jueves, 9 de abril de 2009

Pensando en la Izquierda, de Hector Aguilar




FONDO DE CULTURA ECONÓMICA
22 de Mayo de 2008



Libro Pensando en la izquierda
Por Sergio Sarmiento
Sergio Sarmiento (SS): Hay un libro que se presentó ayer, se presentó en la Librería Rosario Castellanos de Fondo de Cultura Económica, es un pequeño libro con una serie de artículos publicados por Héctor Aguilar Camín, usted lo conoce, un intelectual muy reconocido, escritor tanto de novelas como de ensayos, columnista del periódico Milenio.El libro se llama Pensando en la Izquierda, y quiero agradecer a Héctor Aguilar Camín que haya aceptado toma la llamada esta mañana. Héctor, buenos díasHéctor Aguilar Camín (HAC): Buenos días Sergio, al contrario, gracias por la invitaciónSS: Esta es una reflexión sobre la izquierda en nuestro país, compártenos tus reflexiones, ¿por qué es importante tener una izquierda, una izquierda moderna en un país como el nuestro?HAC: Bueno, es importante en todas partes tener una izquierda organizada y moderna porque la verdad es que un ideal histórico, definidor del pensamiento de izquierda es el tema de la desigualdad, el tema de la equidad, el tema de la igualdad de oportunidades y del piso de derechos sociales en que una sociedad debe asentarse.Entonces, como lo normal en una sociedad es lo contrario, es la desigualdad, son los desequilibrios, es importante que haya una tendencia social organizada dedicada no a nivelar las cosas, porque eso es imposible, sino a establecer un piso común de dignidad y de equidad social.Entonces, toda sociedad necesita esto, ¿no?, y toda sociedad tiene su ala izquierda y tiene su organización en búsqueda de una aspiración que es muy genuina, es muy natural en el ser humano, que es la tendencia a ayudar a los que menos pueden o la tendencia a que haya cierto equilibrio, cierta igualdad en las condiciones de vida de los distintos sectores de la sociedad.Guadalupe Juárez (GJ): Héctor, ¿a partir de qué momento se conjunta este libro, del 2006, de lo último que ha ocurrido?HAC: Es interesante, Lupita, mira, en algún momento de agosto de 2007 el PRD iba a hacer su congreso y salió en la prensa que parte de los documentos que iban a discutir ahí incluía uno que decía que el PRD iba a dejar de llamarse un partido de izquierda, y había dos explicaciones para eso:Una, que no es el partido de la izquierda sino el partido de las izquierdas. Y la otra es que querían quitarse un poco el baldón de ser de izquierda y correrse como hacia el centro y ser un partido más incluyente, menos definido.Y a mí me pareció una buena ocasión para pensar en una cosa que está muy desdibujada, y eso es que las corrientes agrupadas en el PRD, que llamamos tribus, que ellos mismos llaman tribus, en realidad representan distintos linajes de la ideología, de las convicciones de izquierda no sólo mexicana sino de la izquierda mundial.Entonces yo traté de hacer como la clasificación de los linajes teóricos, ideológicos, políticos de estas tribus y descubrí y encontré las que están ahí, hay un linaje de la tribu digamos de la izquierda revolucionaria, que es la izquierda que en los 60 y los 70 entró en toda América Latina, quiso hacer la revolución armada.Hay el linaje de la izquierda comunista, que es la que viene propiamente de los partidos comunistas patrocinados, impulsados desde Moscú en la época del socialismo real en la entonces Unión Soviética.Hay la izquierda utópica que es muy pequeñita, pero es muy importante porque es la que reclama efectivamente el ideal clásico, marxista de que el socialismo llegará y el socialismo será la fase superior de la historia.Y finalmente hay la izquierda que es la más potente en México porque se empata con las tradiciones locales y del PRI, que es la izquierda nacionalista, estatista, la revolucionaria, que es lo que conocemos digamos dentro del PRI como la extrema izquierda dentro del PRI.Y esas tribus básicas son las que componen esos linajes básicos son los que están en la base de las tribus perredistas, y de eso se trata el libro, un poco de ir clasificando.Luego añadí otra izquierda nueva que ha venido apareciendo aquí en México, esta izquierda indigenista que es realmente contraria a las tradiciones clásicas de la izquierda, porque es una izquierda particularista, la izquierda e internacionalista y es universalista y el indigenismo es una cosa muy particular.Luego dirigí un artículo a la izquierda intelectual de los pensadores de sus escritores de la izquierda y sus periódicos, sus periodistas.Y luego hice alguna reflexiones sobre temas como la izquierda y la violencia, la izquierda y el progreso, aunque se dice que la izquierda está asociada al progreso y la derecha a la reacción la verdad es que la historia del mundo muestra que cosas que consideramos de derecha han producido progreso y cosas que... si consideramos de izquierda han producido reacción, realmente la conjuntación de los derechos de las gentes.Y después algo sobre la izquierda y el mercado, entonces mi reflexión final en México por desgracia no existe con claridad, la izquierda socialdemócrata.SS: ¿Que sería cuál?HAC: Pues mira, la que ha dado tan buenos rendimientos en la Europa comunitaria, la izquierda que ha podido encontrar una muy buena mezcla, muy creativa, muy bien resuelta institucionalmente entre el mercado y el Estado, un mercado pujante que tiene condiciones efectivas de competencia, de desarrollo, y un Estado muy fuerte que toma un porcentaje muy importante de la riqueza que ese mercado genera y lo vuelve políticas públicas que establecen un piso de derechos sociales muy impresionante y muy sólido.Esa izquierda que ha gobernado exitosamente, que ha tenido los mejores resultados en términos de creación de riqueza, de creación de bienestar y de creación de equidad esa tradición es la que nuestra izquierda no ha recogido ni ha construido en México.SS: Héctor Aguilar Camín, te agradezco que nos hayas permitido pensar un poco a cerca de la izquierdaHAC: Bueno, al contrario, gracias a ustedesGJ: Hasta luego, muy buenos díasSS: Se llama Pensando en la Izquierda, es del Fondo de Cultura Económico, de la Colección Cenzontles, un librito chiquito, pero con muchas ideas con las que vale la pena reflexionar.


LETRAS LIBRES


AGOSTO DE 2008
Pensando en la izquierda, de Héctor Aguilar Camín
por Jesús Silva-Herzog Márquez


Puede decirse que la izquierda nació de uno de los encuentros de la voluntad y la razón. Su impulso inicial parte de la certeza de que la acción puede transformar la historia si hace alianza con la razón. Hija de la modernidad, la izquierda confíó, desde su cuna, en los artificios del ingenio humano, rechazando los alegatos de la costumbre y los cuentos de lo sobrenatural. Lo antiguo dejaba de ser visto como el tesoro a preservar para señalarse como arbitrariedad a demoler. A ojos de la izquierda el futuro no puede ser la eterna repetición de lo que ha sido sino una tierra por conquistar para todos. Ese es el tercer elemento crucial para la formación de la izquierda: la vocación igualitaria. Si algo orienta esa confianza en la razón transformadora es la certeza de que la opresión no es fatalidad, que la desigualdad no es nuestra naturaleza y que hay en el mañana una promesa de fraternidad. La acción política desde la izquierda encuentra sentido en la reducción de las disparidades de poder y de dinero.
Los árboles de la izquierda han crecido de distintas maneras. La razón ha apuntado el dedo a distintas desventuras y ha sugerido igualmente una multitud de recetas. Pero difícilmente llamaríamos de izquierda una persuasión que entiende el sentido de la política como la salvaguarda de un legado, que reza al carisma y que se planta como muro de resistencia frente al futuro amenazante. Y, sin embargo, sucede que la izquierda pueda convertirse en cascarón del conservadurismo. Es el caso de la izquierda mexicana en la que, como ha visto lúcidamente Roger Bartra, “las ideas han ido retrocediendo ante las pasiones”. Es indudable que el artefacto ideológico de la izquierda quedó hecho polvo tras el 89. Era de esperar que esa quiebra provocara una revisión seria del diagnóstico y de los instrumentos. Sin embargo, en muchos sitios, el camino fue el abandono de la razón y el abrazo del sentimentalismo. Ese es, en buena medida, el caso de la izquierda mexicana en los últimos años.
Héctor Aguilar Camín (Chetumal, 1946) ha escrito un librito sobre las distintas familias de la izquierda mexicana en el que desenreda la espesura de tradiciones, vocabularios, instintos e ideales que se reconocen dentro de la sobrepoblada ala izquierda. Un hecho precede la reflexión de Aguilar Camín: la izquierda en México ha dejado de ser expresión política de los márgenes. Ya no es la exótica filiación de unos cuantos profesores en la universidad y rebeldes en la montaña, sino una organización gobernante. La izquierda es gobierno. Desde hace ya más de una década gobierna la ciudad de México, varios estados de la república y tiene una presencia decisiva en el Congreso mexicano. Sin embargo, la izquierda apenas y se reconoce como columna gobernante de la nueva democracia. La reversión de 2006 relanzó al partido de la izquierda mexicana a su prehistoria y ha regresado a discutir cosas que había ya superado.
El historiador resalta diversos clanes que coexisten y riñen dentro del gran partido de la izquierda mexicana. Son la izquierda revolucionaria, la izquierda comunista, la izquierda estatista, la izquierda utópica, la izquierda intelectual y la izquierda indigenista. Una contradicción sobresale en este álbum de familias: si hay grandes intelectuales en la izquierda, hay pobrísimas ideas en la izquierda. Pobrísimas y, sobre todo, viejas. Persiste el vago elogio de la violencia como fecundador de la historia; el repudio de una ley que se ve como artilugio del enemigo; la esperanza de que el Estado sea el provisor de la justicia y el resguardo frente a las amenazas del exterior; la sensiblería de la hermosa comunidad premoderna que hay que proteger frente a la tiranía del universalismo. Todo ello hace del partido de la izquierda mexicana una organización incapaz de oponer ideas al embrujo de una personalidad. Pasmada en su óxido intelectual, la izquierda queda fácilmente al garete de ese aro clerical del carisma.
El capítulo más filoso de esta aguda miniatura es el fragmento sobre la izquierda intelectual. La intelectualidad de izquierda tiene foro y recursos pero ha perdido libertad. Un invisible látigo disciplinario impide el debate abierto, frontal, rudo de las ideas. La izquierda intelectual ha cedido frente a la izquierda sentimental. El periodismo de izquierda, en ese sentido, se ha vuelto periodismo de capilla: cerrado en sus causas, en sus creencias y en sus afectos.
La severidad de los juicios de Aguilar Camín no es rencillosa. Por el contrario, en el ensayista se encuentra el rigor cordial del conversador. El libro tiene el acierto de incorporar la breve polémica que su publicación periodística suscitó, alojando ahí la semilla de un debate. Aguilar Camín no celebra las fallas de un enemigo, lamenta los traspiés de un personaje necesario. El historiador que piensa en la izquierda que tenemos, también piensa en la que hace falta. La quiere moderna, liberal y eficaz. ~

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