martes, 19 de marzo de 2013

Los socialdemócratas arrebatan Hamburgo al partido de Merkel
La CDU de la canciller cae derrotada en la primera de las siete elecciones regionales de 2011 en Alemania
JUAN GÓMEZ | Hamburgo 20/02/2011


Los socialdemócratas alemanes han obtenido este domingo una holgada mayoría en la ciudad-Estado de Hamburgo, donde según los sondeos podrán gobernar en solitario. El triunfo del candidato Olaf Scholz, que logró el 48,9% de los votos, se ha llevado por delante a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel. El jefe del Gobierno saliente, Christoph Ahlhaus (CDU), solo ha arañado un raquítico 21,5% de los sufragios, 21 puntos menos que en 2008. El SPD reconquista así su tradicional bastión hamburgués tras 10 años de gobiernos democristianos presididos por Ole von Beust, cuya novedosa coalición con Los Verdes fracasó en verano tras sólo dos años.
La derrota electoral de Hamburgo culmina una semana complicada para Angela Merkel

Angela Merkel
A FONDO
Nacimiento:
17-07-1954
Lugar:
Hamburg

Alemania
A FONDO
Capital:
Berlín.
Gobierno:
República Federal.
Población:
82,369,552 (est. 2008)
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Las elecciones abren paso a un maratoniano año electoral que coincide con el ecuador de la segunda legislatura de Merkel. Además de Hamburgo, otros seis de los 16 Estados federados de Alemania elegirán en 2011 sus respectivos parlamentos.
Este llamado "superaño electoral" comienza de la peor manera posible para los democristianos, pero no para sus socios en el Gobierno de centro-derecha. El liberal FDP atravesó en 2010 un calvario demoscópico que no ha contado este domingo en Hamburgo, donde el 6,5% de los votos les ha permitido regresar al Parlamento. Tanto Los Verdes como el partido La Izquierda (Die Linke) han superado también el umbral del 5% exigido para entrar en la Asamblea de Hamburgo y han sumado apoyos respecto a 2008.
En previsión de su éxito, el SPD de Hamburgo había alquilado un centro de cultura municipal en el corazón del popular barrio de Altona. Cuando llegó Scholz, hacia las seis y media de la tarde, los más de mil simpatizantes reunidos en la Fabrik explotaron de júbilo. Durante la retransmisión en directo de los primeros sondeos a pie de urna, media hora antes, los socialdemócratas habían celebrado la victoria coreando el nombre del futuro jefe del Gobierno y "¡cincuenta, cincuenta!", en referencia a la mayoría absoluta. Llevaban veinte años sin un éxito semejante. No obstante, Scholz convirtió su primer discurso el enésimo alarde de contención nórdica. El que fuera ministro federal de Trabajo llevó en Hamburgo una campaña muy centrada en asuntos locales. Desde la berlinesa Willy-Brandt-Haus, sede federal del SPD, llegan felicitaciones y deseos de que la victoria preludie la recuperación socialdemócrata. En 2009, el SPD sufrió una debacle del 23% en las generales.
La jornada fue gélida en la ciudad hanseática. El sol no alcanzó a derretir la nieve congelada de las jardineras cercanas al hotel de cinco estrellas donde la CDU se lamía las heridas. En Berlín se afanaban en minimizar el alcance del "duro golpe" recibido. Según el secretario general Hermann Gröhe, "Hamburgo nunca fue un lecho de rosas" para los democristianos. Olvidaba la mayoría absoluta que Beust obtuvo hace siete años.
Los de este domingo han sido unos comicios marcadamente locales. Pero si señalaran el punto de inflexión que tanto anhela el SPD, 2011 podría ser un año fatal para Merkel, aún tocada por el nnus horribilis que fue 2010 para su Gobierno.

El regalo póstumo de Hessell a España - El País - 2013

El regalo póstumo de Hessel a España

El último libro que el diplomático escribió antes de morir, '¡No os rindáis!', es una reflexión inducida por la difícil situación española

El día que monsieur Hessel llegó a Madrid para hablar de sus libros había dos inusuales asistentes a una conferencia de prensa. Eran Óscar Rivas y Fabio Gándara, dos activistas del 15-M, que se sentaron en primera fila para escucharle y preguntarle. Le veían por primera vez. Gándara había leído el texto ¡Indignaos!, recomendado en las redes sociales cuando ya se preparaba el 15-M. Lo que no había era un nombre para las miles de personas hartas, preocupadas y concienciadas que querían tomar plazas públicas y gritar que otro mundo era posible. Un diplomático nonagenario se lo dio: indignados.
A Stéphane Hessel (Berlín, 1917-París, 2013) le desbordó la respuesta de España, donde ha vendido medio millón de ejemplares de su alegato contra la indiferencia y a favor de la movilización pacífica. Tal vez por ello su último libro -que ya será póstumo- está pensado para los españoles y, como siempre, tiene un título imperativo y oportuno: ¡No os rindáis! El editor de Destino, Ramón Perelló, fue el artífice de este encargo, realizado cuando el escritor se encontraba ya extremadamente fatigado. A pesar de ello, por compromiso o gratitud o las dos cosas, aceptó el reto, consciente tal vez de que sería su testamento político e intelectual.
Cuando, aquella mañana de 2011, no hace tanto pero parece un siglo, visitó Madrid ya era un nonagenario. Pero no parecía fatigado, sino rejuvenecido, sobrado de entusiasmo y curiosidad. A él, que lo había vivido todo (en sus memorias, Mi baile con el siglo, cuenta cómo sobrevivió tras haber usurpado la identidad de otro preso fallecido en el campo de Buchenwald), le seguía interesando profundamente la vida, la política, la gente. Él, que había tenido también su fase frívola, se había ido convirtiendo en otro ser conforme la vida pasaba sobre él. Lo escribía en un pasaje del libro: "Ya no sé si entiendo a aquel joven de los años 1940 a 1945, francés por elección, patriota por contexto, imprudente por su juventud, particularmente afortunado, superviviente en más de una ocasión, políglota, narcisista y egoísta".

Stephane Hessell: "No hay que rendirse jamas" - El Periódico - 2011

ENTREVISTA CON EL AUTOR PUBLICADA EN EL 'CUADERNO' EL 25-26/12/2011

Stéphane Hessel: "No hay que rendirse jamás"

Autor de '¡Indignaos!' y gurú de la justicia social

JUAN FERNÁNDEZ Antes de convertirse en el ídolo de los indignados, logró escapar de los campos de concentración nazis, participó en la puesta en marcha de la ONU y batalló como diplomático. Stéphane Hessel (Berlín, 1917) es el autor del pequeño manifiesto ¡Indignaos! y todo un ejemplo de optimismo y fortaleza. Así lo demostró en una entrevista para DOMINICAL, publicada el 25 de septiembre del 2011.
¿Su biografía es la historia de un luchador. ¿Usted nunca se ha rendido?
¿Si me ve como un luchador, se equivoca, porque soy una persona tremendamente pacífica. Mi sueño fue dedicarme a la filosofía, aunque me gané la vida como diplomático. Durante todos estos años, mi única misión en la vida fue negociar, vincular, lograr que la gente se entendiera. He tenido grandes fracasos, pero nunca me han desalentado ni me han hecho cambiar mi forma de pensar. La vida me ha enseñado que no hay que bajar los brazos. No hay que rendirse jamás.
¿¿Cómo recuerda la elaboración de la Declaración de Derechos Humanos, a la que asistió en directo?
--Yo era funcionario de las Naciones Unidas y asistí a la elaboración de la Declaración, pero no participé en su redacción. Era muy joven y allí aprendí mucho sobre libertades y derechos. Si los 193 países que conforman las Naciones Unidas la cumpliesen, hoy viviríamos en un mundo más armonioso.
¿El panorama mundial de hoy debe resultarle decepcionante.
¿No, para nada. Creo que hemos hecho grandes avances. Piense que cuando se redactó aquel texto solo había 10 democracias en el mundo. Hoy hay más de medio centenar. Yo veo el futuro con optimismo y esperanza. Hay vías para avanzar. Centrémonos en ellas y dejemos de ser ingratos.

¿Sin embargo, usted es noticia por escribir un libro incitando a la indignación. ¿Podríamos viajar al instante cero de este famoso manifiesto?
--Todo empezó en una reunión de un grupo de viejos resistentes de la guerra. Ancianos de 90 años subían al estrado y hablaban a una audiencia de unas 3000 personas. Casi todos coincidíamos en el mismo mensaje: «Los gobiernos están permitiendo que las fuerzas financieras degraden nuestros países. Nosotros luchamos por unos valores que no están siendo respetados. El mundo financiero está triunfando, no debéis aceptarlo...». Entre el público que escuchaba a aquellos vejestorios estaba Sylvie, editora de un modesto sello de Montpellier, quien me vino a ver y me dijo: «Esto que están contando es muy interesante, habría que escribirlo. ¿Qué le parece si nos reunimos, yo le hago una entrevista, y con ese material montamos un libro?». Y ese libro fue ¡Indignaos! Así nació.
¿Este libro le ha convertido en un héroe para mucha gente. ¿Cómo lo lleva?
¿Para mi es muy difícil de asumir, porque no me veo así. Soy un hombre muy sencillo. Espero que la gente empiece a interesarse por otras cuestiones más trascendentales, como las próximas elecciones de su país. Yo no soy importante, yo solo soy un hombre que ha tenido suerte en la vida.

El joven nonagenario que gritó: "¡Indignaos!" - El País - 2013

El joven nonagenario que gritó ‘¡Indignaos!’

Desaparece el referente moral del último gran movimiento de descontento social en Europa

 

 Stephane Hessell autor del panfleto de 32 páginas ¡Indignaos!, que catalizó el movimiento ciudadano de resistencia pacífica en Grecia y España, falleció esta madrugada en París a los 95 años, anunció su esposa, Christiane Chabry. Antiguo diplomático, miembro destacado de la Resistencia contra los nazis, europeísta y humanista convencido e infatigable defensor de los Derechos Humanos, Hessel atravesó todo el siglo XX enfundado en la bandera de la libertad y se convirtió en una celebridad tardía al vender más de cuatro millones de ejemplares de ¡Indignaos!, que se publicó en casi 100 países tras ser editada en Francia en octubre de 2010.
Nacido en Berlín en 1917, año de la revolución rusa, le gustaba decir, Hessel procedía de una familia alemana judía convertida al luteranismo que se instaló en París en 1925. Su padre, el escritor Franz Hessel, y su madre, la pintora sin vocación Helen Grund, vivieron un trío amoroso con el también escritor francés Henri-Pierre Roché, que acabaría dando origen a una de las películas más célebres del cine francés, Jules et Jim (1962), dirigida por François Truffaut e interpretada por Jeanne Moreau, Oskar Werner y Henri Serre.
Roché contó la historia real en una novela, y Truffaut le dio un giro al terminar la película con un suicidio-homicidio, aunque en la vida el trío acabó en una simple separación. Hessel contaba que su padre "se apartó voluntariamente" ante la pasión vivida por "los dos seres que más amaba en el mundo". Y cuando recordaba su propia actitud ante aquel trío tan alejado de la convención, solía decir que decidió que lo mejor que podía hacer era ser "el preferido de cada uno de los tres".
Su madre —una mujer libre y dominadora que intentó hacer de su vida una obra de arte—, su padre —que tradujo a Proust al alemán con el filósofo Walter Benjamin— y Roché trasmitieron al pequeño su amor por la cultura, la poesía y la literatura. En 2006, Hessel publicó O ma mémoire: la poésie, ma nécessité. Se dice que nada le gustaba más que recitar a Baudelaire y a Verlaine, a Goethe o a Melville, y que presumía de conocer de memoria más de cien poemas.
La historia de sus padres inspiró la novela y la película ‘Jules et Jim’
Hessel se hizo ciudadano francés en 1937, y se convertiría en un activista precoz siguiendo los cursos de Maurice Merleau-Ponty y leyendo a Sartre. En 1941 se enroló en la Resistencia como miembro de los servicios secretos de la Francia Libre (BCRA, por sus siglas en francés), que operaba desde Londres bajo el mando de Charles de Gaulle.
Según contó en Le Monde su amigo Jean-Louis Crémieux-Brilhac, de 96 años y desde ayer único superviviente del BCRA junto a Daniel Cordier, de 92, Hessel era entonces un "joven brillante, que hablaba con fluidez alemán, inglés y francés", y que formaba con su mujer, Vitia, "una pareja encantadora, muy integrada en la vida social de la Francia libre de Londres, llena de esperanza y de coraje".
En marzo de 1944, Hessel se apuntó como voluntario para una misión en Francia, pero fue arrestado y torturado por la Gestapo. Deportado en septiembre al campo de concentración de Buchenwald, fue condenado a muerte, pero tras trabajar descargando y desnudando cadáveres, logró cambiar su identidad con la de un preso francés recién fallecido de tifus y se libró de la horca. Luego se evadió, fue otra vez capturado, y finalmente saltó del tren que le llevaba a Bergen-Belsen y se sumó a las tropas estadounidenses que entraron en París en mayo de 1945.
Después de la guerra, Daniel Cordier y Stéphane Hessel escribieron el Libro Blanco de la BCRA, y Hessel inició su carrera diplomática. Se fue a Nueva York, donde coordinó la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada en 1948; medió en numerosos conflictos nacionales y extranjeros, y se convirtió en un referente moral del compromiso humanista y la justicia social.
Coordinó la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
Nombrado embajador de Francia por François Mitterrand en 1981 y galardonado con la Legión de Honor por Jacques Chirac en 2006, Hessel no se dejó atrapar por los honores, y mostró siempre una adolescente capacidad de indignación y denuncia. De una batalla pasaba a otra: los derechos de los inmigrantes sin papeles, el ecologismo, la pobreza, la causa palestina (que le valió la cólera de las asociaciones judías)... En 2008, indignado por la política de inmigración que impuso el ministro Brice Hortefeux, Hessel afirmó: "Desde hace dos años, asistimos a un espectáculo desolador y deshonroso, la caza de inmigrantes que viven en Francia desde hace años, y la de sus hijos que dan clase en nuestros colegios".
Hombre de izquierdas y europeísta de alma, en política se limitó a mirar desde fuera: fue seguidor del socialista Pierre Mendès-France, apoyó a Michel Rocard en 1985, se presentó como independiente no elegible en las listas de Europa Ecología en 2010 y sostuvo a François Hollande en la campaña electoral de 2012. Durante el último congreso socialista, Hessel presentó una moción, titulada Más lejos, más deprisa, que animaba a Hollande a acelerar y profundizar en el cambio político.
Más allá de los 90, siguió dando ejemplo y militando por la libertad
Pasada la frontera de los noventa, siguió dando ejemplo y militando por la libertad. El impresionante éxito de Indignez-vous! (¡Indignaos!) le llenó de alegría y le llevó a ser uno de los referentes de los movimientos de jóvenes airados en España o Grecia. En una entrevista publicada por EL PAÍS en mayo de 2011 contó que no esperaba que su librito tuviera tal repercusión en el extranjero. "Cuando empezamos con la idea teníamos a Francia en la cabeza. Ocurrió que en pocas semanas se produjeron varios acontecimientos. La popularidad de Sarkozy se fue hundiendo, lo mismo ocurrió en Italia con Berlusconi, e incluso en España con Zapatero, y en Portugal con Sócrates. Antes de que se produjeran las revueltas del norte de África, la idea de que los Gobiernos de varias partes del mundo rozaban comportamientos que provocaban la indignación de la gente era algo que raramente habíamos visto", aseguró.
Con su vitalidad intacta hasta casi el final de sus días, no dejó de viajar, de conceder entrevistas y de dar conferencias. Su espíritu incansable y aventurero, su apertura de mente, su seductora y apasionada inteligencia y su amor a la cultura dieron a Hessel un aura de sabio totémico, aunque él siempre dijo que su tardío éxito entre los jóvenes se explicaba por el momento histórico que vive Europa: "Las sociedades actuales están perdidas, se preguntan qué hacer para encontrarse y buscan un sentido a la aventura humana".
"Consagró su vida
a la defensa de la dignidad", afirmó el Elíseo en una nota
En la hora de su desaparición, que deja a Francia casi sin protagonistas directos de la Resistencia, el presidente de la República, el primer ministro, la oposición, los sindicatos y cientos de ciudadanos y lectores expresaron su admiración por el combatiente de la paz y la libertad, y el PS pidió a Hollande que se le dedique "un gran homenaje nacional".
El Elíseo emitió una nota que subraya que Hessel fue "una gran figura que consagró su vida excepcional a la defensa de la dignidad humana", y destacó que "su capacidad de indignación no tenía más límite que el de su propia vida".

sábado, 21 de enero de 2012

Un programa para el siglo XXI - Público - 2011

"Ahí están los mimbres", afirma el coordinador de la ponencia marco del 38º Congreso Federal del PSOE, Jesús Caldera, al referirse al programa electoral con el que concurrieron los socialistas el 20-N. Un documento que no gozó del respaldo de la mayoría de los ciudadanos y que varios expertos califican de "bueno", pero que, a su juicio, contiene las bases para volver a conectar con el electorado. Hace falta "profundizar en el proyecto", remarca, poniendo de relieve que hay que "recomponer el marco de alianzas sociales y explicar que hay un modelo alternativo al fundamentalismo del capitalismo financiero".

Caldera aboga por un reparto de los recursos con más justicia social, mejorando "la provisión de bienes públicos y explicando a la ciudadanía que la teoría de que lo mejor es reducir impuestos está empobreciendo a las sociedades". También anticipa que el partido está revisando el modelo productivo y el modelo fiscal "con valentía" y trabajando sobre la profundización de la democracia.

Con estos pasos, sostiene el vicepresidente de la Fundación Ideas, los socialistas estarán en disposición de encarar la nueva etapa. El profesor de Sociología de la UCM Ignacio Urquizu sostiene que la música del programa electoral le gusta. Pero "hay que tocar un poco la letra". Sobre todo en el capítulo de "la capacidad redistributiva del Estado. El objetivo de la izquierda es generar igualdad de oportunidades", remacha, advirtiendo de que hay que afinar mucho más en cómo nos gastamos el dinero.

Otros expertos, sin embargo, son mucho más cautos y fían la recuperación a una reflexión más profunda. "Hay que hacer la adaptación del PSOE al siglo XXI, que es de mucha envergadura", señala José Félix Tezanos, recordando que "el conflicto principal hoy no es en las fábricas sino en la calle con los jóvenes y los empleos precarios".

Para recuperar la confianza, Tezanos cree que el proyecto socialista debería responder a cuestiones sobre "cómo tiene que organizarse el trabajo, el sistema económico, qué papel tienen que desempeñar los ancianos o cómo distribuir la riqueza, entre otros temas". Todo ello acompañado de nuevas fórmulas de participación. "Aquí está todo muy anquilosado", sentencia.

Renovación absoluta

Este proceso ha de hacerse, estiman expertos consultados, sin precipitación. En este sentido, Fernando Vallespín aboga por "crear una especie de gestora que podía estar presidida por Alfredo Pérez Rubalcaba o Carme Chacón que ponga en marcha una reflexión profunda y sin prisa". En su opinión, el partido necesita una "renovación absoluta, que tenga una visión más europeista, más cosmopolita y menos localista".

Con el objetivo de recuperar credibilidad, Vallespín plantea la necesidad de que en el Congreso se hable con claridad. Por su parte, Julián Santamaría asegura que el cónclave "no resolverá todo", pero debe servir de punto de arranque del cambio, en el que haya varias propuestas alternativas. Pero, advierte, el debate político no debe confundirse con enfrentamientos personales.


Alcaldes del PSOE quieren cuota de poder en el partido - El País - 2011

Alcaldes del PSOE quieren cuota de poder en el partido

La mayoría de los regidores socialistas montan una plataforma para influir en el congreso socialista

Anabel Díez

En el PSOE no hay otro poder institucional que las alcaldías, y muy pocas, apenas media docena de capitales de provincia. El poder autonómico pasó masivamente a manos del PP en las elecciones del pasado 20 de junio por lo que los socialistas solo mantienen los Gobiernos de Andalucía y País Vasco, y en ambos con expectativas pesimistas. Los alcaldes socialistas tienen el reconocimiento ciudadano, pero no el del partido.

Esta situación es la que ha movido a la mayoría de los regidores socialistas a organizarse en una plataforma destinada a influir y exigir en el congreso del PSOE, que se celebrará la primera semana de febrero, lugar, espacio y representación en todos los órganos de dirección del partido.

Los primeros pasos los dieron ayer en una reunión de una veintena de alcaldes en la que aunaron puntos de vista. La mayoría de ellos no tiene individualmente poder orgánico alguno, pero ahora prefieren tener representación como colectivo. “Tenemos liderazgo social, hemos ganado elecciones y, sin embargo, no tenemos presencia en los órganos de dirección del partido, reservados para quienes no tienen apoyo social, o, al menos contrastado”. Esta reflexión de un alcalde asistente a la reunión recoge el sentir de sus compañeros con un trasfondo de cierto malestar.

Informe de reflexión

En efecto, los únicos que han “salvado los muebles” en las elecciones de mayo se ven relegados, por ejemplo, a hablar los últimos en el comité federal del PSOE, ya que la preeminencia la tienen los secretarios generales, es decir, “todos los que perdieron las elecciones en mayo”, remachan. Su objetivo es tener representación, como colectivo de alcaldes, en la próxima ejecutiva federal, al igual que tienen silla los portavoces parlamentarios y del Consejo Político Territorial, que reúne a los barones. También en este órgano aspiran a tener espacio y otro específico en el comité federal, al margen de que haya alcaldes que puedan estar en ese órgano. De momento, ayer acordaron que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, elabore un documento de reflexión sobre estas cuestiones orgánicas, pero también con las necesidades de los Ayuntamientos, en especial, de financiación.

Como primer paso, los alcaldes pidieron celebrar la reunión en la sede federal del PSOE y se les facilitó el paso. Esta plataforma no apoyará a ningún candidato. Cada alcalde tendrá libertad de opción.


Plasmar el nuevo Egipto lleva tiempo - Samer Soleiman - Pagina 12 - 2011

ENTREVISTA CON SAMER SOLEIMAN, PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD NORTEAMERICANA DE EL CAIRO

“Plasmar el nuevo Egipto lleva tiempo”

El destacado académico sitúa el futuro de Egipto en una perspectiva en la cual la revolución que derrocó la dictadura de Hosni Mubarak no perdió su dinámica. Dice que el electorado fue coherente al apoyar a las fuerzas confesionales.

Por Eduardo Febbro

Desde El Cairo

La revolución egipcia salió de las urnas envuelta en el color verde, doblemente: el de los Hermanos Musulmanes y el de los salafistas. La fase inicial de las primeras elecciones libres celebradas en Egipto después de más de medio siglo de dictadura terminó con la victoria del Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), el brazo político de los Hermanos Musulmanes, y de la corriente más radical, los salafistas del partido El Nur. En tercer lugar aparece la alianza entre laicos liberales y la izquierda del Bloque Egipcio, sin que, hasta el momento, ninguno de los partidos políticos que surgieron con la revolución hayan conseguido el reconocimiento de los electores. ¿Cómo puede interpretarse este resultado que deja con escasa influencia parlamentaria a quienes desempeñaron un papel central en la revolución? Con todo, el juego político se ha transformado. A pesar de que, juntos, los Hermanos Musulmanes y los salafistas de El Nur tienen una sólida mayoría, la hermandad ya descartó toda alianza con los salafistas. A su vez, el poderoso Movimiento Seis de Abril –fue decisivo en las huelgas del 2008 y en la revolución de 2011– advirtió que “ya nadie debe preocuparse por la victoria de una u otra lista. La democracia de nuestra nación no permitirá que nadie la explote de nuevo”.

El profesor Samer Soleiman ve en estos porcentajes una respuesta coherente por parte del electorado. Coherente no quiere decir justa. Hoy, las dos principales fuerzas políticas del país son confesionales. Ensayista de renombre internacional, autor de varios libros, responsable del Comité de Coordinación política del Partido Socialdemócrata, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Norteamericana de El Cairo, Samer Soleiman analiza en esta entrevista el resultado de las elecciones al tiempo que sitúa el futuro de Egipto en una perspectiva en la cual la revolución que derrocó la dictadura de Hosni Mubarak no perdió su dinámica.

–¿Qué análisis hace usted de esta fase a la vez controvertida, violenta y llena de esperanzas de la revolución egipcia teniendo en cuenta que los resultados de las elecciones les dan una mayoría a los Hermanos Musulmanes y al movimiento radical de los salafistas?

–Son las primeras elecciones libres que se celebran en Egipto desde hace 60 años. Es un paso muy importante hacia la democracia. Sin embargo, es lícito reconocer que luego del régimen dictatorial que conocimos, la corriente fundamentalista está en posición de fuerza. Los resultados preliminares le dan una holgada victoria a esta corriente. Creo que es demasiado, pero también es posible apostar por los sectores más moderados de esta corriente. Los demás partidos políticos tienen que trabajar mucho más en la calle. De hecho, estos resultados son un dato parcial. La política electoral sólo es el reflejo de una parte de la política egipcia. Hay que recordar que una buena parte de la clase política egipcia no está representada en este sistema electoral, que es muy partidista.

–¿Cómo explica usted el hecho de que los partidos políticos y los movimientos que fueron los grandes protagonistas de la revolución no hayan obtenido el reconocimiento en las urnas?

–Creo que eso es normal. La política electoral es una cosa y la movilización revolucionaria en la calle es otra. Hace falta mucho más tiempo para que el sistema electoral sea el reflejo de la calle. No debe olvidarse tampoco que la corriente islamista tiene una experiencia muy antigua en lo que se refiere al sistema y a la política electoral, saben lo que es una elección y estaban por consiguiente muy organizados. Frente a esta eficacia estaba el movimiento revolucionario, que recién acaba de ingresar en el escenario político. Por los resultados, no son tampoco tan malos. Por ejemplo, el Bloque Egipcio, donde se aunaron los movimientos de izquierda y los partidos liberales como Tagamu y el Partido Socialdemócrata egipcio, sacó 20 por ciento de los votos. Eso no está nada mal para partidos que se fundaron hace apenas unos meses y en cuyo seno hay algunos líderes de la revolución.

–¿No le llama la atención que sea el partido salafista El Nur el que llega en segunda posición? ¿Con este resultado tan alto no persiste acaso un alto riesgo de enfrentamientos con los coptos, con algunos sectores de los Hermanos Musulmanes o con los laicos?

–Los salafistas son un movimiento radical, en cambio, los Hermanos Musulmanes son un movimiento con mucha experiencia en el trabajo colectivo. Por consiguiente, son mucho más moderados y están igualmente mucho más politizados. Sin embargo, creo que los salafistas podrán volverse tan moderados como los Hermanos Musulmanes. Esto tomará tiempo, pero hay que dejar que las fuerzas laicas empiecen a pesar en el juego político. Pero claro, no se puede tampoco tolerar que los salafistas no paguen por los crímenes que cometieron, hicieron muchas cosas feas y eso debe dar lugar a juicios. Creo que podemos considerar a los salafistas como la extrema derecha de la política egipcia.

–Usted parece creer que el sistema político egipcio tal y como se plasmó hoy es capaz de absorber, de integrar y apaciguar al lado más radical de los salafistas.

–Hay que hacer presión sobre ellos para que se adapten a las reglas de la política y de la democracia. No es aceptable que vehiculen un discurso fanático y de odio. Creo que con presión y mucha pedagogía pueden transformarse.

–El ejército conservó, no obstante, mucho poder: su estatuto lo pone por encima del gobierno, puede vetar leyes y hasta artículos de la Constitución que no le convienen. ¿Cómo se organizarán las relaciones entre el ejército y e el nuevo Parlamento?

–Sin dudas habrá una fuerte pulseada entre ambos sectores. El ejército se quedó con mucho poder, de alguna manera funciona con el estatuto de un Presidente. Pero dentro de algunas semanas tendremos el nuevo Parlamento y ese Parlamento será el primer terreno de lucha después de la revolución. Los parlamentarios tienen margen para tratar de negociar con el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. Pero todo dependerá de las coaliciones dentro del Parlamento y, sobre todo, de lo que hará la mayoría, que hoy está en manos de los islamistas. Hay que ver si quieren o no poner en tela de juicio los privilegios políticos y económicos del ejército.

–Los analistas locales e internacionales no se ponen de acuerdo: algunos argumentan que la revolución egipcia fracasó, que se hizo recuperar por el ejército. Otros, al contrario, alegan que triunfó. ¿Usted cree que ese fenómeno extraordinario que fue la revolución egipcia conserva todas sus posibilidades de ir hasta el final y de transformar al país?

–La dinámica sigue vigente. El ejército hizo todo lo que pudo para contener la revolución, pero ahora entran a jugar muchos otros factores. Están los islamistas, que constituyen un desafío porque, justamente, quieren detener la dinámica revolucionaria, aminorar la velocidad de los cambios. Creo que la cuestión central de la revolución depende de en qué medida la izquierda egipcia es capaz de movilizar a la gente en base a las cuestiones sociales. Ese es el tema principal del país. Aquí hay mucha gente pobre. Para mí, el único medio de que la revolución prosiga radica en que tiene que tomar inmediatamente una dimensión social. La clase obrera también jugará su papel una vez que el control que el régimen anterior ejercía sobre los sindicatos se vaya debilitando. Creo que tendremos sindicatos obreros fuertes. En este contexto podremos hablar de otra fase de la revolución.

–Para usted no hay entonces ninguna duda: un nuevo Egipto ha surgido con este proceso revolucionario.

–Sí, desde luego, pero de todas maneras tomará cierto tiempo que ese nuevo Egipto se plasme por completo, no es una cosa ya adquirida. Tenemos por delante una lucha de varios años. La dinámica de la renovación, del renacimiento, no se ha roto. Las elecciones libres que celebramos y que continuarán en los meses que vienen forman parte del renacimiento de Egipto.