El socialismo burocrático surgió en su momento como respuesta dialéctica a las cegueras estructurales del capitalismo. Hoy nos en contramos ante las ruinas de un experimento que ha recorrido una senda cruel sembrada de barbaries estalinistas. Mas en vista de los problemas del sigli XXI vuelven a surgir, aunque de forma nueva y distinta, las viejas dudas que antaño provocaron la falsa reacción que fue el socialismo burocrático, la duda de si una civilización en conjunto puede permitir el verse arrastrada por la vorágine de un sistema económico cerrado sobre sí mismo, cuya estabilización depende de que toda información relevante pueda elaborarse en términos de realidad económica. Y, sin embargo, los evidentes costes de esa alternativa estrapitosamente fracasada podrían conducir a soslayar toda una serie de dudas que, para la izquierda, deberían convertirse en palanca y aguijón.
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