miércoles, 14 de octubre de 2009

Ha muerto el teologo Enrique Miret Magdalena


EL PERIODICO DE CATALUÑA

Muere a los 95 años el teólogo progresista Miret Magdalena
• Era un verdadero referente para el colectivo católico español de izquierdas
• Articulista y escritor prolífico, censuraba el ultraconservadurismo de los obispos

Miret, en el acto de presentación de sus memorias, en abril del 2000. Foto: archivo / EFE
JORDI CASABELLABARCELONA
Enrique Miret Magdalena, el teólogo seglar de cabecera del catolicismo español de izquierdas, falleció ayer en su casa de Madrid a los 95 años. Químico de formación, Miret se convirtió con los años en un experto en Ética, Teología y Sociología de la Religión, disciplinas que llegó a impartir en distintos centros universitarios españoles y extranjeros, al tiempo que se labraba una reputación como prolífico articulista y escritor. Hombre polifacético, ejerció como director general de Protección de Menores del Ministerio de Justicia durante cuatro años tras la llegada de los socialistas al Gobierno en 1982. A mediados de la década de los 90 pasó a presidir la Asociación de Teólogos Juan XXIII, que agrupa a lo más granado de la teología católica progresista española. Desde ese cargo, que abandonó en el 2004 por razones de salud para ser sustituido por Juan José Tamayo, Miret denunció reiteradamente el avance de la ideología ultraconservadora entre el episcopado español, que ha acabado por erigirse en la predominante, y «el proceso de decadencia» en el que se halla sumida la Iglesia española. ASPIRANTE A JESUITA / Originario de Zaragoza, donde nació en 1914, tenía abuelos tarraconenses. Estudió el Bachillerato y se doctoró en Ciencias Químicas en Madrid en los años inmediatos a la guerra civil. Al poco de la sublevación militar protagonizada por Franco, Miret había tratado de ingresar en la Compañía de Jesús, pero el inicio de la contienda se lo impidió, obligándole a refugiarse durante un tiempo en la Embajada de Paraguay en Madrid al figurar en una lista de aspirantes a jesuita.Durante unos años ejerció como químico, pero pronto comenzó a compaginar su profesión con el oficio de escribir en diarios y revistas de información general, incluso en el rotativo francés Le Monde. Durante dos décadas publicó regularmente sus artículos en la revista Triunfo y en los últimos años fue colaborador de EL PERIÓDICO. Había publicado una veintena de libros en los que hizo aflorar sus preocupaciones de orden educativo, cultural, ético y religioso. A comienzos de la presente década presentó sus memorias, a las que puso por título Luces y sombras de una larga vida. En otra de sus últimas obras, Cómo ser mayor sin hacerse viejo, desgranó las claves para mantenerse activo intelectualmente hasta el final de la existencia.

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