Domingo, 27 de febrero de 2000
Intentan «reinventar la política» buscando una alternativa a la socialdemocracia y al liberalismo - Cohn-Bendit quiere que su partido aspire a la Alcaldía parisina
Los ecologistas franceses establecen las bases de la Tercera Izquierda Verde
ASUNCION SERENA. Especial para EL MUNDO
PARIS.- Los Verdes franceses acuñaron ayer un término, «la Tercera Izquierda Verde», con el que se proponen «reinventar la política», abriendo un camino entre la socialdemocracia y el liberalismo.
El encuentro de los dirigentes ecologistas tuvo lugar en París, donde durante un maratón de seis horas estudiaron el principio del camino a recorrer para crear una «ecología política». Fue el pistoletazo de salida de los Estados Generales de la Ecología Política, que durante cerca de 18 meses buscará la forma de redefinir «un proyecto global de sociedad alternativa a la socialdemocracia y al liberalismo», según aseguran Los Verdes, anfitriones de esta asamblea.
Y para ello invitaron a otros actores de la sociedad civil, entre ellos, el fundador de la Confederación de Campesinos y enemigo declarado de la mundialización, José Bové; Isabelle Durant, viceprimera ministra belga; Bruno Rebelle, director de Greenpeace Francia, y Allain Bougrain-Dubourg, presidente de la Liga de Protección de Aves. También estuvo presente la ministra francesa de Medio Ambiente, Dominique Voynet, los diputados y eurodiputados de Los Verdes, como Daniel Cohn-Bendit, y miembros de distintas asociaciones y sindicatos.
Alta velocidad
Para Cohn-Bendit fue la ocasión de defender y buscar adeptos para su propio proyecto, la «Tercera Izquierda Verde», bautizado ya como TGV (Troissième Gauche Verte), quizá jugando con las iniciales del tren de alta velocidad, Train Grand Vitesse, pues a esa velocidad es a la que Daniel Cohn-Bendit se propone llegar al centro del poder. Y es que el antiguo líder de Mayo del 68 quiere que su partido se lance a la conquista de la Alcaldía de París.
El fuerte empujón recibido en las últimas elecciones europeas, celebradas en junio de 1999, ha calentado los motores de los líderes de Los Verdes, quienes, con unos resultados de un 9,6%, dejaban en el camino a los comunistas, demostrando que pueden convertirse en una nueva alternativa al poder, la tercera alternativa.
Una posición que se dice de izquierdas, pero no de cualquier izquierda, sino de la «verdaderamente democrática y radicalmente innovadora», según apunta Cohn-Bendit en el manifiesto que presentó ayer ante los Estados Generales de la Ecología. Un TGV que habla «del capitalismo no sistemáticamente bueno como dicen los neoliberales, ni sistemáticamente malo, como cree la vieja izquierda»; un TGV que tiene el coraje de aceptar que «el Estado no puede todo y, sobre todo, no debe todo»; un TGV que no se niega a dialogar con la derecha o la patronal porque el rechazo sistemático es la postura «más estéril y arcaica»; un TGV que habla de «la democracia de los individuos».
Entre los grandes logros de esta Ecología Política que ha visto la luz en el siglo XX figura, como señala Cohn-Bendit, el haber concienciado sobre «el impacto a largo plazo de las actividades humanas», ya que «hoy y mañana no se oponen porque el mañana comienza hoy».
Abrirse a los parisinos
El eurodiputado verde propuso comenzar por abrirse a los parisinos para que las esperanzas nacidas de las elecciones europeas «no sean recuperadas por Jack Lang». Y es que, el antiguo ministro de Cultura de Mitterrand ha sabido hacerse desear las últimas semanas para finalmente anunciar que él también se presenta como candidato a la Alcaldía de París. Lo que propone Cohn-Bendit es ofrecer otra opción que no se limite al doblete gaullistas-socialistas; que los ciudadanos puedan escapar de esa corriente bialterna para elegir, si así lo desean, un programa diferente, como el que Los Verdes estudian presentar.
No darán la espalda al Partido Socialista con el que establecerían una alianza para la segunda vuelta de las elecciones, pero, como dejó claro Cohn-Bendit, la esperanza de una implantación permanente en el seno de la sociedad francesa no debe ser «recuperada por la inteligencia política, por un Jack Lang, por ejemplo».
Para la primera vuelta serán la fuerza que proponga a los parisinos una auténtica «reforma» en la que estaráincluida la reforma administrativa y la implantación de las 32 horas con el fin de organizar la ciudad bajo «un programa de ecología urbana».
Dos emprendedores
José Bové, cofundador de la Confederación Campesina francesa y agricultor de la llanura del Larzac, se hizo mundialmente famoso por su participación en las manifestaciones de Seattle contra la mundialización. Pero las andanzas de este emprendedor criador de ovejas de 46 años se remotan a 1988, cuando se puso a arar los Campos de Marte, al pie de la Torre Eiffel de París, para protestar por la política agrícola comunitaria.
Daniel Marc Cohn-Bendit pasará a los libros de Historia como Dani el rojo, la mascota de las revueltas estudiantiles de mayo del 68 en París. Después de ser expulsado de Francia y de vivir varios años en Alemania, ahora es eurodiputado y un destacado dirigente ecologista francés. Políglota, idealista, ni verdaderamente francés, ni verdaderamente alemán -sus padres huyeron del nazismo-, este hombre nacido el 4 de abril de 1945 no soporta la indiferencia y se siente atraído por los riesgos. Además es narcisista, algo que él mismo reconoce sin complejos.
EL MUNDO
Sábado, 26 de febrero de 2000
DANIEL COHN-BENDIT
La Revolución Verde de la Tercera Izquierda
ECOLOGIA POLITICA.- Apoyado en el 9,6% de los votos conseguidos en las elecciones europeas, el líder de los Verdes de Francia, Daniel Cohn-Bendit, pretende que la ecología política se inscriba para siempre en el paisaje democrático. Reproducimos un extracto del texto-manifiesto, publicado en el diario francés Libération, que su autor propone hoy en los estados generales de la ecología política, una especie de congreso de los Verdes. Partiendo de la idea de la tercera izquierda que lanzó el analista político Zaki Laidi, el manifiesto debe servir de plataforma al movimiento de la Tercera Izquierda Verde, que debería superar las estructuras políticas existentes para solucionar problemas actuales.
Este texto es una primera reflexión que está en sus comienzos y que tiene la intención de tomarse el tiempo que haga falta para madurar, porque se trata de una reflexión sobre temas esenciales, complejos y novedosos. En mi espíritu, la tercera izquierda es un verdadero espacio de debate en nuestra sociedad, que carece de ellos casi por completo. Estos son, a mi juicio, al menos los cuatro grandes desafíos para la Tercera Izquierda Verde (TGV).
La rehabilitación del largo plazo en política.- a largo plazo de las actividades humanas. En una sociedad del riesgo, en la que la asociación de la ciencia y del mercado aumenta día a día la inseguridad, le corresponderá a la TGV revolucionar este concepto y hacerlo avanzar bajo otras formas.
El principio de precaución tiene que aplicarse al conjunto de sus consecuencias para el hombre y para su vida en sociedad. La lógica de rendimiento de la economía del mercado debe ser reordenada y estructurada por una lógica de la precaución y de la responsabilidad. Rechazamos el principio de la rentabilidad de los mercados como único criterio de eficacia económica y social.
Una visión ternaria de la política.- En una sociedad que fabrica exclusión, todo individuo quiere ser libre y, al tiempo, estar vinculado a los demás. Todo el mundo (o casi) está de acuerdo en reconocer el valor del mercado, su dinamismo y su capacidad de liberar la innovación y, al igual, la necesidad de su regulación. Es nuestra tarea encontrar la manera de controlar el mercado para que siga respondiendo a la diversidad de las necesidades individuales sin producir desigualdades excluyentes. En ámbitos como la cultura, la educación o la sanidad, su papel debe estar claramente limitado e incluso anulado. Hay que encontrar los medios para controlar políticamente la economía, pero también hay que tener el coraje de aceptar el hecho de que el Estado no debe abarcarlo todo.
Es una oportunidad para acercarnos de otra forma a la acción pública: desde una lógica que incluya al conjunto de los actores sociales. Hay que reinventar nuevas formas de movilización social. Seattle no fue más que un comienzo. El espacio público mundial se está revelando como un espacio de referencia para toda nueva injerencia social, ecológica y humanitaria.
Hay que ser capaz de escuchar a hombres y mujeres procedentes de otros horizontes políticos, si de lo que se trata es de poner en marcha acciones concretas y de defender causas como la protección del medioambiente, la urgencia humanitaria, la defensa de los derechos humanos o la esperanza para Europa. Tal flexibilidad no tiene por qué convertirse en un consenso indeterminado. Eso sí, es siempre arriesgada. En ella se pierde la propia pureza ideológica para rozarse con la realidad de la acción y de la eficacia.
Una democracia de personas.- No se puede arrojar al individuo y a sus aspiraciones de libertad a la cloaca de los excesos individualistas. Siempre lucharé contra el control de la sociedad sobre la vida de las personas. Tenemos que trabajar por la existencia de un umbral mínimo, un ingreso social garantizado para reducir la dinámica de la exclusión e imaginar la forma de aumentar la posibilidad de las opciones individuales.
Hay que inventar utensilios institucionales para profundizar la democracia. La democracia es un sistema flexible y tiene que adaptarse a las nuevas condiciones de vida. La Tercera Izquierda Verde debe contribuir a su progreso, a hacer posible una auténtica democracia con autonomía individual, una democracia en la que cada cual tenga el derecho de ser dueño lo máximo posible de su destino.
Una sociedad plural.- Nuestras sociedades son cada vez menos homogéneas. Están segmentadas social y culturalmente. Las aportaciones de los emigrantes convierten a las sociedades europeas en sociedades cada vez más plurales. Hay que terminar con las concepciones universalistas abstractas que ya no se corresponden con el carácter pluralista de nuestras sociedades y que se convierten en productoras de nuevas y profundas desigualdades.
Este universalismo abstracto tiene un corolario: el igualitarismo abstracto. Por igualitarismo abstracto hay que entender el principio de igualdad entre todos los ciudadanos independientemente de sus condiciones de partida. La igualdad sólo tiene sentido en relación con la equidad entre los ciudadanos. Hay que apoyar cultural y socialmente más a los que, de partida, se lanzan a la vida con más dificultades. Sabemos bien que algunos liberales quieren llevar la lógica de la equidad lo más lejos posible para destruir cualquier idea de solidaridad.
Europa, nuevo horizonte político.- Estos cuatro desafíos son indisociables de la construcción europea. Cada país europeo puede alimentarse de la cultura y de la historia de los demás. Para nosotros, Europa es una perspectiva optimista. Es abiertamente una gran oportunidad cultural, el único espacio en el que pueden surgir la regulación del mercado y los controles democráticos que queremos instaurar.
Europa se convierte en el espacio colectivo en el que los ciudadanos comparten los mismos riesgos. Hacemos un llamamiento a la conciencia crítica de todos y cada uno para evitar ver a la razón mercantilista dominar toda forma de vida.
La Tercera Izquierda Verde trabajará en la creación de una Constitución europea que se estructure alrededor de la idea de una carta de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
La responsabilidad específica de los Verdes.- A estos cuatro desafíos se añade un quinto que se dirige específicamente a los Verdes, en vísperas de los estados generales de la ecología política. Se trata del desafío de la apertura democrática. En las próximas convocatorias electorales, comenzando por las municipales, que se van a convertir en un test determinante, veremos si el espacio político que hemos abierto, existe o no como fuerza electoral duradera.
Para caminar en este sentido, nos parecen esenciales dos condiciones. La primera es que aceptemos, e incluso estimulemos, un verdadero debate con los que han apoyado nuestra lista y que, en el futuro, definamos el lugar que les concedemos, incluida la confección de las listas municipales, algo que no hicimos en las europeas. La segunda condición es definir bien nuestra relación con las demás fuerzas políticas, sin renunciar jamás a nuestra autonomía, al tiempo que establecemos las necesarias alianzas. Nosotros estamos por la participación en el ejercicio del poder.
Reconciliar la esperanza colectiva con la esperanza individual.- Estamos ante un imperativo nada fácil: el de no renunciar jamás a comprender el mundo. Puede procurar mucho placer gestar un nuevo espacio político y hacerlo vivir de nuestros debates y de nuestras reflexiones. Para responder a estas expectativas, y también para hacer evolucionar nuestro papel y nuestra condición de hombres y mujeres políticos, tenemos que reconsiderar no sólo el patrimonio teórico de la izquierda, sino también nuestros hábitos y todas nuestras prácticas. La paridad no se decreta sólo por medio de una ley, sino que supone una revolución cultural en la organización de la vida cotidiana. Tenemos que trabajar en la reconciliación de estas dos dimensiones: lo personal y lo público.
Ambas dimensiones deben avanzar y conectarse para que cada individuo goce no sólo de la ventaja de estar vinculado a los demás, sino también de la de actuar sobre su propio destino. Todos los debates colectivos tienen consecuencias individuales y toda persona debe tener el derecho a participar en ellos. La oportunidad que se nos presenta es la de superar este enfrentamiento histórico para que se nos permita conjugar realmente la esperanza colectiva y la esperanza individual.
Nacimiento de una Tercera Izquierda Verde europea.- Europa se está convirtiendo cada vez más en el horizonte de nuestro campo político. El surgimiento de una Tercera Izquierda Verde depende principalmente de su anclaje europeo. La izquierda es políticamente mayoritaria en Europa, pero son las ideas neoliberales las que ejercen su hegemonía cultural en el Viejo Continente. Estimo necesario tomar la iniciativa de crear clubes de reflexión e intervención a nivel europeo para desentrañar nuestro horizonte político y teórico.
Daniel Cohn-Bendit es diputado europeo.
EL MUNDO
Jueves, 27 de abril de 2000
EL DEBATE DE LA IZQUIERDA / LAS PROPUESTAS
...¿Y ahora qué?
El eurodiputado independiente elegido en las listas del PSOE José María Mendiluce y el líder de Mayo del 68 y eurodiputado de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, ofrecen en su libro «Por la tercera izquierda» una batería de propuestas para resolver la crisis de la izquierda. A continuación, extractamos el último capítulo en el que se exponen cinco ideas de futuro: una gran alianza para la reforma democrática, un encuentro plural de los progresistas, una organización flexible, una complicidad cultural y un pensamiento estimulante.
¿Qué hacemos ahora?
¿Cómo convencer a los escépticos?
¿Cómo superar las desconfianzas?
¿Cómo animar al trabajo concreto ante la inmensidad de la tarea?
¿Cómo recuperar a los defraudados?
¿Un nuevo partido?
¿Una organización cívica?
¿Una plataforma electoral?
De momento, una sonrisa por respuesta.
Porque no contestar definitivamente a estas preguntas no es una estrategia deliberada de indefinición oportunista o de posibilismo, es sencillamente tener la convicción de que no tenemos recetas, ni soluciones fáciles.
¿Y por ello debemos callarnos o evitar las preguntas? No. Todo lo contrario. No tener las respuestas no es un inconveniente para la creatividad. Es justamente su estímulo.
Algunos prefieren no mostrar las dudas o las incógnitas. Son síntoma de insustancialidad o superficialidad, dicen. Pero ya sabemos el precio que hemos pagado históricamente por tanto secretario general infalible o tanta verdad incuestionable.
El pensamiento alternativo. El pensamiento de la tercera izquierda debe impulsar otra lógica en la política basada en un doble principio:
Primero. Nuestra sociedad no quiere vivir -ni escuchar- un mensaje de negación: «No» a esto o aquello. Rechazo frontal, parcial o lateral a tal o cual. Construir la tercera izquierda desde la articulación política del «no», es insuficiente y obviamente, negativo.
Aunque es cierto evidentemente, que el rechazo ciudadano a los excesos y a los costes de las posiciones dominantes, es más que justificado y a veces inevitable, por injusto. Pero sólo podremos construir un espacio político desde propuestas positivas que superen los marcos propios de las lógicas partidarias o sectoriales. Política en positivo, para avanzar sumando. El «sí» debe ser nuestra bandera de referencia.
Segundo. Nuestras propuestas deben de explorar lo intermedio. La zona difusa. El espacio por definir. El territorio gris o multicolor. Espero que nadie confunda mis palabras con el «centro» o el «consenso» de mínimos. No. Hablo de que la tercera izquierda debe descubrir si podemos encontrar propuestas políticas que superen las lógicas binarias: Sí o no. A favor o en contra. Tú o yo. Y por qué no, obrero/patrón. Mercado/estado. Nacional/internacional.
No queremos abstenernos cuando la exigencia de situarnos con los unos y los otros, no recoge las respuestas más lúcidas. ¿Eclecticismo?, no. Libertad de pensamiento, sí. Sin vivir del cliché ni del esquema preconcebido. Y empezar, en cada caso, con una mirada abierta y dispuesta a cambiar nuestra idea por otra mejor. Si un problema parece tener sólo dos respuestas, encontremos la tercera.
Una orientación de la política que prefiere el servicio a los ciudadanos y sus problemas, antes que el fortalecimiento corporativo de nuestras estructuras. Hacer política marcando las diferencias artificialmente nos lleva a una cultura política de bipartidismos perfectos o imperfectos. Y yo prefiero la pluralidad.
Algunas pistas de cómo podemos construir la tercera izquierda... Lo que ahora se puede hacer, aunque sea parcial y provisional, señala caminos para avanzar y, de esta manera, construye. Concentremos nuestros esfuerzos en cuatro o cinco ideas que podamos compartir mayoritariamente y materializar juntos. Aunque no todos hagamos lo mismo. Ni estemos de acuerdo en todo. Menos rigideces a priori nos vendrán muy bien para reencontrarnos. Y confiemos un poquito más en aquellos y aquellas que quieran decidir su compromiso con más o menos energías y dedicaciones personales. No estamos para exigir ni fidelidades (¿a qué o a quién?) ni orden organizativo que garantice un hipotético éxito. El copyright de la tercera izquierda es colectivo. Y su gestión está por decidir...
Cinco ideas para el futuro inmediato. 1. Una gran alianza para la reforma democrática, en la que caben muchas energías y propuestas.
2. Unos estados generales de las personas progresistas, para darnos el placer de repensar tantas cosas.
3. Una red flexible y transversal, alejada de las rigideces orgánicas.
4. Unacomplicidad cultural, mediática y económica, que sume.
5. Un pensamiento alternativo, que nos ayude a descubrir que piensa mucha más gente que la que se expresa.
Una gran alianza por la reforma democrática. Y no se trata de inventar tantas cosas. Listas abiertas, mandatos limitados, menos gastos de los partidos, responsabilidades políticas, más referéndums y menos ley d'Hont... ya hemos hablado de ello en «los retos».
Unos estados generales de los ciudadanos y ciudadanas progresistas. A finales del 2000... y después de todos los congresos. Un encuentro plural de todas las personas progresistas para compartir diagnósticos y propuestas sin el imperativo táctico preelectoral. Abierto a todas las corrientes, espacios, asociaciones y expresiones políticas que se reclaman de izquierdas o progresistas.
Que nadie tenga recelos o miedos infundados. No se trata de arañar espacios propios, si es que se puede hablar así cuando se habla de electores o militantes, sino de buscar -preferentemente- los espacios nuevos que hoy se refugian en la abstención activa o pasiva. Y espero que a estas alturas sepamos ya, que ningún proyecto progresista alternativo puede fructificar si no es capaz de sumar a las sensibilidades transformadoras que hoy no se encuadran en o entre las dos formaciones mayoritarias de la izquierda formal.
Para que la tercera izquierda sea útil a todas las izquierdas necesita de su complicidad. Necesitamos unos estados generales de todos los progresistas urgentemente. Nuestras diferencias de fondo pueden ser menores que nuestras diferencias de formas. Pero es cierto que para encontrarnos, algunos deberán reanalizar su historia y sus errores, abandonar lo obsoleto y reconocer, con humildad, que no todo fue glorioso en su historia, o en sus mitos. La izquierda formal no puede aplicarse el refrán de que «no come ni deja comer», encerrados en un proceso lento y traumático de renovaciones (o de ovaciones) a distintas velocidades. Mientras, construyamos lo nuevo entre todos. Y cada uno desde donde le apetezca. Y cuanto quiera o pueda.
Nos vemos en diciembre.
Una organización flexible y transversal. Descentralizada y capilar. Radicalmente horizontal. Con nudos por intereses. Que permita las dobles y triples militancias. Del PSOE y de la tercera izquierda. De IU y de la tercera izquierda. De ninguno de los dos y de la tercera izquierda. Del Bloque y de la tercera izquierda. Activista social o cívico y de la tercera izquierda. O simplemente de la tercera izquierda. ¿Por qué no? El tiempo de las identidades políticas monolíticas, únicas e intransferibles se acabó si queremos sumar y miramos al futuro. Necesitamos una cultura política progresista, que sólo puede ser transversal y transgresora.
Con una estructura tecnológica. De momento, antes un e-mail que una reunión. Y más encuentros informales para redescubrir el placer de pensar juntos. El objetivo es organizar una red que mantenga vivos y dinámicos los principios de la tercera izquierda y que los haga avanzar en la sociedad. Circulación de ideas y propuestas. Con liderazgos por construir. Sabiendo que todo el mundo está muy ocupado y que la pasión política está por generar todavía y en permanencia, será minoritaria. Así que, despacito, pero seduciendo poco a poco. Sin más dirigismos que los que cada cual quiera asumir. Estoy dispuesto a seguir a otros y otras. El liderazgo debe ejercerse a través de valores irrenunciables y compartidos. Y el camino es más interesante que el guía.
Una complicidad cultural, mediática y económica. Sin conexión cultural con la creatividad, la tercera izquierda no tiene futuro. Una tercera izquierda culta (que no elitista) es la garantía de su proyección social. Nuestra capacidad de seducir y ampliar los límites de nuestros proyectos dependerán de nuestras capacidades intelectuales y culturales. Sin movida no hay proyecto progresista.
Los ciudadanos periodistas pueden y deben dar una oportunidad a otras lógicas. Aprovechar las grietas de las estructuras profesionales en los medios es una garantía de oportunidad política. Siempre hay opciones, por pequeñas que sean, pero necesitamos de la complicidad de muchos para utilizar lo descuidado o lo desocupado. Además, no aceptamos que el pensamiento alternativo sea marginal por minoritario. Es emergente. Y su potencial, determinante.
Espero también que muchos empresarios de nuevo tipo y muchas empresas, especialmente de la cultura y de los medios de comunicación, encuentren en la tercera izquierda un espacio sociológico por explorar o por promover para un mercado posible.
Un pensamiento estimulante. Más pensamiento, pero también más sentido del humor y de la provocación. Nuestra tendencia a la tristeza, a la resignación y a la amargura nos aleja de lo positivo, aburre, y nos muestra inaccesibles a muchas sensibilidades que no quieren confundir la conciencia de los problemas con los cilicios autoflagelantes.
Un pensamiento alternativo con nuevos prismas y enfoques. Con otros angulares y con capacidad de relacionar lo común en el escenario de la complejidad social. Y con una sonrisa en los labios.
Un pensamiento cómplice de personas y organizaciones que representan, cada una en su ámbito, la existencia de un espacio alternativo con éxito y reconocimiento social. Personas que, a modo de nueva generación del siglo XXI, se rebelan en su quehacer diario a lo predeterminado. Líderes alternativos que rechazando la marginalidad, intentan -y lo consiguen- crear un espacio que crece en nuestra sociedad.
La tercera izquierda:
Algo así como...
¡Ya era hora!
Jueves, 27 de abril de 2000
EL DEBATE DE LA IZQUIERDA / LAS PROPUESTAS
...¿Y ahora qué?
El eurodiputado independiente elegido en las listas del PSOE José María Mendiluce y el líder de Mayo del 68 y eurodiputado de los Verdes, Daniel Cohn-Bendit, ofrecen en su libro «Por la tercera izquierda» una batería de propuestas para resolver la crisis de la izquierda. A continuación, extractamos el último capítulo en el que se exponen cinco ideas de futuro: una gran alianza para la reforma democrática, un encuentro plural de los progresistas, una organización flexible, una complicidad cultural y un pensamiento estimulante.
¿Qué hacemos ahora?
¿Cómo convencer a los escépticos?
¿Cómo superar las desconfianzas?
¿Cómo animar al trabajo concreto ante la inmensidad de la tarea?
¿Cómo recuperar a los defraudados?
¿Un nuevo partido?
¿Una organización cívica?
¿Una plataforma electoral?
De momento, una sonrisa por respuesta.
Porque no contestar definitivamente a estas preguntas no es una estrategia deliberada de indefinición oportunista o de posibilismo, es sencillamente tener la convicción de que no tenemos recetas, ni soluciones fáciles.
¿Y por ello debemos callarnos o evitar las preguntas? No. Todo lo contrario. No tener las respuestas no es un inconveniente para la creatividad. Es justamente su estímulo.
Algunos prefieren no mostrar las dudas o las incógnitas. Son síntoma de insustancialidad o superficialidad, dicen. Pero ya sabemos el precio que hemos pagado históricamente por tanto secretario general infalible o tanta verdad incuestionable.
El pensamiento alternativo. El pensamiento de la tercera izquierda debe impulsar otra lógica en la política basada en un doble principio:
Primero. Nuestra sociedad no quiere vivir -ni escuchar- un mensaje de negación: «No» a esto o aquello. Rechazo frontal, parcial o lateral a tal o cual. Construir la tercera izquierda desde la articulación política del «no», es insuficiente y obviamente, negativo.
Aunque es cierto evidentemente, que el rechazo ciudadano a los excesos y a los costes de las posiciones dominantes, es más que justificado y a veces inevitable, por injusto. Pero sólo podremos construir un espacio político desde propuestas positivas que superen los marcos propios de las lógicas partidarias o sectoriales. Política en positivo, para avanzar sumando. El «sí» debe ser nuestra bandera de referencia.
Segundo. Nuestras propuestas deben de explorar lo intermedio. La zona difusa. El espacio por definir. El territorio gris o multicolor. Espero que nadie confunda mis palabras con el «centro» o el «consenso» de mínimos. No. Hablo de que la tercera izquierda debe descubrir si podemos encontrar propuestas políticas que superen las lógicas binarias: Sí o no. A favor o en contra. Tú o yo. Y por qué no, obrero/patrón. Mercado/estado. Nacional/internacional.
No queremos abstenernos cuando la exigencia de situarnos con los unos y los otros, no recoge las respuestas más lúcidas. ¿Eclecticismo?, no. Libertad de pensamiento, sí. Sin vivir del cliché ni del esquema preconcebido. Y empezar, en cada caso, con una mirada abierta y dispuesta a cambiar nuestra idea por otra mejor. Si un problema parece tener sólo dos respuestas, encontremos la tercera.
Una orientación de la política que prefiere el servicio a los ciudadanos y sus problemas, antes que el fortalecimiento corporativo de nuestras estructuras. Hacer política marcando las diferencias artificialmente nos lleva a una cultura política de bipartidismos perfectos o imperfectos. Y yo prefiero la pluralidad.
Algunas pistas de cómo podemos construir la tercera izquierda... Lo que ahora se puede hacer, aunque sea parcial y provisional, señala caminos para avanzar y, de esta manera, construye. Concentremos nuestros esfuerzos en cuatro o cinco ideas que podamos compartir mayoritariamente y materializar juntos. Aunque no todos hagamos lo mismo. Ni estemos de acuerdo en todo. Menos rigideces a priori nos vendrán muy bien para reencontrarnos. Y confiemos un poquito más en aquellos y aquellas que quieran decidir su compromiso con más o menos energías y dedicaciones personales. No estamos para exigir ni fidelidades (¿a qué o a quién?) ni orden organizativo que garantice un hipotético éxito. El copyright de la tercera izquierda es colectivo. Y su gestión está por decidir...
Cinco ideas para el futuro inmediato. 1. Una gran alianza para la reforma democrática, en la que caben muchas energías y propuestas.
2. Unos estados generales de las personas progresistas, para darnos el placer de repensar tantas cosas.
3. Una red flexible y transversal, alejada de las rigideces orgánicas.
4. Unacomplicidad cultural, mediática y económica, que sume.
5. Un pensamiento alternativo, que nos ayude a descubrir que piensa mucha más gente que la que se expresa.
Una gran alianza por la reforma democrática. Y no se trata de inventar tantas cosas. Listas abiertas, mandatos limitados, menos gastos de los partidos, responsabilidades políticas, más referéndums y menos ley d'Hont... ya hemos hablado de ello en «los retos».
Unos estados generales de los ciudadanos y ciudadanas progresistas. A finales del 2000... y después de todos los congresos. Un encuentro plural de todas las personas progresistas para compartir diagnósticos y propuestas sin el imperativo táctico preelectoral. Abierto a todas las corrientes, espacios, asociaciones y expresiones políticas que se reclaman de izquierdas o progresistas.
Que nadie tenga recelos o miedos infundados. No se trata de arañar espacios propios, si es que se puede hablar así cuando se habla de electores o militantes, sino de buscar -preferentemente- los espacios nuevos que hoy se refugian en la abstención activa o pasiva. Y espero que a estas alturas sepamos ya, que ningún proyecto progresista alternativo puede fructificar si no es capaz de sumar a las sensibilidades transformadoras que hoy no se encuadran en o entre las dos formaciones mayoritarias de la izquierda formal.
Para que la tercera izquierda sea útil a todas las izquierdas necesita de su complicidad. Necesitamos unos estados generales de todos los progresistas urgentemente. Nuestras diferencias de fondo pueden ser menores que nuestras diferencias de formas. Pero es cierto que para encontrarnos, algunos deberán reanalizar su historia y sus errores, abandonar lo obsoleto y reconocer, con humildad, que no todo fue glorioso en su historia, o en sus mitos. La izquierda formal no puede aplicarse el refrán de que «no come ni deja comer», encerrados en un proceso lento y traumático de renovaciones (o de ovaciones) a distintas velocidades. Mientras, construyamos lo nuevo entre todos. Y cada uno desde donde le apetezca. Y cuanto quiera o pueda.
Nos vemos en diciembre.
Una organización flexible y transversal. Descentralizada y capilar. Radicalmente horizontal. Con nudos por intereses. Que permita las dobles y triples militancias. Del PSOE y de la tercera izquierda. De IU y de la tercera izquierda. De ninguno de los dos y de la tercera izquierda. Del Bloque y de la tercera izquierda. Activista social o cívico y de la tercera izquierda. O simplemente de la tercera izquierda. ¿Por qué no? El tiempo de las identidades políticas monolíticas, únicas e intransferibles se acabó si queremos sumar y miramos al futuro. Necesitamos una cultura política progresista, que sólo puede ser transversal y transgresora.
Con una estructura tecnológica. De momento, antes un e-mail que una reunión. Y más encuentros informales para redescubrir el placer de pensar juntos. El objetivo es organizar una red que mantenga vivos y dinámicos los principios de la tercera izquierda y que los haga avanzar en la sociedad. Circulación de ideas y propuestas. Con liderazgos por construir. Sabiendo que todo el mundo está muy ocupado y que la pasión política está por generar todavía y en permanencia, será minoritaria. Así que, despacito, pero seduciendo poco a poco. Sin más dirigismos que los que cada cual quiera asumir. Estoy dispuesto a seguir a otros y otras. El liderazgo debe ejercerse a través de valores irrenunciables y compartidos. Y el camino es más interesante que el guía.
Una complicidad cultural, mediática y económica. Sin conexión cultural con la creatividad, la tercera izquierda no tiene futuro. Una tercera izquierda culta (que no elitista) es la garantía de su proyección social. Nuestra capacidad de seducir y ampliar los límites de nuestros proyectos dependerán de nuestras capacidades intelectuales y culturales. Sin movida no hay proyecto progresista.
Los ciudadanos periodistas pueden y deben dar una oportunidad a otras lógicas. Aprovechar las grietas de las estructuras profesionales en los medios es una garantía de oportunidad política. Siempre hay opciones, por pequeñas que sean, pero necesitamos de la complicidad de muchos para utilizar lo descuidado o lo desocupado. Además, no aceptamos que el pensamiento alternativo sea marginal por minoritario. Es emergente. Y su potencial, determinante.
Espero también que muchos empresarios de nuevo tipo y muchas empresas, especialmente de la cultura y de los medios de comunicación, encuentren en la tercera izquierda un espacio sociológico por explorar o por promover para un mercado posible.
Un pensamiento estimulante. Más pensamiento, pero también más sentido del humor y de la provocación. Nuestra tendencia a la tristeza, a la resignación y a la amargura nos aleja de lo positivo, aburre, y nos muestra inaccesibles a muchas sensibilidades que no quieren confundir la conciencia de los problemas con los cilicios autoflagelantes.
Un pensamiento alternativo con nuevos prismas y enfoques. Con otros angulares y con capacidad de relacionar lo común en el escenario de la complejidad social. Y con una sonrisa en los labios.
Un pensamiento cómplice de personas y organizaciones que representan, cada una en su ámbito, la existencia de un espacio alternativo con éxito y reconocimiento social. Personas que, a modo de nueva generación del siglo XXI, se rebelan en su quehacer diario a lo predeterminado. Líderes alternativos que rechazando la marginalidad, intentan -y lo consiguen- crear un espacio que crece en nuestra sociedad.
La tercera izquierda:
Algo así como...
¡Ya era hora!
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