Robert Taylor: Suecia y el futuro de la izquierda europea
Publicado por Raimon Obiols 8 Enero, 2010
Me ha gustado este artículo, publicado en Social Europe Journal, el 17/11/2009:
Los socialdemócratas suecos han sido el partido de izquierda que más ha logrado en el último siglo, no sólo por la duración de sus años en el gobierno, sino también por su ideología y sus programas. En su conferencia de este otoño en Estocolmo la dirección del partido acordó unas nuevas «directrices políticas» para el futuro de cara a la preparación de las elecciones generales del próximo septiembre de 2010. Los socialdemócratas y sus aliados de la izquierda – los Verdes y el Partido de Izquierda – no están seguros de la victoria. Su derrota electoral en 2006 fue un choque, en un momento en que la economía sueca estaba en auge, con superávits en el comercio exterior y en los presupuestos y un desempleo relativamente bajo. Ahora Suecia, con un gobierno de centro-derecha, está sufriendo un paro elevado y un enorme déficit, pero en las encuestas los socialdemócratas en el llamado bloque de izquierda sólo están empatando con la coalición gobernante.
Lo que pase con el partido sueco en las urnas, el próximo otoño, dará indicaciones para afrontar los problemas más amplios de la izquierda europea. Esta es la razón por la que su reciente conferencia es de una importancia crucial. Los socialdemócratas hicieron del empleo el tema de sus deliberaciones. El pleno empleo fue el lema de la Conferencia. Esto estaba en consonancia con los puntos fuertes tradicionales del partido que han tenido tanto éxito desde la década de 1930. Como su líder Mona Sahlin explicó en su discurso: “No importa como lo expresemos, nosotros los socialdemócratas hemos tenido siempre nuestras raíces en esto: en primer lugar el trabajo y el pleno empleo. El trabajo ha constituido nuestro punto de partida, nuestros medios y nuestra meta”. Sahlin continuó: diciendo:
“Hemos elegido construir el país sobre la base de trabajo. Los hijos e hijas del trabajo: este es nuestro movimiento. Hemos querido trabajar – por un salario, para ganar la vida, para la comunidad y por nuestro propio desarrollo, para participar en la construcción de la comunidad, para nuestros hijos y su futuro. Hemos creído en el trabajo como soporte de la economía del país, del bienestar como base para el sentido de solidaridad que queremos que caracterice Suecia”.
Es importante destacar que Sahlin y sus compañeros han vinculado el objetivo prioritario del pleno empleo a todos los otros temas programáticos de la agenda política de Suecia. El trabajo proporciona la fuerza motriz que aporta una unidad y una coherencia en el resto del nuevo programa del partido. No es un añadido, o un elemento más en una lista de compras de demandas desconectadas. En insistir sobre este tema vertebrador de la primacía del trabajo, los socialdemócratas pueden apoyarse en las fuerzas que les han dado tanta credibilidad en la mayor parte del último siglo. El modelo sueco que construyeron desde la década de 1930 tenía sus fundamentos en un Estado democrático ilustrado y pragmático que trataba de reducir el paro en mínimos, a través de gestión de la demanda, y también a través de una amplia política activa del mercado laboral, de la formación, la relocalización del trabajo y un generoso régimen de prestaciones sociales basado en un sistema impositivo elevado y progresivo.
Pero las nuevas “orientaciones políticas” del partido no pierden de vista sus valores fundamentales. Estos siguen siendo tan importantes en el mundo de hoy como en cualquier otro momento de su historia. Suecia es una economía de mercado abierta con una perspectiva internacionalista. Ha acogido de buen grado la globalización. Los socialdemócratas creen en el libre comercio y en las políticas fiscales “responsables”. Pero no han perdido de vista la necesidad de basar los objetivos de su política en unos principios éticos profundamente arraigados, en unos momentos en los que tantos partidos de izquierda en Europa se han rendido al capitalismo neoliberal, o se han girado hacia los “spins” y las empresas privadas para su salvación política. Los socialdemócratas suecos no son puristas. Siempre han conformado sus programas tratando de adecuarse a las tendencias más amplias de la sociedad y de la economía en general, pero tratando también de adecuarlas en su provecho electoral. En el pasado, el partido fijó la agenda política de Suecia. La socialdemocracia marcaba el camino. La confianza en sí mismo del partido, el pragmatismo idealista y la competencia administrativa dieron como resultado un éxito notable. Pero ahora se trata de una verdadera lucha por mantener la iniciativa en una sociedad que se ha vuelto más desigual, más fragmentada e individualista. Pero como señala la declaración política de la Conferencia del partido de este otoño: “los clásicos valores socialdemócratas de libertad, igualdad y solidaridad son el punto de partida del partido en su propósito de renacimiento”. Los párrafos iniciales muestran que el partido no ha perdido nada de su capacidad para poner su programa concreto de gobierno en un marco ideológico más amplio:
“Los socialdemócratas llevamos con nosotros un sueño de libertad. Queremos que todos tengan la libertad de moldear el curso de su propia vida y de perseguir sus sueños. Todo el mundo debe poder seguir sus anhelos más profundos respetando las opciones tomadas por los demás. Una política de redistribución equitativa, de bienestar para todos y de menores divisiones sociales puede facilitar la seguridad que permite que la libertad individual pueda crecer. Es por ello que nuestro sueño socialdemócrata de libertad es también un sueño de igualdad. “
“La libertad y la igualdad que se implican mutuamente, y este vínculo se hace cada vez más evidente en nuestra comunidad global.”
El núcleo del enfoque de la socialdemocracia sueca ante el mundo moderno se manifiesta en un párrafo especialmente importante del documento de la Conferencia. Habla por sí mismo:
“Cuando sucede lo inesperado en la vida – un niño que se ve en dificultades en el aprendizaje, usted que está quemado por el estrés, una dificultad en la empresa o un familiar de edad avanzada que ya no se puede valerse por sí mismo – es entonces cuando se ve la importancia que tiene el estado del bienestar. Cuando nos ayudamos unos a otros a compartir nuestros riesgos, entonces aumenta nuestra seguridad individual. La seguridad tiene un valor enorme en términos de libertad. Si el estado del bienestar mantiene una alta calidad, se ejecutará sobre la base de las necesidades y siempre en condiciones de igualdad para todos independientemente de su origen, entonces reparte los riesgos, las oportunidades y la seguridad a lo largo de toda la duración de la vida, así como entre se generaciones. El hecho de que el modelo sueco se base en este hecho no es un accidente. Este es el modelo que mejor se las arregla para proporcionar una mayor libertad para el individuo a través de una alta movilidad social y amplias oportunidades para alcanzar las metas de la vida a través de su propia elección y sin precondiciones previas. Por esta razón, nosotros, los socialdemócratas siempre defenderemos. “
La izquierda europea – si trata de renovarse a sí misma – debería mirar la socialdemocracia sueca de nuevo como un elemento de esperanza e inspiración. No es exagerado sugerir que las elecciones generales suecas del próximo otoño serán de importancia crucial para todos los que queremos ver el retorno de un proyecto progresista, pragmático e ilustrado en Europa, basado en los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
Publicado por Raimon Obiols 8 Enero, 2010
Me ha gustado este artículo, publicado en Social Europe Journal, el 17/11/2009:
Los socialdemócratas suecos han sido el partido de izquierda que más ha logrado en el último siglo, no sólo por la duración de sus años en el gobierno, sino también por su ideología y sus programas. En su conferencia de este otoño en Estocolmo la dirección del partido acordó unas nuevas «directrices políticas» para el futuro de cara a la preparación de las elecciones generales del próximo septiembre de 2010. Los socialdemócratas y sus aliados de la izquierda – los Verdes y el Partido de Izquierda – no están seguros de la victoria. Su derrota electoral en 2006 fue un choque, en un momento en que la economía sueca estaba en auge, con superávits en el comercio exterior y en los presupuestos y un desempleo relativamente bajo. Ahora Suecia, con un gobierno de centro-derecha, está sufriendo un paro elevado y un enorme déficit, pero en las encuestas los socialdemócratas en el llamado bloque de izquierda sólo están empatando con la coalición gobernante.
Lo que pase con el partido sueco en las urnas, el próximo otoño, dará indicaciones para afrontar los problemas más amplios de la izquierda europea. Esta es la razón por la que su reciente conferencia es de una importancia crucial. Los socialdemócratas hicieron del empleo el tema de sus deliberaciones. El pleno empleo fue el lema de la Conferencia. Esto estaba en consonancia con los puntos fuertes tradicionales del partido que han tenido tanto éxito desde la década de 1930. Como su líder Mona Sahlin explicó en su discurso: “No importa como lo expresemos, nosotros los socialdemócratas hemos tenido siempre nuestras raíces en esto: en primer lugar el trabajo y el pleno empleo. El trabajo ha constituido nuestro punto de partida, nuestros medios y nuestra meta”. Sahlin continuó: diciendo:
“Hemos elegido construir el país sobre la base de trabajo. Los hijos e hijas del trabajo: este es nuestro movimiento. Hemos querido trabajar – por un salario, para ganar la vida, para la comunidad y por nuestro propio desarrollo, para participar en la construcción de la comunidad, para nuestros hijos y su futuro. Hemos creído en el trabajo como soporte de la economía del país, del bienestar como base para el sentido de solidaridad que queremos que caracterice Suecia”.
Es importante destacar que Sahlin y sus compañeros han vinculado el objetivo prioritario del pleno empleo a todos los otros temas programáticos de la agenda política de Suecia. El trabajo proporciona la fuerza motriz que aporta una unidad y una coherencia en el resto del nuevo programa del partido. No es un añadido, o un elemento más en una lista de compras de demandas desconectadas. En insistir sobre este tema vertebrador de la primacía del trabajo, los socialdemócratas pueden apoyarse en las fuerzas que les han dado tanta credibilidad en la mayor parte del último siglo. El modelo sueco que construyeron desde la década de 1930 tenía sus fundamentos en un Estado democrático ilustrado y pragmático que trataba de reducir el paro en mínimos, a través de gestión de la demanda, y también a través de una amplia política activa del mercado laboral, de la formación, la relocalización del trabajo y un generoso régimen de prestaciones sociales basado en un sistema impositivo elevado y progresivo.
Pero las nuevas “orientaciones políticas” del partido no pierden de vista sus valores fundamentales. Estos siguen siendo tan importantes en el mundo de hoy como en cualquier otro momento de su historia. Suecia es una economía de mercado abierta con una perspectiva internacionalista. Ha acogido de buen grado la globalización. Los socialdemócratas creen en el libre comercio y en las políticas fiscales “responsables”. Pero no han perdido de vista la necesidad de basar los objetivos de su política en unos principios éticos profundamente arraigados, en unos momentos en los que tantos partidos de izquierda en Europa se han rendido al capitalismo neoliberal, o se han girado hacia los “spins” y las empresas privadas para su salvación política. Los socialdemócratas suecos no son puristas. Siempre han conformado sus programas tratando de adecuarse a las tendencias más amplias de la sociedad y de la economía en general, pero tratando también de adecuarlas en su provecho electoral. En el pasado, el partido fijó la agenda política de Suecia. La socialdemocracia marcaba el camino. La confianza en sí mismo del partido, el pragmatismo idealista y la competencia administrativa dieron como resultado un éxito notable. Pero ahora se trata de una verdadera lucha por mantener la iniciativa en una sociedad que se ha vuelto más desigual, más fragmentada e individualista. Pero como señala la declaración política de la Conferencia del partido de este otoño: “los clásicos valores socialdemócratas de libertad, igualdad y solidaridad son el punto de partida del partido en su propósito de renacimiento”. Los párrafos iniciales muestran que el partido no ha perdido nada de su capacidad para poner su programa concreto de gobierno en un marco ideológico más amplio:
“Los socialdemócratas llevamos con nosotros un sueño de libertad. Queremos que todos tengan la libertad de moldear el curso de su propia vida y de perseguir sus sueños. Todo el mundo debe poder seguir sus anhelos más profundos respetando las opciones tomadas por los demás. Una política de redistribución equitativa, de bienestar para todos y de menores divisiones sociales puede facilitar la seguridad que permite que la libertad individual pueda crecer. Es por ello que nuestro sueño socialdemócrata de libertad es también un sueño de igualdad. “
“La libertad y la igualdad que se implican mutuamente, y este vínculo se hace cada vez más evidente en nuestra comunidad global.”
El núcleo del enfoque de la socialdemocracia sueca ante el mundo moderno se manifiesta en un párrafo especialmente importante del documento de la Conferencia. Habla por sí mismo:
“Cuando sucede lo inesperado en la vida – un niño que se ve en dificultades en el aprendizaje, usted que está quemado por el estrés, una dificultad en la empresa o un familiar de edad avanzada que ya no se puede valerse por sí mismo – es entonces cuando se ve la importancia que tiene el estado del bienestar. Cuando nos ayudamos unos a otros a compartir nuestros riesgos, entonces aumenta nuestra seguridad individual. La seguridad tiene un valor enorme en términos de libertad. Si el estado del bienestar mantiene una alta calidad, se ejecutará sobre la base de las necesidades y siempre en condiciones de igualdad para todos independientemente de su origen, entonces reparte los riesgos, las oportunidades y la seguridad a lo largo de toda la duración de la vida, así como entre se generaciones. El hecho de que el modelo sueco se base en este hecho no es un accidente. Este es el modelo que mejor se las arregla para proporcionar una mayor libertad para el individuo a través de una alta movilidad social y amplias oportunidades para alcanzar las metas de la vida a través de su propia elección y sin precondiciones previas. Por esta razón, nosotros, los socialdemócratas siempre defenderemos. “
La izquierda europea – si trata de renovarse a sí misma – debería mirar la socialdemocracia sueca de nuevo como un elemento de esperanza e inspiración. No es exagerado sugerir que las elecciones generales suecas del próximo otoño serán de importancia crucial para todos los que queremos ver el retorno de un proyecto progresista, pragmático e ilustrado en Europa, basado en los principios de libertad, igualdad y fraternidad.
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