Campaña electoral: los socialdemócratas y la cultura
A un mes de las elecciones generales en Alemania, el Partido Socialdemócrata intenta obtener puntos con uno de sus fuertes: la cultura. Sin embargo, hoy ya no es tan fácil como lo era con Willy Brandt.
"En los medios se dice constantemente que no existen diferencias entre los grandes partidos, el SPD [Partido Socialdemócrata Alemán] y la CDU [Unión Democratacristiana]. Eso no es cierto, no son más que habladurías", opina Günter Grass. El afamado autor de bestsellers y Premio Nobel de literatura es un reconocido socialdemócrata, que no hace ningún secreto del color que le mueve.
Más que cualquier otra formación política germana, el SPD acostumbra a rodearse en sus campañas electorales por un halo cultural. Ya desde los años 60 se ha convertido en tradición invitar a escritores y a artistas a que se pronuncien a favor del partido. Sin embargo, en la carrera por la cancillería de este 2009, los socialdemócratas no sólo tienen que campear contra las encuestas y los bajos niveles de popularidad, sino que, además, el mundo de la cultura se resiste a dejarse movilizar.
Un amante de la poesía
Hace años que Günter Grass poseer un carné del Partido Socialdemócrata, lo que no quita que en periodo electoral salga a hacer un poco de campaña en pro de los "compañeros". Estos saben bien que sólo con artistas no se ganan elecciones, pero esperan que la "inspiración cultural" complemente a la política.
En realidad, y pese a la intervención del octogenario Grass, el SPD apuesta por las caras jóvenes: hace poco, el secretario general del partido, Hubertus Heil, propuso catalogar de "importante consejera" a una pedagoga conocida en Alemania como la "súper nanny" porque así se llama el programa de televisión para el que trabaja: un reality show en el que supuestamente se ayuda a los padres a educar a sus hijos.
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: "Mi Alemania", el libro de Frank-Walter Steinmeier.La idea no le trajo a Heil más que comentarios jocosos, pero hay otras personalidades que sí otorgan cierto caché. Al más puro estilo Obama, algunos actores y autores han creado una plataforma en Internet para dar soporte público a las aspiraciones de Frank-Walter Steinmeier, el candidato socialdemócrata al cargo de canciller. En la Red, el dramaturgo germano Moritz Rinke cuenta como Steinmeier lo acercó a su casa en coche oficial después de una fiesta. Desde entonces, "el" Moritz y "el" Frank se tutean. Y la poetisa Julia Franck ha descubierto en el postulante a canciller a todo un amante de la lírica.
"Existen personas a las que los poemas les dicen algo y otras a las que no", comenta Franck, "al señor Steinmeier lo incluí desde el principio entre los primeros y ese fue el motivo por el que un día tuve que regalarle un libro muy gordo cargado de poemas".
Tiempos menos glamorosos
Sin embargo, no a todos los artistas logra embelesar el candidato socialdemócrata. Tanja Dückers también es poetisa y berlinesa, como Franck. El mismo tipo de mujer y creadora y, aún así, escéptica en lo que a Steinmeier se refiere. Publicitar a un partido determinado no va con ella. "Me sorprende, sinceramente, que tantos compañeros renuncien a la privilegiada posición del observador neutral", dice Dückers. "Por medio de la literatura pueden tratarse cuestiones políticas. En realidad, una novela compleja es mucho mejor medio para eso que una campaña electoral. Cabe preguntarse por qué no lo hacen. Los partidos ganan bastante si los artistas les hacen propaganda, pero, ¿qué ganamos los artistas con ser mascotas electorales?", se pregunta la poetisa, y algunos contestarían que el apoyo de Steinmeier a la cultura recibe elogios incluso de quienes mantienen con él las distancias.
Como ministro de Exteriores, Steinmeier ha sido el responsable, por ejemplo, de que la oferta cultural alemana hacia el extranjero ganase peso y de mejorar la situación financiera del Instituto Goethe; incluso ha convocado a lecturas de libros en la sede de su ministerio y en la presentación de su "Plan para Alemania", una especie de proyecto a convertir en hoja de ruta en caso de vencer en los comicios, habló de la formación de una unión entre la política, la economía y la cultura.
Bildunterschrift: Las caras conocidas sirven de complemento a los carteles electorales.
Otra vez ahí la cultura: el tema recurrente en las campañas de los socialdemócratas desde hace décadas. "Todo empezó muy ligado a la persona de Willy Brandt en 1965 y jugó después un papel muy importante en la campaña electoral de 1969, en la que Günter Grass participó de manera prominente. Grass consiguió, por supuesto no solo- muchos otros trabajaron con él para el partido-, que gran parte de los artistas e intelectuales apoyaran al SPD", recuerda el publicista Klaus Harpprecht.
Bradt se convirtió en 1969 en canciller de Alemania. También los socialdemócratas que le sucedieron en el cargo se mostraron afines al mundo cultural: Helmut Schmidt se hizo un nombre como pianista y llegó a tocar en compañía de músicos profesionales; Gerhard Schröder prefirió las artes gráficas y mantuvo estrechas amistades con personajes como los pintores y escultores Markus Lüpertz y Jörg Immendorf, además de crear el puesto de "secretario de Estado para la Cultura y los Medios" y otorgárselo al brillante publicista Michael Neumann.
Hoy, en el SPD los tiempos no se perfilan tan glamorosos como los de aquel entonces: en el equipo electoral de Steinmeier, de la cultura se encarga Barbara Kisseler, una desconocida política berlinesa.
Autor: Cornelia Rabitz/ Luna Bolívar
Editor: Pablo Kummetz
A un mes de las elecciones generales en Alemania, el Partido Socialdemócrata intenta obtener puntos con uno de sus fuertes: la cultura. Sin embargo, hoy ya no es tan fácil como lo era con Willy Brandt.
"En los medios se dice constantemente que no existen diferencias entre los grandes partidos, el SPD [Partido Socialdemócrata Alemán] y la CDU [Unión Democratacristiana]. Eso no es cierto, no son más que habladurías", opina Günter Grass. El afamado autor de bestsellers y Premio Nobel de literatura es un reconocido socialdemócrata, que no hace ningún secreto del color que le mueve.
Más que cualquier otra formación política germana, el SPD acostumbra a rodearse en sus campañas electorales por un halo cultural. Ya desde los años 60 se ha convertido en tradición invitar a escritores y a artistas a que se pronuncien a favor del partido. Sin embargo, en la carrera por la cancillería de este 2009, los socialdemócratas no sólo tienen que campear contra las encuestas y los bajos niveles de popularidad, sino que, además, el mundo de la cultura se resiste a dejarse movilizar.
Un amante de la poesía
Hace años que Günter Grass poseer un carné del Partido Socialdemócrata, lo que no quita que en periodo electoral salga a hacer un poco de campaña en pro de los "compañeros". Estos saben bien que sólo con artistas no se ganan elecciones, pero esperan que la "inspiración cultural" complemente a la política.
En realidad, y pese a la intervención del octogenario Grass, el SPD apuesta por las caras jóvenes: hace poco, el secretario general del partido, Hubertus Heil, propuso catalogar de "importante consejera" a una pedagoga conocida en Alemania como la "súper nanny" porque así se llama el programa de televisión para el que trabaja: un reality show en el que supuestamente se ayuda a los padres a educar a sus hijos.
Bildunterschrift: Großansicht des Bildes mit der Bildunterschrift: "Mi Alemania", el libro de Frank-Walter Steinmeier.La idea no le trajo a Heil más que comentarios jocosos, pero hay otras personalidades que sí otorgan cierto caché. Al más puro estilo Obama, algunos actores y autores han creado una plataforma en Internet para dar soporte público a las aspiraciones de Frank-Walter Steinmeier, el candidato socialdemócrata al cargo de canciller. En la Red, el dramaturgo germano Moritz Rinke cuenta como Steinmeier lo acercó a su casa en coche oficial después de una fiesta. Desde entonces, "el" Moritz y "el" Frank se tutean. Y la poetisa Julia Franck ha descubierto en el postulante a canciller a todo un amante de la lírica.
"Existen personas a las que los poemas les dicen algo y otras a las que no", comenta Franck, "al señor Steinmeier lo incluí desde el principio entre los primeros y ese fue el motivo por el que un día tuve que regalarle un libro muy gordo cargado de poemas".
Tiempos menos glamorosos
Sin embargo, no a todos los artistas logra embelesar el candidato socialdemócrata. Tanja Dückers también es poetisa y berlinesa, como Franck. El mismo tipo de mujer y creadora y, aún así, escéptica en lo que a Steinmeier se refiere. Publicitar a un partido determinado no va con ella. "Me sorprende, sinceramente, que tantos compañeros renuncien a la privilegiada posición del observador neutral", dice Dückers. "Por medio de la literatura pueden tratarse cuestiones políticas. En realidad, una novela compleja es mucho mejor medio para eso que una campaña electoral. Cabe preguntarse por qué no lo hacen. Los partidos ganan bastante si los artistas les hacen propaganda, pero, ¿qué ganamos los artistas con ser mascotas electorales?", se pregunta la poetisa, y algunos contestarían que el apoyo de Steinmeier a la cultura recibe elogios incluso de quienes mantienen con él las distancias.
Como ministro de Exteriores, Steinmeier ha sido el responsable, por ejemplo, de que la oferta cultural alemana hacia el extranjero ganase peso y de mejorar la situación financiera del Instituto Goethe; incluso ha convocado a lecturas de libros en la sede de su ministerio y en la presentación de su "Plan para Alemania", una especie de proyecto a convertir en hoja de ruta en caso de vencer en los comicios, habló de la formación de una unión entre la política, la economía y la cultura.
Bildunterschrift: Las caras conocidas sirven de complemento a los carteles electorales.
Otra vez ahí la cultura: el tema recurrente en las campañas de los socialdemócratas desde hace décadas. "Todo empezó muy ligado a la persona de Willy Brandt en 1965 y jugó después un papel muy importante en la campaña electoral de 1969, en la que Günter Grass participó de manera prominente. Grass consiguió, por supuesto no solo- muchos otros trabajaron con él para el partido-, que gran parte de los artistas e intelectuales apoyaran al SPD", recuerda el publicista Klaus Harpprecht.
Bradt se convirtió en 1969 en canciller de Alemania. También los socialdemócratas que le sucedieron en el cargo se mostraron afines al mundo cultural: Helmut Schmidt se hizo un nombre como pianista y llegó a tocar en compañía de músicos profesionales; Gerhard Schröder prefirió las artes gráficas y mantuvo estrechas amistades con personajes como los pintores y escultores Markus Lüpertz y Jörg Immendorf, además de crear el puesto de "secretario de Estado para la Cultura y los Medios" y otorgárselo al brillante publicista Michael Neumann.
Hoy, en el SPD los tiempos no se perfilan tan glamorosos como los de aquel entonces: en el equipo electoral de Steinmeier, de la cultura se encarga Barbara Kisseler, una desconocida política berlinesa.
Autor: Cornelia Rabitz/ Luna Bolívar
Editor: Pablo Kummetz
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