lunes, 27 de abril de 2009

Pablo Iglesias, de Gustavo Vidal


El Plural

Entrevista a Gustavo Vidal, autor de un libro sobre la vida y la época del fundador del PSOE y la UGT
"Mientras a los acomodados se les llenaba la boca de patria, Pablo Iglesias defendió a los trabajadores y se opuso a guerras inmorales"
S.COLADO
El escritor y colaborador de El Plural Gustavo Vidal Manzanares acaba de publicar Pablo Iglesias. La vida y la época del fundador del PSOE y la UGT, editado por Nowtilus. Con este libro pretende "acercar la trascendental figura de Pablo Iglesias al mayor número de personas" cominando los "los aspectos sociales e históricos en que se desenvolvió el personaje con su caminar político y los rasgos de su vida íntima".
-¿Qué elementos resaltarías de la personalidad de Iglesias claves para entender su compromiso político y social? A lo largo de estas páginas refiero muchos aspectos de su vida íntima. Pablo Iglesias emerge desde la pobreza extrema, aquella en donde escasean los alimentos y la ropa. De hecho, él a veces hubo de abrigarse con papelotes que cogía de la calle y se colocaba bajo su única y raída chaqueta. Desde esa situación angustiosa se compromete en la lucha por los derechos de los demás para que nadie padezca las situaciones atroces que él sufrió. Su personalidad es dura, tenaz, pero, sobre todo, grandiosamente honrada. A lo largo de su vida fue tentado con sobornos y prebendas que siempre rechazó. Murió sin dinero después de haber sufrido persecución, enfermedad y prisiones por defender los derechos de los desfavorecidos. -¿Qué destacarías del contexto histórico en que tuvo que desenvolverse políticamente Pablo Iglesias? En mi libro me explayo bastante en este aspecto. De hecho, la España que conoció Pablo Iglesias resultaba insufrible para la mayoría de los españoles. Casi un 80% de la población era analfabeta. La riqueza se concentraba en manos de unos pocos, generalmente terratenientes y clero. Estos grupos torpedeaban cualquier intento de modernizar el país o implantar una legislación que trajera igualdad y justicia. Llegó a acuñarse un eufemismo, “la cuestión social”, para referirse a las condiciones atroces que asolaban a gran parte de la población. Miles de personas enfermaban y morían de hambre, frío, falta de asistencia médica o accidentes laborales en jornadas de más de doce horas. Cuando alguien protestaba era reprimido a tiros, espadazos o palizas por la Guardia Civil o el ejército. Por su parte, las clases acomodadas se llenaban la boca de “patria”, “grandeza imperial” y todas esas frasezuelas que conocemos pero, llegado el momento, sus hijos rehuían las armas pagando una exención y eran los más pobres quienes teñían con su sangre los barrizales en guerra. Evidentemente, Pablo Iglesias se opuso a aquellas condiciones infames, así como a las guerras inmorales de Cuba o Marruecos y en ningún momento desvarió con “sacar a España del rincón de las historia” u otras canalladas semejantes. -El nacimiento y desarrollo del socialismo en España ¿contó con elementos diferenciales significativos respecto a nuestros vecinos en Europa? En general, opino que no. Ahora bien, una diferencial de aquellos socialistas españoles de “los tiempos heroicos” era su extracción exclusivamente obrera. En otras naciones podía contarse con intelectuales. En España, salvo Jaime Vera y pocos más, esto no fue posible hasta décadas después de la fundación del PSOE. Lamentablemente, aunque Pablo Iglesias siempre insistió que “en el partido socialista todos caben”, los trabajadores intelectuales, como empleados de banca, por ejemplo, pretendían ignorar que eran tan obreros como un albañil o un carpintero y formaban una extraña legión de hambrientos con el autoengaño de vestir corbata. -¿Crees que la figura de Pablo Iglesias es suficientemente reivindicada por el PSOE? Algunos organismos, como la Fundación Pablo Iglesias realizan una función admirable en este sentido. Pero creo que existe cierto temor a tocar la figura, un deseo de esconderla en el santoral socialista, no vaya a ser que alguien se acuerde de él y nos mancille la imagen. La aprensión, desde luego, no es infundada. Pablo Iglesias fue un hombre de una honradez ejemplar, entregado a los demás, sin el menor rasgo de egoísmo. Por ello, es normal que los “revisionistas de la nada”, la nauseabunda horda de los “prostitutos intelectuales”, rabie y arremeta contra alguien que los enfrenta al espejo de su propia miseria, su individualismo, su bajeza. -Se sobrepuso a una vida dura y se movió entre la clandestinidad, la intelectualidad de la época y la consecución de objetivos concretos para los trabajadores… ¿No puede ser un modelo de referencia para los jóvenes más que otros iconos de la izquierda? Sin duda, gracias a las luchas del PSOE y la UGT de la época, los trabajadores arrancaron conquistas y mejoras. Algunos intelectuales como Unamuno y Pérez Galdós se sintieron muy atraídos por el socialismo. De hecho, Unamuno militó fugazmente en las filas socialistas. especto al ejemplo de Iglesias, si él hubiera sido francés o alemán resultaría universalmente conocido, un icono para jóvenes y no tan jóvenes… pero ya sabemos lo que pasa en nuestro atormentado país. -Y para concluir, ¿te gustaría decir algo a tus lectores? Simplemente que no dejen de conocer la vida y la época de Pablo Iglesias. Mi deseo es que cualquier simpatizante o militante de la izquierda, así como los interesados en nuestra historia, no dejen de asomarse a estas páginas que con tanto cariño he escrito. En este sentido me encuentro a disposición de cualquier lector y gustosamente doy mi mail: gvidalmanzanares@gmail.com para lo que, desde el respeto, quieran comentarme. -->
-¿Qué elementos resaltarías de la personalidad de Iglesias claves para entender su compromiso político y social? A lo largo de estas páginas refiero muchos aspectos de su vida íntima. Pablo Iglesias emerge desde la pobreza extrema, aquella en donde escasean los alimentos y la ropa. De hecho, él a veces hubo de abrigarse con papelotes que cogía de la calle y se colocaba bajo su única y raída chaqueta. Desde esa situación angustiosa se compromete en la lucha por los derechos de los demás para que nadie padezca las situaciones atroces que él sufrió. Su personalidad es dura, tenaz, pero, sobre todo, grandiosamente honrada. A lo largo de su vida fue tentado con sobornos y prebendas que siempre rechazó. Murió sin dinero después de haber sufrido persecución, enfermedad y prisiones por defender los derechos de los desfavorecidos. -¿Qué destacarías del contexto histórico en que tuvo que desenvolverse políticamente Pablo Iglesias? En mi libro me explayo bastante en este aspecto. De hecho, la España que conoció Pablo Iglesias resultaba insufrible para la mayoría de los españoles. Casi un 80% de la población era analfabeta. La riqueza se concentraba en manos de unos pocos, generalmente terratenientes y clero. Estos grupos torpedeaban cualquier intento de modernizar el país o implantar una legislación que trajera igualdad y justicia. Llegó a acuñarse un eufemismo, “la cuestión social”, para referirse a las condiciones atroces que asolaban a gran parte de la población. Miles de personas enfermaban y morían de hambre, frío, falta de asistencia médica o accidentes laborales en jornadas de más de doce horas. Cuando alguien protestaba era reprimido a tiros, espadazos o palizas por la Guardia Civil o el ejército. Por su parte, las clases acomodadas se llenaban la boca de “patria”, “grandeza imperial” y todas esas frasezuelas que conocemos pero, llegado el momento, sus hijos rehuían las armas pagando una exención y eran los más pobres quienes teñían con su sangre los barrizales en guerra. Evidentemente, Pablo Iglesias se opuso a aquellas condiciones infames, así como a las guerras inmorales de Cuba o Marruecos y en ningún momento desvarió con “sacar a España del rincón de las historia” u otras canalladas semejantes. -El nacimiento y desarrollo del socialismo en España ¿contó con elementos diferenciales significativos respecto a nuestros vecinos en Europa? En general, opino que no. Ahora bien, una diferencial de aquellos socialistas españoles de “los tiempos heroicos” era su extracción exclusivamente obrera. En otras naciones podía contarse con intelectuales. En España, salvo Jaime Vera y pocos más, esto no fue posible hasta décadas después de la fundación del PSOE. Lamentablemente, aunque Pablo Iglesias siempre insistió que “en el partido socialista todos caben”, los trabajadores intelectuales, como empleados de banca, por ejemplo, pretendían ignorar que eran tan obreros como un albañil o un carpintero y formaban una extraña legión de hambrientos con el autoengaño de vestir corbata. -¿Crees que la figura de Pablo Iglesias es suficientemente reivindicada por el PSOE? Algunos organismos, como la Fundación Pablo Iglesias realizan una función admirable en este sentido. Pero creo que existe cierto temor a tocar la figura, un deseo de esconderla en el santoral socialista, no vaya a ser que alguien se acuerde de él y nos mancille la imagen. La aprensión, desde luego, no es infundada. Pablo Iglesias fue un hombre de una honradez ejemplar, entregado a los demás, sin el menor rasgo de egoísmo. Por ello, es normal que los “revisionistas de la nada”, la nauseabunda horda de los “prostitutos intelectuales”, rabie y arremeta contra alguien que los enfrenta al espejo de su propia miseria, su individualismo, su bajeza. -Se sobrepuso a una vida dura y se movió entre la clandestinidad, la intelectualidad de la época y la consecución de objetivos concretos para los trabajadores… ¿No puede ser un modelo de referencia para los jóvenes más que otros iconos de la izquierda? Sin duda, gracias a las luchas del PSOE y la UGT de la época, los trabajadores arrancaron conquistas y mejoras. Algunos intelectuales como Unamuno y Pérez Galdós se sintieron muy atraídos por el socialismo. De hecho, Unamuno militó fugazmente en las filas socialistas. especto al ejemplo de Iglesias, si él hubiera sido francés o alemán resultaría universalmente conocido, un icono para jóvenes y no tan jóvenes… pero ya sabemos lo que pasa en nuestro atormentado país. -Y para concluir, ¿te gustaría decir algo a tus lectores? Simplemente que no dejen de conocer la vida y la época de Pablo Iglesias. Mi deseo es que cualquier simpatizante o militante de la izquierda, así como los interesados en nuestra historia, no dejen de asomarse a estas páginas que con tanto cariño he escrito. En este sentido me encuentro a disposición de cualquier lector y gustosamente doy mi mail: gvidalmanzanares@gmail.com para lo que, desde el respeto, quieran comentarme.

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