La recuperación es lo primero; las reformas, más tarde
ERNESTO EKAIZER 10/02/2010 07:00
John Maynard Keynes tenía una gran simpatía por el presidente Roosevelt. Poco después de sus primeros cien días en la Casa Blanca y en plena Gran Depresión, Roose-velt recibió una carta de Keynes (la primera de ellas se puede encontrar en Breve Tratado de la Reforma Monetaria, Escritos 1910-1944, publicado por la Fundación ICO) con sus reflexiones. La recuperación, venía a decir el economista británico, es lo primero; las reformas, después.
"Usted está embarcado en una doble tarea, la recuperación y la reforma: la recuperación de la depresión y la aprobación de las reformas económicas y sociales que hace tiempo deberían haberse hecho. Por lo que se refiere a la primera, el ritmo y la obtención de rápidos resultados son esenciales. La segunda también puede ser urgente, pero las prisas serían perjudiciales y es más necesario acertar en la fijación de los objetivos a largo plazo que obtener resultados inmediatos. Será aumentando el prestigio de su Administración gracias al éxito de la recuperación a corto plazo como conseguirá el impulso necesario para llevar a cabo la reforma a largo plazo", escribe el 30 de diciembre de 1933.
Según Keynes, "el objetivo de la recuperación es aumentar el producto nacional y el empleo". Recuerda que "en el sistema económico del mundo moderno, se produce principalmente para la venta; y el volumen de producción depende de la cantidad de poder adquisitivo, en comparación con el coste directo de producción, que se espera llegue al mercado". ¿Cuál es el camino? Según Keynes la depresión se caracteriza por el hecho de que ni las familias ni las empresas pueden empujar.
El Gobierno apuesta por un aumento de la demanda vía exportaciones
"Como medida principal en la primera fase de la técnica de recuperación, pongo enorme énfasis en el aumento del poder adquisitivo nacional incrementando el gasto público financiado mediante préstamos y no meramente mediante impuestos Para mí, lo primero es la realización de un gran volumen de gasto público financiado mediante préstamos Lo segundo es el mantenimiento de crédito barato y abundante, especialmente la reducción del tipo de interés a largo plazo".
Los guiones para salir de una crisis pueden ser buenos, malos o regulares, tal como suelen serlo los políticos que intentan aplicarlos. Puede darse el caso de que haya un guión razonable y que los actores encargados de él no sean buenos. O que, incluso, no estén a la altura del guión. Y también puede ocurrir que en la ejecución las debilidades de la interpretación sean transmitidas y percibidas como fallos del guión.
Crisis autóctona
Zapatero reaccionó tardíamente frente a una crisis estructural autóctona agravada por la crisis financiera mundial. España tenía a su favor un superávit fiscal y un endeudamiento público bajo. Hizo menos de lo que debió de haber hecho en materia fiscal para frenar una recesión de balance, que contiene elementos más propios de una depresión que de una caída cíclica. El cataclismo de 4,3 millones de parados ha sido el resultado.
Y para calmar preventivamente a los mercados y a la Comisión Europea, hizo el gambito de la subida de impuestos a fin de reducir el creciente déficit fiscal. Un gambito que no eliminó de un plumazo el estímulo fiscal sino que proyectó su extinción progresiva (la prórro-ga de los 426 euros por otros seis meses anunciada ayer es un ejemplo), lo mismo que la subida del IVA, hasta mediados de 2010, cuando el Gobierno prevé que la recuperación comience a dejarse sentir. Al giro fiscal Zapatero ha unido ahora las reformas de pensiones y mercado laboral, pensadas más a medio y largo plazo.
La consolidación a la baja de los costes laborales favorecerá las ventas al exterior
Si Keynes tenía en la mira la demanda doméstica como palanca, este Gobierno sabe que, después de la orgía de endeudamiento, la demanda de los españoles lo hará a paso de tortuga. Si el estímulo fiscal se extingue y el consumo sigue plano, ¿de dónde vendrá la demanda necesaria? El Gobierno cree que de las exportaciones. Schröder lo hizo después de la unificación alemana. Obama lo quiere para EEUU ahora. Y están, claro, China, que ayer confirmaba su primer lugar en el ránking exportador mundial, e India.
La colosal destrucción de puestos de trabajo provocada por una caída de la actividad en España, menor a la registrada en la eurozona, ya ha provocado aumentos de productividad sin precedentes, reforzados a su vez por la competitividad derivada del fuerte ajuste de precios, y last but not least, una consolidación a la baja de los costes laborales (el acuerdo marco a tres años entre patronal y sindicatos firmado ayer ya lo anticipa) permitiría a medio plazo emular el modelo alemán de potencia exportadora. Claro que se necesitará una recuperación sólida, lo que está lejos de estar confirmado.
¿Y la carta de 1937? Keynes volvió a escribir a Roosevelt precisamente cuando la economía norteamericana experimentó, por una nueva política de reducción del déficit, una recesión dentro de la depresión. Otra vez recomendó el gasto público. Pero fue finalmente la entrada de EEUU en la Segunda Guerra Mundial lo que constituyó el mayor estímulo fiscal que acabó con la Gran Depresión.
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