martes, 1 de junio de 2010

Los recuerdos del primer gobierno de Felipe González - 2002

EL PAÍS

Los recuerdos del primer Gobierno de Felipe González
Siete ministros recuerdan los obstáculos que afrontó el equipo de Felipe González al llegar al poder
EL PAÍS - Madrid - 22/10/2002
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) consiguió en las elecciones del 28 de octubre de 1982 una victoria histórica que permitió a la izquierda volver al poder en España después de más de 43 años. La mayoría absoluta lograda por la candidatura de Felipe González llevó al líder socialista a anunciar una nueva etapa: 'Ningún ciudadano debe sentirse ajeno a la hermosa labor de modernización, progreso y solidaridad que hemos de realizar entre todos', proclamó desde su cuartel electoral ya metido en la madrugada. EL PAÍS inicia hoy, con el testimonio de siete ministros del primer Ejecutivo socialista, la publicación de una serie de artículos sobre el vigésimo aniversario de aquella victoria.

Siete ministros del primer Gobierno de Felipe González -Joaquín Almunia, José María Maravall, Carlos Solchaga, Narcís Serra, José Barrionuevo, Tomás de la Quadra y Fernando Morán- rememoran la primera etapa de su mandato.

JOAQUÍN ALMUNIA 'Teníamos las ideas claras'
Joaquín Almunia tenía 34 años cuando su partido ganó las elecciones con un programa que él coordinó como responsable de Estudios y Programas. 'Felipe me llamó en un receso de su sesión de investidura y me dijo que tenía que ser el ministro de Trabajo', cuenta Almunia. Aceptó y se convirtió en el ministro más joven del Gobierno de González. Emoción, responsabilidad, preocupación; nunca miedo o inseguridad. 'Sabíamos que las dificultades eran enormes, pero teníamos las ideas claras de lo que había que hacer'. 'En el primer mes cambiamos el esquema de la contratación temporal; revalorizamos las pensiones, subimos el salario mínimo y preparamos el proyecto de ley de reducción de jornada a 40 horas'. En enero se firmó el Acuerdo Interconfederal.

Almunia, actualmente diputado y presidente de la Comisión de Presupuestos del Congreso, no señala una dificultad concreta para desarrollar su tarea. Apela a la situación económica de finales de 1982. 'La crisis era brutal; cuando llegamos al Gobierno se registraban 100.000 parados al mes; las cifras de parados en el Inem se multiplicaban cada día con jóvenes, con agricultores que se desplazaban de las áreas rurales a las ciudades y, además, con los españoles que volvían de la emigración'. Todo por hacer, recuerda Almunia.

'El gran ajuste económico, la reconversión, también la abordamos enseguida'. Para completar el cuadro asegura que 'entre las elecciones del 28 de octubre y la toma de primeras decisiones salió mucho dinero de España de sectores que no estaban seguros de qué ibámos a hacer'. Entre tanto, los sectores de la izquierda, sobre todo 'los organizados, como los sindicatos', pedían la redistribución de la riqueza, 'pero todavía no se podía, porque antes había que crearla'. Y claro, los primeros años, casi todo fue ajuste y pocas alegrías. Ahora bien, las pensiones se revalorizaron cada ejercicio. 'Los pensionistas ganaron en poder adquisitivo cada año casi tres puntos; algo que no se ha hecho en los años del actual Gobierno, y eso que son tiempos de vacas gordas'.

JOSÉ MARÍA MARAVALL 'Rescatar a Educación de los grupos poderosos'
José María Maravall llegó al Ministerio de Educación en una época en que a ese departamento se le denominaba en ambientes educativos 'monasterio de Educación', según recordaba ayer. Tal era, según él, 'la subordinación de la enseñanza pública respecto a la enseñanza privada, que en un 90% estaba controlada por la Iglesia. Por eso, uno de los primeros esfuerzos fue para rescatar a Educación de la supeditación a grupos de intereses poderosos. En aquella época era práctica habitual que representantes de esos sectores acudiesen al ministerio con los borradores ya redactados de órdenes ministeriales y de decretos, incluido el encabezamiento para su publicación en el BOE, a falta tan sólo de que el ministro pusiera la firma'.

Maravall se encontró al llegar a Educación con que no estaba aprobada ninguna de las leyes orgánicas de desarrollo de la Constitución en materia de enseñanza, por lo que la legislación era preconstitucional. 'Así que una de las primeras cosas que hice fue crear dos equipos: uno para elaborar la Ley Orgánica de Derecho a la Educación, y otro para redactar la Ley de Reforma Universitaria'.

Adoptó inmediatamente 'medidas para combatir la desigualdad de oportunidades', que a su juicio estaba mucho más extendida en España que en otros países de la Comunidad Europea. 'La primera medida legal fue un decreto de Educación Compensatoria, por el cual se proporcionaban más recursos a los estudiantes con menos rentas o con más necesidades educativas'.

Maravall recuerda con orgullo que, a propuesta suya y después de un fuerte debate con el entonces ministro de Economía, Miguel Boyer, 'el Gobierno dedicó al Ministerio de Educación la mayor ampliación presupuestaria, y destinó 13.000 millones de pesetas a una subida salarial a los profesores para el año 1983'.

CARLOS SOLCHAGA 'Tuvimos muy en cuenta lo que hacían en Francia'
El Gobierno socialista llegó al poder cuando la economía española pasaba por su séptimo año consecutivo de crisis industrial. Una crisis atribuible a la subida de los precios del petróleo y que llevó en pocos años a situar la tasa del desempleo en el 17% de la población activa, viniendo de tasas del 4%. También la subida de precios se movía a ritmo de galope, con crecimientos anuales del 14% y el 15%. Eran los años en los que se acuñó el término 'estanflación'. Carlos Solchaga formaba parte en 1982 del equipo económico del primer Gobierno del PSOE. Asumió primero responsabilidades en Industria, y después llevó la cartera de Economía. 'Nosotros tuvimos muy en cuenta lo que en esos años estaban haciendo los socialistas franceses, que intentaron reactivar la economía con una política monetaria expansiva de bajos tipos de interés. También aumentaron el gasto público y emprendieron una serie de nacionalizaciones. El resultado no fue positivo, y sólo consiguieron destruir la confianza en su economía'.

En España, el equipo económico del PSOE eligió otros derroteros, tras ver la mala experiencia de Francia, país que a su mayor potencial económico sumaba estar en la Comunidad Europea. 'Se trataba de sanear la economía para volver a crecer. Así, comenzamos con la devaluación de la peseta y optamos por una política monetaria restrictiva con altos tipos de interés. La tercera pata de este saneamiento era la reconversión industrial, que inició tímidamente la UCD. Esta reconversión de sectores como el siderúrgico y naval, y que se extendió al sector bancario (Banca Catalana, Rumasa, Hispano Americano), fue muy positiva en cuanto a la credibilidad que ganó el Gobierno del PSOE frente a los agentes económicos. Tanto inversores extranjeros como los empresarios españoles entendieron que el nuevo Gobierno era capaz de tomar medidas impopulares y hacer sacrificios en busca del beneficio general'.

La política de saneamiento dio frutos con prontitud. 'La inflación bajó poco a poco para situarse en niveles del 8%, y el PIB empezó a crecer a tasas más elevadas. Además, se saneó la balanza de pagos, lo que supuso un fortalecimiento de la peseta frente a otras divisas'. Después de este proceso, y ya con la adhesión de España a la Unión Europea en julio de 1985, la economía española logró importantes crecimientos en torno al 5% anual.

Solchaga considera uno de los logros más importantes de las primeras legislaturas del PSOE hacer que el sistema fiscal funcionase para luchar contra el fraude. 'Conseguimos que empezasen a pagar sus impuestos los agricultores propietarios, comerciantes, autónomos y profesionales liberales. En estos grupos de población había un elevadísimo fraude fiscal, frente a obreros y empleados que cumplían sus obligaciones con Hacienda. Los nuevos recursos captados constituyeron la base para la financión de la inversión pública hasta 1992 y para crear el Estado del Bienestar. Se fijaron las pensiones no contributivas, se extendió la sanidad a la totalidad de la población, se duplicó el gasto público en educación y se multiplicó por diez el dinero destinado a becas. Unas inversiones y unas mejoras muy importantes que lamentablemente no está siguiendo la actual Administración', concluye.

NARCÍS SERRA 'La prioridad era acabar con el golpismo''
Cuando Felipe González habló con el entonces alcalde de Barcelona, a mediados de septiembre de 1982, éste consiguió convencerle de que aún tenía mucha tarea por hacer y era mejor que buscase otro candidato para el Ministerio de Defensa. Cuando volvió a insistirle, a mediados de octubre, ya no se pudo negar. Entre ambas fechas se produjo un hecho decisivo: el descubrimiento del compló del 27-O, que planeaba un golpe de Estado para la víspera de las elecciones generales. 'Quedaba claro que había que resolver el problema del golpismo y ésa era la primera prioridad de todas, sin la cual ninguna de las demás podía realizarse', recuerda ahora Narcís Serra.

El 2 de diciembre se despidió del ayuntamiento y voló a Madrid. En el Cuartel General del Aire le esperaban su antecesor, Alberto Oliart, el secretario de Estado, Eduardo Serra, quien sería primer ministro de Defensa del PP casi una década después, y los miembros de la cúpula militar. Defensa carecía entonces de sede y el único colaborador que se trajo de Barcelona, Lluis Reverter, preparó esa misma tarde la toma de posesión, celebrada al día siguiente en el Cuartel General del Ejército.

'Pese a los recelos que algunos pudieran tener, que se manifestaban en las visitas a determinadas unidades, creo que fui bien recibido. En el momento en que llegué había un cierto bloqueo en la Junta de Jefes de Estado Mayor, cuyos miembros no se ponían de acuerdo ni en materia presupuestaria, así que incluso por razones internas convenía que alguien de fuera ejerciera como árbitro'.

La consigna de Serra en aquellos primeros meses fue transmitir tranquilidad. Se tomó casi un año de reflexión antes de presentar, en el verano de 1984, la reforma de la ley de Criterios Básicos de la Defensa Nacional, que consagraba la subordinación de las Fuerzas Armadas al Gobierno legítimo. Algunas medidas, sin embargo, no podían esperar tanto.

El 7 de diciembre, en el primer Consejo de Ministros, se decidió congelar la integración de España en la OTAN, una fórmula que suponía seguir en todos los que comités aliados a los que ya se había incorporado, bajo el principio de ni un paso adelante, ni un paso atrás y que a la larga permitiría el giro proatlantista del PSOE.

Al día siguiente, festividad de la Inmaculada, patrona de Infantería, Felipe González y Narcís Serra acudieron a la base de la División Acorazada Brunete. 'Fue un gesto que los militares entendieron y agradecieron, pues demostraba la importancia que el presidente daba al tema militar', explica Serra. Apenas un mes antes, el 4 de noviembre, tras la victoria socialista pero antes de constituirse el Gobierno, ETA había asesinado al general Víctor Lago Román, jefe de la división más potente del Ejército, acuartelada a las afueras de Madrid. Se trataba de una provocación directa a las Fuerzas Armadas, acosadas por terroristas y golpistas. 'Tras el resultado electoral, tan claro y contundente, un golpe de Estado ya no era viable, pero al menos potencialmente el riesgo seguía existiendo y en aquel momento no podíamos menospreciarlo', recuerda Serra.

JOSÉ BARRIONUEVO 'ETA cometía más de 50 asesinatos al año'
'Cuando acepté la propuesta de Felipe González para ser ministro del Interior', recordaba ayer José Barrionuevo, 'tuvimos una conversación que dejó muy patente que en la II República un punto débil que contribuyó a truncar aquella experiencia democrática fueron los problemas de inseguridad ciudadana y de orden público, y que eso no podía ocurrirnos a nosotros. A comienzos de los años 80, ETA cometía más de 50 asesinatos al año. También tenían actividad terrorista los GRAPO, Terra Lliure, los Comandos Autónomos Anticapitalistas y el Exército Guerrilheiro do Pobo Galego Ceibe, y había brotes de violencia de extrema derecha'.

ETA recibió la victoria socialista con un atentado sólo dos días después de conocerse los resultados. Barrionuevo recuerda con nitidez que el 31 de octubre la banda terrorista hizo estallar un coche bomba al paso de un vehículo de la Policía Nacional en Vitoria. Murió un agente y quedó herido muy grave un sargento. Pocos días después, el 5 de noviembre, dos etarras asesinaron, con disparos de metralleta, al general jefe de la Brigada Acorazada Brunete, Víctor Lago, y dejaron malherido al soldado conductor. 'Faltaba un mes para mi toma de posesión y ya acudí a mi primer funeral de un servidor del Estado asesinado por ETA'.

'El 18 de noviembre', prosigue Barrionuevo, 'varios etarras tirotearon en Rentería a un grupo de obreros, y murió uno de ellos. Cuando tomé posesión como ministro estaba secuestrado el industrial de Zumárraga Esteban Orbegozo. Ése fue el recibimiento que nos dio ETA'.

Acudió a su primer funeral como ministro sólo diez días después de haber tomado posesión -ETA mató a un guardia civil en Tolosa- y recuerda que se emocionó durante las palabras que ponunció en otro acto religioso, por dos guardias civiles asesinados, la víspera de Nochevieja, en Irún. 'Un oficial de la Guardia Civil se me acercó y me preguntó que si podíamos hablar un momento. 'Quería decirle', me transmitió, 'que otros compañeros y yo teníamos dudas de cuál sería la actitud de este Gobierno. Después de oírle, no tenemos ninguna duda. Sepa que cuenta con nosotros'.

El Ministerio del Interior, que relevó a todos los gobernadores civiles y a los principales jefes superiores de Policía, no cambió al director general de la Guardia Civil, José Aramburu Topete. En ese instituto armado trató de encontrar para puestos de responsabilidad a mandos que mostraran más sintonía con la democracia a la vez que preparaba medidas para desmilitarizar la Policía Nacional, según Barrionuevo.

Una de las primeras iniciativas que éste tomó en la estrategia antiterrorista fue la búsqueda del apoyo de Francia, para lo cual se entrevistó con el entonces ministro de Defensa, Gaston Deferre. A su juicio, eso ayudó a obtener la comprensión y solidaridad de Francia. 'Entonces nos encontrábamos muy solos. Yo me alegro de las solidaridades que hay ahora, de la judicatura, de los medios de comunicación... Solidaridades que muestran personas que entonces nos la negaron a nosotros, que decían que éramos muy intransigentes y que debíamos dialogar con los nacionalistas'.

TOMÁS DE LA QUADRA 'Fuimos más allá que la Segunda República'
Tomás de la Quadra asumió la cartera de Administración Territorial en plena vorágine autonómica. Estaba muy reciente la aprobación de los estatutos vasco, catalán, gallego, navarro, andaluz, riojano y cántabro, y se habían firmado los primeros pactos autonómicos entre la UCD y el PSOE. A él le correspondió negociar los demás estatutos, esto es, diez; decidir qué autonomías se decantaban por la vía rápida o la vía lenta; definir el nuevo modelo de financiación autonómica; establecer el Consejo de Política Fiscal y Financiera y afrontar el reto de los entes locales a través de la Ley de Bases de Régimen Local.

El gran diseño de la operación autonómica que emprendió ya estaba recogido en la Constitución y, por tanto, no tuvo que plantearse especiales improvisaciones. Confiesa que sólo tuvo dudas con la autonomía vasca y que procedía de la inquietud que generaban los líderes nacionalistas, que desde un principio dijeron que el Estatuvo era de 'mínimos', con lo que abrían incertidumbres de futuro.

No le cabe duda de que el Estado de las autonomías, tal y como lo define la Constitución y su desarrollo posterior, es una 'operación generosa que fue más allá que la Segunda República'. Con los años, el primer ministro socialista de Administración Territorial se ha reafirmado en la importancia histórica de la operación autonómica en España como un hecho que ha quedado en el 'subconsciente colectivo'. 'Incluso en la controvertida situación vasca, su autonomía es un referente que da respuestas en estos momentos de incertidumbre', dice.

FERNANDO MORÁN 'Teníamos todo preparado dos años antes'
Fernando Morán, primer socialista ministro de Asuntos Exteriores, entre diciembre de 1982 y julio de 1985, cuenta cómo vivió aquella fecha histórica: 'Yo era candidato al Congreso por Jaén, pues aunque no lo consideraba necesario, Felipe González me lo había pedido encarecidamente. Me enteré del resultado electoral por la radio, en el tren de regreso a la capital jienense, tras votar en Madrid'. 'Recuerdo con especial atención que teníamos preparadas todas las grandes decisiones desde dos años antes. Así, en el primer Consejo de Ministros adoptamos decisiones de envergadura, desde una devaluación, leve, de la peseta, hasta la apertura de le verja de Gibraltar a peatones, más el relanzamiento de los grandes asuntos europeos desde Bruselas, adonde viajé con instrucciones del Gobierno para fijar posiciones con respecto a la OTAN'. ¿Cuáles eran estas posiciones respecto a la Alianza? 'Habíamos discutido y pensado en no denunciar la adhesión, mantenernos dentro de ella pero sin integrarnos en el aparato militar. Aún no estaba decidido si someterlo a referéndum, cosa que se hizo posteriormente, cuando yo ya no era ministro'. Para el diplomático asturiano, de aquel día hay una anécdota muy singular: 'Alfonso Guerra había vaticinado que obtendríamos 202 escaños; y así fue'.

Anabel Díez, Juan G. Ibáñez, Luis Aparicio, Miguel González, Luis R. Aizpeolea y Rafael Fraguas

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