EL EQUIPO DE TRANSICIÓN DEL NUEVO PRESIDENTE
John Podesta, de fiero defensor de los Clinton a la transición de Obama
ISABEL ESPIÑO
MADRID.- John D. Podesta y su especial sentido del humor son viejos conocidos de la Casa Blanca. El abogado fue el último jefe de gabinete de Bill Clinton, entre octubre de 1998 y enero de 2001. Ahora, prepara la llegada de Barack Obama al despacho oval.
Aunque, al igual que el senador por Illinois, procede de Chicago, lo cierto es que Podesta no tenía relación personal con Obama —de hecho, apoyó a Hillary Clinton en las primarias demócratas—. Según The New York Times, sus lazos con que será el presidente número 44 de EEUU se deben a tres amigos en común: Tom Daschle, ex líder de la mayoría demócrata en el Senado, Rahm Emanuel, también de Illinois y firme candidato a ser el nuevo jefe de gabinete de la Administración Obama, y Pete Rouse, que co-dirigirá el equipo de transición junto a Podesta y la empresaria Valerie Jarret, amiga de Obama.
Pese a no tener amistad con el presidente, su larga experiencia en los pasillos de Washington han hecho de este abogado de 59 años, licenciado en el prestigioso Georgetown University Law Center, el candidato ideal para liderar una transición que ya llevaba semanas preparando.
Podesta —hombre de figura espigada, malhumorado y con ácido ingenio— dio sus primeros pasos en el Capitolio, donde ejerció de asesor de Daschle y consejero en varios comités. El abogado dio el salto al otro extremo de la avenida Pensilvania de la mano de Bill Clinton.
Podesta y Clinton, en 1999. (Foto: AP)
El abogado, de origen greco-italiano, ha sido un fiero defensor de la Administración Clinton. Entre 1993 y 1995, fue asistente del Presidente, secretario de personal y asesor político en diversas disciplinas, desde seguridad de telecomunicaciones hasta información gubernamental. Entre 1997 y 1998, volvió a ser asistente del Presidente, así como segundo jefe de personal.
En 1998, era nombrado jefe de gabinete. Se convertía en los 'ojos y oídos' del presidente en un momento en que la Administración estaba golpeada por el 'caso Lewinsky', en el que el propio Podesta tuvo que testificar.
Actualmente, Podesta es un habitual de los programas de noticias dominicales y preside el Center for American Progress (CAP), un grupo de investigación fundado en 2003 por antiguos miembros de la Administración Clinton para dar la réplica a algunos grupos conservadores.
Su nombre suena ahora en las quinielas de la Administración Obama —se dice que podría ser el nuevo secretario de Energía— pero el abogado ya lo ha descartado. Así lo advirtió este miércoles en una nota interna, citada por The Huffington Post: "Me honra que me hayan pedido que ayude a organizar la transición del presidente electo a un nuevo gobierno. Para este propósito, me tomaré un tiempo de ausencia [del Center for American Progress] durante el periodo de transición. Como he advertido al Senador Obama y a los dirigentes del CAP y el CAPAF [Center for American Progress Action Fund], no me uniré a la nueva Administración y volveré a American Progress cuando finalice la administración".
En todo caso, soluciones no le faltan. Sus recetas para 'salvar el país' veían la luz hace sólo unos meses en el libro 'The Power of Progress', una fiera crítica a la Administración Bush y, como el subtítulo del libro aclara, un análisis de 'cómo los progresistas pueden, una vez más, salvar nuestra economía, nuestro clima y nuestro país'.
John Podesta, de fiero defensor de los Clinton a la transición de Obama
ISABEL ESPIÑO
MADRID.- John D. Podesta y su especial sentido del humor son viejos conocidos de la Casa Blanca. El abogado fue el último jefe de gabinete de Bill Clinton, entre octubre de 1998 y enero de 2001. Ahora, prepara la llegada de Barack Obama al despacho oval.
Aunque, al igual que el senador por Illinois, procede de Chicago, lo cierto es que Podesta no tenía relación personal con Obama —de hecho, apoyó a Hillary Clinton en las primarias demócratas—. Según The New York Times, sus lazos con que será el presidente número 44 de EEUU se deben a tres amigos en común: Tom Daschle, ex líder de la mayoría demócrata en el Senado, Rahm Emanuel, también de Illinois y firme candidato a ser el nuevo jefe de gabinete de la Administración Obama, y Pete Rouse, que co-dirigirá el equipo de transición junto a Podesta y la empresaria Valerie Jarret, amiga de Obama.
Pese a no tener amistad con el presidente, su larga experiencia en los pasillos de Washington han hecho de este abogado de 59 años, licenciado en el prestigioso Georgetown University Law Center, el candidato ideal para liderar una transición que ya llevaba semanas preparando.
Podesta —hombre de figura espigada, malhumorado y con ácido ingenio— dio sus primeros pasos en el Capitolio, donde ejerció de asesor de Daschle y consejero en varios comités. El abogado dio el salto al otro extremo de la avenida Pensilvania de la mano de Bill Clinton.
Podesta y Clinton, en 1999. (Foto: AP)
El abogado, de origen greco-italiano, ha sido un fiero defensor de la Administración Clinton. Entre 1993 y 1995, fue asistente del Presidente, secretario de personal y asesor político en diversas disciplinas, desde seguridad de telecomunicaciones hasta información gubernamental. Entre 1997 y 1998, volvió a ser asistente del Presidente, así como segundo jefe de personal.
En 1998, era nombrado jefe de gabinete. Se convertía en los 'ojos y oídos' del presidente en un momento en que la Administración estaba golpeada por el 'caso Lewinsky', en el que el propio Podesta tuvo que testificar.
Actualmente, Podesta es un habitual de los programas de noticias dominicales y preside el Center for American Progress (CAP), un grupo de investigación fundado en 2003 por antiguos miembros de la Administración Clinton para dar la réplica a algunos grupos conservadores.
Su nombre suena ahora en las quinielas de la Administración Obama —se dice que podría ser el nuevo secretario de Energía— pero el abogado ya lo ha descartado. Así lo advirtió este miércoles en una nota interna, citada por The Huffington Post: "Me honra que me hayan pedido que ayude a organizar la transición del presidente electo a un nuevo gobierno. Para este propósito, me tomaré un tiempo de ausencia [del Center for American Progress] durante el periodo de transición. Como he advertido al Senador Obama y a los dirigentes del CAP y el CAPAF [Center for American Progress Action Fund], no me uniré a la nueva Administración y volveré a American Progress cuando finalice la administración".
En todo caso, soluciones no le faltan. Sus recetas para 'salvar el país' veían la luz hace sólo unos meses en el libro 'The Power of Progress', una fiera crítica a la Administración Bush y, como el subtítulo del libro aclara, un análisis de 'cómo los progresistas pueden, una vez más, salvar nuestra economía, nuestro clima y nuestro país'.
No hay comentarios:
Publicar un comentario