jueves, 3 de diciembre de 2009

Izquierda Latinoamericana segun Gilles Bataillon - 2009

CRÍTICA
Entrevista a Gilles Bataillon
“La izquierda latinoamericana se corrió hacia el centro”
El sociólogo francés, experto en procesos revolucionarios de la región, asegura que la guerrilla “ya no existirá como la conocimos”.
“Las izquierdas latinoamericanas se han vuelto socialdemócratas”, “la guerrilla como vía para tomar el poder ya no existirá como la conocimos” y hoy en la región hay un nuevo período marcado por “toda una reflexión sobre la democracia, la libertad y la igualdad”. Esto aseguró el sociólogo francés Gilles Bataillon, profesor de la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, quien visitó Buenos Aires para dar un seminario en el Centro Franco-Argentino sobre las experiencias revolucionarias en la región, tema en el que se especializa. Guerrillas. Las maneras en que las corrientes alternativas pretenden acceder al poder en América Latina pueden ser divididas en dos grandes momentos para Bataillon. En un primer período, “el uso de la violencia era un recurso normal”, tal como señaló el politólogo estadounidense Charles Anderson. “Esta estrategia puede incluir huelgas, pero también acciones armadas de toma de edificios, bloqueos de rutas, asesinatos, hasta que al final se negocia una nueva distribución del poder”, relata el francés y sitúa en ese marco a la Revolución cubana.Hoy, cuando la guerrilla ya no es una alternativa viable de toma del poder, surge el otro momento: “Con el derrumbe del bloque soviético y la pérdida de las elecciones por parte de los sandinistas en el 90, en Nicaragua, esta vía aparece condenada y América Latina se vuelve el teatro de las revoluciones democráticas”, asegura.El Che Guevara. Bataillon dio hace unos años una conferencia que tituló “El Che Guevara, entre Sarmiento y Lenin”, en la que aseguró que la teoría del revolucionario argentino era “un sarmientismo radicalizado” basado en la premisa de que “un pequeño grupo con una fe ciega en su jefe puede mover montañas y un foco extiende la revolución a todo un país”. Para el teórico francés, esto niega la posibilidad de que otros grupos subalternos logren organizarse, reivindiquen otra cultura y puedan ir en contra del sistema. “La idea es que un grupo autoproclamado de libertadores sacará a países de su yugo imperial y los llevará a una sociedad justa y socialista. A mi parecer, es el Facundo modernizado”.Las urnas. Hoy el modelo cubano dejó de ser el ejemplo a imitar para las izquierdas regionales. Por el contrario, dice el sociólogo, la actualidad muestra izquierdas más democráticas y moderadas: “Algo que se ve de manera obvia en Brasil, Uruguay y Chile”, pero que también está “en los experimentos de Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia y Lugo en Paraguay, gobiernos más radicales que acceden al poder por una vía totalmente diferente a la castrista: llegan por las urnas y se consolidan a través de ellas”.Por eso, Bataillon sostiene que la democratización de América Latina genera que los partidos radicales de izquierda se conviertan en socialdemócratas. “Y mucho más que esto”, aseguró en esta entrevista, porque aparece toda una nueva reflexión en la región “sobre la democracia, la libertad y la igualdad”. Como ejemplo, el francés cita la experiencia de Alfonsín en la Argentina, del socialismo en Chile y del Partido de los Trabajadores en Brasil.“Antes la democracia era tildada de oligarca, se la veía como el gobierno de las elites”, afirmó y situó un replanteo claro a fines de los 70 y principios de los 80 cuando la institución del sufragio comienza a ser valorada al modo de lo que Tocqueville denominó “un hecho social total”. Según Bataillon, eso marca “una igualdad social y política de la gente que sabe que tiene derecho a tener derechos”.Y eso se hace evidente, incluso, en la manera en que los movimientos contestatarios sociales plantean sus reclamos: “Se organizan alrededor de la idea de que la democracia debe cumplir sus promesas y que lo puede hacer dentro del marco de los derechos humanos, que también son sociales y no sólo políticos”.

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