EL PAÍS
El PSOE subraya que su triunfo en 1982 consolidó la democracia
Guerra destaca el regreso al Gobierno de los vencidos en la contienda del 36
LUIS R. AIZPEOLEA - Madrid - 29/10/2007
El 28 de octubre de 1982 no llegó sólo la victoria de un partido. También significó el triunfo de la libertad, porque el PSOE no es una formación cualquiera. Fue uno de los partidos vencidos por el golpe de estado de Franco y la Guerra Civil (1936-39).
Guerra: "Mi primo me ha dicho que el PP no va a ganar las elecciones" González destaca las reformas sociales de Zapatero pero obvia los nuevos estatutos
Con esta reflexión, Alfonso Guerra, vicepresidente del primer Gobierno socialista tras la dictadura, valoró la trascendencia de la victoria socialista en su 25 aniversario. Para él significó la consolidación de la libertad en España, con el regreso al Gobierno, por la vía de las urnas, de quienes habían sido desposeídos por un golpe de Estado seguido de una guerra civil y una dictadura de casi 40 años.
La emoción que ayer transmitió Alfonso Guerra la compartían los centenares de personas que abarrotaron la sede socialista madrileña de la calle Ferraz. La afluencia sorprendió a los organizadores, de modo que muchas personas tuvieron que volverse a casa ante la escasez del aforo. La mayoría eran militantes y simpatizantes socialistas que hace 25 años participaron en aquel evento, ya hoy con la conciencia clara de que hicieron historia, como manifestaban con profusión de anécdotas sobre aquella jornada del 28-0.
Había un contraste entre los simpatizantes asistentes, en su mayoría veteranos, y los dirigentes, entre los que predominaba la nueva generación, con la excepción de Guerra y Manuel Chaves, actual presidente del PSOE, que oficiaron de maestros de ceremonias, y otros clásicos, como Alfredo Pérez Rubalcaba, Álvaro Cuesta o Matilde Fernández.
Alfonso Guerra explicó que la exposición 25 años, el triunfo del cambio, que ayer inauguró la Fundación Pablo Iglesias, que preside el ex vicepresidente, y que se prolongará hasta el 1 de diciembre, consta de tres partes: la salida de la dictadura; la campaña electoral y la victoria socialista de 1982 y sus consecuencias. En sus fotografías y cuatro vídeos están los momentos más relevantes de cada etapa: el intento de golpe de Estado de Tejero del 23-F de 1981, con su imagen en el Congreso; la imagen de Felipe González y Alfonso Guerra en el Hotel Palace la noche del 28-0 de 1982, y Felipe González firmando la entrada a España en la UE, en el Palacio Real y ante el Rey, en junio de 1985.
Alfonso Guerra reconoció el papel protagonista del antes muy denostado y hoy muy reconocido Adolfo Suárez -"venía de otro sitio", dijo, en alusión a su origen azul- en el desmontaje de la dictadura franquista. Pero 25 años después sigue sorprendiéndose de la rotunda victoria del PSOE el 28-O -202 diputados sobre 350-"cuando tan sólo cinco años antes aún estaba en la clandestinidad".
Guerra se detuvo en la segunda etapa, la de la victoria, y reconoció, 25 años después, cómo el PSOE no sólo cosechó el voto de la izquierda. También tuvo apoyos de electores a la izquierda de los socialistas y del centro-derecha. El ex presidente Felipe González, que participó en el acto de homenaje a su victoria a través de una intervención grabada porque se encuentra en Panamá, achacó el éxito a que "había en España una enorme aspiración de cambio".
El hundimiento de la UCD, el partido centrista que había pilotado la primera etapa de la Transición, obligó a un partido de izquierdas, como el PSOE, a afrontar tareas comunes a cualquier partido democrático, fuera de derechas o de izquierdas, como "la modernización del país y su aparato productivo; la descentralización del poder; la apertura de España a Europa y el fortalecimiento de la democracia, amenazada aún por la involución y el terrorismo", como Felipe González se encargó de subrayar como otro rasgo característico de su victoria y su mandato.
El ex presidente no sólo opinó sobre cómo veía su legado 25 años después. También lo hizo del trabajo de su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero. Lo que definirá al Gobierno de Zapatero cuando "acabe esta confusión crispadora", lo que quedará para la historia, será "la modernización, el aumento de la cohesión social y la ampliación de los derechos civiles", según González. El ex presidente eludió otros dos objetivos importantes de Zapatero en esta legislatura: el intento de terminar con ETA y la segunda generación de reformas de los estatutos de autonomía. Sí los citó Chaves, que subrayó la "línea profunda de continuidad" entre los Gobiernos de González y Zapatero en cuanto a "principios, valores e ideología".
Guerra no olvidó la proximidad de las elecciones -en los corrillos de simpatizantes, tras el recuento de la nostalgia, el tema dominaba las conversaciones- y vaticinó que el PSOE las ganará. Para ello se valió de frase de Mariano Rajoy de la semana y de su ironía: "A mí, mi primo, que ha reunido a 300 especialistas en sondeos, me ha dicho que no van a ganar las elecciones en marzo. Y si alguna vez las ganaran, lo que no parece que esté cerca, no podrán dar marcha atrás a los avances de la izquierda". En los 80 pasó, por ejemplo, con la legislación sobre el aborto, y hoy, con el matrimonio homosexual.
El PSOE subraya que su triunfo en 1982 consolidó la democracia
Guerra destaca el regreso al Gobierno de los vencidos en la contienda del 36
LUIS R. AIZPEOLEA - Madrid - 29/10/2007
El 28 de octubre de 1982 no llegó sólo la victoria de un partido. También significó el triunfo de la libertad, porque el PSOE no es una formación cualquiera. Fue uno de los partidos vencidos por el golpe de estado de Franco y la Guerra Civil (1936-39).
Guerra: "Mi primo me ha dicho que el PP no va a ganar las elecciones" González destaca las reformas sociales de Zapatero pero obvia los nuevos estatutos
Con esta reflexión, Alfonso Guerra, vicepresidente del primer Gobierno socialista tras la dictadura, valoró la trascendencia de la victoria socialista en su 25 aniversario. Para él significó la consolidación de la libertad en España, con el regreso al Gobierno, por la vía de las urnas, de quienes habían sido desposeídos por un golpe de Estado seguido de una guerra civil y una dictadura de casi 40 años.
La emoción que ayer transmitió Alfonso Guerra la compartían los centenares de personas que abarrotaron la sede socialista madrileña de la calle Ferraz. La afluencia sorprendió a los organizadores, de modo que muchas personas tuvieron que volverse a casa ante la escasez del aforo. La mayoría eran militantes y simpatizantes socialistas que hace 25 años participaron en aquel evento, ya hoy con la conciencia clara de que hicieron historia, como manifestaban con profusión de anécdotas sobre aquella jornada del 28-0.
Había un contraste entre los simpatizantes asistentes, en su mayoría veteranos, y los dirigentes, entre los que predominaba la nueva generación, con la excepción de Guerra y Manuel Chaves, actual presidente del PSOE, que oficiaron de maestros de ceremonias, y otros clásicos, como Alfredo Pérez Rubalcaba, Álvaro Cuesta o Matilde Fernández.
Alfonso Guerra explicó que la exposición 25 años, el triunfo del cambio, que ayer inauguró la Fundación Pablo Iglesias, que preside el ex vicepresidente, y que se prolongará hasta el 1 de diciembre, consta de tres partes: la salida de la dictadura; la campaña electoral y la victoria socialista de 1982 y sus consecuencias. En sus fotografías y cuatro vídeos están los momentos más relevantes de cada etapa: el intento de golpe de Estado de Tejero del 23-F de 1981, con su imagen en el Congreso; la imagen de Felipe González y Alfonso Guerra en el Hotel Palace la noche del 28-0 de 1982, y Felipe González firmando la entrada a España en la UE, en el Palacio Real y ante el Rey, en junio de 1985.
Alfonso Guerra reconoció el papel protagonista del antes muy denostado y hoy muy reconocido Adolfo Suárez -"venía de otro sitio", dijo, en alusión a su origen azul- en el desmontaje de la dictadura franquista. Pero 25 años después sigue sorprendiéndose de la rotunda victoria del PSOE el 28-O -202 diputados sobre 350-"cuando tan sólo cinco años antes aún estaba en la clandestinidad".
Guerra se detuvo en la segunda etapa, la de la victoria, y reconoció, 25 años después, cómo el PSOE no sólo cosechó el voto de la izquierda. También tuvo apoyos de electores a la izquierda de los socialistas y del centro-derecha. El ex presidente Felipe González, que participó en el acto de homenaje a su victoria a través de una intervención grabada porque se encuentra en Panamá, achacó el éxito a que "había en España una enorme aspiración de cambio".
El hundimiento de la UCD, el partido centrista que había pilotado la primera etapa de la Transición, obligó a un partido de izquierdas, como el PSOE, a afrontar tareas comunes a cualquier partido democrático, fuera de derechas o de izquierdas, como "la modernización del país y su aparato productivo; la descentralización del poder; la apertura de España a Europa y el fortalecimiento de la democracia, amenazada aún por la involución y el terrorismo", como Felipe González se encargó de subrayar como otro rasgo característico de su victoria y su mandato.
El ex presidente no sólo opinó sobre cómo veía su legado 25 años después. También lo hizo del trabajo de su sucesor, José Luis Rodríguez Zapatero. Lo que definirá al Gobierno de Zapatero cuando "acabe esta confusión crispadora", lo que quedará para la historia, será "la modernización, el aumento de la cohesión social y la ampliación de los derechos civiles", según González. El ex presidente eludió otros dos objetivos importantes de Zapatero en esta legislatura: el intento de terminar con ETA y la segunda generación de reformas de los estatutos de autonomía. Sí los citó Chaves, que subrayó la "línea profunda de continuidad" entre los Gobiernos de González y Zapatero en cuanto a "principios, valores e ideología".
Guerra no olvidó la proximidad de las elecciones -en los corrillos de simpatizantes, tras el recuento de la nostalgia, el tema dominaba las conversaciones- y vaticinó que el PSOE las ganará. Para ello se valió de frase de Mariano Rajoy de la semana y de su ironía: "A mí, mi primo, que ha reunido a 300 especialistas en sondeos, me ha dicho que no van a ganar las elecciones en marzo. Y si alguna vez las ganaran, lo que no parece que esté cerca, no podrán dar marcha atrás a los avances de la izquierda". En los 80 pasó, por ejemplo, con la legislación sobre el aborto, y hoy, con el matrimonio homosexual.
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