Fallece el príncipe Carlos Hugo de Borbón-Parma, dirigente de los carlistas
SANTIAGO BELAUSTEGUIGOITIA 18/08/2010
España es hoy un poco más pobre tras la muerte de un histórico líder político. El príncipe Carlos Hugo de Borbón-Parma ha fallecido en Barcelona a los 80 años a causa de un cáncer de próstata. Carlos Hugo simbolizó la conversión del carlismo, una formidable fuerza política de derechas que apoyó a Franco en la Guerra Civil, en un movimiento político de izquierdas.
Irene de Holanda obtuvo ayer el divorcio de Carlos Hugo de Borbón Parma
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La mayoría de los carlistas apostaron, gracias al príncipe Carlos Hugo, por romper con los vencedores de la contienda y sumarse a la lucha por una España en democracia. En la Transición, los carlistas fueron de la mano de liberales, socialdemócratas, socialistas, democristianos, comunistas y nacionalistas vascos y catalanes, unidos en un objetivo: el triunfo de la democracia y la destrucción de los últimos rescoldos de la dictadura.
Apuesto, elegante y trabajador, Carlos Hugo fue bastante popular en la España de la Transición, sobre todo en el País Vasco y Navarra, tradicionales feudos de los carlistas, cuya contribución al triunfo de los rebeldes fue decisiva en la Guerra Civil. No en vano los soldados y capitanes carlistas eran grandes guerreros cuya tradición se remontaba a personajes célebres por su valentía y ferocidad como Zumalacárregui y Cabrera, conocido como el Tigre del Maestrazgo. Ambos militares carlistas hacían temblar a media España en el siglo XIX y causaban admiración en muchos europeos que abominaban de la Revolución Francesa y sus frutos.
Carlos Hugo consiguió que todo este movimiento de hombres y mujeres duros e idealistas abandonara sus veleidades tradicionalistas para incorporarse a la democracia. Es cierto que hubo otros carlistas, encabezados por su hermano Sixto, que fueron fieles al tradicionalismo de sus ancestros. Pero fueron una minoría. Y quedaron derrotados para siempre tras los sangrientos sucesos de Montejurra (Navarra), que pusieron de manifiesto el fracaso de los carlistas más tradicionalistas y ultraderechistas.
Sin embargo, el príncipe Carlos Hugo no obtuvo grandes réditos de su audaz jugada. Los electores no premiaron su esfuerzo y el Partido Carlista obtuvo pobres resultados en España en los comicios democráticos. Los carlistas quedaron reducidos, así, a pequeñas esferas de poder en algunas localidades, en especial de Euskadi y Navarra. Muchos votantes fueron escépticos ante el programa de "socialismo autogestionario" que defendían los carlistas de Carlos Hugo. No se creían que los carlistas, que habían ocupado ministerios con Gobiernos de Franco, se hubieran hecho de izquierdas y tuvieran entre sus modelos políticos a la Yugoslavia de Tito.
El príncipe murió rodeado de toda su familia tras recibir los Santos Sacramentos y la bendición apostólica, según informaron fuentes familiares en un comunicado. El pasado 4 de agosto, su familia difundió otro comunicado en el que se afirmaba que el estado de salud de Carlos Hugo no era "bueno" y que estaba "en manos de Dios".
"Lo único que os pido es serenidad y que sigáis adelante con nuestro proyecto de libertades, expresión moderna de nuestros antiguos fueros" afirmaba Carlos Hugo en el comunicado. El príncipe pedía a sus partidarios, a través de ese escrito, que siguieran apoyando a sus hermanas María Teresa, Cecilia y María de las Nieves y a sus hijos Carlos Javier, Jaime, Margarita y Carolina.
Carlos Hugo señaló a Carlos Javier como "futuro jefe" de una dinastía que ha estado en el origen de tres contiendas civiles. Las tres guerras carlistas han pasado a la historia por la multitud de episodios de heroísmo y ferocidad protagonizados por ambos bandos. La audacia y la garra de los carlistas llenó de miedo a muchas personas partidarias de que España se incardinara en el siglo XIX en la Europa más liberal.
Los hijos de Carlos Hugo fueron fruto de su matrimonio con la princesa Irene de Holanda, de la que se divorció en 1981. Son, pues, descendientes de reyes carlistas legendarios como Carlos VII y de una dinastía, la holandesa, que combatió con heroísmo a los invasores nazis en la II Guerra Mundial.
Carlos Hugo nació en París en 1930. Fue el primer hijo varón de don Javier de Borbón-Parma y Braganza. Era descendiente directo por vía paterna, al igual que la Casa Real española, de Felipe V, primer rey Borbón en España. Los Borbones sustituyeron a los Austrias, cuyo último monarca fue Carlos II el Hechizado, un pobre hombre enfermo y sin fuerzas aquejado de mil dolencias por culpa de la salvaje endogamia de su familia.
En 1975, tras la abdicación de su padre, Carlos Hugo se convirtió en cabeza dinástica de la Casa Borbón-Parma. En 1977, fue elegido presidente del Partido Carlista. Abandonó este partido en 1979 tras intentar, sin éxito, conseguir un escaño en las elecciones generales. En 1978, había declarado no tener ninguna pretensión de convertirse en rey de España.
Mañana, jueves, a las 18.00, se celebrará una misa en el tanatorio barcelonés de Sant Gervasi (Carles Ribas, 10) en recuerdo del príncipe y líder político de los carlistas.
Irene de Holanda obtuvo ayer el divorcio de Carlos Hugo de Borbón Parma
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La mayoría de los carlistas apostaron, gracias al príncipe Carlos Hugo, por romper con los vencedores de la contienda y sumarse a la lucha por una España en democracia. En la Transición, los carlistas fueron de la mano de liberales, socialdemócratas, socialistas, democristianos, comunistas y nacionalistas vascos y catalanes, unidos en un objetivo: el triunfo de la democracia y la destrucción de los últimos rescoldos de la dictadura.
Apuesto, elegante y trabajador, Carlos Hugo fue bastante popular en la España de la Transición, sobre todo en el País Vasco y Navarra, tradicionales feudos de los carlistas, cuya contribución al triunfo de los rebeldes fue decisiva en la Guerra Civil. No en vano los soldados y capitanes carlistas eran grandes guerreros cuya tradición se remontaba a personajes célebres por su valentía y ferocidad como Zumalacárregui y Cabrera, conocido como el Tigre del Maestrazgo. Ambos militares carlistas hacían temblar a media España en el siglo XIX y causaban admiración en muchos europeos que abominaban de la Revolución Francesa y sus frutos.
Carlos Hugo consiguió que todo este movimiento de hombres y mujeres duros e idealistas abandonara sus veleidades tradicionalistas para incorporarse a la democracia. Es cierto que hubo otros carlistas, encabezados por su hermano Sixto, que fueron fieles al tradicionalismo de sus ancestros. Pero fueron una minoría. Y quedaron derrotados para siempre tras los sangrientos sucesos de Montejurra (Navarra), que pusieron de manifiesto el fracaso de los carlistas más tradicionalistas y ultraderechistas.
Sin embargo, el príncipe Carlos Hugo no obtuvo grandes réditos de su audaz jugada. Los electores no premiaron su esfuerzo y el Partido Carlista obtuvo pobres resultados en España en los comicios democráticos. Los carlistas quedaron reducidos, así, a pequeñas esferas de poder en algunas localidades, en especial de Euskadi y Navarra. Muchos votantes fueron escépticos ante el programa de "socialismo autogestionario" que defendían los carlistas de Carlos Hugo. No se creían que los carlistas, que habían ocupado ministerios con Gobiernos de Franco, se hubieran hecho de izquierdas y tuvieran entre sus modelos políticos a la Yugoslavia de Tito.
El príncipe murió rodeado de toda su familia tras recibir los Santos Sacramentos y la bendición apostólica, según informaron fuentes familiares en un comunicado. El pasado 4 de agosto, su familia difundió otro comunicado en el que se afirmaba que el estado de salud de Carlos Hugo no era "bueno" y que estaba "en manos de Dios".
"Lo único que os pido es serenidad y que sigáis adelante con nuestro proyecto de libertades, expresión moderna de nuestros antiguos fueros" afirmaba Carlos Hugo en el comunicado. El príncipe pedía a sus partidarios, a través de ese escrito, que siguieran apoyando a sus hermanas María Teresa, Cecilia y María de las Nieves y a sus hijos Carlos Javier, Jaime, Margarita y Carolina.
Carlos Hugo señaló a Carlos Javier como "futuro jefe" de una dinastía que ha estado en el origen de tres contiendas civiles. Las tres guerras carlistas han pasado a la historia por la multitud de episodios de heroísmo y ferocidad protagonizados por ambos bandos. La audacia y la garra de los carlistas llenó de miedo a muchas personas partidarias de que España se incardinara en el siglo XIX en la Europa más liberal.
Los hijos de Carlos Hugo fueron fruto de su matrimonio con la princesa Irene de Holanda, de la que se divorció en 1981. Son, pues, descendientes de reyes carlistas legendarios como Carlos VII y de una dinastía, la holandesa, que combatió con heroísmo a los invasores nazis en la II Guerra Mundial.
Carlos Hugo nació en París en 1930. Fue el primer hijo varón de don Javier de Borbón-Parma y Braganza. Era descendiente directo por vía paterna, al igual que la Casa Real española, de Felipe V, primer rey Borbón en España. Los Borbones sustituyeron a los Austrias, cuyo último monarca fue Carlos II el Hechizado, un pobre hombre enfermo y sin fuerzas aquejado de mil dolencias por culpa de la salvaje endogamia de su familia.
En 1975, tras la abdicación de su padre, Carlos Hugo se convirtió en cabeza dinástica de la Casa Borbón-Parma. En 1977, fue elegido presidente del Partido Carlista. Abandonó este partido en 1979 tras intentar, sin éxito, conseguir un escaño en las elecciones generales. En 1978, había declarado no tener ninguna pretensión de convertirse en rey de España.
Mañana, jueves, a las 18.00, se celebrará una misa en el tanatorio barcelonés de Sant Gervasi (Carles Ribas, 10) en recuerdo del príncipe y líder político de los carlistas.
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