hace algo más de tres meses, volvió a recorrer la playa de Valdoviño y el cabo Prior, a contemplar el océano, a disfrutar de la imponente soledad del castillo de San Felipe, todos espacios que formaban parte de su imaginario personal. A los que lo acompañamos entonces nos consuela pensar que en estos últimos días los dolores de su enfermedad hayan podido ser aliviados por el recuerdo de las imágenes del mar de Galicia, tan querido para él como los extensos olivares cordobeses.LANUEVA 19/05/2009

Nexos

Serie documental
La 2 estrena ´Nexos, un esfuerzo colectivo´

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Uun proyecto inspirado en la Alianza de Civilizaciones que buscará vínculos entre las personas de distintas culturas, ideologías políticas y religiones.
GELEN CAMACHO/ EFE La serie, que se emitirá los martes a las 22.00 horas en La 2, no pretende abordar problemas políticos puntuales, sino descubrir lo que tienen en común todas las personas.Cada capítulo, que subrayará que cada persona no es más que una pequeña parte de un gran todo, promoverá valores basados en la tolerancia, la paz, el respeto y el mutuo entendimiento.Los trece capítulos de la serie, de cincuenta minutos de duración, han sido grabados en alta definición en treinta países de Europa, África, Asia y América, donde conviven culturas y religiones diferentes o donde ha habido importantes procesos migratorios.En todos estos lugares, la serie documental recoge las opiniones de escritores, religiosos, historiadores, políticos, artistas, filósofos, sociólogos, catedráticos, etc.El primer episodio, "Mediterráneo", se centra en España y Turquía, los dos países que encabezan la propuesta de la Alianza de Civilizaciones y que, a su vez, son los extremos de un continente.En Turquía se desarrolló el cristianismo, con Constantinopla a la cabeza, durante diez siglos, mientras que España fue musulmana durante más de ocho siglos, con el califato de Córdoba al frente.Ambos imperios alcanzaron el máximo esplendor y lo perdieron. Hoy están condenadas a entenderse y pueden ser el símbolo de la auténtica Alianza de Civilizaciones.

Elecciones Andorra 2009

EL PERIODICO
27/4/2009 ELECCIONES EN EL COPRINCIPADO PIRENAICO
El centroizquierda de Andorra acaba con 14 años de derecha
• La formación socialdemócrata se queda a un escaño de la mayoría absoluta

El candidato socialdemócrata, Jaume Bartumeu, en campaña. Foto: TONY LARA
MONTSE MARTÍNEZBARCELONA
Andorra ha votado cambio. El candidato del Partido Socialdemócrata, Jaume Bartumeu, terminó ayer con la hegemonía de 14 años de Gobiernos de derechas en el coprincipado.La formación de centroizquierda, sin embargo, se ha quedado a un paso de la mayoría absoluta al conseguir 14 de los 28 representantes en el Consell General ya que se necesitan 15 para gobernar en solitario.El candidato de Coalición Reformista (el antiguo PLA), Joan Gabriel, consiguió 11 escaños y Andorra pel Canvi, de Eusebi Nomen, los tres restantes.A pesar de que han sido calificadas como las elecciones más importantes de Andorra desde la aprobación de la Constitución en 1993, la abstención cercana al 25% fue la más alta de las cinco citas electorales en el coprincipado. La participación fue de un 75,3%, un 5,1 puntos porcentuales menos que en las últimas, celebradas en abril del 2005.La participación electoral en Andorra nunca había bajado del 80% por lo que el descenso registrado ayer se considera importante y preocupante por las formaciones políticas. La falta de conexión con el numeroso grupo de electores que votaban por primera vez y el desencanto del ciudadano en un momento económico difícil podrían explicar, según fuentes de la Coalición Reformista (antiguos liberales del PLA), el descenso de la participación.La próxima legislatura se dibuja trascendental por los profundos cambios a los que debe hace frente el país pirenaico. Principalmente, se trata de cambios económicos centrados en diseñar la reforma fiscal y la ley que saque a Andorra del bloque de paraísos fiscales.FIN DEL SECRETO BANCARIOLa trascendencia de las reformas que se avecinan ha hecho que los dos principales partidos se comprometieran ya en la campaña electoral a consensuar la ley que abrirá la puerta al intercambio de información bancaria. La nueva legislación debe sentar las bases de los convenios que Andorra firmará con más de una veintena de países, entre ellos España y Francia, y que obligará al coprincipado a dar la información bancaria previa petición del otro país cuando haya indicios de que se haya cometido una evasión fiscal.La amenaza del presidente del Francia, Nicolas Sarkozy, de dejar de ser copríncipe de Andorra si no dejaba de ser paraíso fiscal se ha convertido en el eje de la campaña electoral. La reacción de Sarkozy se produjo poco antes de la cumbre del G-20 en Londres, donde se iba a exigir el fin de los paraísos fiscales como fórmula para paliar la crisis económica global.IMPUESTOS DIRECTOSOtro de los grandes retos, donde las distintas fuerzas políticas quieren hacer un frente común, pasa por modificar el complejo sistema de impuestos.La principal novedad radicaría en la introducción de impuestos directos. Precisamente, la ausencia de la imposición directa ha sido una de las principales características del país de los Pirineos.El Consell General está formado por 28 parlamentarios escogidos por un sistema de elección mixta: 14 se obtienen de forma proporcional a los votos obtenidos en una lista nacional y los otros 14 se escogen por sistema mayoritario a través de las listas de las siete parroquias que integran el principado.
LA VANGUARDIA
Los socialdemócratas vencen pero se quedan a un paso de la mayoría absoluta
La jornada electoral, con una participación del 75,3%, ha estado marcada esta mañana por la lluvia y la nieve, si bien el tiempo ha ido mejorando por la tarde
Andorra la Vella (Andorra).(EFE).- El candidato del Partido Socialdemócrata, Jaume Bartumeu, ha vencido esta noche en las elecciones generales en Andorra al obtener 14 de los 28 representantes del Consell General (Parlamento), pero se ha quedado a un paso de la mayoría absoluta, establecida en 15 escaños.
PALABRAS CLAVE
Andorra, Partido Liberal, Parlamento, Partido Socialdemócrata, Constitución, Ordino, Estado, Vella, Escaldes
El candidato de Coalición Reformista, Joan Gabriel, que encabezaba una lista formada por el partido del gobierno (Partido Liberal de Andorra) y por una formación denominada Nou Centre, ha logrado 11 'escaños', mientras que Eusebi Nomen, de Andorra por el Cambio, un partido de nueva creación, los tres restantes. Un 75,3% de los andorranos que forman el censo electoral ha ejercido su derecho a voto en las quintas elecciones generales desde la aprobación, en 1993, de la Constitución de este Estado, lo que supone 5,1 puntos porcentuales menos que en las últimas, las de abril de 2005. El secretario general del Ejecutivo andorrano en funciones, Esteve Vidal, ha dado cuenta de estos datos en una comparecencia informativa tras el cierre de los siete colegios del país, tantos como 'parròquies' (municipios), a las 19 horas. En Andorra residen actualmente 84.484 habitantes, según el censo de finales de 2008, pero sólo un total de 20.298 andorranos tienen derecho al sufragio. En la jornada de hoy han acudido a las urnas un total de 15.289 andorranos, un 75,3% del censo electoral, el porcentaje electoral más bajo desde 1993. En 2005 la tasa de participación fue del 80,4%, mientras que tanto en 1997 como en 2001 se registró un 81,6%, el récord vigente. La jornada electoral ha estado marcada esta mañana por la lluvia y la nieve, si bien el tiempo ha ido mejorando por la tarde, aunque la tasa de participación prueba que la climatología no ha afectado apenas a la voluntad de los andorranos a la hora de votar. A pesar de la poca población de este país, cuyo gobierno se disputan hoy liberales y socialdemócratas, se prevé que los resultados se conozcan a medianoche. El sistema electoral andorrano presenta algunas peculiariedades, ya que los 28 miembros del Consell General (Parlamento) que se eligen hoy se reparten en dos tipos de listas. Catorce de ellos, los de la lista nacional, se eligen mediante un sistema proporcional, según los votos obtenidos por cada fuerza política en el conjunto del país. Los otros catorce salen de las listas territoriales, dos por cada parroquia, donde la lista más votada obtiene ambos representantes, lo que hace que un solo voto sea decisivo para decantar la balanza. El candidato de Coalición Reformista, Joan Gabriel, que representa el partido en el gobierno (Partido Liberal de Andorra) y a un partido llamado Nuevo Centro y a un grupo de independientes, se disputa la victoria frente al candidato del Partido Socialdemócrata (PS), Jaume Bartumeu. Al margen de liberales y socialdemócratas, que quieren desbancar del poder a los primeros tras 14 años en el poder, el candidato de Andorra por el Cambio (ApC), Eusebi Nomen, aspira a hacerse un hueco entre estas dos formaciones mayoritarias. En 2005, el Partido Liberal de Andorra, que ahora forma parte de Coalición Reformista, obtuvo 14 'escaños', el PS un total de 12 y el Centre Democràtic Andorrà + Segle 21 un total de dos, precisamente los que permitieron a los liberales mantenerse en el Gobierno. Está previsto que los municipios de Ordino y Escaldes-Engordany jueguen un papel decisivo para decantar la balanza del próximo Ejecutivo.

Congreso sobre la Socialdemocracia de Atenas

EL PAÍS
La izquierda europea busca reinventarse para superar la crisis
Líderes socialdemócratas proponen en Atenas un gran pacto por el empleo
CRISTINA GALINDO (ENVIADA ESPECIAL) - Atenas - 13/05/2009

Líderes de la izquierda europea se reunieron ayer en Atenas para buscar fórmulas que permitan reinventar la socialdemocracia y, ante el avance de los partidos de la derecha, afrontar los retos del futuro y combatir la crisis económica.
"Si no actuamos, no podremos financiar un modelo social", dice Felipe González
Impulsar un pacto por el empleo, aumentar la democracia participativa, reformar los mercados financieros, reforzar la protección social, impulsar la llamada economía verde y dar más pasos adelante en la integración europea fueron algunas de las propuestas debatidas en este foro, celebrado a pocas semanas de unas elecciones para renovar la Eurocámara que, con gran probabilidad, volverá a dar la victoria a las fuerzas políticas conservadoras.
"La crisis económica demuestra el fracaso del modelo neoconservador", afirmó el ex ministro griego y experto en economía Tasos Giannitsis, durante su intervención ayer en el Congreso Internacional sobre la Socialdemocracia, organizado por el diario griego To Vima y EL PAÍS en la capital griega para analizar los retos de la izquierda europea.
"Pero estar anclado en un pasado sin cambios puede pasar factura a la socialdemocracia", añadió. Durante los debates que se desarrollaron a lo largo de la tarde quedó claro que la socialdemocracia debe poner sobre la mesa una alternativa clara y coordinada.
El ex presidente español Felipe González presentó una propuesta basada en tres puntos: un nuevo acuerdo social entre sindicatos y socialdemócratas para competir en una economía abierta, no con salarios bajos, sino con excelencia; un pacto energético "serio", según dijo, y un debate sobre la inmigración. "Si no actuamos, no podremos financiar ningún modelo de cohesión social", afirmó.
Gran defensor de alcanzar un pacto europeo por el empleo fue el presidente del Pasok (socialistas griegos) y de la Internacional Socialista, Yorgos Papandreu. Avanzar en la democracia participativa fue otro de los puntos que destacó el líder griego: "Los ciudadanos europeos se sienten alejados de la política. Hay que reforzar las instituciones más cercanas a ellos, como la Eurocámara, y crear nuevas para que el ciudadano sea el núcleo de nuestra política", manifestó. Otras fórmulas: "invertir más en innovación y energías renovables, poner coto a los paraísos fiscales y garantizar las pensiones".
La ex candidata presidencial francesa socialista Ségolène Royal también destacó la importancia de acercar la democracia a los ciudadanos y apoyar a las empresas y las energías verdes. "En el fondo, se trata de reinventar la izquierda para reinventar Europa", concluyó ante un nutrido auditorio. "La creación de políticas activas de empleo debe ser prioritario, así como la lucha contra el capitalismo de casino", añadió Enrique Barón Crespo, diputado europeo y ex presidente de la Eurocámara.
La izquierda política está en minoría en Europa y casi seguramente lo seguirá estando tras los comicios europeos. Si hace una década, los socialdemócratas estaban presentes, como Gobierno en solitario o en coalición, en 13 de los 15 países que integraban la UE; ahora lo están en 15 de los 27 Estados miembros (España incluida).
"Aquí se habla del futuro de la socialdemocracia, pero yo me fijo en el presente y no es muy espectacular", dijo Juan Luis Cebrián, consejero delegado de PRISA (editor de EL PAÍS), que destacó el hecho de que los socialistas españoles y portugueses apoyen a José Manuel Durão Barroso para volver a ser presidente de la Comisión Europea, pese a que no es socialista y contra la decisión del resto de socialistas europeos de no apoyarle. "Me pregunto si hay un proyecto socialdemócrata europeo diferente de un proyecto conservador europeo", añadió Cebrián, que moderó una parte del debate junto al periodista francés Jean-Marie Colombani.
EL PAÍS
Destacadas personalidades defienden el modelo socialdemócrata europeo como respuesta a la crisis
Llaman a construir un nuevo orden político, económico y social al servicio de los ciudadanos
ELPAÍS.com - Madrid - 12/05/2009
El congreso internacional La socialdemocracia y los retos del futuro. ¿Cuál será el modelo progresista para Europa? ha reunido este martes en Atenas a destacados políticos, académicos y periodistas. Entre los ponentes figuraba el ex presidente español Felipe González, para quien la respuesta a la crisis financiera y económica "debería ser socialdemócrata para volver a la senda de la prosperidad". Según González, el nuevo orden europeo ha de ir encaminado a preservar el principal activo de la UE, el Estado del bienestar, lo que pasa irremisiblemente por tres pactos: uno social, económico y político que permita la competitividad y la cohesión social en una economía tecnológica y abierta, uno energético para afrontar el cambio climático y otro sobre los flujos migratorios.
Los retos de la izquierda, a debate en Atenas
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En un congreso organizado por el diario griego To Vima y EL PAÍS, y moderado por el periodista francés Jean Marie Colombanie y el consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, González ha lamentado que se den respuestas locales y nacionales a problemas supranacionales y que, por tanto, "cuando más necesitamos a la UE, más nos alejamos de la respuesta europea y la hacemos más local y nacional".
El ex presidente español ha explicado que "la caída del Muro de Berlín cambió la geopolítica mundial y la revolución tecnológica el sistema financiero". Esto, "unido a una hegemonía casi absoluta del pensamiento neoconservador en los últimos años, cuyo punto nuclear es el repliegue del Estado", ha desembocado en la actual crisis. "Y ahora -ha proseguido González- la mano invisible del mercado llama a los políticos para que arreglen esa anarquía absoluta. La respuesta a la crisis no puede ser neoconservadora o neoliberal, sino socialdemócrata para volver a la senda de la prosperidad en siete u ocho años".
El ex primer ministro de Italia Massimo D'Alema ha lamentado que, hoy en día, la socialdemocracia parece venir de Estados Unidos, ya que en Europa "estamos muy débiles, no hay una voz socialista fuerte", por lo que ha deseado que las elecciones al Parlamento Europeo de junio sirvan para construir "un nuevo liderazgo que saque al mundo de la crisis ofreciéndole una nueva era".
"Una Europa de los ciudadanos"
El presidente del Partido Socialista Panhelénico (PASOK) y de la Internacional Socialista, Giorgos Papandreou, ha criticado la forma de entender el poder de los conservadores, "que no quieren aplicar los controles democráticos, no sólo en Grecia, sino en otros países". Y ha puesto como ejemplo el legado de George W. Bush: la guerra de Irak, los abusos en la cárcel iraquí de Abu Ghraib, la prisión ilegal de Guantánamo. Según Papandreou, la política neoconservadora de las últimas décadas ha permitido la existencia de multinacionales con volúmenes de negocio superiores al PIB de países enteros, empresas con un poder tremendo, mayor que el de los propios gobiernos nacionales, "lo que hace que los intereses creados sean enormes, de modo que el ciudadano se ve al margen del sistema". Por todo ello, Papandreou ha reclamado "una Europa de los ciudadanos", en la que tanto los estados como los mercados estén al servicio de los pueblos. Y ha enumerado algunas vías para alcanzar este objetivo, como la celebración de un referéndum paneuropeo, la elección por los ciudadanos del presidente de la Comisión, la firma de una carta europea de integración de los inmigrantes o la creación de un marco único sobre los servicios públicos.
La ex candidata a la Presidencia francesa Ségolène Royal ha llamado a instaurar en Europa "un orden justo económico, social y ecológico", y a cambiar el "modelo de civilización", porque, ha resaltado, la globalización ha dinamitado las hegemonías occidentales surgidas en el siglo XVII. Royal ha recordado que los países emergentes (China, India, Brasil...) representarán más de la mitad del PIB en 2050 y ha considerado que Europa debe tener un papel preponderante en esa realidad multipolar y no ser una mera espectadora.
El secretario general de la Internacional Socialista, Luis Ayala, ha dicho que sólo desde la izquierda "abierta y comprometida" es posible afrontar con éxito los desafíos futuros, como la integración europea, el cambio climático, la superación de los conflictos que ya trascienden las fronteras o el diseño de las nuevas formas que han de regir la política y la economía del siglo XXI.
Para el ex presidente del Parlamento Europeo Enrique Barón Crespo la crisis económica actual es el resultado de un "capitalismo de casino" fruto de la especulación sumada a la desregulación que exige el establecimiento de "una serie de reglas coordinadas". El ex primer ministro de Grecia Costa Simitis ha propuesto gravar los flujos de capitales para crear un fondo que garantice la estabilidad económica mundial. Respecto a la participación ciudadana en el proceso de construcción europea, Enrique Barón declarado que "nos quejamos de que la gente no participa, pero nos quedamos en la queja, y lo que hay que hacer es ofrecer opciones". En este sentido, Juan Luis Cebrián ha criticado que "las instituciones se han alejado de los ciudadanos, lo que ha desembocado en una enorme decepción respecto a la función política".

domingo, 3 de mayo de 2009

La idea de la izquierda, de Michel Wieviorka

LA VANGUARDIA
LA IDEA DE IZQUIERDA

Artículo de MICHEL WIEVIORKA en “La Vanguardia” del 22/02/2004El final de la guerra fría hizo que las democracias tuvieran que enfrentarse a sí mismas. De pronto, ya no pudieron definirse en relación con otro modelo, competidor, y se encontraron en la extraña situación de verse triunfadoras –de ahí el éxito del tema del final de la historia relanzado entonces por Francis Fukuyama– y, al mismo tiempo, obligadas a efectuar un trabajo sobre ellas mismas si querían pensarse y mejorarse. Dicho fenómeno coincidió más o menos con otro: el declive de la lucha de clases; es decir, de la oposición fundamental entre el movimiento obrero y los dueños del trabajo. Por toda Europa quedó claro en ese momento que las sociedades occidentales dejaban de ser industriales y que se alejaban del principio de estructuración dado por esa oposición. Una consecuencia capital de esta doble transformación fue la toma de conciencia de sus implicaciones sobre la democracia representativa. Ésta, a lo largo de toda la época industrial, dio mucha importancia a la lucha de clases, que encontraba su prolongación –e incluso su expresión política– en la dicotomía izquierda-derecha y que era capaz incluso de ofrecer una clave para la lectura de las relaciones internacionales. Diversas fórmulas habían hecho que, en todos los países, esa dicotomía funcionara. Así, en la izquierda, encontrábamos partidos socialdemócratas o laboristas apoyados en una clase obrera organizada –y deseosa de negociaciones y reformas– y partidos comunistas que apelaban más –en sus discursos, si no en sus prácticas– a lógicas de ruptura revolucionaria mientras seguían adheridos a Moscú. Ocurría también a veces que algunos partidos de izquierda apelaban a la clase obrera sólo de forma mágica (aunque apelaban de todos modos). Ahora bien, de repente, se hizo difícil seguir construyendo un programa político sobre la base de referencias fundamentales a una clase obrera en declive: la izquierda quedó huérfana de su base, al tiempo que se volvió cada vez menos capaz de representar a un electorado masivo. En tales condiciones, la propia idea de izquierda se debilitó. En algunos casos, se retrajo hasta convertirse en una especie de fundamentalismo obrero cuya huella se encuentra aún en algunos restos de partidos comunistas. En otros casos, lo que hizo más bien fue disolverse, hasta volver opaca y confusa toda distinción con la derecha: es lo que ocurrió especialmente cuando los partidos de izquierda se convirtieron ante todo en fuerzas de modernización cultural o económica, abiertas al mercado, alejándose de los modelos clásicos del servicio público a los que se habían apegado por lo general las antiguas fuerzas de izquierda. Así, para numerosos observadores, la tercera vía de Tony Blair ha sido considerada no como un programa de izquierda, sino como un programa centrista, e incluso de centroderecha. Sin embargo, el declive del movimiento obrero no significa el agotamiento de todas las formas de conflictividad social, y, desde la década de 1970, hemos presenciado el desarrollo de numerosas figuras contestatarias, los “nuevos movimientos sociales”, de los que habló Alain Touraine a propósito de las luchas estudiantiles, regionalistas, feministas, ecologistas, antinucleares, etcétera, y luego los movimientos “altermundistas” aparecidos en la segunda mitad de la década de 1990, así como todo tipo de agentes culturales y religiosos, empezando por los que apelan al islam. Esas nuevas figuras del compromiso habrían podido contribuir a renovar la idea de la izquierda. Al fin y al cabo, dibujan el nuevo paisaje de las luchas, son portadoras de expectativas que la izquierda podría intentar representar. En realidad, esa renovación no ha pasado de un tímido esbozo; al menos, por esa vía. Ocurrió que los nuevos agentes suscitaron el nacimiento de nuevos partidos políticos. Fue el caso, en especial, de los partidos verdes, anclados por lo general en la izquierda aunque de forma más o menos autónoma y casi siempre tras muchas vacilaciones. A veces, las nuevas contestaciones fueron capitalizadas por fuerzas de extrema izquierda, que operan –como dijo Pierre Bourdieu– a la izquierda de la izquierda y que desarrollan entonces posiciones hipercríticas, hostiles a toda idea de cambio negociado o de reforma. Sin embargo, la mayor parte de las nuevas contestaciones han conjugado expectativas colectivas y fuertes demandas de sus miembros de ser considerados como sujetos singulares, como individuos. El derrumbe del comunismo real convirtió en imposible proponer, por parte de la izquierda, promesas de futuros esplendorosos o la construcción colectiva de un hombre nuevo; pero la cultura de la izquierda la incomoda cuando se trata de tomar en cuenta a individuos, personas singulares, puesto que su pensamiento es en primer lugar el del colectivo. En unos universos dominados por el individualismo, por el deseo de cada uno de construir su propia experiencia, de construirse como sujeto autónomo, la izquierda tiene dificultades para presentar un discurso convincente, proponer utopías, una visión del futuro, no sabe conciliar bien lo individual y lo colectivo. Y cuando lo hace en seguida corre el riesgo de perder su alma (precisamente, uno de los reproches dirigidos contra la tercera vía de Blair). Al tiempo que perdían una parte de su base clásica, las fuerzas de izquierda no siempre percibieron bien las evoluciones sociales que transformaban una parte de su electorado anterior en figuras de mera protesta, abiertas al populismo e incluso al nacionalismo. Sólo les quedaba convertirse en la expresión de las capas medias protegidas, más que de los pobres, los desposeídos y otros excluidos del cambio. De modo que en los lugares, como en Francia, donde el Estado desempeña un papel importante, se convirtieron ante todo en la expresión política de sus agentes, funcionarios, enseñantes, asalariados de los servicios públicos y similares, etcétera. De manera que los partidos de la izquierda clásica tuvieron dificultades para adaptarse a la gran mutación de los años setenta, ochenta y noventa. Sin embargo, no estuvieron solos, y el balance, en las filas de la derecha, no es más brillante. En este sentido, la crisis de la izquierda es también una crisis más amplia de los sistemas políticos. La idea de izquierda siempre apeló al internacionalismo. Sin embargo, en un mundo globalizado y donde una respuesta posible a los estragos de la mundialización neoliberal podría ser una aceleración de la construcción europea, los partidos de izquierda en conjunto han dado la impresión de una gran dificultad para pensar la política alejándose el marco del Estado-nación. No saben muy bien cómo situarse en relación con los movimientos “altermundistas”, hasta el punto de querer estar representados, por ejemplo, en los grandes foros sociales, al estilo de Porto Alegre, y también en los encuentros de los “líderes globales” simbolizados hoy por el nombre de Davos. Y no constituyen en la actualidad –es lo menos que cabe decir– una fuerza motriz en los esfuerzos por hacer avanzar Europa. ¿Es posible que se reconstruyan en Europa, a medio plazo, unos proyectos, unas visiones de izquierda que den forma a unos partidos que se renueven de verdad? Semejante hipótesis implica el cumplimiento de varias condiciones. La izquierda tendría que aprender primero a articular mejor las aspiraciones de su electorado a la autonomía de la persona, y el sentido de lo colectivo y, por lo tanto, de la responsabilidad general de cada uno. A continuación, tendría que volver a encontrar el camino de los excluidos y de todos aquellos a quienes inquieta el cambio socioeconómico, los desposeídos, los precarios, los asalariados con ingresos más modestos. Tendría igualmente que mostrarse sensible a las peticiones de renacimiento cultural –por ejemplo, en materia religiosa–, cuya importancia sigue sin percibir de forma muy clara. Tendría además que convertirse en un elemento motor en la construcción de una Europa que fuera social y cultural, y no sólo económica y monetaria, que fuera capaz de promover, por ejemplo, esfuerzos europeos en materia de investigación, enseñanza superior, sanidad, ayuda al Tercer Mundo... Sin embargo, por ahora, los partidos de izquierda, cuando están en la oposición, parecen esperar sobre todo el fracaso de los partidos de derecha en el poder, mucho más que dar la apariencia de ser capaces de inventar ideas que sean a la vez nuevas, generosas y realistas. Y cuando se ponen manos a la obra, dan sobre todo una impresión de impotencia a la hora de alejarse de la gestión de lo cotidiano. Por tanto, no hay motivo para mostrarse optimista en relación con la buena salud de la izquierda, no más que –más allá de ella– con la de nuestros sistemas políticos.
MICHEL WIEVIORKA, sociólogo y profesor de la Escuela de Altos Estudios Sociales de París Traducción: Juan Gabriel López Guix

Las dos izquierdas actuales, de Michel Wieviorka

LA VANGUARDIA
La Vanguardia
M. WIEVIORKA, profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París Traducción: José María Puig de la Bellacasa Las dos izquierdas actualesMichek Wieviorka
1/5/2006
Marcha la izquierda viento en popa en todo el mundo? En cualquier caso así es en Latinoamérica, con Hugo Chávez en Venezuela, Lula da Silva en Brasil, Michelle Bachelet en Chile, Evo Morales en Bolivia, Néstor Kirchner en Argentina, Tabaré Vázquez en Uruguay, Óscar Arias en Costa Rica, René Préval en Haití, Martín Torrijos en Panamá y otros acaso mañana en México, Perú, Ecuador o Nicaragua. En Europa, tras su victoria en España (2004) -aunque también la derrota de la socialdemocracia en Alemania (2005)-, acaba de ganar las elecciones (por margen muy ajustado, desde luego) en Italia, y hace muy pocos días ha repetido victoria en Hungría. Y en Francia, el retroceso del Gobierno, forzado a anular la ley de contrato de primer empleo (CPE), acaba de revigorizarla: en apenas un año podría subir de nuevo a la palestra. Ahora bien, la pregunta puede plantearse en estos términos: ¿qué es hoy la izquierda?, ¿cuál es la idea actual de la izquierda? La izquierda se ha articulado durante mucho tiempo en torno a dos polos principales, a menudo opuestos y contrarios, aunque susceptibles de trenzar alianzas. El primero de ellos, socialista y reformista, consideraba posible y deseable acceder al poder por vías democráticas, introduciendo cambios pactados, reformas y, en suma, los diversos ingredientes del Estado providencia. El segundo, comunista y revolucionario, se proponía igualmente alcanzar el poder, pero a través de la ruptura -en ocasiones violenta- con vistas a imponer el cambio a una sociedad sumisa o lo suficientemente sometida como para abrirle las puertas. Ambas apelan al movimiento obrero, cuyas exigencias sociales y aspiraciones a orientar la vida colectiva pretendían canalizar. Ambas se autodefinían preferentemente en el marco de un Estado, una nación o un Estado nación y si, llegado el caso, se planteaba el debate sobre la paz o la guerra, la colonización o la independencia, se definían ante todo por su voluntad y capacidad para transformar la sociedad desde dentro. Ya no nos hallamos en este punto. No se trata tampoco de que sea menester hacerse a la idea de una fragmentación de la idea de la izquierda, pulverizada en variantes sin cuento (comunistas y socialistas, desde luego, pero también izquierdistas, ecologistas: de hecho, la diversidad siempre ha estado presente de forma notable en el seno de la izquierda), sino de que dos nuevos polos han venido a reemplazar en gran parte a los anteriores, que no obstante no han desaparecido totalmente. Cabe calificar el primero de estos dos nuevos polos como social-liberal. Habla sobre todo de modernización, de apertura al mundo y a la economía de mercado, una economía tan global como sea posible y con las máximas dosis correspondientes de ortodoxia presupuestaria. Se halla siempre dispuesto a acoger inversiones extranjeras, así como reformas destinadas a desembarazar a la sociedad del inmovilismo o de las trabas que representaría la existencia de un Estado excesivamente presente u omnipresente, desfasado respecto de las actuales corrientes económicas. Posee unas miras culturales tan abiertas al cambio y la innovación -tal vez incluso más- como a la reproducción o salvaguarda de lo existente. En cuanto al segundo polo, podría calificarse de social-social. Habla, sobre todo, de protección, de solidaridad, de resistencia ante las fuerzas devastadoras de la economía mundial. Le interesa preservar la capacidad del Estado a la hora de hacer frente a los desafíos procedentes del exterior, factor que suele conferirle aspectos soberanistas, incluso nacionalistas, perceptibles sobre todo en Latinoamérica. Ninguno de ambos polos, a diferencia de la época triunfante del movimiento obrero, representa un grupo social delimitado con nitidez, aunque ciertos dirigentes importantes proceden efectivamente del sindicalismo obrero (caso de Lula) o campesino (Morales, líder de los cocaleros bolivianos). En todo caso cabe advertir que el polo social-social se apoya en los asalariados de los sectores más protegidos, grandes empresas, función pública o similar, sector docente. Y cada uno de los dos polos se ve conminado en lo sucesivo y en la práctica a tomar partido con relación a exigencias ya no exclusiva ni principalmente sociales, sino también culturales y religiosas. Por otra parte, si ambos polos se han definido tradicionalmente según su voluntad o aspiración a alcanzar el poder del Estado, uno y otro se definen en lo sucesivo según los desafíos externos representados por la globalización económica. El panorama actual ya no se caracteriza por la existencia de problemas internos y problemas externos, por el marco del Estado nación y el de las relaciones internacionales, sino que presenciamos un encabalgamiento de problemas internos y externos que puede comprobarse a diario, ya se trate de cuestiones sociales como la del empleo o de seguridad interna y externa como la del terrorismo. Sucede, no obstante, que la polarización de épocas anteriores no ha perdido todo el sentido de que se hallaba investida. Así puede apreciarse, por ejemplo, en Escandinavia, donde el sindicalismo sigue encarnando una pujante fuerza social; el antiguo polo social y reformista conserva en este caso una auténtica capacidad de acción y de maniobra bajo la forma de una socialdemocracia capaz de modernizarse y de cuajar en un molde de tipo social-liberal. En otras partes, allí donde el movimiento obrero deja de constituir la base social de la acción política o incluso se retracta en sus posiciones para convertirse en corporativismo o neocorporativismo -sin objetivo ni intención universal-, lo cierto es que está aún por descubrir la socialdemocracia. En algunos casos, uno de los dos nuevos polos se impone claramente al otro. Hugo Chávez, por ejemplo, es una figura tal vez más populista y demagógica que convincente de una izquierda social-social y nacionalista; Tony Blair encarna, por el contrario, una izquierda notablemente social-liberal, y probablemente más liberal que social. Sin embargo, en muchos otros casos la alianza de ambas lógicas constituye la apuesta política del acceso al poder o la continuidad en él. Tal es el caso de Italia, donde Romano Prodi, en tanto logre construir el gran partido de sus sueños -demócrata y reformador, del que El Olivo no es más que un esbozo-, deberá apoyarse en buena medida en la izquierda de la izquierda y, en especial, en Refundación Comunista. Lo propio puede decirse de Francia, aun teniendo en cuenta que el polo social-social se ve reforzado desde mediados del decenio de los noventa al hilo de una historia política en cuyo seno sus actitudes de rechazo o repulsa de las dinámicas de apertura de tipo social-liberal se han consolidado ininterrumpidamente: contra la reforma Juppé de la Seguridad Social (1995), contra el tratado constitucional europeo (2005) o contra el CPE de Dominique de Villepin (2006). En estas cuestiones en que para ambas izquierdas se trata de alcanzar un acuerdo sobre el fondo de las cuestiones, la ecuación teórica es nítida: la izquierda integrada debe propiciar que pueda articularse efectivamente la solidaridad y en consecuencia la protección social, la lucha contra la precariedad y la exclusión con la eficacia económica y por tanto la apertura al mundo. Ha de asumir, además, no sólo las exigencias sociales de un grupo central, la clase obrera de ayer, de la que Marx pensaba que liberaría a toda la humanidad rompiendo sus propias cadenas, sino también las expectativas culturales mucho más difusas, individuales y colectivas que brotan de una sociedad donde cada cual -de forma creciente- desearía ser sujeto personal de su propia existencia.
M. WIEVIORKA, profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París Traducción: José María Puig de la Bellacasa

El futuro de la Izquierda, de Michel Wieviorka

LA VANGUARDIAEn enero Barack Obama se convirtió oficialmente en presidente de Estados Unidos y, con él, la izquierda norteamericana volvía a la primera línea. Un mes más tarde , por el contrario, tenía lugar la debacle del Partido Laborista en Israel y otra severa derrota electoral para el Partido Demócrata italiano en Cerdeña. Y los socialistas españoles se preparan para obtener un prometedor resultado en el País Vasco. ¿Por qué se produjo el triunfo de unos y la derrota de otros? ¿El presente de la izquierda es confuso o incierto?
Para abordar estas preguntas hay que partir de los grandes problemas que afectan a la izquierda de manera específica y no solo al conjunto de partidos políticos. Las dificultades son de un triple orden. En primer lugar, la izquierda ha perdido uno de sus grandes referentes con la cuasi desaparición del comunismo, que sólo subsiste en algunos países bajo la forma de regímenes autoritarios o dictatoriales, o bajo la de fundamentalismos o izquierdismos - lo que Lenin en su momento llamó la enfermedad infantil del comunismo y que se ha convertido en su enfermedad senil-.La izquierda se afana cada vez más por hacerse socialdemócrata; haría falta un poderoso movimiento obrero sobre el que podría apoyarse el partido político, aunque el sindicalismo está cada vez menos a la altura de tal apuesta.
La izquierda se enfrenta a problemas sociales que no siempre está preparada para abordar. Sabe pedir subidas de rentas, se moviliza para denunciar la explotación de los trabajadores, se siente más incómoda para afrontar la exclusión social, el paro, la crisis urbana, y aún menos si se trata de responder a las demandas de la población en materia de seguridad - un tema que la derecha sabe tratar mucho mejor-.Cada vez más cuestionada en materia cultural, se encuentra con el paso cambiado, a menudo dividida, cuando se trata de demandas vinculadas a la religión, a la afirmación de identidades particulares, a reivindicaciones históricas o al incremento del individualismo, que lesiona sus conceptos de acción política, muy centrados en la idea de acción colectiva.
La actual crisis podría dar la razón a la izquierda, al menos en cuanto aque ha criticado las derivas del capitalismo financiero y la globalización. La crisis coloca a la izquierda en una posición más difícil de lo que pudiera pensarse, por tres razones. Por una parte los poderes como las oposiciones de derechas abandonan las ideologías neoliberales y adoptan discursos, si no políticas, inspirados en registros de la izquierda. Así, ya no discuten el regreso del Estado, las políticas de relanzamiento, a Keynes, o incluso la nacionalización de bancos. Desde ese momento la izquierda o bien aparece como poco diferente de la derecha o intenta radicalizarse con actitudes que la alejan de todo realismo de gestión.
Por otra parte la izquierda, en los años ochenta y noventa, no siempre ha evidenciado un espíritu de resistencia frente al neoliberalismo y cuanto más modernizadora ha pretendido ser, más ha querido participar en la globalización antes que oponerse a ella y más se ha apartado de sus principios fundamentales y se ha colocado en posiciones delicadas.
Y en tercer lugar, la izquierda se halla presionada por dos tipos de lógicas, unas centradas sobre el empleo, las rentas, el nivel de vida, el acceso de todos al consumo, y otras en el medio ambiente, el desarrollo sostenible, la ecología y diversos valores que renuevan completamente su repertorio. Más allá de urgencias vinculadas a la actual crisis, con el aumento del paro, la izquierda necesita romper con sus modos de pensamiento que hacen que producir y consumir más sea la marca del progreso. Hace del crecimiento la llave del éxito económico y la fuente de la creación de empleo. Los que se llaman ecologistas políticos piensan a menudo que se puede vivir mejor produciendo y consumiendo menos. Ven el futuro en la perspectiva de una ruptura con la actual era en la que la izquierda, en lo más tradicional, apenas rompe con los valores de la era industrial. De ahí una oposición entre lógicas ancladas en un repertorio clásico y otras que fuerzan a distanciarse.
La izquierda oscila entre varias orientaciones posibles. Puede apuntar hacia categorías heredadas del pasado, incluso del más arcaico, porque dispone de petróleo (la Venezuela de Chaves) o porque el carisma de su líder no se ha apagado totalmente (la Cuba de Castro); puede intentar navegar al pairo, sin cortar por lo sano, sin innovar, sin encerrarse en los modos de pensamiento más tradicionales, lo que puede valerle algunos triunfos ligados al pragmatismo de sus dirigentes, para finalmente debilitarla, como se puede ver hoy en Italia. Puede articular una dimensión novedosa respecto a otras, muy tradicionales, como se observa en la Bolivia de Evo Morales, que prioriza la identidad cultural y social de los indios y desarrolla una política antiimperialista y populista que le acerca a Chávez.
Y por último puede intentar innovar. En los años noventa este esfuerzo tuvo el fruto del social-liberalismo con Bill Clinton, Gerhard Schröder y, sobre todo, Tony Blair. Esta fórmula ya ha quedado superada, desfasada históricamente y es sobre todo la figura de Obama la que podría encarnar este tipo de esfuerzo articulando la apertura a temáticas nuevas, el afán por la justicia social y la eficacia económica. La crisis aporta a los partidos de izquierda algunas tentaciones mortales a corto plazo: la radicalización izquierdista, el populismo, la nostalgia fundamentalista. Pero también podría ser para ellos la ocasión de proyectarse hacia el futuro renovando en profundidad sus concepciones de la convivencia y de la acción política.
MICHEL WIEVIORKA, profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París.

sábado, 2 de mayo de 2009

Ahmed Aboutaleb

EL PAÍS
ENTREVISTA: AHMED ABOUTALEB Alcalde musulmán de Rotterdam
“Barack Obama o yo éramos impensables hace una decáda”
ISABEL FERRER - Rotterdam - 21/04/2009

Ahmed Aboutaleb, alcalde socialdemócrata de Rotterdam desde hace 100 días, deja escapar una sonrisa cuando se le recuerda que su apodo más reciente es Aboutama, en honor del presidente de EE UU, Barack Obama. “Los dos tenemos raíces africanas y somos el producto de una emancipación impensable hace una década. Por lo demás, es un exceso que me comparen con el líder de una superpotencia cuyo papel es vital para el resto del mundo. Lo mío es a pequeña escala”. Después habla de la esperanza que le provoca Obama: “Aún no me ha decepcionado en nada”.

Aunque le cueste admitirlo, una esperanza similar es la fuerza que impulsa su trabajo, también de pionero. Porque Aboutaleb, de 47 años, es el primer regidor musulmán de una ciudad holandesa —y también europea— nacido y emigrado de Marruecos. Su elección ha marcado un hito en la historia de Holanda, y él, que domina su lengua de adopción, reconoce el riesgo de que su figura oscurezca su misión. “Parezco un proyecto en mí mismo: el proyecto Aboutaleb. Pero mi plan es mantener a flote Rotterdam y reducir las distancias entre sus casi 600.000 habitantes. Unir es lo más importante porque es la mejor forma de crecer”.
Su anterior cargo de secretario de Estado de Asuntos Sociales se nota en sus declaraciones.
“He recorrido la ciudad hasta en helicóptero. He comprobado que las diferencias evidentes entre los grupos sociales más y menos favorecidos convergen en un mismo ánimo: ambos tienen miedo. Los holandeses autóctonos, a perder su identidad al verse en minoría frente a los llegados de los nuevos países de la UE, y de más lejos. Los holandeses nuevos, inmigrantes de hace 20 o 25 años, a perder sus raíces de tanto esforzarse en la integración. Como alcalde, mi misión es acercarlos para reducir esa ansiedad”.
En la sala de juntas del Consistorio y rodeado de retratos de las reinas holandesas colgados a gran altura, sus palabras resumen la dura realidad ciudadana. Rotterdam es la urbe patria que más está sufriendo los efectos de la crisis, con una tasa de paro (8,5%) que dobla la media nacional, que afecta a unas 35.000 personas entre 15 y 64 años, lastradas por la falta de estudios.
El puerto de Rotterdam es el mayor de Europa y el segundo del mundo, después de Singapur, y ha atraído a gran número de trabajadores con escasa formación. “Muchos adolescentes abandonan la escuela sin un título de grado medio. Acaban por ahí, sin hacer nada. O bien delinquiendo y en las drogas”, asegura el alcalde.
La educación es una de sus prioridades en una ciudad con 120.000 habitantes de entre 16 y 21 años. Y con 175 nacionalidades y 60 credos distintos. De nuevo, Aboutaleb aplica la serenidad que exhibe en momentos críticos para echar mano de otra receta regeneradora. “No he observado islamofobia, pero sí hay tensión social. Hay que evitarlo. La ecuación ganadora sería lograr una sociedad estable y con confianza, que genere bienestar”.
Sólo cuando se menciona la polémica sobre su lealtad a Holanda, el aplomo da paso a cierta resignación. Todo es por su doble pasaporte, marroquí y holandés, que le ha valido la invitación de la derecha radical a abandonar el país. Su respuesta suena muy medida, a la vez que sincera. “No tiene que ver con el pasaporte. Mi elección como alcalde es un signo de confianza por parte de esta sociedad. Es reconocer que lo importante es lo que puedas hacer por el lugar del que te sientes parte”. Un pensamiento muy kennediano, otro de los presidentes de Estados Unidos al que Aboutaleb parafrasea tal vez sin notarlo.
EL PAÍS
Rotterdam elige al primer alcalde musulmán inmigrante de Holanda
Ahmed Aboutaleb nació en Marruecos y es hijo de un imán
Impecable en su atuendo y exquisito en maneras, el socialdemócrata Ahmed Aboutaleb, de 47 años y secretario de Estado de Asuntos Sociales, se ha convertido en el primer alcalde musulmán de origen inmigrante de Holanda. Hijo de un imán marroquí que llegó en 1976 con su familia, y apodado El Unificador, ha sido elegido en Rotterdam, la segunda urbe holandesa. Una ciudad que acoge al mayor puerto de Europa y con casi la mitad de su población (el 46% de sus 600.000 habitantes) originaria de 174 países.

Países Bajos
A FONDO
Capital:
Amsterdam.
Gobierno:
Monarquía Constitucional.
Población:
16,645,313 (2008)
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Rotterdam es también la ciudad desde la que el asesinado líder ultraderechista Pim Fortuyn lanzó en 2002 su campaña contra el islam. Sus herederos políticos, hoy en la oposición en un Consistorio encabezado por la socialdemocracia, se han revuelto. "Es un tipo de Ámsterdam y un arribista que encima apoya al Ajax [equipo de fútbol de la capital] y no al Feyenoord local", dicen.
De momento, Aboutaleb mantiene intacta su sonrisa ante un reto para el que le apoya el 45% de los holandeses. Pero su ascenso no sólo ha hecho historia por sus orígenes y biografía: aprendió enseguida holandés, estudió ingeniería de telecomunicaciones y trabajó en la televisión antes de ser portavoz ministerial y concejal en Ámsterdam.
Lo que le hace aún más especial es haber demostrado que el secretismo con que eran nombrados los alcaldes en Holanda ya es cosa del pasado. Hasta 2002, el concejo municipal elegía a su regidor previa presentación de una terna. En una negociación a puerta cerrada, el cargo solía repartirse entre los grandes partidos para mantener el equilibrio entre el Gobierno y el poder local. Al permitirse desde hace seis años la presentación de candidaturas libres, el mapa municipal nacional ha dado un vuelco. Aunque el ciudadano sigue sin poder votar en unas elecciones abiertas, de las grandes ciudades, Ámsterdam, Rotterdam, Utrecht y La Haya, sólo la última está en manos liberales. En las demás hay un alcalde socialdemócrata. La democracia cristiana, que sí lidera un Ejecutivo de centro-izquierda, se ha desdibujado en los consistorios.
A pesar de este entorno en apariencia proclive, Aboutaleb, defensor de la negociación como método de trabajo, "una característica esencial del islam", como dice, no lo tendrá fácil. En cuanto se supo que había sido elegido, la extrema derecha nacional, con nueve escaños en un Parlamento de 150, le rechazó por "poco fiable". Según Geert Wilders, su jefe, Aboutaleb no debería ejercer una función pública mientras mantenga su doble pasaporte holandés y marroquí. La crítica no es nueva ni exclusiva, aunque sí difícil de resolver. Marruecos no permite a ninguno de sus emigrantes renunciar a la nacionalidad del reino.
En pleno revuelo por su designación, Aboutaleb ha aludido a la singularidad de la ciudad portuaria y a su población multicultural. "Es muy especial, con gente diversa y una gran historia", ha dicho. Y ha tranquilizado a los que le han criticado por abandonar el Gobierno en plena legislatura. "Terminaré mi mandato de seis años en Rotterdam", promete.
Para la comunidad marroquí holandesa, su victoria "es excepcional y bien venida", sobre todo porque se reconoce como un musulmán practicante sin miedo a criticar a su propia comunidad. Un estilo que quedó claro en 2004, tras el asesinato del cineasta Theo van Gogh a manos de un joven radical de origen marroquí. Durante unos días de duelo, nerviosismo y desconcierto generales, él pateó la calle como concejal de Educación de Ámsterdam, animando a la ciudadanía a mantener la calma sin dejarse llevar por el odio étnico.

Alfredo Palacios




EL LITORAL



Alfredo Palacios, in memoriam
Rogelio Alaniz
Mi abuelo, mi tía, a veces mi madre, lo nombraban. La primera vez que vi una foto pensé en D’Artagnan, un espadachín socialista decidido a hacer justicia. “Era un espadachín, no un malevo” escribió un conocido periodista de los años sesenta para defenderlo del ataque de sus detractores. Murió el 20 de abril de 1965. Tenía por lo menos 85 años, aunque su verdadera edad fue siempre un misterio, sostenido por su incorregible coquetería.
El muerto tenía 85 años, pero los que lo velaron hasta la madrugada y llevaron su féretro hasta el cementerio eran jóvenes, muchachos que creían en la causa del socialismo y acompañaban al ilustre viejo hasta su última morada con los puños en alto, cantando La Internacional y envueltos en una inmensa bandera roja.
No era perfecto, pero era virtuoso. Es cierto, era ególatra como Sarmiento, mujeriego como Urquiza y pintoresco como Mansilla. Pero al mismo tiempo era valiente, talentoso y honrado, honrado a carta cabal. Cuidaba su ropa y sus bigotes; su chambergo llegó a ser una marca registrada. Es más, la campaña electoral de 1961, aquella que hizo reivindicando las banderas de la revolución cubana tenía un símbolo distintivo pintado por los muchachos: un sombrero y unos bigotes. No hacía falta decir nada más. Hasta el vecino más distraído de Buenos Aires sabía que se trataba de Alfredo Palacios.
Lo dijo una vez en un discurso pronunciado en plena época de censura peronista: “Yo no necesito presentarme ante los trabajadores porque ellos saben quién soy”. No exageraba ni mentía. No tenía veinticinco años cuando se transformó en el primer diputado de América. Por primera vez en un parlamento conservador empezó a escucharse una voz que hablaba de los derechos de los trabajadores.
Ya para entonces en los círculos universitarios se habla del estudiante que elige el tema de la miseria para escribir su tesis, tesis que por supuesto será rechazada por el honorable tribunal académico de aquellos años. También se habla de su despacho profesional. En realidad de lo que se habla es del letrero colocado en la puerta del estudio: “Se atiende gratis a los pobres”.
Mujeriego, duelista, controvertido. Fue un personaje. Lo fue desde su juventud hasta su vejez. Anacrónico, hablaba con voz engolada y le gustaban los gestos ampulosos. “Payaso”, le dijo Perón. Meses después lo invitaba a conversar en la Casa Rosada. “Este payaso no trabaja en su circo”, le contestó. Predicó a favor de la Reforma Universitaria en las principales universidades de América. Fue decano, rector, profesor y reformista a tiempo completo. Escribió libros de derecho y de política. Se ocupó de todo, pero en el camino se olvidó de casarse. Fue un solterón empedernido que nunca estuvo solo. Jamás pasó privaciones, pero se olvidó de acumular fortunas o propiedades. Su casa de calle Charcas siempre estuvo alquilada. Se jactaba de que la única riqueza que lo honraba era su biblioteca. Ese era su honor, su orgullo.
No le interesaban ni las fortunas ni el prestigio de la riqueza. Buscaba otros honores, otros reconocimientos. Estaba por cumplir ochenta años y sus pucheros de los domingos en la casona de calle Charcas era una cita obligada para los estudiantes reformistas, que peregrinaban hacia su casa como los devotos peregrinan al templo. Otro gran socialista argentino, Guillermo Estévez Boero, me habló de esos almuerzos, de esos pucheros criollos en la casa del maestro, de ese privilegiado aprendizaje al lado de un hombre que ya para entonces era más un prócer que un hombre.
“Fue un gorila” dicen los peronistas recordando su oposición al régimen, su exilio al Uruguay, su cárcel después de 1951, su apoyo a la Revolución Libertadora. Es cierto. Fue antiperonista y lo fue desde el principio. En ese punto nunca tuvo dudas: el peronismo para él era un fraude, una estafa a la clase trabajadora, una versión degradada y corrompida del fascismo.
Mi tío me contaba que lo vio la noche que las bandas fascistas incendiaron la Casa del Pueblo. La noche oscura iluminada por las llamas como en las tragedias. Los policías de civil y uniformados, los hombres con el brazalete en el brazo impidiendo que la gente haga algo para evitar que el fuego queme la casa de los trabajadores y la biblioteca más importante de la Argentina. En ese momento apareció Palacios. Tenía más de setenta años, pero estaba entero. Vestido de negro, con sus enormes bigotes, con su vozarrón y su infaltable chambergo. Quiso hablar. Los policías lo empujaron. Se escucharon algunas risotadas e insultos. Mi tío no recuerda más. Tenía los ojos bañados en lágrimas y el único sonido que escuchó fue el llanto de sus dos hermanas. Esa era la Argentina de entonces: hordas de facinerosos azuzados desde el poder quemando bibliotecas; policías uniformados y de civil agraviando a un noble anciano, que a pesar de las humillaciones se mantenía íntegro. La misma integridad que tuvo cuando fue arrastrado al calabozo. “Esbirros, esbirros -les gritaba- un vaso de agua para un hombre libre”.
Fue antiperonista pero no avaló los fusilamientos de la Libertadora. Por el contrario, los criticó con dureza y defendió como abogado a más de un dirigente sindical. Aceptó una embajada en Uruguay, pero renunció a ella cuando el gobierno de Aramburu ordenó luto por la muerte de Anastasio Somoza. “La bandera argentina jamás flameará a media asta por la muerte de un tirano” dijo, y se sentó a tomar mate en la puerta de la embajada.
En la Asamblea Constituyente de 1957 hubo grandes hombres, pero la figura estelar fue la suya. No podía con su genio. Estaba solo, peleado con todos y muy en particular con los socialistas. En mi casa, en el hall para que nadie deje de verla, hay una foto de él tomada entonces. Desciende por las escalinatas de la Universidad. Dos o tres conscriptos lo miran con asombro, con respeto, tal vez con admiración. Él está entero, digno, honorable. Al fondo, el edificio de la Universidad.
Viejos amigos santafesinos lo recuerdan. Caminaba por calle San Martín y detrás una multitud lo seguía en silencio. “Nunca te olvidés de ese hombre” me cuenta un amigo que le dijo el padre cuando lo vieron sentado en el Baviera tomando un café.
¿Era socialista? ¿Era liberal? El debate puede ser largo. Lo seguro es que no era reaccionario. Y que jamás apoyó una dictadura, no importa su signo o su ideología. Tampoco era clerical, aunque respetaba al “Filósofo de Nazareth” como le gustaba decir, recordando que su primera lección de socialismo la tuvo leyendo “El sermón de la montaña”. Agnóstico, aceptado y libre masón, se jactaba de haber hablado, siendo apenas un adolescente, en el velorio de José Manuel de Estrada, la voz y la pluma más brillantes de los católicos de la generación del ochenta.
Decía que los jóvenes lo llevaron a pulso hasta el cementerio. No recuerdo si el féretro iba por avenida Santa Fe o por avenida Callao, pero lo que importa saber es que esa tarde algo nublada, algo desapacible, los balcones de las familias más paquetas de Buenos Aires se abrieron y desde todas las ventanas llovieron flores y aplausos. La clase media y la clase alta porteña también lo despedían emocionadas. Sin embargo en la calle los jóvenes levantaban los puños indignados y gritaban: “ Palacios socialista, Palacios socialista...”. Curiosidades de la época, síntomas de un tiempo que se acercaba a los umbrales de la noche de los bastones largos. Los muchachos y las chicas que llevaban a Palacios en sus brazos no aceptaban compartir al muerto con las señoras pitucas del centro. También en esa contradicción, es posible encontrar algunas de las claves que permitan entender lo que es posible entender de un hombre que fue contradictorio, que se equivocó más de una vez, pero que en lo fundamental, en lo que importa, fue grande.

Gobierno Andaluz de Jose Griñan

EL PAÍS
ROMÁN OROZCO
De rosas y espinas
ROMÁN OROZCO 30/04/2009

El Gobierno de José Griñán no tiene una sola rosa, sino nueve. Hay en el Ejecutivo andaluz más mujeres que hombres: nueve frente a siete. Incluido su presidente. Pero Griñán no ha incorporado a su Gobierno tantas mujeres porque la ley lo exija. Sino porque está convencido de la justicia y bondad de esa mayoritaria presencia femenina.
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Griñán no se ha subido al carro de la igualdad en el último minuto. Hace años que reservó el billete, solo de ida. Porque esta revolución democrática ya no tiene vuelta atrás.
Hace ahora un año, el nuevo presidente firmaba el prólogo del libro Una mujer de mujeres, escrito por Amparo Rubiales, pionera de la lucha por los derechos de la mujer en Andalucía.
Amparo, abogada, profesora, diputada, senadora, consejera de la Junta, delegada del Gobierno, lo ha sido todo en política. A lo largo de su dilatada carrera, hizo docenas de amigos. Tenía donde escoger. Eligió a Griñán y a su antecesor Manuel Chaves para que el primero prologara su libro y los dos lo presentaran en público.
"Hemos de ser capaces de construir un nuevo orden social, económico y político más justo, en el que las mujeres no sean consideradas un colectivo, sino parte inherente de cualquier colectivo social", escribía Griñán.
Casi un año después de firmar aquel prólogo, Griñán llamó a nueve mujeres para que le ayudaran a construir esa nueva sociedad desde el Gobierno. Sí. Está Rosa Aguilar. Pero también Carmen, Mar, Begoña, Clara, María Jesús, Micaela, Cinta y Rosa Torres. Nueve rosas rojas.
Entiendo que el foco se haya puesto en la ex alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar. Pero no sería justo que el revuelo formado por su presencia eluda el análisis de un Gobierno que sigue rompiendo moldes en España. Unos días antes, el nuevo presidente de la Xunta de Galicia formaba el suyo con cuatro mujeres frente a siete hombres. Para algunos, incumpliendo la Ley para la Igualdad efectiva de 2007.
La incorporación de Aguilar al Ejecutivo tiene, entre otras virtudes, la de acentuar el signo socialdemócrata del Gobierno Griñán. El coordinador general de IU en Andalucía, Diego Valderas, acusaba al nuevo presidente en el debate de investidura de moverse en los terrenos del neoliberalismo por defender la competencia y el libre mercado.
Griñán le replicó que su proyecto incluye la defensa de lo público en la enseñanza, la sanidad y la protección social. Los pilares de la sociedad del bienestar. El fichaje de Aguilar lo certificaba. Griñán le clavaba una espina a Valderas.
Los líderes de IU deberían evitar el error de despreciar a la socialdemocracia y colgar la etiqueta de neoliberales a sus dirigentes. Los socialistas, por su parte, deberían evitar la calificación de izquierdistas y radicales a quienes desean ir un poco más lejos que ellos en el papel que el Estado ha de jugar en la construcción de una sociedad más justa y democrática.
Unos y otros están condenados a entenderse. En primer lugar, para dar una "salida socialista" a la crisis. Pero también porque el PSOE andaluz debería ir tendiendo puentes entre las dos orillas. La subida del PP es indudable, según las encuestas, y es probable que tras las elecciones de 2012 el PSOE necesite del apoyo parlamentario de IU para continuar en el poder. Y quién sabe si no tendrán que formar un Gobierno de coalición.
Por último, los líderes de IU deberían estar más interesados en saber por qué gente valiosa como Rosa Aguilar abandonan sus filas o son marginadas, como Concha Caballero. Qué ambiente se respira en IU para que se produzcan estos desencuentros.
Debe mirar, por ejemplo, la imagen de su grupo en el Parlamento: llena de hombres. Seis espinas y ni una sola rosa.

viernes, 1 de mayo de 2009

Balbina Herrera


ECODIARIO
La ex ministra de izquierda Herrera buscará la presidencia de Panamá
12/09/2008

La ex ministra de izquierda Balbina Herrera será la candidata del Partido Revolucionario Democrático (PRD), que fundó el general Omar Torrijos, para aspirar a la presidencia de Panamá en las elecciones de mayo de 2009 en sustitución de su colega de formación Martín Torrijos.
Balbina del Carmen Herrera Araúz, una ingeniera agrónoma de 53 años, ha tenido una larga y controvertida vida política. Empezó muy joven cuando durante su etapa estudiantil militó en diversos colectivos políticos que por aquel entonces reivindicaban la soberanía del Canal de Panamá.
Pero no fue hasta 1979 cuando esta seguidora confesa del general Torrijos, fundador del Partido Revolucionario Democrático (PRD) y padre del actual presidente Martín Torrijos, se inscribió en este colectivo político.
"Quiero que hoy, luego de 31 años de la firma de los tratados Torrijos-Carter, le demos un fuerte aplauso al general Omar Torrijos. Porque hoy, una hija de este proceso, en una fecha tan importante, sale electa como la candidata oficial por este partido que él fundó", fueron las primeras palabras de Herrera ante centenares de seguidores, el domingo cuando extraoficialmente se vislumbraba como la ganadora de las primarias del PRD para aspirar a la presidencia de la República.
Herrera obtuvo 204.441 votos frente a los 182.961 de su inmediato seguidor, el alcalde capitalino Juan Carlos Navarro, según datos de Carlos González, presidente de la Junta Nacional de Escrutinio del PRD.
Sus seguidores se identifican con los orígenes humildes de 'la chola', como la llaman por sus antecedentes indígenas, en el barrio capitalino de Curundú.
"Yo no vengo de otro planeta. Mi mezcla es fruto de este país. Tengo sangre negra, india, campesina, migrante", dijo Herrera a la AFP.
Su primer puesto político de relevancia llegó en 1984 cuando fue elegida, en pleno período convulso protagonizado por el ex hombre fuerte de Panamá Manuel Antonio Noriega, alcaldesa del distrito populoso de San Miguelito, colindante con la capital.
Esa relación con Noriega es la que más le critican sus opositores, quienes ven en Herrera a una continuista del régimen militar de 1968 y, en cierta forma, le acusan de complicidad con las violaciones de los derechos humanos que se produjeron en ese período.
Si hay una imagen que dio la vuelta al mundo de Balbina Herrera, ésa fue durante la visita que George Bush, padre del actual mandatario estadounidense y presidente durante la invasión norteamericana de Panamá, hizo al país en junio de 1992.
Durante la visita se produjeron manifestaciones para protestar por su presencia y en una de ellas la Policía detuvo a una persona. Herrera, que en aquel entonces era legisladora, se abalanzó sobre el arrestado gritando "¡Mi hermano, mi hermano!", para que no se lo llevaran.
La ahora candidata presidencial terminó por los suelos, el arrestado pudo escapar y las bombas lacrimógenas lanzadas por la Policía hicieron llorar hasta a la mismísima Barbara Bush.
"Más de lo que me han tirado no me van a poder tirar. Por eso te digo que soy una mujer sin máscara. Ahora, Panamá sabe quién es Balbina Herrera", sostuvo Herrera en referencia a la posibilidad de que los otros candidatos saquen su pasado durante la campaña electoral.
La ahora candidata por el PRD, quien confiesa que su mayor pasión son sus tres hijos y cinco nietos, también ha sido diputada en tres legislaturas, llegando a ser la primera mujer en presidir el Parlamento panameño. También fue vicepresidenta del Parlamento Latinoamericano (Parlatino).
Su último puesto público se lo ofreció el presidente Martín Torrijos en 2004, cuando la llamó para hacerse cargo del Ministerio de Vivienda. Desde entonces, Herrera ha sido la ministra con mayor valoración en casi todas las encuestas.

Martín Torrijos


EL PAÍS
Panamá elige presidente a Martín Torrijos, hijo del fallecido dictador
El candidato socialdemócrata gana con el 47,4% de los votos
JUAN JESÚS AZNÁREZ (ENVIADO ESPECIAL) - Panamá - 04/05/2004


Ganador de las elecciones generales del pasado domingo en Panamá con el 47,4% de los votos, el economista de 41 años Martín Torrijos, socialdemócrata, hijo del histórico dictador y caudillo Omar Torrijos, instó a "sellar un nuevo pacto social para derrotar la pobreza, la corrupción y la desesperanza de nuestra patria". La corrupción y el paro son los dos asuntos que más angustian a los tres millones de panameños.


Martín Torrijos- EFE
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Torrijos venció al ex presidente Guillermo Endara (1989-1994), que obtuvo el 31,1% de los votos; al candidato oficialista, José Miguel Alemán (16,3%), y al empresario Ricardo Martinelli (5,2%). "A partir de hoy comienza una nueva etapa de nuestro país", prometió el nuevo presidente ante la militancia del Partido Revolucionario Democrático (PRD, fundado por su padre en el año 1979). "No sólo porque se dará una transición como lo establece nuestra Constitución sino porque se iniciará una nueva forma de gobernar a los panameños, donde el sectarismo no será la norma de conducción de nuestro Gobierno". Torrijos asumirá el mando el 1 de septiembre, en sustitución de Mireya Moscoso, del Partido Arnulfista, conservador.
Martín Torrijos consiguió la presidencia en la segunda intentona: en la primera, en las generales de 1999, fue derrotado por Moscoso. Hasta su nombramiento como viceministro de Justicia en 1994, durante el Gobierno de Ernesto Pérez, Torrijos era un desconocido. Su principal activo fue la memoria y popularidad de su padre, quien derrocó en 1968 al entonces esposo de la actual presidenta Moscoso, el otro caudillo panameño, Arnulfo Arias, y en el año 1977 arrancó de Washington la devolución del canal interoceánico. "En mi Gobierno, el que robe que se atenga a las consecuencias", avisó Torrijos, quien debió imponerse a la vieja guardia del PRD, poco proclive a su heterodoxia. De hecho, acudió a las urnas coaligado con el Partido Popular (PP, derecha), enemigo jurado del torrijismo en el pasado.
Las generales del domingo son las primeras sin presencia de tropas norteamericanas en el país y con el canal, devuelto el 31 de diciembre del año 1999, en manos nacionales. La derrota del candidato gubernamental se debe a la división del voto arnulfista, entre el disidente Endara y Alemán, y a la percepción de que la presidenta Moscoso poco ha hecho por investigar los frecuentes casos de corrupción denunciados.
Torrijos viajó a Estados Unidos a los 14 años e ingresó en una academia militar. Se graduó en Ciencias Políticas y Economía en Tejas y fue gerente de un McDonald's. Volvió a Panamá en 1992.

Tabaré Vázquez


LUKOR

Uruguay.- El Gobierno izquierdista de Tabaré Vázquez asume el poder el martes

MONTEVIDEO, 27 (EP/AP)
El socialista Tabaré Vázquez asume el poder el martes, en un cambio político e ideológico sustancial en el Gobierno del país que refuerza la presencia de regímenes de izquierda o centro-izquierda en el cono sur americano.Vázquez que ganó las elecciones presidenciales en su tercera postulación el 31 de octubre, tiene virtualmente definidas las primeras acciones que tomará tras asumir el cargo.Según los informes oficiales, Vázquez restablecerá inmediatamente las relaciones diplomáticas con Cuba y suscribirá un acuerdo de cooperación energética y un convenio con Venezuela. En las ceremonias de toma del mando, se dan por aseguradas las presencias de los mandatarios Fidel Castro, de Cuba, y Hugo Chávez, de Venezuela.En el orden interno, la primera medida de Vázquez, un radiólogo de oncología, de 65 años, será poner en marcha un plan de emergencia social tendente a aliviar la situación de los pobres del país, que se estima es el 25% de los 3,3 millones de habitantes del país.El gobierno fue elegido bajo las banderas de la heterogénea coalición izquierdista del Frente Amplio-Encuentro Progresita-Nueva Mayoría, un conglomerado de 20 partidos y sectores que no siempre han sido concordantes en sus posiciones.Sin embargo, la coalición se ha inclinado su posición hacia el centro político, dejando de lado las consignas de barricada que manejaron desde su fundación en 1971 como una alternativa a los dos partidos tradicionales, el Nacional o Blanco, de centro, y el Colorado, de centro-derecha, que se habían alternado en el poder desde 1830.Vázquez fue elegido con el 50,45% de la votación lo cual derivó en que tendrá mayorías propias en el parlamento bicameral. La victoria izquierdista encumbró a puestos claves de decisión a elementos tupamaros, los ex subversivos que en los años sesenta se alzaron en armas contra gobiernos democráticos apelando a métodos terroristas intentando conquistar el poder. La actividad subversiva conllevó una represión militar y una dictadura de 1973 a 1985.Con su llegada al gobierno por votación popular, Vázquez se suma a los regímenes de izquierda o centro-izquierda en el cono sur americano, con Néstor Kirchner en Argentina, Luiz Inacio Lula da Silva en Brasil y Ricardo Lagos en Chile.Tanto Lula como Kirchner, y más abiertamente este último, causaron malestar en el actual gobierno uruguayo por el abierto respaldo a Vázquez en los meses previos a las elecciones de octubre pasado.Las relaciones con Cuba se habían roto en abril de 2002 después que Castro y el presidente Jorge Batlle se trenzaron en un intercambio de acusaciones, debido a que Uruguay impulsó una moción en Ginebra para enviar un relator de derechos humanos a la isla. Cuba lo acusó de ser "mensajero" de los Estados Unidos.Las relaciones se restablecerán una vez haya jurado Vázquez y recibido los atributos presidenciales de mano de Batlle, que abandonará el poder ejercido durante cinco años, período de fuertes crisis económicas, financieras y políticas. Batlle ha dicho que deja un país en plena recuperación económica, con una pacífica transición de gobierno.


EL MUNDO
Lunes, 01 de Noviembre de 2004
TABARÉ VÁZQUEZ, LÍDER DEL FRENTE AMPLIO

Uruguay elige por primera vez a un presidente de izquierdas
MONTEVIDEO.- Tabaré Vázquez, de 64 años, candidato del Frente Amplio, comienza a preparar lo que será "un Gobierno de cambios", tras haber logrado ser elegido presidente de Uruguay en su tercer intento en diez años. Será el primer gobernante de izquierdas del país.
"Mi compromiso con el pueblo de Uruguay no termina hoy, sino que empieza", dijo anoche en su primera alocución como presidente electo, oncólogo de profesión y ex alcalde de Montevideo.
Según datos oficiales aún provisionales de las presidenciales y legislativas del domingo, Vázquez estaba en cabeza con casi la lmitad de los votos, cuando se había escrutado un 89,06 de los sufragios emitidos.
Tabaré consiguió un 50,7% de los votos sobre un total de 2.487 millones de electores.
El triunfo de la izquierda interrumpe 174 años de gobierno de los partidos tradicionales del país, el Colorado y el Nacional o Blanco.
Ambos nacieron prácticamente con la República en 1830, después de la primera presidencia de Fructuoso Rivera, al que sucedió en 1835 Manuel Oribe, "colorado", el primero, y "blanco" el segundo.
Los dos partidos ahora desalojados del poder construyeron el Uruguay, un país que hoy tiene 3,2 millones de habitantes y que fue creado por mediación inglesa como un "estado tapón" entre las potencias Argentina y Brasil.
El presidente electo prometió un "cambio" que "sacudirá las raíces de los árboles", en un país ahogado por una pesada deuda exterior de 12.500 millones de dólares.
A ello se suma la pobreza duplicada en la última década y una tasa de desempleo que llegó al 20% en marzo de 2002 y descendió al 13% en 2004.
La elección de Vázquez modificará la política exterior del país, que apuntará a una mayor integración regional dentro del Mercosur, con sus socios Argentina, Brasil y Paraguay.
"Nos definimos como mercosurianos: el Mercosur es un objetivo", dijo en una reciente entrevista el compañero de candidatura de Vázquez, Rodolfo Nin Novia.
Desde la crisis de 1998, tras la devaluación del real brasileño, Uruguay emprendió una acción comercial dirigida hacia los países más desarrollados.
Así, fue generando una mayor apertura a comercial con Estados Unidos, para compensar la pérdida de Brasil como principal mercado para sus productos.
También estableció importantes acuerdos de inversión con otros países del primer mundo, como Italia o Finlandia.
Plan de emergencia social
Vázquez, que asumirá la Presidencia el 1 de marzo de 2005, anunció que la primera tarea que cumplirá será la puesta en marcha de "un plan de emergencia social" para atender a los 100.000 hombres, mujeres y niños que "viven en condiciones infrahumanas".
En una segunda fase, el plan social apuntará a quienes se empobrecieron en los últimos años por el desempleo, lo que, a su juicio, constituye un "problema estructural".
Vázquez podrá gobernar el país sin necesidad del apoyo de fuerzas políticas ajenas a su heterogénea coalición de liberales, centristas, socialistas marxistas, comunistas, troskistas, democristianos y antiguos guerrilleros tupamaros.
El Frente Amplio obtuvo la mayoría absoluta de escaños en un Parlamento integrado por 30 senadores y 99 diputados.
Sin embargo, deberá superar la oposición interna de los sectores más radicales, que le han criticado duramente la designación de Danilo Astori como futuro ministro de Economía, por considerar que está alejado de lo que debe ser un gobierno de izquierda y defiende políticas similares a las del gobiernos colorados o blancos.
Los radicales se oponen al Fondo Monetario Internacional, al pago de la deuda exterior, critican duramente el sistema financiero liberal y el secreto bancario, que permite que se refugien en Uruguay capitales que salen de países limítrofes.
Precisamente, el éxito electoral de Vázquez se produjo por el discurso moderado que adoptó en este su tercer intento por llegar a la presidencia desde 1994.
El dirigente socialista no anunció cambios radicales, se centró en la solución de los problemas sociales y en la búsqueda de que la recuperación de la economía, que este año crecerá un 11%, llegue finalmente al bolsillo de los asalariados y clases más modestas.
El propio Astori destacó públicamente el moderado gasto público del gobierno durante el año electoral, que era uno de los temores también expuestos por los organismos de crédito.
"Tenemos un año electoral totalmente atípico, para mejor. Un año en el que no se ha manejado el gasto en función del clientelismo", afirmó.
Añadió que, "el tipo de cambio refleja también tranquilidad en el mercado, con bonos que se cotizan adecuadamente, el riesgo país que cae y un volumen interesante de reservas internacionales en el Banco Central, que ha llegado a 2.200 millones de dólares".

Islandia 2009

EL PAÍS
Islandia gira a la izquierda
La coalición entre socialdemócratas y verdes obtiene la mayoría absoluta con el 49,7% de los votos
AGENCIAS - Reikiavik - 26/04/2009


El bloque de izquierdas liderado por la actual primera ministra islandesa, la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir, en el Gobierno desde hace dos meses tras la caída del anterior gabinete, se ha proclamado vencedor en las elecciones legislativas que, de forma anticipada, se celebraban este sábado en el país.
Con el 100% de los votos escrutados, la Alianza Socialdemócrata ha obtenido el 28,8% y 20 escaños, dos puntos más y dos escaños más que en los comicios de 2007. Su aliado, el Movimiento de Izquierda, ha recogido el 20,9% y 14 diputados. Con este resultado, la coalición se asegura 34 de los 63 escaños del Althingi, el parlamento unicameral islandés.
El gran derrotado en estas elecciones ha sido el Partido de la Independencia, que pierde su condición de fuerza hegemónica en los 65 años de independencia de este país. Los independientes sólo han a conseguido un 22,9% de los votos y 16 diputados, unos nueve menos que hace dos años, mientras que el centrista Partido del Progreso ha cosechado el 14,3% y el recién surgido Movimiento Ciudadano, el 7%.
Islandia ha sido uno de los países más afectados por la crisis económica. No en vano, las elecciones fueron convocadas hace dos meses a raíz de la grave situación que vive el país y que provocó la caída en enero del anterior gobierno. Para los socialdemócratas, cuya victoria en las urnas era previsible a la luz de los sondeos realizados, la solución a todos los males pasa ahora por un futuro dentro de la Unión Europea.
PÚBLICO

La izquierda llega al poder en Islandia tras 65 años
La prioridad para la futura primera ministra, Jóhanna Sigurdardóttir, es la adhesión a la UE
El bloque de izquierda islandés liderado por la socialdemócrata Jóhanna Sigurdardóttir, que gobernaba en minoría desde febrero, ganó las elecciones legislativas celebradas el sábado con el 49,7% de los votos y 34 de los 63 escaños del Parlamento.
Su partido, la Alianza Socialdemócrata, fue la opción más votada con el 28,8% de las papeletas y 20 escaños, dos más que en 2007. Su aliado, el Movimiento de Izquierda Verde, obtuvo el 20,9% de los votos y 14 diputados, cinco más que hace dos años.
Se trata del primer triunfo de la izquierda en Islandia desde que alcanzó su independencia de Dinamarca en 1944. Los conservadores del Partido de la Independencia perdieron un tercio de sus votos y 9 diputados.
País en bancarrota
La sociedad islandesa hizo pagar a su hasta hace poco líder popular y ex primer ministro, Geir H. Haarde, su responsabilidad en la crisis que en octubre colapsó el sistema bancario y colocó al país al borde de la bancarrota.
La triunfadora, Jóhanna Sigurdardóttir, de 66 años, aseguró nada más conocer los resultados electorales que ha entendido que el mensaje de la sociedad islandesa "es acelerar la entrada en la UE". La futura primera ministra islandesa señaló que una de sus prioridades cuando asuma el cargo será abrir las negociaciones con la UE y adelantó que podría convocar un referéndum sobre su incorporación el año próximo.
Pero, por encima de todo, Sigurdardóttir apeló a la fragilidad de la corona islandesa para salir de la crisis y al recorte del gasto social antes de anunciar que Islandia podría adoptar el euro en 4 años.