sábado, 18 de abril de 2009

Un mundo que ganar, de Geoff Eley

FUTUROS
Celia S. Díaz
Como su título sugiere, la obra de Geoff Eley es ambiciosa. No es sólo el simple recuento de los hechos históricos en los que la izquierda desplegó un papel protagónico, sino es también el análisis de los proyectos que fueron anhelando o construyendo a lo largo de más de un siglo, sus éxitos y sus fracasos.
El autor parte de una aseveración importante: "Mi libro fue un intento de recuperar los ideales, los logros y las historias de la democracia para la izquierda." Y añade: ""En unos momentos en que a los ciudadanos europeos se les pedía que pensaran en la democracia de forma cada vez más limitada y reducida, yo quería relacionar la historia de la democracia con un concepto mucho más amplio y más ambicioso de participación popular (...) quería volver a llevar la historia de las democracias a la historia de la izquierda." Es decir, es una historia no constreñida a la de las ideas socialistas, o comunistas, simplificación a la que se suele recurrir cuando se identifican «izquierdas» con las ideas de tendencia socialista.
La concepción de las «izquierdas» para Eley, es amplia y, a la vez, efectiva. Nos dice que desde que fue fundada la II Internacional hasta los años 30 del pasado siglo, los socialistas y comunistas tuvieron dificultades para ocuparse de problemas que hicieron suyos ciertas tendencias democráticas, por su incapacidad para comprender el mundo social y político desde una visión holística. De ahí que asuntos como la moralidad social, lo perteneciente al universo cultural, cuestiones de género y de religiones, la vida familiar y privada fueran omisiones en sus llamamientos y estrategias y pasaran a ser considerados como propias de las estrategias democráticas, no de las socialistas.
No obstante, el autor considera que aproximadamente durante un siglo, entre las décadas de1860 a 1960, la tradición socialista ejerció una hegemonía duradera sobre la presencia real de la izquierda. Fueron sus partidos los que proporcionaron la columna vertebral de movimientos en favor de la democracia, los que la ensancharon y la defendieron. Los socialistas –nos dice—nunca pudieron alcanzar solos sus objetivos, siempre necesitaron aliados. Pero aunque la izquierda fue siempre mayor que el socialismo, los partidos socialistas continuaron presentes en su núcleo principal.
En esta obra, su autor considera como inseparable en la izquierda tanto sus acciones parlamentarias, electoralistas como las que él denomina "extraparlamentarias". Para Eley las reuniones en comités y partidos son tan importantes como las acciones en las calles. Advierte cómo la democratización ha entrañado movilizaciones populares, "normalmente ha llevado aparejada violencia, al menos bajo la forma de acción directa, polarización, técnicas coactivas y cierta lógica de enfrentamiento". Porque para Eley los movimientos democráticos que enmarca en las izquierdas, rebasan los estrechos marcos de lo que actualmente se denomina democracia y socialismo.
En las décadas de los 70 y los 80 –dice el autor— "el brío combativo de la política democrática popular emigró (...) a nuevos movimientos sociales y ciudadanos notablemente creativos que actuaban más allá de los límites del sistema parlamentario": los movimientos pacifistas, ecologistas, de liberación de la mujer, de igualdad racial, de activismo de los gays y las lesbianas, multiculturales, contra la corrupción, y muchos más. De modo que a finales de los años 90, los partidarios de la izquierda en Europa se encontraban ante un panorama complejo, donde la actividad izquierdista rebasaba el núcleo histórico del socialismo, los partidos socialdemócratas o comunistas carecían de imaginación para dar respuesta a las nuevas circunstancias y muchas veces continuaban existiendo como simples vehículos electorales.
El voluminoso tomo de unas 700 páginas está dividido en cuatro grandes partes: "Socializando la democracia, preparando el futuro", "Guerra y revolución, 1914-1923", "Estabilización y la «guerra de posiciones»", y "Futuro imperfecto". En la primera, veremos las definiciones de pueblo, socialismo, democracia, izquierda; el surgimiento de la clase obrera y los procesos de industrialización, la ascensión de los movimientos obreros. La segunda parte está dedicada a la I Guerra Mundial y la revolución rusa. La tercera, al fenómeno del estalinismo y los movimientos marxistas occidentales, el fascismo, los frentes populares. La cuarta parte será dedicada a los movimientos estudiantiles, feministas, la influencia en la izquierda europea de sucesos en Cuba y América Latina, Gorbachev, el fin del bloque socialista y sus consecuencias.
Es una fabulosa obra que mueve a reflexiones y a romper estrechos marcos conceptuales. Les llama a los fenómenos sociales y políticos de los últimos decenios del pasado siglo por su nombre, y nos explica de las nuevas circunstancias mundiales.
Me despido con una cita de Stuart Hall que Eley utiliza como exergo en sus "Conclusiones", y los invito a buscar este libro:
Gramsci dijo: "Vuelve la cara con violencia hacia las cosas tal como ahora existen". No como te gustarían que fueran, no como piensas que eran hace diez años, no como se escribe sobre ellas en los textos sagrados, sino como son realmente: el terreno contradictorio, pedregoso de la coyuntura actual.

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