viernes, 20 de marzo de 2009

30 aniversario del asesinato de Fuentes Mohr y Colom Argueta


LA HORA

Dos mártires de la socialdemocracia

Por Eduardo Villatoro - Guatemala, 16 de enero de 2009

Cuando escribo estos apuntes aún no he leído La Hora de ayer, pero conforme lo que conversé previa y telefónicamente con él, presumo que mi compañero columnista Félix Loarca Guzmán abordó en su espacio habitual el mismo tema que yo intento enfocar, es decir, los homenajes que se rendirán a los destacados dirigentes socialdemócratas Manuel Colom Argueta y Alberto Fuentes Mohr, con ocasión de conmemorarse el trigésimo aniversario de la inmolación de ambos mártires.

En lo que a mí respecta, tuve una especial relación personal con Colom Argueta, básicamente porque durante su brillante gestión en la alcaldía del municipio de Guatemala, en el período de 1970 a 1974, yo era reportero de la fuente informativa en el Centro Cívico de los desaparecidos diarios La Nación y El Imparcial, sucesivamente, y de esa relación entre funcionario edil y periodista surgió una cordial amistad que perduró hasta su vil asesinato el 22 de marzo de 1979, al igual que con otros dirigentes del Frente Unido de la Revolución (FUR), entre los cuales sobreviven Américo Cifuentes Rivas y Carlos Duarte, entre otros, quienes han mantenido vivo el legado histórico de Manuel.Al malogrado Fuentes Mohr únicamente lo traté unas pocas ocasiones, cuando lo entrevisté en su calidad de ministro de Hacienda y Crédito Público (hoy Finanzas) y de Relaciones Exteriores, durante la administración del presidente cautivo Julio César Méndez Montenegro, cuando me correspondía cubrir la información noticiosa en esas carteras ministeriales para el también desaparecido diario El Gráfico.Pero lo anterior es sumamente irrelevante de cara al desempeño de Colom Argueta y Fuentes Mohr en su calidad de líderes de dos corrientes políticas que, al contrario de las fuerzas insurgentes que se alzaron en armas contra los regímenes militares de la época, escogieron el camino de la oposición pacífica para luchar por sus ideales democráticos, lo que, a la postre, los costó la vida a los dos, coincidentemente en un mismo sector de la ciudad y con pocas semanas de distancia, puesto que el que había sido canciller fue ametrallado el 25 de enero de 1979 en la esquina de la 1ª. calle y Avenida la Reforma, zona 9, mientras que el líder del FUR fue ultimado la fecha que ya cité (22 de marzo del mismo año) en la 5ª. calle y 3ª. avenida, también de la zona 9.Hace varios años, desde esta columna solicité al concejo municipal capitalino que se bautizara con el nombre de Manuel Colom Argueta a la calzada San Juan, a manera de reconocimiento a su visión urbanista, y que también fuera denominada con el nombre del ex alcalde Ramiro Ponce Monroy la calzada Roosevelt, en homenaje a su valiosa gestión al frente de la municipalidad de Guatemala. Meses más tarde, durante una breve conversación, el alcalde Álvaro Arzú me explicó que el tramo que conecta el anillo periférico (oficialmente denominado bulevar Adolfo Mijangos López, otro mártir revolucionario) con la Universidad de San Carlos lleva el nombre de Manuel.Sin embargo, por medio del abogado Cifuentes Rivas me acabo de enterar de que en la sesión del 16 de abril del año anterior, el concejo municipal metropolitano designó con el nombre del malogrado alcalde Colom Argueta a la 5ª. calle de la zona 9, y con el nombre de Alberto Fuentes Mohr a la 1ª. calle de esa zona, como un reconocimiento a la contribución cívica y política de ambos líderes socialdemócratas para la consolidación de la democracia en Guatemala.Esos acuerdos municipales fueron resultado de las gestiones de Cifuentes Rivas, Mario Luján Muñoz, Carlos Antonio Morales Molina, Arturo de León, Danilo Rodríguez Gálvez y el ex alcalde José Ángel Lee Duarte, quienes argumentaron que Colom Argueta y Fuentes Mohr fueron destacados opositores al régimen militar oligárquico y líderes populares de amplio reconocimiento nacional e internacional.Estos mismos ciudadanos han integrado un comité o comisión que organizará diferentes actividades cívicas, académicas y políticas, al cumplirse 30 años de la inmolación de los dos líderes socialdemócratas, para evitar que el oficialismo pretenda tomar su bandera de lucha y sacrificio.(Al leer un viejo volante electoral que dice "Alcalde Lee", Romualdo Tishudo exclama: -¡Ni modo que un alcalde no supiera leer!)

PRENSA LIBRE

25 de Enero de 2004

Maite Garmendia

El delito de querer una Guatemala justa y libre

Hoy se cumplen 25 años del asesinato de Fuentes Mohr

Denunciar la represión política o luchar por una Guatemala equitativa y libre podía costar la vida. Era una época en la que no se veía extraño llevar una corbata negra en el bolsillo, por aquello de que mataran a un amigo. Fue en esos años cuando asesinaron a Alberto Fuentes Mohr.
El 25 de enero de 1979, el reloj estaba a punto de marcar las 13:30 horas. Sobre la avenida La Reforma, rumbo al sur, el diputado Fuentes Mohr se dirigía a la casa del entonces vicepresidente Francisco Villagrán Kramer. Nunca llegó. Una veintena de balazos puso punto final a su vida.
El riesgo que por aquel entonces conllevaba la actividad política no era nueva para él. Había una fuerte presión de parte del Estado.
En otras ocasiones, quienes se oponían a las reformas sociales eran grupos económicos conservadores.
Eso sucedió en 1968, cuando Fuentes Mohr, ministro de Hacienda, intentó hacer una reforma fiscal y se lo impidieron.
Así lo da a conocer él mismo, en su libro “Secuestro y prisión”.
Dos veces retenido
“Lo secuestró la guerrilla en 1970 –cuando era ministro de Relaciones Exteriores, durante el gobierno de Julio César Méndez Montenegro–, pero yo creo que fue más peligrosa la detención en el gobierno de Arana Osorio, porque lo desaparecieron unos días. Tenía temor de que lo pudieran torturar”, recuerda su hijo Juan Alberto Fuentes Knight.
Después de su liberación, cuenta el informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico (CEH), partió al exilio y “residió algunos años en Costa Rica, donde se dedicó a la docencia”. Antes había iniciado una importante carrera en las Naciones Unidas como economista.
Su sueño, Guatemala
Como muchos de sus coetáneos, Fuentes Mohr no flaqueó en el esfuerzo por transformar Guatemala y liberarla de quienes se creían sus dueños y señores.
En 1974 regresó al país y fue candidato a la vicepresidencia, apoyado por el Frente Nacional de Oposición, junto a Efraín Ríos Montt.
Según la CEH, la centroizquierda –corriente a la que pertenecía Fuentes Mohr– consideraba que la única manera de llegar al poder era postulando a la Presidencia a un militar.
Al haber ganado esos comicios, el oficialismo militar impuso sus candidatos. El fraude electoral estaba consumado.
“Hubo manifestaciones, y él salió a las calles a liderarlas. Ríos Montt era el candidato presidencial, pero fue Alberto quien sacó la cara y estuvo presente”, relata Miguel Angel Alvizures, ex sindicalista.
Hacia el Congreso
Su participación política no terminó ahí. En 1978, en la época de Romeo Lucas García, llegó al Congreso como representante de Quetzaltenango, su departamento de origen.
“Era un hombre de diálogo, y con gran espíritu de lucha”, recuerda Carlos Gallardo Flores, su compañero de bancada por el Partido Revolucionario Auténtico, que se convertiría en el partido Socialista Democrático (PSD).
Fue entonces, después de una de las sesiones plenarias, cuando lo mataron. El presagio que más de una vez externó se cumplió.
Su amigo Mario Aníbal González, en un texto publicado en 1999, en el documento “Por el delito de pensar”, rememora lo sucedido.
“El 25 de enero de 1979, día aciago, al mediodía, habíamos suscrito el acta de fundación del PSD y estrechamos por última vez la mano de Alberto (...). Media hora más tarde caía nuestro amigo y dirigente Alberto, abatido por las balas de los enemigos de la inteligencia, de la democracia y de Guatemala”.
Reseña histórica: Época oscura
La muerte de Fuentes Mohr no fue la primera, ni la última. Pensar diferente era “razón” para ser abatido a tiros.
• El 25 de enero de 1979 fue asesinado Alberto Fuentes Mohr, durante el gobierno de Romeo Lucas García. Dos meses después, fue ultimado Manuel Colom Argueta.
• El informe de la Comisión de Esclarecimiento Histórico señala que “fueron víctimas de la acción premeditada de agentes del Estado”.
• Agrega que sus casos son parte de “la represión estatal clandestina de carácter selectivo, utilizando métodos criminales contra opositores políticos”.
• La justicia no ha llegado para esos líderes. Lo que queda ahora es no olvidarlos. Hoy a las 11 horas se le rinde homenaje a Fuentes Mohr en la avenida Reforma, zona 10, frente al Jardín Botánico.
Recuerdos y anécdotas
Palabras de quienes conocieron, en lo personal o profesional, de cerca o de lejos, a Alberto Fuentes Mohr.
Juan Alberto Fuentes Knight
“Lo que él me transmitió con mucha fuerza fue el amor a Guatemala. Mi papá no nos dejó casas o riquezas, pero sí un legado. Al recordarlo, dos palabras clave son libertad y dignidad, propias de un demócrata. Mucha gente le dijo que no volviera a Guatemala, pero se arriesgó. Después de su muerte, se vio cómo se desintegraba un proyecto político, incluso una familia. Era como quedarse sin la persona que conduce”, relata el hijo de Fuentes Mohr.
Miguel Ángel Alvizures
“Era una de las personas honorables. En 1978, políticos y movimientos sociales empezamos a crear un Frente Democrático contra la Represión. Era necesaria la modernización del Estado y la transformación de Guatemala. Desgraciadamente, cuando se constituyó el Frente, ya no estaba él. Los grupos de matones andaban por todos lados. Fue una época en la que no había presos políticos, sólo asesinatos políticos”, recuerda el sindicalista.
Américo Cifuentes
“Alberto pertenece a la segunda generación que creó la Revolución de Octubre. El era un profesional de alta calidad (...). No nos conocimos muy de cerca. Él estaba en el Partido Revolucionario y yo en el Frente Unido de la Revolución, de Manuel Colom Argueta. Pero tanto Alberto como Manuel entendieron la problemática de Guatemala y unieron esfuerzos, lo cual causó temor en la extrema derecha, por lo que fueron sacrificados. Ellos han dejado escuela”, expresa.
Alfonso Bauer Paiz
“Conocí a Alberto desde niño, porque era vecino de su padre, Alberto Fuentes Castillo, un quetzalteco muy distinguido y gran patriota, que heredó a sus hijos esas cualidades. Recuerdo cuando Fuentes Mohr fue ministro de Hacienda, y no le dejaron hacer una reforma fiscal. Ojalá los políticos de ahora fueran así (...). Lo mataron los mismos que quisieron matar a todos: un grupo de militares y algunos civiles igual o peores”, indica quien fue ministro de Economía en los gobiernos de Arévalo y de Arbenz

1 comentario:

  1. I knew Alberto to be a man who loved his family. He took a great interest in his children's education and was determined that they speak several languages as he saw that as the essence of education. He loved his country and its people to an extraordinary degree and believed in fate. He spoke as though he was quite willing to give his life for his country and that being a martyr would be a badge of honor. One felt he carried heavy burdens because of his strong convictions and total commitment to them and that he, perhaps, had little time for laughter or leisure. He lived for his people. He died for his people. However, sadly, those family members left behind lost precious moments of shared joy and living. I am happy that his life has finally been recognized by the country and people he loved. He was a very special person and friend.

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