PAGINA 12
Por Gabriel Lerman
La nueva izquierdaJosé NatansonDebate384 páginas
Que el nuevo libro de José Natanson es interesante parece obvio. Que era necesario, que resulta útil, acaso menos evidente pero igualmente cierto. La que no era especialmente directa era su aspiración a sumarse a un nuevo género de libros en boga, en el cual queda bien ubicado, un nicho que bien podría bautizarse como “los politólogos se sueltan el pelo”, y que también puede leerse como un regreso a los libros políticos para el gran público escritos por especialistas.
En primer lugar, la audacia de Natanson y su obra La nueva izquierda consiste en aplicar un recorte de polémica aceptación desde el campo político, que tiene que ver con el uso de la categoría de “izquierda”, en particular “nueva izquierda”, para nombrar un conjunto de gestiones gubernamentales en el cono sur de América. Esto implicaría un desplazamiento o resignificación de sentido de dos conceptos con bastante peso y trayectoria. Si bien las crisis políticas de fines de siglo XX habían relativizado el ordenamiento del espectro entre izquierdas y derechas, en la mayoría de los casos se trata de gobiernos cuyos partidos o fuerzas políticas llegaron al poder mediante caminos que involucraban concepciones, prácticas y discursos de izquierda, con más o menos características nacionales. En verdad, Natanson prefiere ocuparse no tanto de lo que prometían ser, de lo que serían, sino de lo que efectivamente fueron e hicieron. En tal sentido, este libro es pragmático, fáctico. Es una real y concreta constatación de qué ha pasado en el poder con Lula y su partido trotskista más grande del mundo, qué han hecho los históricos líderes del FA de Líber Seregni, qué ha sido de los socialistas y concertacionistas chilenos herederos de Allende y así con Chávez, Evo, Correa, los Kirchner. Es un libro pragmático porque se presenta como un espejo del pragmatismo: refleja lo que han hecho esos hombres y mujeres una vez instalados en el poder. Y, como tal, es un libro especialmente útil, con información, con datos y enunciados jugosos y reveladores.
Si bien la idea de izquierda o nueva izquierda da la sensación de quedar demasiado abarcadora, sí aporta a una pregunta específica: ¿cuáles son las características propias de estos gobiernos surgidos a comienzos del siglo XXI en la región, casi todos como reacción a la crisis del neoliberalismo? ¿Cuáles son las principales decisiones que han tomado y emprendido mediante más o menos fuertes o tímidos procesos de reforma, que han recuperado espacios de soberanía estatal sobre las economías? ¿Por qué la mayoría lo hizo con estilos políticos que no vacilaron en recrear una vieja estirpe de liderazgos latinoamericanos o, como también se ha dicho, bajo la égida de un populismo nacionalista y/o de izquierda?
Como se halla frente a una diversidad de casos, Natanson ofrece capítulos transversales donde sucesivamente repasa la crónica de la llegada al poder de cada uno, el proceso de integración regional, la política económica, la relación con las instituciones, la pobreza y la desigualdad, y un apartado sobre el concepto de izquierda en la posguerra fría. En este último apartado, recurre a Norberto Bobbio para señalar que a los siete gobiernos analizados en este libro les cabe el rótulo de “izquierda” porque le asignan a la lucha contra la desigualdad y la pobreza una prioridad máxima. Pero, además, dado que se trata de un concepto relacional y no estático, son de “izquierda” porque encabezan bloques y liderazgos que, por oposición, alinean del otro lado del espectro, en una bipolaridad extrema, a las fuerzas y líderes que persiguen y defienden exactamente lo contrario.
Mediante la crónica de innumerables paradojas que desmienten o relativizan distintos subtemas, como por ejemplo la coherencia del eje bolivariano (Chávez, Evo, Correa), Natanson brinda una reseña de actos y jalones donde no todo lo que reluce es oro, ni todo es tan blanco y negro. De a poco, el proceso deja ver los grandes temas de la geopolítica y la economía actual, donde Brasil se perfila claramente como una potencia regional y mundial, donde Venezuela hace valer su fortaleza en reservas petroleras, donde países pequeños buscan equilibrar balanzas oprobiosas, y donde los países intermedios intentan beneficiarse de un contexto internacional favorable a las exportaciones de materias primas.
Sin embargo, la crítica al personalismo de Chávez y las referencias constantes a Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos y Chacho Alvarez, muestran en Natanson una búsqueda de equilibrios teóricos y políticos en el afán de preservar la especificad de su “nueva izquierda” y de contener un arco de casos que merecen una colectividad pero que, acaso complejizando cada proceso nacional, se relativice la noción de izquierda. De todas formas, como las opciones han sido pragmáticas, y Natanson las revisa allí donde sus protagonistas las han llevado, seguramente este libro empiece a ocupar un lugar de referencia en la crónica y el análisis de un momento histórico de América latina.
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La nueva izquierdaJosé NatansonDebate384 páginas
Que el nuevo libro de José Natanson es interesante parece obvio. Que era necesario, que resulta útil, acaso menos evidente pero igualmente cierto. La que no era especialmente directa era su aspiración a sumarse a un nuevo género de libros en boga, en el cual queda bien ubicado, un nicho que bien podría bautizarse como “los politólogos se sueltan el pelo”, y que también puede leerse como un regreso a los libros políticos para el gran público escritos por especialistas.
En primer lugar, la audacia de Natanson y su obra La nueva izquierda consiste en aplicar un recorte de polémica aceptación desde el campo político, que tiene que ver con el uso de la categoría de “izquierda”, en particular “nueva izquierda”, para nombrar un conjunto de gestiones gubernamentales en el cono sur de América. Esto implicaría un desplazamiento o resignificación de sentido de dos conceptos con bastante peso y trayectoria. Si bien las crisis políticas de fines de siglo XX habían relativizado el ordenamiento del espectro entre izquierdas y derechas, en la mayoría de los casos se trata de gobiernos cuyos partidos o fuerzas políticas llegaron al poder mediante caminos que involucraban concepciones, prácticas y discursos de izquierda, con más o menos características nacionales. En verdad, Natanson prefiere ocuparse no tanto de lo que prometían ser, de lo que serían, sino de lo que efectivamente fueron e hicieron. En tal sentido, este libro es pragmático, fáctico. Es una real y concreta constatación de qué ha pasado en el poder con Lula y su partido trotskista más grande del mundo, qué han hecho los históricos líderes del FA de Líber Seregni, qué ha sido de los socialistas y concertacionistas chilenos herederos de Allende y así con Chávez, Evo, Correa, los Kirchner. Es un libro pragmático porque se presenta como un espejo del pragmatismo: refleja lo que han hecho esos hombres y mujeres una vez instalados en el poder. Y, como tal, es un libro especialmente útil, con información, con datos y enunciados jugosos y reveladores.
Si bien la idea de izquierda o nueva izquierda da la sensación de quedar demasiado abarcadora, sí aporta a una pregunta específica: ¿cuáles son las características propias de estos gobiernos surgidos a comienzos del siglo XXI en la región, casi todos como reacción a la crisis del neoliberalismo? ¿Cuáles son las principales decisiones que han tomado y emprendido mediante más o menos fuertes o tímidos procesos de reforma, que han recuperado espacios de soberanía estatal sobre las economías? ¿Por qué la mayoría lo hizo con estilos políticos que no vacilaron en recrear una vieja estirpe de liderazgos latinoamericanos o, como también se ha dicho, bajo la égida de un populismo nacionalista y/o de izquierda?
Como se halla frente a una diversidad de casos, Natanson ofrece capítulos transversales donde sucesivamente repasa la crónica de la llegada al poder de cada uno, el proceso de integración regional, la política económica, la relación con las instituciones, la pobreza y la desigualdad, y un apartado sobre el concepto de izquierda en la posguerra fría. En este último apartado, recurre a Norberto Bobbio para señalar que a los siete gobiernos analizados en este libro les cabe el rótulo de “izquierda” porque le asignan a la lucha contra la desigualdad y la pobreza una prioridad máxima. Pero, además, dado que se trata de un concepto relacional y no estático, son de “izquierda” porque encabezan bloques y liderazgos que, por oposición, alinean del otro lado del espectro, en una bipolaridad extrema, a las fuerzas y líderes que persiguen y defienden exactamente lo contrario.
Mediante la crónica de innumerables paradojas que desmienten o relativizan distintos subtemas, como por ejemplo la coherencia del eje bolivariano (Chávez, Evo, Correa), Natanson brinda una reseña de actos y jalones donde no todo lo que reluce es oro, ni todo es tan blanco y negro. De a poco, el proceso deja ver los grandes temas de la geopolítica y la economía actual, donde Brasil se perfila claramente como una potencia regional y mundial, donde Venezuela hace valer su fortaleza en reservas petroleras, donde países pequeños buscan equilibrar balanzas oprobiosas, y donde los países intermedios intentan beneficiarse de un contexto internacional favorable a las exportaciones de materias primas.
Sin embargo, la crítica al personalismo de Chávez y las referencias constantes a Fernando Henrique Cardoso, Ricardo Lagos y Chacho Alvarez, muestran en Natanson una búsqueda de equilibrios teóricos y políticos en el afán de preservar la especificad de su “nueva izquierda” y de contener un arco de casos que merecen una colectividad pero que, acaso complejizando cada proceso nacional, se relativice la noción de izquierda. De todas formas, como las opciones han sido pragmáticas, y Natanson las revisa allí donde sus protagonistas las han llevado, seguramente este libro empiece a ocupar un lugar de referencia en la crónica y el análisis de un momento histórico de América latina.
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